Capítulo 5: SHELTER IN THE RAIN
Los rayos del sol, en su lento descenso hacia el horizonte, proyectaban una paleta de colores dorados sobre la superficie del lago, transformándolo en un espejo líquido que parecía atrapar destellos de la tarde.
En ese idílico rincón, Taehyung y Jungkook se encontraban suspendidos en un momento fuera de la zona temporal. Los latidos de sus corazones, se aceleraban al compás de un ritmo que marcaba la cadencia y las respiraciones, que, antes apresuradas, se volvían pausadas y profundas, como si el aire mismo se impregnara con electricidad. El susurro del viento entre los árboles se mezclaba con el sonido suave de sus respiraciones entrecortadas, y sus labios húmedos permanecían en los del otro en constantes movimientos que parecían nunca acabar.
Taehyung, con una ternura que se traducía en cada gesto, posó una de sus manos en la mejilla contraria a la que ya sostenía. Sus dedos acariciando la piel con una suavidad que contrastaba con la pasión que se desataba lentamente entre ambos, y con la otra mano, comenzó a acariciar la parte baja de su cabello, sus dedos deslizándose mientras trazaban una línea desde la cabeza hasta la espalda.
Su toque era tan ligero como el roce de una pluma, poseedor del poder de hacer estremecer todo su cuerpo hasta hacerlo cerrar los ojos.
Siguiendo los contornos de sus curvas con una delicadeza que contradecía la tensión, provocando un jadeo en Jungkook, quien al intentar tomar aire, tembloroso, se alejó ligeramente de Taehyung. Los ojos del castaño se posaron fijos en los del azabache, como si quisiera inmortalizar cada destello que emanaba de esos orbes.
―Tae... ―murmuró, pero su voz quedó atrapada en su garganta, después de que un dedo suave y delicado silenciara sus labios.
―Shhh ―susurró con voz grave el castaño, comunicándole que las palabras eran innecesarias en ese momento.
Jungkook, incapaz de resistirse, tomó la mano de Taehyung y la apartó de sus labios, posando las dos suyas en su pecho, empujándolo suavemente hacia atrás hasta hacerlo retroceder. Volviendo a besar con urgencia, abrazó su cuello, mientras sus dedos se perdían desesperadamente en ese hermoso cabello castaño, entregándose completamente.
En un arrebato, Taehyung cayó de espaldas encima del suelo arenoso y cubierto de hojas secas, sosteniendo a Jungkook sobre él con las dos piernas a los costados de su cadera y evitando cuidadosamente golpear la zona lastimada. El castaño bajó sus manos suavemente en donde se encontraban los muslos del azabache y con una destreza innata, se inclinó hacia delante para agarrar impulso y tomar a Jungkook de su camisa, desgarrándola por completo.
Ambos estaban casi contrayéndose entre sí, como si necesitaran conocer cada centímetro de la piel del otro y no sabían si era el calor de sol o el frío del agua que los hacía sentirse de esa manera, estaban totalmente perdidos.
Jungkook se inclinó hacia el castaño casi hiperventilando, con sus manos posándose sobre el suelo a los costados de la cabeza de Taehyung, mientras tomaba una pausa para recuperar el aliento. Luego, sus manos se deslizaron con ternura por su torso y espalda, explorando por completo su piel.
Tras segundos de caricias desesperadas, el castaño tomó a Jungkook de la cintura, intentando girar su cuerpo para quedar encima de él y apartando el resto de ropa mojada que traía encima sobre sus piernas, hasta dejarlo completamente desnudo.
Ambos volvieron a sus labios dejando una fina línea de saliva, mientras regresaban al otro rápidamente subiendo de tono.
―T...Taehy... ―intentó formular el azabache, pero cerró los ojos y abrió su boca exhalando al sentir al otro posar los labios en su cuello, trazando una línea de besos hasta la zona baja de su cadera―. Y...yo nunca hice esto con alguien en mi v...vi ahh ―jadeó, mientras con ambas manos tomaba la cabeza del castaño para llevarlo nuevamente hasta sus ojos.
―Entonces soy la persona mas afortunada, de poder tenerte así ahora mismo―respondió Taehyung, mirándolo fijo a los ojos y regresando a besar sus labios de tonalidad ahora carmesí.
Jungkook al sentir esa presión del cuerpo del otro en el suyo ahogó otro gemido, que lo hizo acelerar su pulso y voltear su cara enrojecida hacia un costado.
