53

—Mi capa está lo suficientemente ajustada —informó a Aemond mientras esté terminaba de tirar las cuerdas de la misma haciendo que el cuello de Valerys se asfixie ante la falta de espacio entre la tela y su piel.

—Aun puedo saber quien eres —murmuro el tuerto.

—Cualquiera que me pusiera un mínimo de atención sabría quien soy.

Ambos se habían pasado la mayor parte del día entrenando, más bien Aemond había apalizado a Valerys un par de veces y ella había intentado derribarle fallidamente otro par. De ambas formas había quedado exhausta y lo único que le había respuesta había sido un baño antes de encaminarse a las calles de seda para ver a Gaemon antes de volver a la fortaleza roja para cenar.
Hacia solo minutos que Aemond había irrumpido en sus aposentos para comentarle sobre... ciertos planes que tenia para aquella noche, mientras que la castaña se preguntaba dónde demonios se habría metido su esposo. De todos modos, el tuerto no le había mencionado demasiadas cosas, lo único que se había atrevido a decir era que fuese vestida de forma cómoda y llevase su capa. Aunque más bien él mismo se estaba encargando de aquellas dos cosas.

—No si tienes la capa bien amarrada —refunfuñó el rubio mientras tomaba asiento en el diván para ajustar las agujetas de sus botas.

— ¿Por que es tan importante? es de noche, nadie nos pondría demasiada atención —pregunto y juro oír un suspiro por parte de Aemond.

—No importa, tienes que estar cubierta hasta llegar.

Valerys frunció el ceño, era tan impreciso que hasta le causaba un poco de cólera. Pero así era Aemond, a veces le adoraba y otras veces quería meter su cabeza en aceite hirviendo.

— ¿Llegar a donde? Aemond me molesta no entender ni un mínimo de tus planes.

—Deja de sera tan impaciente, ¿quieres? Te gustará —la mirada del rubio se clava en ella tras mencionar aquellas palabras que hicieron que el corazón de Valerys de un brinco. Te gustará... eso le hizo sonreír tontamente.

Se sintió algo estupida por sonreír de ese modo con algo tan básico, más las palabras de Aemond siempre podían contra ella. Siempre que Aemond mencionaba que algo le gustaría terminaba pasando exactamente eso mismo, ahora sus expectativas estaban altas para con los planes que llevarían a cabo esa misma noche.

—Espero que...
Valerys no pudo terminar su oración ya que la puerta se abrió de par en par. Por un momento el miedo la abofeteo pensando en que alguien podría encontrarles allí solos mientras ambos llevaban sus túnicas puestas y era evidente que se preparaban para salir.
Pero soltó un suspiro acompañada por una mueca sorpresiva cuando vio a Aegon asomarse tras la madera también vestido con una capa verde igual a las suyas.

—Estoy aburrido, ¿podrían darse prisa? —cuestiona a lo que su esposa abre más los ojos y se voltea a mirar al tuerto.

— ¿Esto es parte de tu plan?

—Lo es —respondió sin dudarlo un segundo mientras se ponía de pie.

— ¿Puedo preguntar de que se trata? —esta vez Valerys gira en torno a Aegon más es su hermano el que toma la palabra nuevamente.

—No se lo digas.

Aegon sonríe con inocencia, casi como si fuese la sonrisa de un niño pequeño mientras se encoge de brazos.
—Lo siento Milady, no puedo decirle —Aegon se ahorra una risita cuando le escucha refunfuñar por lo baño. Se veía tan tierna cuando estaba irritada —. Pero te gustará.

Valerys rueda los ojos, ahora quiere estrangularlos a ambos:  —Es exactamente lo que el dijo murmura. —Y no se a qué retorcido camino pueda llevar eso.

—A ninguno de los que estes pensando, andando —Aemond apoya una mano suavemente en la parte baja de su espalda obligándole a comenzar a caminar.

Al salir al pasillo Valerys tomo la mano de su esposo quien le sonrió a medias listo para partir hacia las calles de seda. Como siempre fue lo bastante fácil escurrirse por los pasadizos hasta desembocar en el lecho de pulgas sin que nadie les hiciese preguntas, a menudo la castaña se removía incómoda por lo mucho que la tela aterciopelada presionaba su piel, apenas era capaz de moverse por los trechos.
Aemond iba delante de la pareja, se encantaba de estar atento a cualquier persona que pudiese poner la vista en ellos, en verdad no quería oír mas reprimendas por parte de su madre o abuelo. En aquel día había tenido varías a las cuales había respondido con un 'mhh...' aburrido.

