• the end of our worlds •
El 18 de abril era el presunto fin del mundo. Y Todoroki no podía estar más ansioso por ello.
Bueno, no era técnicamente el fin del mundo como todos lo imaginaban —ya saben, ese día del Apocalipsis tan aterrador donde los cielos se abrirían para llevarse solo a los buenos, los malos arderían en el infierno y aquel en el que Lady Gaga dejaría de sacar discos.
Shouto quería que la tortura terminase pero no estaba seguro qué tan pronto lo quería.
De todas formas, el fin de algo iba a presenciarse esa misma noche. Y no, no era la de su flamante virginidad —aunque no lo descartaba— sino otra cosa más.
Pero mejor era rememorar los hechos: acerca del por qué se suponía que llegaba el juicio final y el motivo de que Todoroki pensase tanto en ello.
Y podía resumirlo en cinco palabras muy simples: todo era culpa de Midoriya.
Sí, Midoriya Izuku —aquel niño que vivía en su vecindario y que era su mejor amigo desde que tenían como siete años y ambos eran uno marginados sociales. En ese momento ya tenían diecisiete pero nada parecía haber cambiado en su amistad —ni siquiera el amor del pecoso por las teorías conspirativas—; o bueno... una cosa sí que cambió.
Shouto se había enamorado de Izuku en el proceso.
Sí, sí, él ya sabía lo que todos pensaban: ¿cómo alguien como Todoroki se había ido a enamorar de alguien como Midoriya?
Eran como el agua y el aceite. Allí donde Shouto nunca sonreía, Izuku tenía cientos de ellas para llenar el hueco. O en donde su mejor amigo era optimista, él siempre veía el lado más negro de las cosas. Izuku era como una brillante supernova y Shouto era una enana marrón —sí, esos cuerpos espaciales que no tenían suficiente masa y no eran lo suficientemente especiales como para convertirse en estrellas; es decir, unos fracasos intergalácticos.
Y también en donde Midoriya era un pequeño nerd conspirativo que se la pasaba leyendo blogs y videos en YouTube de dudoso contenido intelectual... Todoroki era la persona más objetiva y amante de la ciencia sobre el planeta.
Aquello les había causado decenas de peleas mientras crecían —a veces se sumaban Iida y Ochako, los otros miembros del squad, mientras que el desempate siempre quedaba a manos de Tsuyu— y unos cuantos días sin mandarse memes antes de dormir.
Él no lo entendía. No podía comprender qué cosas pasaban por el cerebro de Midoriya cómo para fascinarse con un texto fantasioso sobre cómo los reptilianos dominaban el planeta.
—¿Listo para morir esta noche, Sho-chan? —bromeó Midoriya en cuanto Todoroki salió de su casa. El muchacho llevaba una pesada mochila y varias bolsas de papel que Shouto se ofreció a cargar.
—Midoriya, yo nací listo.
Izuku soltó una de sus gloriosas y estúpidamente adorables risitas. Shouto no lo decía broma —rara vez bromeaba con ello, pero la gente solía carcajear cuando hablaba de acabar con aquel agujero negro de existencia que era la vida— pero no tenía en problema de usar todo su repertorio para escuchar aquel musical sonido todos los segundos que quedaban de su vida.
Y más aún si era porque iban a morir esa noche.
Midoriya parecía como un niño con azúcar recargada en sangre. Esas mejillas tan redondas y pecosas debían estarle doliendo de tanto sonreír y probablemente su teléfono se quedase sin batería a cinco minutos de llegar de tantas fotos y videos que tomaría.
Pero aunque aquello fuese estúpido, una farsa, una pérdida de tiempo, un dolor en el trasero... allí estaba Todoroki siempre.
Porque era su mejor amigo. Y porque lo amaba. No sabía cuál de las dos tenía más peso, pero combinadas hacían que su dignidad se fuera por el tacho. Él no podía evitarlo —decirle no a Izuku se sentía como negar una caricia a un perrito mojado y con ojos saltones.
—Traje varios de mis libros —contó Izuku de camino al descampado en el que se asentarían—. También unos binoculares extra, porque sabía que no traerías los tuyos, Sho-chan.
