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La cabeza de Valerys se encontraba reposada en su totalidad sobre el hombro de Aemond, hacia tan solo minutos la luna indicaba que era medianoche y ambos se encontraban sentados en el suelo inspirando la brisa fresca que se colaba por en medio de sus cuerpos, Gaemon correteaba no muy lejos de donde ellos se encontraban, de a ratos iba y venía con objetos para entregarle a los jóvenes, de ese modo había encontrado cierta diversión, la castaña había notado que al pequeño rubio le gustaba muchísimo la atención de Aemond y no solo lo deducía por que todos las cosas que traía las dejaba de su lado, sino por que siempre buscaba su mirada en busca de aprobación, o al menos de un gesto, Valerys estaba segura de que de haberle dejado se habría abalanzado ya encima del tuerto.
Por su lado Aemond poco entendía como fue convencido para aquello; bueno, de nuevo, no había tenido muchas opciones, no las tenía cuando se trataba de Valerys. Pero no por qué ella le obligase. Simplemente no podía decirle que no, casa vez eran más difícil de controlar sus deseos de estar con ella, le gustaba el poder sentirse relajado a su lado, le gustaban sus ideas locas y el que no parara de hablar jamás, Valerys era a la única persona que podría escuchar por horas y horas sin aburrirse, a cualquier otra persona le cortaría la lengua después de haber escuchado menos de cien palabras.
Sus sentimientos eran peculiares, normalmente él era algo posesivo y territorial, pero no le molestaba el hecho de que la castaña... Estuviese viendo a su hermano, no si le veía feliz. Y era algo que para el mismo era difícil de explicar, prefería no pensarlo demasiado, optaba por no pensar demasiado las cosas que se referían al girasol, le gustaba más cuando ella las hacía fluir de la forma en la que quisiese, era la forma en la que le gustaba a Aemond.
— ¿Como dijiste que se llamaba? —Preguntó él por enésima vez en un instante de silencio, ella no quitaba su vista del niño rubio como si temiese que fuera a desaparecer o a lastimarse de gravedad, estaba preparada para salir corriendo tras el incluso si se trataba de un tropiezo. Eso ponía un poco irritado al príncipe.
—Gaemon.
—Es un nombre Targaryen —Analiza.
— ¿Esperabas algo más... Plebeyo? —Ella gira apenas su cabeza para alzar una ceja.
—Esperaba que no le pusieras un nombre.
—Merecía uno —Val se encoge de hombros.
—Estaba mucho mejor sin uno.
—Pero entonces sería... un don nadie —Ella abre ambos ojos de par en par, le exaspera cuando Aemond comienza a decir esas cosas.
—Es mejor que ser un bastardo.
Ella tuerce el gesto.
—No le condenes de ese modo —Susurra. Está deseosa por llevar a Gaemon a la fortaleza Roja, por que lo hará, y eso no está a discusión, lo tiene fríamente calculado. Cuando Aegon ascienda, y ella ascienda como reina consorte, nadie podrá denegarle el que Gaemon se convierta en un príncipe legítimo, y pensaba dar lucha con uñas y dientes a quien intente impedírselo.
—Yo no le condené —Esclarece el rubio quien aquella noche llevaba el cabello suelto que le caía a ambos lados de su rostro haciéndole lucir excepcionalmente bello. En si el rostro de Aemond era de una belleza asombrosa. Desde los finos labios de su ancha boca hasta la inclinación ascendente de sus cejas y las oscuras oquedades de debajo de sus altos y anchos pómulos, podía haber sido la musa de muchos cuadros que colgaban en el la biblioteca de la fortaleza roja —Aegon lo hizo al engendrarlo —Ambos se quedan en silencio, Aemond espera que la joven analice aquellas palabras antes de volver a hablar —Siempre sera un bastardo Val, aunque le lleves a la fortaleza roja y le vistas con las ropas de seda más caras así es como le verán las personas por el resto de sus vidas.
Aemond, quien ya había previsto la descabellada idea de la castaña, le observó un momento a los ojos, aunque sus mirada verde confirmaba lo que el ya pensaba: Nada le haría cambiar de opinión, nada.
—Pero aún puede convertirse en alguien —Reconoce y casi le hace reír por haber confirmado el pensamiento que flotaba en su mente —Podría ser un excelente guerrero o un cazador.
—Aun asi sería el bastardo de Aegon Targaryen.
—Tu querida Alys es una bastarda —El príncipe suelta un suspiro risueño, le ha causado gracia el tono que Valerys ha utilizado para decir eso.
—No es MI querida Alys, es solo Alys —Le corrige —Y por ello es que lo digo.
— ¿La amas?
El toma una bocanada de aire, aquella pregunta le ha tomado por sorpresa, bueno, no tanto, en algún momento se lo esperaba, de Valerys o de quien fuese, el sabía que no pasaría demasiado tiempo hasta que alguien le plantease si la amaba o no. Y él no tenía una respuesta en concreto, de verdad que no la tenía, Aemond temía al amor, sabía que el tener esa clase de cariño con alguien te volvía vulnerable, les daba a los demás una ventaja sobre él.
