vol. 3

HyunJin esperaba pacientemente la llegada del rubio de ojos oceánicos. Después de planear su primer movimiento la tarde anterior, esperaba que todo saliera a la perfección, tal y como había quedado.

—¡Hey, YeRim!

La chica de cabellos negros se giró sobre sus talones, quedando por completo dentro del campo de visión del mayor.

—HyunJin, buen día, hola — saludó ella con una bonita sonrisa colándose por sus labios —, siempre llegas tarde, ¿Sucede algo?

HyunJin negó sonriente, sabiendo que efectivamente iba a ser raro llegar temprano justo en un día tan frío como ese.

—Nada, lo mismo que te pedí ayuda hace unos días — la chica asintió, recordando fugazmente lo que había hecho por su amigo días atrás.

—Oh ya — HyunJin le incitó a seguir hablando con varios asentimientos de cabeza —. No te preocupes HyunJin, mis amigas y yo hemos estado manteniendo vigilancia, así que no hay más bromas pesadas de por medio. Es tu turno de actuar.

El castaño rió en cuanto la chica golpeó su hombro con suavidad.

—Bien, bien, gracias por tu ayuda, YeRim.

HyunJin atrajo a la chica contra su cuerpo, sintiéndose feliz por la ayuda que aquella junto con su grupo le estaban brindando.

—Sabes que no es nada, HyunJin, es un placer para nosotras — murmuró YeRim, soltándose del abrazo del más alto —. Y no te molesto más, sigue con tu misión, Romeo Floral.

Ambos ríeron a la par, YeRim despidiéndose casi al instante del mayor con el pretexto de tener algo que atender en su clase, aún sabiendo bien que ese día la primera hora les sería libre a todos los de la clase de arte.

HyunJin negó rápidamente, ignoró el asunto con su amiga justo para enfocarse en lo importante que debía de hacer, sí aquello no le ayudaba para nada en acercarse a Felix, lo vería como un completo fracaso.

Se acercó a su casillero con pasos sigilosos, evitando acaparar miradas que sólo le pondrían más nervioso de lo que iba a hacer. Una vez que introdujera la clave de su casillero, lo abrió sacando de él una bonita pintura que había terminado aquella madrugada, junto con un sobre adornado de pequeños y llamativos girasoles.

Sonrió para sus adentros cuando vio lo que llevaba en sus manos, enseguida cerró su casillero para dirigirse al que llevaba teniendo en vista los últimos días. Una vez que se aseguró que nadie andaba por aquellos pasillos, se acercó dispuesto a seguir con su tarea.

—¿Qué te traes, idiota?

Aquella voz le hizo sobresaltar en su lugar, temeroso se giró sobre sus talones, encontrándose con un par de ojos marrones penetrándole de forma dura.

—¡Eres un tonto! — el rostro pálido de su mejor amigo se asomó divertido —. ¡Debiste haber visto tu cara!

HyunJin rodó los ojos con notable fastidio, no contaba en tener aquel encuentro con el de cabellos negros.

—Dios, Chan, cállate como un demonio — murmuró HyunJin girándose nuevamente, abriendo el casillero frente a él para adentrar los objetos que llevaba consigo.

—¿Qué haces, Hyun? — preguntó Chan a su lado, con un gesto total de confusión —. Ese no es tu casillero, ¿Por qué guardas ahí tu cuadro?, Mira que vale muchísimo en la calificación y si lo dejas a cualquiera, estás arriesgando mucho.

—No importa — interrumpió HyunJin, acomodando el sobre frente a la bonita pintura —. Vale la pena.

Bang le miró con una ceja enarcada, sin saber por completo a qué se debía la actitud tan desinteresada de su amigo.

—Está bien... — Chan dejó sus palabras en el aire, viendo atentamente cada movimiento de su amigo, volviendo a la realidad cuando vio tres cabelleras girando por uno de los pasillos a dónde estaban ellos —, ¡Oh!, ¡Es verdad!, Necesito contarte algo, Hyun.

HyunJin ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar pues ya se encontraba arrastrado por su mejor amigo fuera de ahí.  Sin darle la oportunidad de siquiera ver la reacción del rubio una vez viera su maravillosa sorpresa.

Felix por su parte, caminaba junto con SeungMin y SeungYeon rumbo a sus casilleros. El rubio jalaba de su tanque de oxígeno levemente, intentaba no dañarlo pues sabía que aquel era grandiosamente costoso, y no quería hacer gastar a sus padres de más cuando su último tanque nuevo le había durado una simple semana.

—Entonces papá se enojó, pero no creo que sea mi culpa, es decir, ¡Él había robado mi rebanada de pastel de chocolate el otro día!, Yo quería cenar y cuando volví, ¡Oh!, Ya no estaba.

SeungMin y Felix reían ante lo que SeungYeon contaba, completamente en su mundo donde sólo existían ellos tres.

—Además, yo no me comí su postre de zarzamora con queso — prosiguió SeungYeon, totalmente fastidiado por lo ocurrido aquella mañana —. ¡Fue SeungMin el que lo comió!