―E... esto es un poco vergonzoso, n...no creo que pueda continuar ―susurró, posando su mano en el hombro de Taehyung mientras lo arañaba suavemente.
El castaño hundió su cabeza en su pecho, sintiendo cómo este subía y bajaba rápidamente por su respiración, luego asintió, claramente desconcertado. Tras unos breves instantes, recuperó sus fuerzas y, al enderezar su espalda, se inclinó sin perder la posición, recogiendo las prendas de Jungkook que habían sido arrojadas al rincón opuesto, y las posó sobre su abdomen con delicadeza para cubrirlo.
Jungkook se estremeció al sentir la ropa húmeda sobre su piel, llena de un poco de arena que le otorgaba un singular resplandor. Sin embargo, permaneció inmóvil, aguardando otro gesto por parte del castaño, cuyo rostro denotaba evidente turbación.
―Lo siento, si me excedí... ―susurró Taehyung con una voz apenas audible, mientras su mirada revelaba un atisbo de arrepentimiento. Salió de entre las piernas de Jungkook, y de manera pausada, se incorporó al otro extremo extendiendo sus brazos con una intención clara de alzarlo.
Con gentileza, rodeó con sus brazos el cuerpo del azabache y lo elevó con suavidad. Jungkook, en ese instante, sintió un escalofrío recorrer su espalda y sus manos, temblorosas, se alzaron para ocultar las lágrimas que amenazaban con escaparse desenfrenadamente.
Taehyung decidió regresar al bosque cargando a Jungkook en sus brazos antes de que anocheciera por completo. Después de unos minutos, el silencio que daba vueltas sinfín de veces alrededor de ellos parecía adquirir una densidad aún mayor, generando en Taehyung una sensación de culpabilidad que pesaba sobre sus hombros como un fardo invisible.
―¿Te sientes bien? ―preguntó con voz suave, intentando romper el hielo en el camino.
Jungkook, aún con las manos cubriéndole el rostro, negó con la cabeza en respuesta. La tormenta de pensamientos que lo asaltaba era una carga demasiado pesada como para compartirla en ese momento, y prefirió sumergirse en el silencio, donde sus emociones podían desplegarse sin restricciones.
―Lo siento ―murmuró Taehyung, visiblemente afectado, pero esta vez con un tono más apagado.
Luego, Jungkook retiró las manos que ocultaban su rostro, y sus ojos se encontraron con los del castaño.
―Perdóname tú, lo he arruinado todo ―comenzó, luchando por encontrar las palabras adecuadas―. Me sentí un poco mareado y... y...yo ―pero estas se desvanecieron en un susurro, incapaz de expresar completamente lo que había estado sintiendo.
―No tienes que darme ninguna explicación, ni forzarte a hacerlo. Yo crucé una línea que jamás debía haber cruzado... ―intervino el otro rápidamente.
Cuando finalmente llegaron junto a la hoguera, en la oscuridad, Taehyung cuidadosamente acomodó a Jungkook en el suelo, prestando atención a cada detalle, como si quisiera asegurarse de que estuviera lo más cómodo posible. Reajustó la ropa que yacía sobre él sin ponérsela para evitar tocarlo demasiado, tratando de devolverle un poco de comodidad en medio de la inusual situación en la que se encontraban.
La tensión era algo pesada, ambos conscientes de que algo había cambiado entre ellos, algo que no podían ignorar.
Se miraron en silencio por un momento, como si intentaran leer en los ojos del otro los pensamientos que no se atrevían a expresar aún con palabras. Y después, el castaño se dedicó a encender el fuego, utilizando sus habilidades para avivar las llamas, mientras que el calor comenzaba a esparcirse por el lugar, el crepitar de las llamas proporcionando un reconfortante telón de fondo sonoro.
Jungkook, mientras tanto, lo observaba con sus rodillas recogidas en sus brazos y la ropa aun húmeda cubriendo algunas partes de su cuerpo, sus ojos brillando en evidencia de las lágrimas que aún luchaban por escapar de su interior y aunque las palabras apenas habían sido pronunciadas, decidió cortar el silencio que otra vez amenazaba con reinar en el espacio.
―No me sentí lo suficientemente capaz de hacerte sentir bien, así como lo estabas haciendo conmigo, siento que no te merezco... ―replicó el azabache mientras recogía su ropa desacomodada, temblando por el frío en el intento. Taehyung giró su mirada hacia él, sus ojos reflejando un profundo desconcierto y a pesar de la falta de palabras adecuadas para responder, Taehyung sintió la necesidad de comunicar lo que su corazón le dictaba en ese instante.