—Siempre tan contemplativo —Shouto curvó la esquina izquierda de su boca—. ¿Qué haría yo sin tu cerebro?
—Bueno, ya sabes que lo del cerebro tal vez no sea tan así —Izuku señaló a su sien con los ojos abiertos de par en par—. Es posible que sea el conducto por el cual los aliens nos estén manejando sin que nos demos cuenta.
—¿Cómo no lo había pensado antes? —Shouto bufó con ironía.
Venga, tal vez los aliens son los culpables de que me guste un completo y adorable freak.
—Porque ellos no quieren que pensemos eso —Izuku susurró—. Probablemente si se enteran que lo sabes vendrán a abducirte y borrarán todos tus recuerdos.
—Pues qué bien —Todoroki exclamó—. Podré olvidar la imagen de las nalgas flácidas de Bakugo esa mañana en que Kirishima le bajó los pantalones. Estoy seguro que mi vida será un poco menos miserable, como antes.
—¿En serio ese recuerdo es el que te haría feliz borrar? —preguntó Midoriya con escepticismo—. ¿No prefieres la vez que encontramos a tu padre con...?
—Suficiente información por esta noche —lo interrumpió Shouto—. Y por lo que me queda de vida.
Izuku rio maliciosamente —lo que quería decir, que era una risa de lo más tierna con una mueca picaresca que iluminaba su belleza.
—Lo cual tampoco es mucho tiempo para que sepas.
—Claro —coincidió Shouto—. Los aliens, ¿me recuerdas por qué es que vienen justo hoy...? Hubiesen venido antes de los exámenes finales, mínimo. Vaya desconsiderados.
El rostro de Midoriya se encendió entonces con emoción. Inspiró una gran bocanada de aire e infló el pecho, como si estuviese a punto de disertar una importante maestría en la Universidad de Harvard.
—Bueno, estaba este tipo en Twitter, Ty...
—¿Quién es Ty? —replicó Shouto con las cejas fruncidas—. ¿Lo conocemos? ¿Debo recordarlo?
—Sho-chan, no... no es alguien que conozcamos.
—¿Y por qué le llamas Ty?
—Porque... porque no sé, ¿vale? Ese era su nombre en Twitter.
—O sea que lo conocías.
—¡No! —Izuku exclamó exasperado, sujetándose el puente de la nariz—. Lo conocí luego de todo este embrollo, ¿okay? Ahora déjame hablar o te meteré uno de mis calzones de All Might en la boca.
Bueno, no me quejaría de eso, pensaba Todoroki.
—Mira, resulta que este Ty...
—Al que no conocemos —completó Shouto, ajustando las bolsas de papel en sus brazos. Midoriya le dio un golpe suave en la mejilla.
—Oye, estás muy charlatán hoy.
—Lo siento —Todoroki apretó su lengua—. Estoy algo ansioso por los aliens.
—Como sea —Midoriya rodó los ojos ante su sarcasmo—. Ty, y otros usuarios de Twitter recibieron unos extraños audios encriptados por WhatsApp...
—¿Quiénes?
—Sho-chan, ya cállate —volvió a ordenar Izuku—. No sé quiénes eran y no viene al caso, ¿vale? A veces eres imposible.
—Pero es que, ¿cómo quieres que confíe en estos fulanos sin nombre? Al menos Ty fue amable en revelar su identidad.
Bueno, aquello no era cierto. A Todoroki no podía importarle menos lo verosímil que pudiese resultar el relato de todos esos sujetos —él no dudaba que fuese una gran mentira hermosamente maquillada.
Solamente estaba demasiado nervioso de estar tan cerca con Izuku, y porque pasarían la noche bajo las estrellas esperando el fin del mundo. Y su lengua, por alguna razón, no quería callarse.
A ese paso para cuando terminase la noche acabaría escupiéndole la verdad sobre sus sentimientos. Y ahí sí que estaría más jodido que Ty y sus amigos de Twitter.
—Bueno, a lo que iba —Midoriya carraspeó—. Ty y el resto recibieron una serie de audios encriptados, que básicamente pudieron traducir a algo como «SOS peligro SOS favor de evacuar, no son humanos SOS» y una serie de números muy extraños que nada parecían significar.
