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La joven releía un libro mientras hacía movimientos con su pie trazando círculos en el aire lo cual dejaba la mitad de su pierna desnuda, aquel día se había encontrado a sí misma mayormente aburrida al no tener que cuidar de los niños menores de Rhaenyra, incluso los recordaba hasta en la noche y era una de las razones por las cuales no podía conciliar el sueño, en aquel horario acostumbraba a contarles un cuento para que se durmieran.
Poniente se siente vacío sin aquella familia, no ha pasado ni semana y media desde que se fueron y Valerys no para de plantearse una y otra vez si fue una buena decisión el quedarse allí, no había nada como las tardes con Joff, las charlas con Luke o los momentos con Viserys y Aegon. Se sentía un poco abrumada.
Y no solo por eso, había pensado mucho también el la charla que había sostenido con la princesa heredera, hasta ese momento no se había detenido a considerar que, si Aemond no hubiese sido capaz de parar aquella noche en la taberna, ello nos le habría impedido que se haga con su doncellez, habría roto todas y cada una de las reglas bajo los ojos de los dioses... Aunque llegado ese punto, si los dioses le observaban no creía que estuviesen muy contentos con lo que veían.
Tal vez estaban ocupados en algo más interesante.
¿De verdad sería capaz de llegar más allá de unos simples besos? O bueno, lo que quisiera que hubiese pasado con Aemond, suspiro pensando en que había veces que se dejaba llevar por lo que las personas creían de ella, que era dulce e inocente... Pero Valerys sabía la verdad, lo haría, no sería capaz de detenerse, ni con Aegon, ni con Aemond.
Aquello del dulce y frágil girasol era solo una imagen engañosa que el resto había creado para catalogarle. Que lo hiciese de forma silenciosa no significaba que no lo hiciese, cientos de pensamientos fugaces se pasaban por su mente cuando menos lo preveía, y aunque intentase negarlo muchas veces soltaba suspiros entrecortados mientras su corazón se aceleraba al pasar sus manos por donde él rubio la había tocado.
Unos golpeteos le sacaron de su mente haciendo que se diera cuenta de que había pasado varias paginas sin leer nada, soltó un suspiro de alivio por el hecho de que alguien se acordase de ella, aquel era sin dudas el día en el que había pronunciado menos palabras de toda su vida.
—Oh... Hola —Ella sonrió apenas cuando tiro de la puerta y se encontró a Aegon de pie al otro lado.
— ¿Sorprendida?
—De hecho si —Admite la joven mientras que Aegon juega con las mangas de su túnica.
—También yo —Admite el rubio con sus ojos puestos en el suelo.
— ¿Gustas pasar?
—Es una buena idea —El observa a su alrededor para percatarse que solo su guardia juramentado se encontrase allí, era una buena señal que no hubiese nadie más deambulando por los pasillos, no para él, Aegon sabía que no había mucho que hacer para mejorar su reputación, pero no quería arruinar la de Valerys.
Era la primer persona que le interesaba de ese modo... La primera mujer por la que se preocupaba realmente —No podía dormir —Admite cerrando la puerta con el pie detrás suyo —Normalmente cuando eso pasa solo... Bebo —Traga saliva con nervios antes de volverle a mirar —Pero no me apetece esta noche, y pensé que estarías despierta así que aquí estoy.
—Es un avance —Reconoce ella sentándose en el diván para observarle.
—Supongo que si —Aegon recorre la habitación con su mirada, nunca tuvo la oportunidad de estudiar de ese modo el cuarto de Valerys, era la típica recámara de una princesa, vestidos, libros, espejos, nada que se saliese mucho de lo que él esperaba.
Camina un par de pasos hasta acercarse a una bandeja con fruta de donde arranca una cereza mientras la adolescente le observa detenidamente.
—Yo tampoco podía dormir —Suelta acompañado de un suspiro mientras observa como Aegon se lleva la fruta a la boca a la vez en la que arranca otra —Creo que me sentía algo... Sola —Admite y es como si se hubiese tragado un hueso del pollo que ceno.