Los ojos de Valerys se abren de par en par cuando divisa hacia donde se dirigen más decide no abrir la boca hasta encontrarse, efectivamente, dentro de Pozodragon.

—No vamos a...

—Que retorcida resultaste —Aemond le empuja levemente la cabeza con su mano cuando pasa por su lado.

—Aunque eso suena divertido —murmura su hermano y posa su vista en Valerys quien intenta ocultar una sonrisa de complicidad mirando al suelo. Aquello que estaba pensando era terriblemente inapropiado... aunque que no lo era en ese punto.

Cuando ve que Aemond desaparece en la penumbra de la fosa se atreve a volverse hacia Aegon de nuevo.

— ¿Que hacemos aquí?

—Divertirnos.

—Todavía no puedo imaginar como —concreta mientras se gira hacia la oscuridad más Aemond aún no ha regresado.

Se hace una idea aunque no está segura de por qué estarían los tres allí.

—No tienes que imaginarlo.
La sonrisa de Aegon se ensancha cuando ve a su hermanos parecer desde las sombras.

Aemond caminaba con una elegancia fluida. Sus pasos eran como zancadas mientras que sujetaba una cadena en cada mano, una pertenecía a Vhagar y la otra a Fuegosol, el dragón de Aegon. Valerys pestañea varias veces intentando comprender la imagen que tiene delante, los cabellos de Aemond apenas se mueven con la brisa y es como si no le costase absolutamente nada que las bestias se movieran detrás de él lo cual demostraba lo muy cerca que estaba de los dioses. El mismo parecía uno en ese momento, la tela de la capa ya no le cubría la cabeza y la había desabotonado de modo en el que dejaba a la vista la ropa típica que traía debajo: unos pantalones de cuero que se ceñían perfectamente a sus piernas y una camisa blanca desajustada. Al tuerto le gustaba montar de ese modo ya que podía sentir mejor el viento colándose entre su ropa.
Pero en ese momento lo único que podía provocar esa combinación eran cosquillas en el cuerpo de la Tyrell.
Tuvo que contener el babearse cuando una sonrisa mínima tiro de sus labios, Valerys estaba segura de que gracias a su rostro él podía adivinar justo lo que ella estaba pensando en ese momento.
Pero es que era imposible de negar, Aemond se veía jodidamemte bien de ese modo conduciendo a las dos bestias hacia ellos, y lo sabia.

—Creo que tienes tu respuesta justo frente a tus ojos —respondió el tuerto mientras se relamía los labios.

Valerys inclinó su cabeza boquiabierta para apreciar a los dragones, ambos majestuosos. Detrás de ella Aegon ya se había movilizado para acercarse a Fuegosol y poner sus manos sobre ella en busca de tranqulizarle. Se encontraba algo enfadosa esa noche.

— ¿Vamos a...?

—Es lo que vamos a hacer esta noche —Valerys dejo de mirar a los dragones para regalarle una mueca irritada a Aemond.

— ¿Podrías dejar de interrumpir cada una de mis oraciones?

—Mhh... si, lo siento —se disculpó mientras dejaba caer su capa al suelo —Ven.

Valerys hace lo indicado y se acerca a Vhagar mientras desabotona los ojales de su capa, Aemond intenta ayudarle más lo único que logra es que a Valerys le dé un escalofrío cuando comienza a mover sus manos cerca de su pecho sin poder evitar retener el aire en sus pulmones durante varios segundos ¿Como cuantos botones faltaban? No lo sabía.
Bendijo el momento en el que termino, o no tanto. Ya que en ese momento Aemond le ayudó a escalar con una mano en su cintura, aunque Valerys ya lo había hecho un par de veces y sabía subir y bajar a la perfección. Dedujo entonces que a Aemond también le gustaba el tacto que aquello generaba.

