51

Como era de esperarse la música aún resonaba por los pasillos incluso luego de la medianoche, pero ni Valerys ni Aegon se encontraban en la celebración para ese entonces, por el contrario se habían dedicado a pasear por el castillo mientras conversaban acerca de cómo había transcurrido su noche, ambos estaban de acuerdo en el hecho de que podría haberse desarrollado mejor, ninguno se había divertido realmente como en una verdadera boda.

—Yo veo... Mmm... Una cosa naranja —Indicó Valerys.
Desde hacía ya un rato se divertían con aquel juego que consistía en que uno veía algo de un color y el toro tenía que intentar adivinar que era, Aegon y Valerys tenían la particularidad de ingeniárselas muy bien para que su tiempo compartido siempre fuese divertido.

—Val, todo en este maldito castillo es naranja —. Ambos sueltan carcajadas sonoras —Dame otra pista.

—Cuelga en una antorcha.

Aegon bufa resignado tiene que reprimir una risotada ante el rostro de la castaña.
— ¿Eres idiota? —al ver qué ella no responde agrega: —Si lo eres —suspira Aegon con resignación, no hace mucho que llevan jugando a eso pero todos los objetos a los que Valerys se refería eran o demasiado existentes o... simplemente se los inventaba —Es evidente que es el fuego —. Recalca —No sabes jugar a esto.

—Tu juego es demasiado tonto —insinúa la castaña quien está intentado no pisar las líneas de los adoquines del suelo. Asimismo el rubio a su lado está intentando centrar sus pasos en los cubículos de piedra para caminar únicamente en línea recta.

—Mi juego es a prueba de tontos.

—Me sorprende que sepas jugarlo entonces —ella se encoge de hombros mientras que el le empuja levemente el hombro con su mano.

—Prueba que soy más listo que tu.

—Eso quisieras.

Aegon se vuelve hacia ella acortando la distancia, Valerys tiene que detenerse de golpe para no chocar contra el pecho del príncipe quien le ha cortado el camino posicionándose frente a ella. Las fosas nasales de Aegon se ensanchan cuando él se toma un momento para degustar el aroma de la fragancia que su esposa lleva en el cuerpo, huele a jazmín.

— ¿Sabes lo que quisiera ahora mismo? —la voz del príncipe se torna grave, casi como si estuviese ronroneando mientras que sus ojos escudriñan a la muchacha con lujuria.

—Soy lo suficientemente tonta como para no adivinarlo —Valerys sonríe de lado pero aquella mueca es desecha cuando el príncipe tira de su brazo atrayéndole hacia él haciendo que sus cuerpos quedasen pegados.

—Te voy a dar una pista —inclina ligeramente la cabeza hacia adelante hasta que su barbilla casi puede tocar la oreja de Valerys —Es lo que se hace para consumar una boda...

—Mmm... ¿un festín? —la castaña se separa un poco para observar al muchacho esbozar una sonrisa juguetona.

—Mmm... Si, así podría llamársele también —. Aegon se remoja los labios y Valerys no puede evitar mirar a ese punto durante algunos segundos —un festín en donde disfruto de tu cuerpo desnudo.

Aegon se movió tan deprisa que Valerys no se dio ni cuenta. Su boca se estrelló contra la de ella y una mano se hundió en su cabello mientras que con el otro brazo aferraba la cintura de la joven. No solo la beso, la devoro.
Ella no estaba segura de cuando comenzó a devolverle el beso. ¿Fue después de unos segundos, o había empezado a besarlo en el mismo instante en que su boca tocó la suya? No lo sabía con claridad.
Tomando la iniciativa nuevamente Aegon tira de ella y ambos se meten en los aposentos de Aemond que eran los más cercanos que tenían a su alcance, es entonces cuando la joven repara en lo que acaban de hacer. Aunque el lugar estaba vacío no le parecía una buena idea... lo que fuese a pasar luego entre ella y Aegon en ese lugar.