— ¿El pequeño girasol se entristece cuando su amigo el sol se encuentra... Dándole de su calor a otra especie de flores? —Aegon pronuncia aquello con burla mientras levanta una ceja, Valerys capta su indirecta sin tener que pensarlo demasiado.
—Idiota —Murmura mientras escucha de lejos la risa del rubio —No se de lo que estás hablando —Comenta con desentendimiento, para ese momento Aegon se ha acercado lo suficiente como para que Valerys le golpeé, pero no lo hace.
—Sabes perfectamente de lo que estoy hablando —El tono de voz del rubio se vuelve grave mientras extiende la cereza que llevaba en la mano en su dirección, Valerys le observa por un momento y abre la boca en torno a la fruta arrancándola de su tallo mientras chupaba levemente los dedos de Aegon quien le miraba desde arriba entreabriendo la boca de sorpresa.
—Tus especulaciones son erróneas Aegon Targaryen —Pronuncia cuando vuelve a echarse hacia atrás, él tiene que cerrar sus ojos e inhalar profundo para... Que las cosas no se salgan de control.
¿Pero a quien quiere engañar? Está deseoso por que eso pase.
—Eres una terrible mentirosa —El alza una ceja juguetón —Algo más a la lista de cosas que se te dan muy mal.
— ¿Llevas una lista de eso? No pensé que me pusieses tanta atención —Ella se pone de pie mientras se relame los labios, da un paso que le deja más cerca del muchacho notando como él no puede quitar la vista de sus labios.
—Si... Lo hago —Admite y se ve obligado a tragar saliva —Si me sigues observando de ese modo no pasará mucho tiempo hasta que...
— ¿Hasta que...?
—Hasta que te lance a la cama y me importe una mierda lo muy doncella que puedas ser.
Valerys no pudo evitar soltar una risa nerviosa, sentía como sus mejillas se enrojecían a causa de la timidez, se sentía como una niña ni experta, y es que lo era, pero le gustaba jugar a ser diferente, le gustaba lo que Aegon producía en ella... Aquello parecía demasiado correcto como para, de algún modo, estimar que lo no fuera, ¿Como podía estar mal si lo deseaba tanto? No lo comprendía, ni tampoco se detuvo a pensar más en ello cuando beso a Aegon de sopetón haciendo que el sabor agrio de la fruta se entremezclase en su boca.
Sus besos fueron feroces, el rubio no podía dejar de pensar en nada más que el efecto casi narcotico que tenían sus labios, no pensó ni en sí madre, o es su hermana, siquiera en quien era él, o quienes eran ellos y lo mucho que significaba estar haciendo eso ahora.
En un abrir y cerrar de ojos, ambos estaban tumbados sobre la cama, el peso de Aegon apenas aplastaba a la castaña, el sentirlo sobre sus caderas le hizo arquearse ligeramente hacia arriba buscando aquella fricción que tanto anhelaba.
Se besaron hasta que sus corazones martillearon en sus pechos, la piel de Valerys hormigueaba al contacto cuando el príncipe, don delicadeza, tiro de los nudos que amarraban su túnica dejando su pecho al descubierto, le admiro por un momento sorprendido de lo que tenía en frente, no, sin duda alguna no había nada como aquello, no había mujer con la que hubiese estado que igualara la forma en la que Valerys le ponía, nervioso y voraz.
Sus dedos recorrieron cada centímetro desnudando su piel, y cuando sus manos se movieron entre los muslos de la muchacha ella soltó una exclamación agitada.
Siguió bajando pero esta vez fue su boca la que dejó un largo camino de besos recorriendo la piel que sus manos ya habían incendiado; no se detuvo, siguió bajando hasta que su boca tocó la piel por debajo de su ombligo, la respiración de Valerys se ralentizó cuando cuando sintió el aliento de Aegon en aquel punto palpitante, sus ojos sostuvieron la mirada de la castaña y sin apartar sus ojos de ella bajo su boca.