―Nunca me había sentido tan vivo como cuando te besé ―declaró, mientras el resplandor del fuego delineaba su perfil, destacando la sinceridad en sus palabras y realzando la intensidad de su expresión.
―¿Eres real, Kim Taehyung? ―susurró Jungkook, encogiéndose aún más y recostando su cabeza en las rodillas, observándolo fijamente de costado. Luego, el castaño se acercó hacia él, arrodillándose en el césped para quedar frente a frente.
―Si tú sientes esto que yo siento, entonces soy lo más real que existe en este mundo ―replicó, haciendo que una fina lágrima recorriera por la mejilla del azabache.
―¿Qué sucedió contigo? ―preguntó Jungkook con curiosidad, ya que sus recuerdos se limitaban hasta el momento del lago, donde dio su último suspiro de vida―. Me refiero al pasado... ¿Fuiste feliz? ―agregó.
La mirada de Taehyung se nubló ligeramente por la tristeza al recordar el tiempo que había transcurrido desde la partida de Jungkook, y negó con la cabeza.
―No fui capaz de vivir una vida feliz desde que te fuiste, perdóname, te he fallado... ―admitió con pesar en sus ojos, tratando de no profundizar demasiado en las circunstancias que había enfrentado.
―Concluí mi servicio militar, me ascendieron, luché con todas mis fuerzas, pero luego tuve que contraer matrimonio en medio de la guerra y... no fui capaz de mantenerme en pie, caí ―continuó, el relato siendo marcado por la pérdida, un testimonio de cómo la ausencia de Jungkook había dejado una herida profunda en su vida―. Mi último pensamiento siempre fuiste tú, por eso no sentí dolor alguno ―dijo con voz temblorosa, y sus ojos llenos de algunas lágrimas mientras compartía el último recuerdo que tuvo en vida.
Las lágrimas de Jungkook fluían sin restricciones, mientras un torbellino de emociones envolvían el ambiente.
―Fui egoísta, nunca debí cruzarme contigo y hacerte pasar por esto, sabiendo que me iría pronto. Soy un maldito idiota ―murmuró entre sollozos, expresando un fuerte arrepentimiento por la forma en que había dejado a Taehyung atrás.
―Nada de eso fue tu culpa, mírame, mi amor ―respondió el castaño con ternura, apartando el cabello que cubría la frente de Jungkook con la intención de secar cada lágrima que brotaba de sus ojos. Sus dedos trazaron líneas suaves por las mejillas del joven, como si quisiera borrar todo rastro de tristeza―. Estar aquí contigo ahora es lo que me hace más feliz ―confesó.
Jungkook, con el corazón martillándole con fuerza y sus ojos fijos en los labios de Taehyung, avanzó lentamente hacia él, dejando que la distancia entre sus rostros se acortara poco a poco, como si el universo mismo conspirara para unir sus labios nuevamente.
Cuando la necesidad de aire finalmente los obligó a separarse, Jungkook cortó el beso con suavidad y descansó su cabeza en el hombro de Taehyung.
―Tengo frío ―suspiró mientras secaba las lágrimas con sus manos, riéndose suavemente y contagiando al otro, quien lo miraba con ternura.
En ese instante, Taehyung recordó con una sacudida de conciencia que había dejado su chaleco y camisa en la orilla del lago. Era probable que, con el tiempo transcurrido, las prendas estuvieran secas y con una determinación suave en sus ojos, se incorporó con cuidado, asegurándose de no perturbar la delicada paz que habían encontrado en ese rincón aislado de la realidad. Finalmente, se puso de pie, enfrentando a Jungkook con una expresión serena.
―Voy a buscar la ropa que dejé en la orilla del lago, las olvidé por completo; en un momento vuelvo ―anunció Taehyung, con un tono tranquilo, tratando de no perturbar a Jungkook, quien se encontraba realmente sensible. Se preguntaba cómo reaccionaría momentáneamente, consciente de que él odiaba que se fuera de esa manera, y maldijo internamente su propia falta de previsión al haber olvidado las prendas en la orilla del lago.
El rostro de Jungkook, aún marcado por la confusión, no pasó desapercibido para Taehyung. Sabía que cada segundo contaba en ese delicado equilibrio que habían establecido, y se prometió a sí mismo que regresaría rápidamente con su camisa, deseando que ese breve intervalo no afectara negativamente el frágil vínculo que comenzaba a retejer nuevamente.