—Deberíamos ir a otro lado —sugiere ella más su acompañante ya se habían sentado sobre el alféizar de la ventana, Valerys habría querido husmear el ambiente pero a la luz de la luna se encontraba demasiado oscuro como para ver más que sus siluetas.

—A Aemond no le importará —da pie el rubio —puedes estar seguro de ello.

Aegon sonrió con sus ojos turquesa destellando bajo el reflejo de la luna, Valerys abrió la boca para hablar pero se dio cuenta de que no tenía nada para decir en ese momento; incluso puede que llegase a causarle una especie de cosquillas en la parte baja del vientre la idea de hacerlo allí. Dejo de lado sus pensamientos y con una sonrisilla nada inocente se acercó al príncipe quien extendía la mano en su dirección.
Aegon le observó con la cabeza inclinada durante un momento apreciándola como si fuese aquel el rostro más bello e inocente de los siete reinos, no tenía ninguna duda de que lo era, y se rio lobuno cuando pensó en lo que estaban a punto de hacer. Más para su sorpresa la joven se deslizó entre sus piernas aún con la mirada clavada en sus ojos hasta arrodillarse en el suelo, por inercia Aegon separo sus muslos sintiendo que si la castaña seguía mirándole de ese modo todo acabaría antes de que siquiera hubiese comenzado.

Valerys deslizó sus dedos por encima del pantalón del rubio rozando ínfimamente la entrepierna del joven quien se estremeció ante el ligero contacto, el bulto en sus pantalones creció de forma notable, ya se presentaba duro y grueso.
La joven apenas presionó el botón de su pantalón para sacarlo del ojal y con ayuda de sus manos Aegon se deslizó el pantalón hacia abajo dejando a la vista todo lo que tenía para ofrecer a Valerys quien tal y como había experimentado con Aemond se llevó el atributo de Aegon a la boca y lo saboreo de forma exquisita.

El rubio echó la cabeza hacia atrás exclamando un gemido cuando ella bajó por primera vez hundiendo la garganta en su entrepierna y por instinto colocó una mano sobre su cabeza ejerciendo una ligera presión sobre ella; en los siguientes movimientos tuvo que contener la respiración durante varios segundos para evitar que... la diversión de terminara.
Aquella acción continuó durante varios largos minutos más y Valerys no se habría detenido de no haber escuchado como la puerta se abría y cerraba detrás suyo, cuando volteó sin levantarse de su lugar le vio allí. Espero una reacción de Aemond que jamás llegó, no se veía sorprendido en absoluto, y no solo eso, sino qué haciendo como si nada comenzó a caminar por el cuarto entretanto Valerys volvía a girarse para mirar a Aegon quien tampoco se veía inmutado por qué si hermano estuviese en la habitación, además de que en sus labios comenzaba a plasmarse una sonrisa divertida.

—Continua —la voz de Aemond llega a sus oídos así como también el cuero del sofá hundiéndose. Se había sentado allí para comenzar a desabotonar el chaleco que llevaba puesto durante la boda.

Valerys frunció el ceño mirando a Aegon quien le sonrió estridente con satisfacción y volvió a deslizar una mano por detrás de su nuca alentando a que continuase con su acción tal y como su hermano había indicado. La castaña dudo apenas pero volvió a relamer la entrepierna del rubio quien nuevamente gimió tensando los músculos de sus piernas alrededor del cuerpo de la joven quien sentía la mirada penetrante de Aemond sobre ella. Entonces las cosquillas en la parte baja del estómago se convirtieron en llamas que acaloraron todo su cuerpo y comenzó a mover su cabeza con un frenesí descarado, se siente descarada pero le gusta que Aemond le esté mirando hacer aquello, no solo le acelera el ritmo cardiaco sino que le da una sensación de no querer detenerse, todo lo que sabía era que tenía un hambre voraz de aquellos hombres, fuese correcto o no. Los deseaba.

Por eso no se resistió a tomar la mano que Aemond le ofrecía extendida a un lado de su cabeza.