—Pues parece la trama de un capítulo de los X Files —Shouto pensó—. ¿Seguro que no es solo una artimaña publicitaria para crédulos como tú?
Izuku soltó un suspiro cansado. Ese era el día a día de ambos —una eterna pelea entre la emoción infantil de Midoriya por encontrar el misterio en un mundo tan aburrido y el aguafiestas de Todoroki que pinchaba esa burbuja antes de que pudiese formarse.
Discutieron brevemente hasta que alcanzaron el descampado al que solían escaparse para avistar las lluvias de estrellas —lluvia de pedazos de OVNIs según Midoriya— y armaron su pequeño nido: una vieja manta que los protegería de los insectos y las piedras, así como un par de almohadas y todo el arsenal del pecoso; el kit básico del conspirativo, solía bromear.
Mientras Midoriya desembolsaba los binoculares, las botanas variopintas y todas sus revistas nerds, Todoroki analizó lo hermoso de la noche. Era pleno verano y el cielo estaba despejado; las estrellas brillaban en cada rincón del firmamento, tan fuerte e intenso, que incluso podía ver los cúmulos de polvo estelar que estas desprendían.
La brisa era ligeramente fresca —si Todoroki no hubiese tenido la iniciativa de un perezoso en hibernación, estaba seguro que podría haber pasado su brazo por el hombro de Izuku para darle un poco de calor corporal. Pero esas cosas él no podía hacerlas; se había cansado de espiar a Kirishima y Kaminari para ver cómo ambos dominaban el fino arte de seducir, pero cuando Shouto lo intentaba terminaba viéndose como un poste de luz con coqueteos muy cutres.
Izuku se acomodó sobre la manta, de cara al bello cielo que los recibía. Shouto hizo lo mismo, pero se tomó unos brevísimos segundos en observar de arriba las hermosas pecas de su mejor amigo que brillaban con la luz de la estrellas; estaba seguro que jamás podría ver una imagen más bella.
Bueno, eso era mentira. Izuku Midoriya siempre se superaba a sí mismo. En absolutamente todo.
—Bien, Sho-chan —empezó Midoriya—. ¿Me dejarás continuar? ¿O en serio quieres morir sin conocer la historia completa?
—Permiso concedido —respondió Todoroki, tomándose un puñado de pistachos—. Sabes que no me gusta ser ignorante y debo llenarme de conocimientos mientras puedo.
—Vale —Izuku volvió a inhalar antes de proseguir—. ¿Tú recuerdas aquel avión malayo que desapareció en 2014? ¿Del que nunca se obtuvieron conclusiones ni se encontraron restos? Bueno, esos números extraños del audio que Ty recibió eran algo así como coordenadas a un punto específico en el mar, muy cerca de Malasia y de la zona en que el avión perdió contacto con la torre de control.
—¿Y qué tiene que ver un avión en todo esto? ¿Lo conducían los aliens, acaso?
Todoroki tuvo una extraña imagen de un hombrecito verde con traje de piloto mientras conducía un avión en llamas directo al océano. Juntarse con Midoriya lo estaba jodiendo emocional e intelectualmente.
—¡Que no...! Ay, por All Might... —hizo un adorable puchero.
—Izuku, prometiste que ya no jurarías por All Might —Shouto lo reprendió—. Es vergonzoso.
—No puedo evitarlo, Sho-chan —Midoriya confesó nervioso—. Anoche me quedé hasta las 4 am leyendo un blog sobre cuánto creen que mide el paquete de All Might. Algunos se decantaban por doce centímetros, pero los más extremos decían que ocho.
—Santo dios —Shouto dio un respingo.
—Sí —Izuku dijo, pensando que Shouto estaba sorprendido por el tamaño de la lombriz de All Might y no porque su amigo leyera sobre esas cosas—. Porque el traje es muy apretado y pareciera no tener nada, ¿tú sabes? Bueno, sí, claro que lo sabes. Vimos All Might en mi cama desde que teníamos pañales...
—No me recuerdes esas épocas.
Izuku se rio al ver un suave rubor sobre sus mejillas, pellizcándoselas sin vergüenza mientras lo miraba de costado. El corazón de Shouto martilleaba ante aquel contacto.