—Es difícil amar a alguien.
—No responde a mi pregunta —Insistió la castaña.
—Tal vez si, no lo se —Carraspea, no le apetece hablar de ello, realmente no le apetece. Y Valerys lo sabe.
—Eso... Suena muy bonito.
—Mmh...
Aquello indica que Aemond no planea seguir con la conversación, es su mejor forma de escapar de los temas que le ponen nervioso o simplemente no le gustan en absoluto.
Así que de nuevo ambos se sumen en un silencio que es insoportable, más para el joven girasol que para su acompañante quien muchas veces disfruta del silencio con notable pasión.
—He tomado el té de luna, aunque tu madre haya dicho que... No lo haga —Confiesa ella mientras juega con los dedos, Aemond abre los ojos de golpe y se relaja con la misma rapidez con la que ha hecho aquella mueca, no quiere que Valerys se dé cuenta de que le ha tomado por sorpresa, pero lo ha hecho.
—Hiciste lo correcto, supongo —Frunce los labios —Pero no creas que vas a poder alargarlo demasiado tiempo.
—Lo se —Ella inhala una gran bocanada de aire y cuando Aemond gira apenas su cabeza para verle se da cuenta de que un lágrima cae por su mejilla —Las cosas van a complicarse muy pronto —Confiesa mientras se seca el rostro con la manga de su traje —Cuando tu padre muera... Estallará una guerra ¿Lo sabes verdad?
—Aun no sabemos como se van a dar las cosas.
—Todos lo sabemos —Valerys vuelve a secarse otra lágrima que se ha derramado de su ojo —Si tan solo mis padres estuviesen aquí... —Ella atrae las rodillas a su pecho y las abraza reposando su cabeza en ellas — Ya casi no puedo recordar como era la voz de mi madre —Admite con la voz quebrada —Su recuerdo apenas parece un espejismo.
—Nunca antes habías hablando de tu madre.
Reconoce, Aemond se siente realmente afortunado, no es un tema que haya oído salir de la boca de Valerys jamás, más si una vez había oído a Kennat hablar de ella señalando que era una mujer sin igual con un carácter desbocado de nacimiento.
—Es que su paso por mi vida fue... Tan breve —Se sirve la nariz —Que casi parece irreal —Ella observa al pequeño Gaemon dejarle a Aemond una rana que ha encontrado, el rubio pone cara de asco mientras que el sapo intenta huir —A veces creo que me la he inventado —Suspira y suelta una risa, ha sido causa de la mueca de Aemond y los intentos de Gaemon por que acepte la mascota —Las cosas serian diferentes si ellos estuviesen aquí.
— ¿Estas segura? —Aemond alza una ceja, está a punto de ponerse serio, pero realmente no quiere una rana sobre sus ropas —Val, no quiero sonar desalentador, pero creo que tus padres habrían hecho exactamente lo mismo —Reconoce, esta a punto de empujar a Gaemon y a su rana muy lejos —Fue Orland quien cerró el trato.
—Tal vez mi madre le habría persuadido.
—A veces pareces una persona inteligentísima, pero por momentos creo que eres tan ingenua —Valerys no le responde, por el contrario toma la rana que Gaemon estaba ofreciéndole a Aemond y la pone sobre su regazo, ahora el tuerto le mira a ella con cara de asco pero Gaemon se retira feliz —Deberías ir con el —Carraspea, los sapos le dan asco —Deberías ir con Aegon —Valerys frunce el ceño —Al parecer el que pase las noches contigo evita que haga otra clase de desastres —Murmura —Mi madre se ha sorprendido al verle... Bien —Él traga saliva —Hasta parecía contento —Menciona —No es algo típico de Aegon.
— ¿Estas seguro de que no era una sonrisa burlona?
—No lo era —Sus ojos celestes se clavan en los de ellas, esta siendo serio, lo más serio que puede llegar a ser contando con que Valerys tenía un sapo gordo sobre sus piernas —Yo cuido del... niño.
— ¿Estas seguro? —La castaña frunce el ceño, a Valerys le hace gracia como Aemond es capaz de montar sobre una iguana gigante pero no puede soportar la presencia de otro anfibio diez veces más pequeño a su lado —No te creo, mas bien creo que le arrojarías de un acantilado si se te presentase la oportunidad.
—Que fría eres —Responde con irónica indignación.
—Igual que tú.
—Te lo prometo —Inhala —No voy a lanzarle de ningún lado —Reconoce —Tal vez al sapo si, pero al niño no.
— ¿Estas seguro de que podrás tú solo?
—Es solo un niño, no puede ser tan complicado.
Lo que me reí con este jessssssus.
Bueno nada, como estannnn?
Yo me levante epicamente temprano así que despierta pero cayéndome del sueño.
Encima me levante inspirada así que cuando tenga un rato me pongo a escribir como perra loca jeje.
Espero que disfruten del capi y gracias a otros por las leídas, saben que los amo mucho no?
Así que espero que tengan un día tan lindo como el mío ❤️
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