Val se incorporó y fue guiada por el hasta la cama, bueno prácticamente fue arrastrada y empujada hacia ella. El calor del cuerpo aparentando contra el pecho de Valerys una vez que estuvieron tumbados en la cama le arrancó una exclamación, una que por supuesto Aemond no oyó ya que se encontraba besándole de forma desaforada, hambrienta mientras observaba a su hermano de reojo quien se encontraba a merced de la cama acomodándose entre las piernas de la joven, mientras Aemond y Valerys se ahogaban en besos él se encargó de tirar de sus faldas hasta haberse desecho de toda la tela que le impedía llegar a la piel desnuda de su ahora esposa. La joven no se percató de lo que Aegon hacía hasta que sus labios se estamparon contra uno de sus muslos repartiendo besos en las partes sensibles, ella gimió sobre la boca del príncipe tuerto quien soltó un gruñido a la vez en la que pegaba su cadera a la de la castaña, entonces sintió su dureza rozarle la piel unas cuantas veces en varios movimientos lentos.

Solto una grito de exclamación cuando Aegon hundió su cabeza entre sus muslos humedeciendo la zona más sensible de su cuerpo, Aemond sonrió de forma descarada y tiro con fiereza del corset del vestido de Valerys que era lo único que le mantenía vestida.
El sonido de la tela al desgarrarse fue lo siguiente que ella oyó. Bajo la barbilla y vio sus pechos desnudos. Él también los miraba mientras sus dedos se deslizaban por su cuello hasta llegar por encima de sus pezones cada vez más duros. El mismo recorrido lo hace con la boca segundos luego haciendo que Valerys arquee su cintura mientras que la entrepierna de Aemond seguía empujando contra su muslo.

—Hermano... —Pronunció Aegon levantando apenas su cabeza, era un aviso más que un llamado.

Y entonces Valerys dejo de pensar por completo.
Aegon se hizo a un lado y entonces Aemond tomo lugar completamente encima de ella y entre sus piernas. Se meció contra la joven, deslizó la mano desde su cintura a la cadera. Se movieron juntos, con violencia, jadeando mientras que Aegon tomaba el lugar de Aemond besando los labios y pechos de la castaña.

—Nyke ivestretan ao ao sagon isse syt nykeā bōsa bantis [Te dije que te esperaba una larga noche, princesa] —pronunció Aemond en Valyrio lo que le hizo soltar otro jadeo.

Entonces el rubio prácticamente se arrancó los pantalones y se instaló nuevamente entre sus piernas mientras que Aegon continuaba repartiendo un camino húmedo por su cuerpo.
Entonces las cosas empezaron a dar vueltas, esta vez no hubo ninguna seducción lenta, ni largos e íntimos besos y caricias. Cuando el rubio hizo sus primeros movimientos Valerys sintió una punzada de molestia pero enseguida pasó al doloroso y palpitante placer.
Eran ellos tres, y esa necesidad que ninguno entendía del todo.

Valerys apretó los hombros de Aemond demasiado pérdida como para preguntarse si se arrepentiría luego de lo que estaba pasando, demasiado desquiciada para pensar en las consecuencias que aquello acarrearía si continuaba.
Sentia la lengua de Aegon contra su piel. Dibujaba círculos y lamia con desenfreno las partes más erógenas de su pecho, gimiendo levantó la cabeza y vio el ojo sano de Aemond el tiempo suficiente para percibir que su pupila se había contrariado antes de que sus pestañas bajaran y se detuviera un momento.
Pero entonces se movió de nuevo.
Sus caderas retrocedían y luego volvían a empujar hacia delante, rodaban y apretaban. Empezó a moverse despacio, de un modo tan perezoso que Valerys se sintió como si le estuvieran exprimiendo.
La tensión empezaba a acumularse otra vez, se enroscó hasta que ella ya no pudo soportar más sus movimientos lentos y calculados. Sus juguetones apretones y contoneos. Levantó las caderas en un intento por invitarlo a moverse más deprisa, a entrar más adentro, pero el se resistió apenas entre gruñendo y riendo.