Felix siguió ríendo, ignorando por completo la pelea que aquel par de hermanos había comenzado.

—Chicos, están peleando cerca de mi casillero — agregó Felix interrumpiendo la falsa discusión que aquellos dos habían iniciado —. Y les recomiendo que se abran paso, sí no quieren que cincuenta inhaladores caigan sobre ustedes.

SeungMin chasqueó la lengua totalmente disgustado, dejando de lado su pelea con su hermano para centrarse en lo que su mejor amigo le había dicho.

—Felix, debes poner un alto a estas burlas — murmuró SeungMin con un semblante de pocos amigos —. No es gracioso y no es bueno que te humillen de esa forma.

—Estoy de acuerdo — agregó SeungYeon metiéndose a la conversación —. Lix, haznos caso.

—Lo he hablado con mis padres — aseguró el rubio, esperando que aquello calmara a sus amigos de alguna forma —. Les he dicho que si las burlas no cesan, yo mismo me encargaré de reportarlo a los superiores.

SeungMin rodó los ojos con molestia, acercándose más al casillero de Felix demostrando que este se encontraba sin candado.

—No creo que cesen de la nada, Lix.

Felix gimió lastimero. Se acercó a su casillero, abrió la puerta cuidadosamente esperando que alguna broma pesada cayera sobre, aumentando su sorpresa cuando en su lugar caía un sobre amarillo adornado con stickers de girasoles.

—Wow, todos esos imbéciles sí que son ingeniosos, eh — soltó SeungMin, apoyándose contra las demás taquillas a los costados —. Ahora disfrazar sus amenazas con bonitos estampados.

Felix abrió el sobre ignorando las palabras de su amigo por completo, cerró su casillero nuevamente antes de levantar el sobre que había caído al piso.

—¿Qué es lo que dice? — preguntó SeungYeon, acercándose más al rubio para poder ver qué tenía escrito.

—No sé, es lo que voy a ver — murmuró Felix por lo bajo, alejando a su amigo para que pudiera abrir el sobre con mayor comodidad.

Dentro del sobre había una hoja perfectamente doblada, grabada en cursiva la fecha de ese día.

—¿Y bien?, ¿Qué pasa? — inquirió SeungMin acercándose al ojiazul justo como su hermano hace unos minutos atrás.

—¿Lix?

Ambos hermanos se miraron entre sí al ver unas lágrimas asomarse por los orbes oceánicos de su mayor. Felix tapó sus ojos con la manga de su suéter, alentándose a sí mismo de no ponerse a llorar justo en ese momento.

—Lix, intenta calmarte, ¿Bien? — habló SeungMin con suavidad, poniéndose a un lado del rubio mientras dejaba ciertas caricias cariñosas en su espalda —. Estamos aquí contigo, no te preocupes.

SeungYeon miraba la escena atentamente, esperando a que su hermano terminara por tranquilizar al ojiazul, para así tener una respuesta fundamentada y saber con exactitud qué era lo que le sucedía.

—¿Crees que mis ojos son bonitos como el océano?

La pregunta repentina de Felix tomó a ambos Kim de sorpresa, el rubio les miraba ansioso por recibir una respuesta, para creer efectivamente toda palabra grabada en la hoja blanca.

—Tus ojos son más bonitos que el océano, Lix — respondió SeungMin simple, dejando un suave beso en la frente lechosa del contrario —, ¿Puedo leer que dice la carta?

Felix miró la hoja arrugada sostenida en su mano, asintió levemente mientras la extendía a su mejor amigo para que pudiera saber cuál era su contenido.

SeungMin leía atentamente cada palabra, bajo la atenta mirada de SeungYeon que no podía más con la curiosidad.

—Lix, esto es hermoso.

Felix asentía aún con la mirada gacha, intentando calmar las lágrimas que caían por sus rosadas mejillas.

—¿Qué es lo que dice, Min? — preguntó SeungYeon, dispuesto a terminar con todo el sentimiento ansioso que lo consumía.

SeungMin aclaró su garganta dispuesto a leer la carta en voz alta, pensando que por primera vez el club de declamación tenía sus frutos.

—Cito; El girasol es el símbolo del Sol, simboliza amor y admiración. Pero también la felicidad, la vitalidad, el positivismo y la energía. Es curioso que sólo nos hemos visto un par de veces, pero no dudo que todo lo que simboliza un girasol lo simbolices tú para mí. Desde la primera vez que me miraste con esos ojos oceánicos tuyos, tuve el temor de ahogarme en ellos, pero ahora no existe terror en mi ser si eso sucede, es más, estaría completamente agradecido de verme por siempre reflejado en ese azul tan etéreo como el océano.

SeungYeon aguantaba todo grito descontrolado de emoción, mientras que Felix seguía cubriendo su rostro, pues ahora que alguien le canturreaba aquello al oído, sentía una ola de tranquilidad envíada a su alma.