―¡Idiota! ―respondió Jungkook con una sonrisa, mientras se esforzaba por secar las últimas lágrimas que aún persistían en sus ojos.
―Volveré en seguida, no tardo ―dijo Taehyung con un gesto apacible mientras se alejaba, dejando a Jungkook desnudo bajo el resplandor de las llamas danzantes.
El castaño caminó con paso seguro hacia la orilla del lago, sus huellas marcadas en la arena húmeda que había acariciado momentos antes y la luz de la luna iluminaba su camino, añadiendo un toque de seguridad en su búsqueda.
Al llegar a la orilla, Taehyung encontró su chaleco y camisa desgastada justo donde las había dejado, ambas bañadas por los destellos que dejaba la arena, revelando su textura y detalles con resplandor, luego, las recogió sintiendo la tela seca pero fría bajo sus dedos. Con su mente llena de pensamientos, se detuvo brevemente al notar un pequeño ramillete de florecitas que crecían a orillas del camino, su delicadeza parecía reflejar la del azabache en ese momento, y con un gesto gentil, decidió recogerlas para él.
Con el ramillete en la mano y la ropa cuidadosamente doblada bajo el brazo, Taehyung continuó su camino de regreso, decidido a ofrecerle un gesto de cariño.
Al llegar, Jungkook se encontraba inquieto temblando en el suelo, sentando en la misma posición de antes, y al ver llegar a Taehyung suspiró hondamente, claramente más tranquilo. Taehyung procedió con cuidado a desdoblar las prendas, retirando las húmedas de Jungkook y reemplazándolas por las suyas, un gesto simple que Jungkook agradeció.
Mirando fijamente a Taehyung, con su nariz enrojecida por el frío extendió la mano con suavidad para acariciar su rostro y el contacto de sus dedos sobre la piel del castaño se sintió cálida y llena de ternura.
―Te amo ―susurró Jungkook, y el castaño se sonrojó de sobremanera, estando frente a él respondió a su gesto y le entregó las florecitas.
―Perdóname ―dijo Taehyung en su lugar, acercando su otra mano para tomar la mejilla del contrario intentando continuar―. Soy un tonto.
―No tienes que disculparte por nada, Lord Kim ―replicó Jungkook, sonriéndole y aceptando el ramillete mientras se removía para acomodarse de mejor forma y cubrirse con la ropa del castaño, acercándose a su hombro para susurrar en su oído―. Duerme junto a mí hoy.
El tiempo transcurrió con calma mientras ambos jóvenes yacían acostados uno junto al otro. Taehyung se había puesto la camisa de Jungkook que había rasgado horas atrás, y, Jungkook, acurrucado entre sus brazos, dormía plácidamente con un rostro sereno y sin rastro de turbación.
El fuego de las brasas continuaba ardiendo en su pequeño rincón, proporcionándoles calor en medio de la fría madrugada.
Cuando Taehyung sintió a Jungkook removerse bajo él, abrió los ojos con suavidad y se acomodó con un gesto cuidadoso, rodeando la cintura del joven y atrayéndole hacia sí, de manera que este quedara resguardado en su pecho una vez más. Luego, alzó la mirada hacia el cielo, donde las estrellas titilaban, y en ese momento, todo parecía estar en su lugar.
―¿No puedes dormir? ―dijo una voz bajita susurrando y Taehyung, que había estado absorto en sus pensamientos bajó la mirada hacia Jungkook, quien parecía haberse despertado. El resplandor de las brasas aún iluminaba sus rostros, permitiendo a Taehyung ver la expresión de Jungkook, con sus ojos aún soñolientos pero llenos de curiosidad que buscaban la respuesta en el rostro del castaño.
―No puedo dejar de pensar... ―confesó Taehyung con sinceridad, su voz apenas un susurro―. Es como si hubiera estado esperando este momento durante años, y ahora que estoy aquí.... Siento que no lo merezco.
―No eres el único ―susurró Jungkook en respuesta. Cada uno llevaba consigo el peso de su ausencia, y ahora que estaban reunidos, era casi difícil de creer―. Quiero que esto dure por siempre ―continuó, tomando con suavidad mechones castaño del cabello de Taehyung, jugueteando con ellos entre sus dedos.
―Intenta dormir, tus heridas aún no han sanado por completo ―susurró con suavidad, sus dedos acariciando con ternura los labios de Jungkook, dejando escapar un ligero suspiro antes de decir con un tono burlesco.