No podía, simplemente no quería resistirse.
Así que volvió a tomar el control desenfrenado de sus movimientos frenéticos como lo había hecho tan solo minutos atrás y se dejó llevar apretando con poca ligereza la piel de las caderas de la joven.
Aemond lo hace de modo silencioso, disimulado, lo único que sale de su boca al llegar a su extasié es un gruñido ronco que deja a la joven temblando mientras que él se hace hacia atrás.
Aegon sonríe en dirección a su hermano a la vez en la que se acomoda sobre el cuerpo de su esposa.

— ¿Lo estás disfrutando? —pregunta con un ronroneo —Habría sido egoísta pedirte que eligieras.

La mano de Aegon se desliza por su rostro peinando uno de sus cabellos que se le había pegado a la piel debido al sudor.
Ella se limita a no responder, simplemente levanta sus piernas y las enrosca al rededor de sus caderas. Aprovechando su sorpresa lo hizo rodear sobre su espalda no previendo que cuando se echase hacia atrás... se hundiría en toda su longitud. Su cuerpo escandalosamente lleno del suyo.
El grito de la castaña terminó con un gemido de él cuando plantó las manos sobre su pecho. Por todos los dioses.
Esa plenitud era casi demasiado.

Aegon puso sus manos sobre las caderas de la joven. La levantó unos centímetros y le hizo bajar de nuevo irradiando un profundo sonido desde su interior.
Valerys imitó su movimiento y empezó a moverse arriba y abajo, la palma de su mano se resbaló debido al sudor lo cual hizo que tocase un punto muy profundo en su interior produciéndole relámpagos de un intenso placer en oleadas sucesivas.
A cada movimiento de sus caderas tocaba ese punto y más ráfagas de placer discurrían por su interior. Antes de darse cuenta se estaba moviendo más deprisa encima de él y sabía que Aegon la estaba observando tanto como Aemond mientras cerraba los ojos y su cabeza caía hacia atrás. Sabía que ambas miradas estaban clavadas en ella y eso fue demasiado.
La tensión de ambos jóvenes se libró de golpe y les hizo añicos, Aegon gimió de placer al mismo tiempo en el que Valerys se estremecía dando varias sacudidas mientras intensas esquirlas de extasis cortaban a través de ella.

Aegon depositó un beso en la coronilla de a Valerys mientras reía de forma lobuna al ver su rostro cuando Aemond puso una mano sobre su muslo atrayéndole hacia él, ella abrió los ojos de golpe cuando las caderas de Aemond empujaron las suyas. Empujó contra ella; dentro de ella, hasta que el placer creció una vez más.
Su ferocidad asombrosa cuando pareció perder todo sentido del control. Su cuerpo se movía encima; dentro de ella hasta que presionó sus caderas con violencia y su gruñido característico engulló nuevamente de lo más profundo de su garganta.

Valerys se tumbo sobre Aegon; sus corazones y respiraciones tardaron en recuperar la normalidad.
Aemond tomo lugar a su lado apoyando la cabeza sobre su almohada favorita, cuando los jóvenes recuperan el aliento el hermano menor tira de ella haciendo que la Tyrell se acomode sobre su pecho desnudo, así mismo Aegon se desploma del otro lado abrazado a su espalda.

POR DIOS,
Yo solo quiero decir: no me pregunten como hice.
No se como escribí todo eso sin babear.

Encima me puse mi playlists de Two Feet y deje que mi imaginación vuele, espero haberlo plasmado como esperaban ❤️.

No se ustedes pero yo ame.

Así que bueno espero que lo hayan disfrutado, le puse too mi amor. Y no se olviden de pasar por TikTok (ItsRaughan) que ahi subo adelantos y esas cosas.

Los amo mucho y que tengan hermoso diaaaaa.

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