—Para finalizar, espero que te haya agradado mi presente, quizá la forma en la que lo entregué fue algo brusca, pero sigo siendo tímido para entablar una conversación contigo. Perdón por eso, Felix. Sí te ha gustado lo que te he traído, prometo que lo siguiente lo entregaré cara a cara. Con esta promesa hecha me despido. Espero tengas un buen día, mi Girasol. H. H.

SeungMin dobló la hoja para guardarla nuevamente en el sobre, ignorando por completo los gritos que emitía su hermano.

—¿Te encuentras mejor, Lix?

El rubio asintió pegándose al cuerpo del más alto, tomándolo por sorpresa, sabiendo que este detestaba mucho lo cargosas que podían ser las muestras de afecto.

—¿Entonces? — se metió SeungYeon, interrumpiendo el abrazo de los contrarios —, ¿Qué más trajo el Girasol?

SeungMin soltó varias risitas divertidas mientras giraba los ojos :—¿En serio, Yeon?, ¿Girasol?

El pelinegro asintió eufórico :—¡Sí!, ¿Cómo pretendes que lo llame?, ¿H. H.?, Por favor solo conozco a dos personas con la inicial H y una es mamá.

Los gemelos sintieron su corazón encenderse cuando escucharon la risa de Felix colarse por sus oídos, sintiendo calma desde que habían llegado a ese lugar.

—Supongo que sí esto no es una broma, el otro presente debe de estar en el casillero — murmuró Felix, alejándose un poco de SeungMin.

—¿Vas a buscarlo? — SeungMin dió un codazo a su hermano para que se callara, siendo esto casi en vano, pues Felix ya había dado unos pasos hacia su casillero.

Mordió su labio inferior con fuerza, pensando en sí era buena idea ilusionarse esperando que dentro de su casillero le esperara otra cosa que no fuera una broma pesada, sino dañaría su corazón más que una simple burla.

—Le patearemos el trasero a quien sea, sí esto resulta una estupidez — murmuró SeungMin contra el oído del ojiazul, provocándole reír con diversión y temor al mismo tiempo.

Felix resopló, tomándose el tiempo de abrir con sumo cuidado la puerta metálica que cubría su casillero. Sus orbes azules parecían el mismo océano que mencionaba en la carta, sólo por lo que había visto.

—Esto es...

SeungYeon calló al instante igual que SeungMin, que hacían pasmados en sus lugares por el cuadro que relucía en colores brillantes.

Se trataba de un campo de girasoles pintados con un bonito océano de fondo, dónde el Sol junto con varias nubes se reflejaban. No había duda que quien estuviera detrás de dicha pintura era todo un artista, uno que no pararía hasta que su inspiración se viera esfumada.

—Dios, es hermoso — Felix y SeungYeon asintieron ante el Kim que había hablado, sabiendo que tenía toda la razón del mundo.

—Te envidio, maldito Lee Felix — chilló SeungYeon en un falso puchero, que fue callado por un golpe en el hombro por parte de su otra mitad.

Felix seguía callado, admirando por completo el bonito cuadro que hacía frente de él, sin creer por completo que aquello fuera un regalo para él.

—Es... Hermoso.

El par de hermanos asintió, completamente de acuerdo a lo que Felix balbuceaba sin sentido alguno, claro, porque se encontraba demasiado emocionado como para poder entablar una palabra coherente.

—¿Y bien?, ¿A dónde llevarás el cuadro?

Felix miró a sus amigos de soslayo, volviendo su vista a dónde la pintura estaba acomodada. Chasqueó la lengua con disgusto, temiendo que sí alguien se atrevía a irrumpir su casillero nuevamente, terminaran arruinando su cuadro.

—¿Pueden guardarlo por mí?

SeungMin esbozó una tierna sonrisa en sus labios, mientras se acercaba a donde su amigo para ayudarle a sacar la pintura y meterla en el casillero que a él le pertenecía. Después de unos minutos asegurándose de que el presente quedara a salvo, se quedaron parados en sus lugares aún pensando en lo que acababa de suceder.

—Estoy fascinado con todo esto, que ni siquiera recordé que debía entregar mi ensayo de Literatura — murmuró SeungYeon, mientras miraba con atención sus uñas, ignorando de paso la mirada de pánico de los otros dos.

—¡El ensayo de Literatura! — gritaron los tres una vez que cayeron en cuenta de su atraso.

Se levantaron rápidamente del piso para correr a dónde les esperaba su primera clase.

—¡Es fácil!, ¡Solo decimos que ayudábamos a Felix a subir las escaleras!

—¡La clase es en el primer piso, idiota!

La voz de los chicos se hacía cada vez más alejada, mientras intentaban que sus pasos fueran lo suficientemente rápidos para llegar a tiempo a clase, pero no tan agitados para empeorar el estado de Felix.

Porque aún con una nota dirigida a sus padres donde exageraba su atraso, Felix no podía sentirse más feliz de tenerla. Más por el nuevo motivo que le hacía sentir así.

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