—Bueno, dejando de lado los pocos atributos de All Might...
—Al cual no sé porqué llegamos —Shouto gruñó.
—Y siguiendo con el avión desaparecido: Ty recibió muchos mensajes anónimos en su cuenta de Twitter, algunos en indonesio, otros en malayo y dos en código Morse. Todos hablaban sobre una cosa no humana que estuvo involucrada en ese hecho y algo importante que ocurriría en una fecha específica. Hasta Stephen Hawking, que en paz descanse, dijo que algo ocurriría en el 2018.
—Y eso nos trae al día de hoy.
—¡Y eso nos trae al día de hoy! —exclamó Midoriya con emoción, soltando chillidos fanboy—. Tú ya sabes que yo era un ferviente creyente de que el avión malayo fue derribado por estadounidenses; digo, derribaron sus propias Torres Gemelas para culpar a Al Qaeda e invadir Medio Oriente en busca de petróleo, ¡y también hicieron un montaje de la llegada del hombre a la luna! Son unos oportunistas, en serio, eso sin mencionar que probablemente Trump sea un reptiliano...
Todoroki lo miraba completamente embelesado. No estaba seguro de qué estaba parloteando ahora Midoriya —algo sobre los Illuminati, estaba seguro—, ya que solo podía observar la forma en que su boca se movía velozmente, pasando de vez en cuando la punta de su lengua para humedecer sus resecos labios.
¿Era normal pensar que su mejor amigo se vea sexy mientras hablaba de ñoñadas conspirativas?
Para él no era algo malo; a algunos les calentaba el francés —lo único que sabía decir era omelette du fromage— y a otros les gustaba la ropa interior del animé My All Might Academia.
¿Izuku hablaba sobre cómo Elvis Presley no estaba muerto y se había fugado a Sudamérica? Shouto empezaba a desvestirse mentalmente.
¿O cuando le contaba sobre el Triángulo de las Bermudas y cómo todos los barcos y aviones se perdían en sus aguas? Shouto quería perderse también pero no precisamente en ese triángulo.
A él le ponía cachondo que le hablaban de teorías conspirativas. De las más estúpidas y absurdas. Era así de simple; Shouto quería revolear sus calzones cada vez que Midoriya decía la palabra alien.
De hecho, estaba empezando a sentir calor y deseos de quitarse la ropa.
—La cosa es que Ty vio que alguien tomaba fotos de su casa y pensó que moriría esa noche y pues no se ha vuelto a saber nada de él, ¡incluso su cuenta de Twitter ya no existe! Ochako dice que tal vez la CIA se lo llevó para encubrir todo, pero hay tantas posibilidades...
—Fascinante —dijo Shouto, aunque no precisamente sobre la historia del fulano Ty.
—¡Sí, es fascinante! —Midoriya exclamó—. ¡Y por eso esperaremos a verlos aquí! Quizás logremos subir un video a Instagram antes de que nos maten a todos con sus rayos laser, ¿cómo crees que serán? Tal vez tengan un solo ojo o una cabeza gigante como la de Iida... ¡Oh! ¡Espero no tengan mal carácter como Kacchan! Puede que hasta vengan a invadirnos en paz, bueno todo lo pacífico que pueda ser una invasión planetaria...
Todoroki, sin darse cuenta, soltó un bufido escéptico. Midoriya frunció automáticamente las cejas, luciendo ofendido de repente.
—Vamos, no me digas que crees en esas cosas de verdad...
—¿Y por qué no? —preguntó a la defensiva—. Siempre lo he hecho, Sho-chan, ¿por qué tú te empeñas en creer solo lo que tus ojos pueden ver? ¿Confías tan ciegamente en la gente?
—Lo que dices es absurdo, Midoriya —Shouto giró sobre sí mismo para apoyarse en su codo—. No es posible que este tal Ty hubiese recibido un mensaje encriptado sobre aliens.
—Todo es posible.
—Bueno, sí, no lo niego, pero...
—No le busques la quinta pata al gato, Sho-chan —Izuku sonrió enigmático—. No la encontrarás. Solo disfruta de lo absurdo y ridículo por una vez. La vida se sentirá más sencilla así.