―Arruinaste mi camisa ―bromeó al mirar hacia abajo, observando la camisa rasgada a la mitad, que el otro había utilizado para reemplazar la suya, dejando su pecho medio descubierto.
Taehyung se sonrojó ligeramente.
―Quédate con la mía si eso quieres, sabes que me dejé llevar ―respondió con timidez, sus palabras llevando consigo un toque de vergüenza.
Jungkook no pudo evitar reírse más fuerte al escuchar la respuesta de Taehyung, sacudiendo la cabeza con diversión.
―No es eso, solo que... ―sus palabras se detuvieron abruptamente cuando sintió los labios cálidos de Taehyung sobre los suyos, sus ojos se cerraron instintivamente, y sus labios respondieron de inmediato, abriéndose en movimientos constantes para recibir y corresponder los del castaño.
Y después de algunos minutos de caricias tiernas que compartieron, el sueño los consumió lentamente.
A la mañana siguiente, cuando los primeros rayos del sol comenzaron a acariciar su cuerpo, Jungkook abrió lentamente los ojos. El olor a humo lo sacó de su sueño, y se incorporó con cuidado, sintiendo la suavidad de la hierba bajo su cuerpo.
Al mirar a su alrededor, vio a Taehyung al otro extremo, dedicado a reavivar la hoguera. Con destreza, colocaba leña nueva en el fuego, y una pequeña nube de ceniza se elevaba en el aire mientras trabajaba.
―Buenos días ―saludó con una hermosa sonrisa cuadrada en el rostro, sus ojos brillando y con un poco de ceniza en su cara. Se acercó a Jungkook, dejando su tarea a un lado mientras el otro joven, poniéndose también de pie y estirando su cuerpo, le devolvía la sonrisa.
Observando las piernas desnudas de Jungkook, Taehyung se sonrojó, y con un suspiro, Jungkook se acercó, limpiando la suciedad de la cara del castaño bufando tiernamente.
―¿Qué tanto me ves, tontito? ―dijo, sobresaltándose ligeramente cuando Taehyung posó sus manos en su cintura para intentar darle un beso. Al hacerlo, Jungkook volteó la cara y escapó de su agarre, dejando que sus risas se elevaran en el aire.
Los rayos del sol que se filtraban a través de las hojas de los árboles iluminaban el camino, creando un juego de luz y sombra, junto con el crujir de las hojas bajo sus pies mientras avanzaban, el sonido mezclándose con sus risas.
En medio del juego, un sobresalto recorrió a Jungkook cuando una de las luces flotantes emergió súbitamente cerca de él, liberando una cadena de destellos luminosos que serpentearon a lo largo del bosque. Luego, se detuvo en seco, su expresión llena de desconcierto, girándose rápidamente hacia Taehyung en busca de alguna señal. El castaño, aunque también sorprendido por la inesperada aparición de las luces, mantuvo la calma y dejó que una sonrisa curvara sus labios.
Se acercó a Jungkook y con delicadeza, extendió su mano hacia la luz; esta comenzó a danzar a su alrededor, creando patrones brillantes en el aire.
―¿Las quieres seguir? ―preguntó el castaño, su mirada fija en Jungkook, quien deshizo un poco la sonrisa que adornaba su rostro.
―Aún no confío en ellas ―respondió.
―Seguro nos quieren mostrar algo ―sugirió Taehyung, y el azabache solo asintió, confiando en él.
Mientras seguían el patrón de luces, Jungkook se ajustó a un lado de Taehyung, tomando su brazo para sentirse seguro. Entonces, el otro joven se giró hacia él y lo alzó en su espalda, evitando que tuviera que caminar todo el trayecto a pie. Jungkook abrazó su cuello con los brazos y dejó un tierno beso en la zona para hacerle saber que estaba agradecido por ello.
Tras recorrer durante un tiempo, el rastro de las luces flotantes, en el límite del sendero, se presentó ante ellos una cascada majestuosa, que descendía con gracia desde lo más alto de una colina cubierta de vegetación. El sonido del agua fluyendo, era un cántico melodioso de la naturaleza, que se encontraba enmarcado por una profusa vegetación que parecía esconder un pasaje secreto en su seno. Las hojas y ramas verdes vibraban, proporcionando un contraste con la espuma blanca y reluciente del agua cristalina que caía.
―Es hermoso ―mencionó Jungkook al contemplar la cascada con cautela―. Por ahí hay un camino de piedras, podríamos cruzarlo para ver que hay más allá ―y con una sonrisa, señaló hacia un conjunto de piedras que se extendían a través del arroyo, ofreciendo una forma segura de cruzar sin tocar el agua.