La espalda de la joven se asqueó al primer roce de sus labios haciendo que sus dedos se enrosquen en torno a la sabana cuando sintió su lengua húmeda deslizarse.
Casi no era capaz de pensar con claridad el remolino de sensaciones que aquello estaba haciéndole sentir, no podía permanecer quieta por más que lo intentase.
Valerys levantó las caderas y el retumbante sonido de aprobación que Aegon solto de su garganta fue casi tan bueno como lo que estaba haciendo, no le importaba a Valerys en lo más mínimo como lo habría aprendido y cuantos intentos le había llevado perfeccionarlo, era simplemente una sensación escandalosa, tanto que aquella sensación se estaba enroscando y apretando para entonces llegar al clímax mientras gemía su nombre.
Aegon levantó su cabeza, tenía los labios hinchados y brillantes, por momentos sostuvo la mirada a Valerys quien terminó por echar su cabeza hacia atrás reponiendo las energías que había gastado hasta ese momento.
Aegon se volvió hacia Valerys, se encargó de quitarse la camisa y los pantalones antes de asentar su cuerpo contra el de la castaña, clavando sus ojos celestes en ella como si estuviese pidiéndole permiso para continuar.
— ¿En verdad quieres esto? —Su voz era ronca, más que en cualquier ocasión, los vellos de la joven se erizaron por completo bajo su mirada .
—Lo deseo, Aegon.
—Voy a ser cuidadoso contigo —Asegura mientras posa su cuerpo por encima del de la joven.
—No necesito que lo seas.
Aquello enciende las entrañas del rubio como el fuego dragón, tiene que soltar un suspiro para no acabar antes con lo que ni siquiera había comenzado, entrecierra los ojos un momento mientras se aprieta contra ella, la presión dura apenas unos segundos, y entonces un punzante y repentino dolor se roba la respiración de la castaña quien cierra los ojos con fuerza bajo la mirada complacida del príncipe.
Clavo sus dedos en sus hombros, toda tensa, estaba preparada para alguna clase de dolor, pero jamás había imaginado que era la clase de molestia que te acalambraba hasta los pies.
Aegon le besó con suavidad y apoyo su frente contra de Valerys contra un momento, permaneció quieto hasta que las caderas de la joven se tornaron en su dirección, primero despacio y luego más rápido, el dolor fue cesando de a poco, Aegon se movía con cuidado mientras que la joven le rodeaba el cuello con sus brazos. Sus caderas se movían en un vaivén frenético, juntos, una mano de Aegon se deslizó por sus caderas para apretar ligeramente su muslo y así atraerle un poco más hacia el, si es que eso era posible; sus empujes eran más fuertes bajo su agarre.
Las facciones del rostro de Aegon se endurecieron, entonces parecía que iba perdiendo el control, su cuerpo se estrellaba con exquisito frenesí hasta que sus músculos se tensaron bajo el tacto de la piel de Valerys y con un gemido echó la cabeza hacia atrás y se estremeció de a poco.
BIEN MERECIDAS LAS 1900 PALABRAS DE ESTE CAPÍTULO.
(Disculpen la foto amo a Tom con el pelo castaño, es superior)
Por dios, bueno, cambie un poco el modo de escritura en cuanto ESA clase de escenas, la de Aemond fue un poco meh por qué quería expresarme de forma burda pero no sabía cómo, me esforcé y creo que esta quedo mejor, quería que fuese sensual sin tener que nombrar explícitamente las partes del cuerpo o esas cosas.
Creo que funciono, me explayé pero me gusto mucho el resultado, es diferente, más sensual.
Se lo merecía por que wino, se lo cogio al Aegon así que 🌝.
Pero bueno, no se olviden de pasar por TikTok, también actualizo El Dragón de dos Cabezas todos los días, aunque siento que El dragon de dos cabezas es una novela más oscura y más madura, con insultos más significantes y acciones más crudas, me gusta, se las recomiendo.
ASÍ QUE NADAAAAAA, los amo, y gracias por las leídas y votos, no lo puedo creer cada vez que lo veo, me encanta 😍, los amo y que tengan un lindo día.
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