Se acomodó en la montura mientras el jinete ajustaba las cuerdas desde abajo, su cabeza se giró en dirección a Aegon quien ya se encontraba arriba de Fuegosol y le sonreía estridente. Aegon se veía casi tan majestuoso como su dragón de escamas doradas, Valerys tuvo que parpadear varias veces antes de sonreír. Fuegosol era hermoso, una belleza que combinaba a la perfección con Aegon como si estuviesen hechos el uno para el otro cosa que no pasaba entre Aemond y Vhagar.
Las manos del futuro rey se ciñeron sobre las riendas del animal tirando de ellas suavemente, era un tan simple acto pero que a Valerys le generaba tanto.

— ¡Alcáncenme si pueden! —vocifera el rubio con una sonrisa juguetona entre los labios —Sōves Sunfyre.

Valerys observa como el dragón de Aegon se sacude apenas más el jinete no se tambalea. Con pasos ávidos Fuegosol avanza hasta salir de la fosa donde extiende sus dos alas aleteando con torpeza mientras da un brinco que le deja sobre el aire.
Mientras les ve alejarse la castaña siente al tuerto acomodarse detrás de su espalda, con una mano en su cintura hace que la distancia se reduzca entre sus cuerpos quedando su espalda comprimida bajo el pecho de Aemond y su trasero apretujado entre sus muslos donde sintió... la dureza del asunto.

Valerys parpadeo un par de veces pasmada, un gesto que había adaptado varías veces ya en la noche mientras que Aemond apenas le miraba con sus labios apenas curvados como si todo aquello estaría divirtiéndole un montón.

—Todo esto te excita —afirma antes de morderse el labio.

—Me veo incapacitado para mentir —el cuerpo del tuerto se aprieta más contra ella, si es que eso era posible. — ¿Pero sabes lo que me excita aun mas? —murmura sobre su oreja con el aliento chocando sobre su piel. Aemond no espera que ella responda —. Ver como montas a mi dragon —su sonrisa se ensancha. —Del mismo modo en el que me montas a mi —gruñe y no deja que Valerys siquiera repare en lo que acaba de decir antes de volver a alzar la voz. — ¡Sōves Vhagar!

Valerys sujeta con fiereza las cuerdas de las riendas mientras la dragona comienza a moverse, para su suerte se ha acostumbrado al movimiento brusco y no se tensa tanto cuando Vhagar comienza a dar los primeros pasos. Al igual en el que lo hizo Fuegosol la dragona despliega sus alas y no le cuesta más que un par de pasos el estar sobre el aire.
El ascenso es rápido y no tan nocivo como había sido la primera vez que la Tyrell monto a la dragón, o bien es que se había acostumbrado al viento en su rostro y la sensación de salir volando de forma inminente; a lo lejos logró divisar al otro dragón quien trazaba círculos en el aire con destreza.
Valerys hace que Vhagar descienda hasta casi tocar el suelo para luego alzarse sobre el banco de nubes para sorprender a Aegon y a su dragón.

Fuegosol por instinto se acerca a Vhagar y ambos van trazando círculos enfrentados mientras recuden la distancia sin tocarse. Para ese entonces a Aemond había puesto sus manos sobre las de Valerys tomando el control de Vhagar para que ella pudiese disfrutar de la danza de dragones, una verdadera danza de dragones en donde las bestias se pierden en la inmensidad del cielo mientras vuelan en conjunto.

Entonces ambos vuelven a volar sobre las nubes, Vaghar toma lugar varios metros más arriba de Fuegosol dando a Valerys la vista perfecta de un Aegon sublime arreando su dragón dorado con suma concentración, como si estuviese disfrutando de aquello plenamente.
Observó a Aemond de soslayo, igual de proyectado en el cielo que su hermano y luego giró su vista hacia sus manos apretadas en las cuerdas pero manejándolas con destreza entre sus palmas.
En ese momento tanto Aegon como Aemond eran hombres convertidos en dragón.

Buenassssssa, ay no saben lo que quería que lean esto.
Tan bonitos 🤤.

¿Como están, como les trata la vida?
Ya quiero que lean el capítulo de mañana también es que diosssssssssss.

En fin, no se olviden pasar por TikTok que hago pequeños adelantos y por mi otra novela El dragon de dos cabezas que se las recomiendo un montonnnnn.
Los amo, nunca dejen de comentar y votar dios son lo más. Gracias por todo y tengan hermoso día bebés.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top