Taehyung se adelantó y con delicadeza, extendió su mano hacia Jungkook en un gesto cortés, como una invitación. Jungkook, sintiendo una chispa en el cálido roce de sus manos entrelazadas, aceptó la oferta silente del otro joven.
A medida que se acercaban al final del sendero de piedras, la cascada los rodeaba con su rocío, salpicándolos con gotas cristalinas, y, la luz se filtraba a través del agua en caída, creando un arco iris efímero que pintaba el aire a su alrededor.
Finalmente, llegaron a un punto donde debieron mojarse un poco para cruzar el manto de agua y vieron que este cubría la entrada de una formación rocosa hueca. El ensordecedor rugido de la cascada se desvaneció cuando cruzaron, siendo reemplazado por un ruido más suave. Las paredes de la cueva estaban tapizadas de musgo esmeralda y enredaderas que descendían desde lo alto, el suelo, también estaba salpicado de pequeñas piedras que relucían como diamantes en la tenue luz que se filtraba desde la entrada.
―Podría quedarme aquí por siempre ―susurró Taehyung mientras alzaba la vista hacia las altas paredes del interior. Jungkook, compartiendo el mismo sentimiento, continuó...
― Adiós, hoguera del bosque. Podemos hacer una nueva aquí mismo ―dijo mostrándole una sonrisa al castaño.
El interior de la cueva les ofrecía un santuario alejado del bullicio del mundo exterior. Las paredes, cubiertas de musgo, se fusionaba con la frescura del aire y cada rincón impregnado de silencio, como si la cueva guardara secretos que solo revelaría a aquellos que apreciaran su belleza.
―¿Quieres bañarte? El agua se ve increíble. Yo iré por leña para encender el fuego ―propuso Taehyung con una sonrisa en los labios, mirando hacia la refrescante cascada. Jungkook lo miró de reojo y, con las mejillas ligeramente sonrojadas, asintió con burla.
―Tú y los leños...
Taehyung rió y luego asintió con la cabeza avergonzado, dirigiéndose hacia la salida de la cueva. Sin embargo, después de dar unos cuantos pasos, detuvo abruptamente su avance y se giró hacia Jungkook, con un gesto amable
―Si quieres, hazlo ahora. No sé cuánto tiempo me llevará recolectar la madera, y quiero que te sientas cómodo.
Después de que Taehyung se alejara, Jungkook se tomó un momento para quitarse las prendas y, con cuidado, se acercó a la salida, sumergiéndose en el agua cristalina. La frescura del líquido acariciaba su piel, limpiando cada rastro de arena y suciedad del día anterior, mientras se sumergía más profundamente. Jungkook no midió el tiempo que pasó en el agua, absorto en la sensación del líquido que le envolvía por completo y cuando finalmente decidió salir para regresar a la orilla, tomó la camisa de mangas largas de Taehyung y se cubrió el torso.
Sus ojos se encontraron con una figura en la distancia que sostenía un montón de leña en sus brazos; por supuesto era Taehyung, caminando con una sonrisa cálida, esa hermosa que siempre tenía en su rostro.
―¿Quieres que te ayude? ―preguntó Jungkook con amabilidad y se acercó a él, cruzando sus brazos detrás de su espalda, mientras observaba a Taehyung sosteniendo los troncos de madera.
Sin embargo, este último se negó con caballerosidad y se dirigió hacia la cueva, siendo seguido de cerca por Jungkook.
Una vez dentro, Taehyung colocó la madera en el suelo, sacudió sus manos, y con destreza, intentó encender el fuego. Cuando las llamas cobraron vida, dejó que Jungkook se sentara junto al calor, mientras él se quitaba la camisa y la colocaba en sus piernas desnudas.
La luz parpadeante de las llamas iluminaba la cueva, creando sombras danzantes en las paredes cubiertas de musgo, y Jungkook, aún envuelto en la camisa cálida de Taehyung, se sentía reconfortado por el calor del fuego y su compañía.
Después de unos minutos, comenzó a llover, y el ambiente ahí dentro ya era acogedor, gracias al fuego que crepitaba en su interior.
Taehyung se acercó a Jungkook acuclillándose y poniéndose de espaldas por un momento, para acomodar algunos leños en su nueva fogata. Fue entonces cuando Jungkook notó algunos pequeños rasguños esparcidos en su espalda y con suavidad, se inclinó acercándose más a él, para deslizar su mano por esa zona de piel, sus ojos aguándose al instante.
Taehyung se sobresaltó ligeramente al sentir los dedos de Jungkook en su piel, girando la cabeza para mirar lo que estaba ocurriendo. El azabache, con la prenda que Taehyung le había colocado en las piernas ahora en el suelo, se acuclilló de manera similar para quedar a la altura del castaño y dirigirse a él con palabras cargadas de gratitud.
―Gracias por insistir en quedarte conmigo todo este tiempo ―expresó, sus ojos empañándose con la profundidad de sus emociones.
Taehyung cerró los ojos, sintiendo el cálido contacto, suspirando brevemente ante el gesto sincero. Luego, Jungkook acercó sus labios y dejó una línea de besos en su espalda, entremezclados con lágrimas que caían de manera íntima, haciendo que el castaño abriera los ojos de par en par y no pudiera mantenerse mucho tiempo de cuclillas, abrumado por las emociones que el azabache estaba desencadenando en su interior.
Girándose hacia él, tomó sus mejillas con las manos y lo miró profundamente por algunos segundos.
―No hagas eso, por favor ―susurró en forma de súplica―. Perderé el poco control que me queda, si sigues haciendo eso...
Y sin poder continuar de decir, Jungkook lo silenció con los labios en los suyos.
―Q...quiero que me beses hasta que se acabe el día ―expresó, separándose ligeramente de los labios de Taehyung, cerrando los ojos para buscar mayor proximidad al acercar sus frentes.
―Lo haré hasta que amanezca si eso quieres ―respondió el castaño con dulzura.
Luego Jungkook se asomó a su cuello con los labios y siguió trazando besos hasta llegar a su pómulo para susurrar en su oído.
―Hazme tuyo Kim Taehyung, ahora, en este momento.
El castaño se sobresaltó, al sentir a Jungkook removerse y tomar la camisa holgada que lo cubría. Al quitarla rápidamente, dejó su cuerpo totalmente desnudo frente a él, volviendo a sus labios ferozmente y trepando con sus manos hasta la altura de sus hombros.
Luego de unos segundos de procesar la situación, Taehyung, a pesar de haber experimentado algo similar el día anterior, esperó a que Jungkook se acomodara. Y encontrando una posición cómoda, con el azabache aún sosteniéndose en sus labios, tomó con firmeza sus muslos y los cargó completamente, sentándolo en su cadera.
Jungkook se dejó llevar por la acción, entregándose por completo.
Taehyung ascendió con ambas manos a la cintura de Jungkook, aplicando presión sobre sus cuerpos, y este se inclinó aún más, abandonando los labios del castaño para ahogar un gemido y arquear su cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello de manera provocativa. El castaño, siguiendo la invitación silenciosa, descendió con la cabeza y trazó un camino húmedo con su lengua en esa zona sensible, mordiendo suavemente la piel, provocando que Jungkook se contrajera.
Con ansias, el azabache bajó las manos desde los hombros de Taehyung para intentar despojarlo de su pantalón, y, con una pizca de urgencia, desabrochó el botón y ayudó al castaño a quitarse la prenda rápidamente. Con el pantalón apartado, se reincorporó sobre Taehyung, comenzando a moverse suavemente sobre su intimidad, jadeando pausadamente sobre su pecho y sintiendo cómo su interior se humedecía rápidamente en respuesta al deseo que los consumía.
Con un poco de vergüenza el azabache bajó la cabeza al ver fluir un líquido blanco algo espeso de su miembro, que estaba manchando la pelvis de Taehyung. E intentando limpiarlo con desesperación, hizo que su mano se llenase un poco, dando un suspiro ahogado que hizo a Taehyung reír.
―No te preocupes por eso, es de ambos ―susurró mostrándole una sonrisa.
Jungkook volvió su mirada hacia él con ojos aguados y Taehyung le tomó esa mano, besándola suavemente, permitiéndole ver estrellas de la sensación que le dejaba el toque. Después, al posar nuevamente la manos en su cadera, lo levantó para dejarlo bajo él y este abrió las piernas cómodamente para darle espacio.
El castaño se acomodó entre ellas viendo el pecho del azabache subir y bajar aceleradamente, entonces, sin quitar una de sus manos de la posición, lo levantó tenuemente desde la cintura haciéndolo arquear la espalda a la altura de su pelvis.
Acercando la punta de su miembro, penetró suavemente la entrada entre sus glúteos, esperando una reacción del otro para continuar. Jungkook ahogó un grito y Taehyung lo besó inmediatamente, distrayéndolo del dolor que lo hacía temblar mientras su entrada se abría.
―¿Te duele? ―preguntó besándole el cuello, mientras el otro permanecía con una mano cubriendo su frente y con la otra arañando la poca vegetación que había del suelo con las uñas, mordiendo sus labios.
Gimió por segunda vez y Taehyung bajó su cadera, posándola en el suelo para volver a besarle el cuerpo, aún dentro de él gruñendo entrecortadamente.
―S...siento que no puedo respirar ―respondió el azabache como buenamente pudo, sintiendo un calor invadir todo su cuerpo.
―¿Quieres que paremos aquí? ―continuó el castaño volviendo a mirar fijamente sus ojos, apartando el brazo que los cubría, pero este solo negó con la cabeza, levantando un poco su pecho cuando sintió al castaño retirarse de él y volver a entrar.
―Ahhh ―gimoteó.
Su cadera se contrajo involuntariamente haciéndolo casi gritar, dejando un rastro de ardor al retorcerse mientras sentía el miembro del castaño moverse esporádicamente. Por lo que luego de unos segundos, Taehyung recostándose al otro costado y girando su cuerpo, lo invitó a subir sobre él.
Jungkook inexperto, no supo dónde colocar las manos por el momento de nerviosismo que reinó en su cabeza, así que el otro joven lo guió poniendo ambas a los costados de sus hombros, haciéndolo inclinarse sobre su pecho. Taehyung levantó sus propias piernas para darle altura al con sus muslos, y este solo se dejó caer sobre él con las piernas abiertas, haciendo jadear al castaño al sentir el peso de su cuerpo caer. Luego, movió sus manos para tomar nuevamente su miembro y ponerlo en dirección hacia la entrada del azabache.
Jungkook subió y volvió a bajar delicadamente sintiendo placer en los breves segundos que duró.
―Muévete todo lo que quieras, te haré sentir bien ―gruñó el castaño regresando a posar sus manos en la fina cintura del otro que jadeaba desesperadamente sobre su cuello, e intentó regular su respiración, pero al final no pudo responder.
―Hah ah... ―jadeó el azabache, siendo eso los únicos sonidos que sus cuerdas vocales pudieron formular.
Taehyung comenzó a guiar con sus manos el balancear de su cadera con movimientos tornándose cada vez más fuertes, hasta escuchar al otro sollozar en su oído suplicando que no se detuviera. Sus esencias se entremezclaban mientras las manos de Jungkook vagaban ahora por su pecho, arañándolo desesperadamente hasta dejar la piel algo rojiza.
Ahogó algunos gemidos en medio de la faena, tanto que al momento de sentir llegar los espasmos causados por las embestidas, paró en seco al llegar al clímax.
Taehyung no apartó sus manos de su cadera, balanceándolo sobre él a través del orgasmo, hasta terminar. Y finalmente, salió de él, con un Jungkook contorsionándose y jadeante casi adormecido sobre su pecho. Gotas de sudor perlaban la frente de Taehyung, sintiendo cómo esas suaves y tersas piernas que le rodeaban la cadera yacían temblando, con las rodillas flexionadas a ambos lados.
Con cuidado, el castaño extendió un brazo para alcanzar una prenda cercana y la utilizó con delicadeza para limpiar la intimidad de Jungkook, aunque la posición limitara su alcance. Y luego, tomó otra prenda colocándola sobre sus hombros, proporcionándole cobijo y calidez.
―¿Te sientes bien? Sigues temblando ―preguntó Taehyung con preocupación, manteniendo a Jungkook recostado sobre su pecho en la misma posición, sintiendo cómo su corazón bombeaba rápido contra contra sus costillas. Seguidamente, sus brazos lo envolvieron, acariciando su espalda sobre la tela que lo cubría, buscando calmar su respiración.
Jungkook se removió sobre él, inhalando profundamente en su cuello, y asintiendo ligeramente, cerró los ojos para acurrucarse, buscando comodidad.
―Estamos algo pegajosos, ¿No te duele estar en esta posición? Deberíamos recostarnos ―sugirió Taehyung, consciente de que la posición en la que se encontraban podría no ser la más cómoda para Jungkook, pero este solo negó con la cabeza.
―Q...quedémonos así, quiero tenerte de esta forma más tiempo ―respondió el azabache, sin inmutar ningún movimiento, por lo que Taehyung aceptó con cariño, dejando un pequeño beso en su cabeza.
―Me tendrás así todo lo que quieras, mi amor.
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