Todoroki volvió a acostarse sobre su espalda, los ojos apuntando al cielo otra vez; ¿acaso Midoriya tenía razón? ¿Era tan simple como dejarse llevar y disfrutar del misterio y la incertidumbre?
Porque la vida era un completo enigma, casi todo el tiempo. Shouto era lógico y buscaba el por qué de las cosas —por qué su padre era un cabrón, por qué él era tan seco, por qué estaba enamorado de Midoriya y no era correspondido, por qué el mundo era tan cruel— pero la mayoría de las veces aquello no tenía una respuesta muy clara.
—Sho-chan —volvió a llamarlo Izuku, en un tono mucho más calmo.
—¿Sí?
Midoriya no respondió al instante. El silencio de aquel descampado era tan atronador, que Todoroki era consciente de muchos otros sonidos minúsculos a su alrededor: el cantar de los grillos, el rumo de la suave brisa moviendo la húmeda hierba crecida, su propio corazón desbocado contra sus costillas y la errática respiración de su mejor amigo.
—¿Hay algo que te gustaría hacer esta noche si resulta que el mundo se termina?
—Midoriya...
—No lo digas. No —Izuku soltó una risa—. Por una noche dame el gusto y juega conmigo, Sho-chan.
Todoroki no lo miró. En cambio, decidió observar a las estrellas. Era impresionante la forma en que se alineaban y brillaban en el oscuro cielo, a pesar de que muchas de ellas estaban muertas y aquel destello no era más que sus últimos momentos de vida, a cientos de años luz de la Tierra.
Hermoso y también deprimente. Como su amor por Midoriya; porque Todoroki no podía evitar que sus sentimientos por él resplandecieran como las estrellas muertas del cielo, que se sujetaban a un escaso y pequeño momento para seguir brillando.
—¿Qué harías tú si hoy fuese el fin del mundo? —replicó Todoroki, casi en un suspiro.
Escuchó que Izuku sonreía.
—Me gustaría ser valiente por una vez en mi corta vida.
—Tú eres valiente —lo cortó Shouto—. Enfrentaste a Kacchan cuando éramos niños para que dejara de aterrorizarnos a todos.
—Sí, y luego y me arrojó al estanque de los peces.
—Detalles —rodó los ojos—. Siempre defiendes a aquel que lo necesita, incluso si no tienes posibilidades contra el enemigo porque eres un debilucho.
—¿Gracias? —rio Izuku, confundido.
—Eres la persona más valerosa que conozco, Midoriya. Ya quisiera yo tener solo un octavo de tu valor y enfrentarme al mundo con la sonrisa que tú tienes —Todoroki sintió que la garganta se le cerraba—. No malgastes tu última noche en la Tierra con algo que ya tienes.
—Ah, Sho-chan, siempre tan ingenuo...
Midoriya suspiró. Shouto lo escuchó moverse entre las mantas, atento al siguiente movimiento de su mejor amigo: el cual consistió en descansar su cabeza contra el hueco entre su cuello y su hombro.
Contuvo la respiración por unos segundos y sus músculos quedaron tiesos mientras Midoriya encontraba la posición exacta para descansar. Vale, que no era la primera vez que se acurrucaban en plan de amigos —incluso si eso hacía gritar por dentro siempre a Shouto— pero había algo esa noche, o la forma en que las manos de Izuku se prendieron de su camiseta y sus cabellos le cosquillearon la quijada y el olor a su shampoo de almendras le embriagaba.
Si aquel era el fin del mundo, era mucho más emocionante de lo que Shouto esperaba.
Tal vez no fuese como el de Ochako y Tsuyu —con una maratón de All Might High School Host Club— o como el de Iida, estudiando con furia para mantener sus impecables notas. Menos como el de Momo, que probablemente ya estaba en su cama para lucir fresca y guapa en la mañana. Ni siquiera como el de Denki y su novia Jirou, que tocaban en el garaje de la última mientras se besaban entre shots de vodka; o incluso como el de Kirishima y Bakugo, que probablemente se habrían escapado de sus casas para tener sexo hasta la hora de ir a clases.
A él le alcanzaba con tener los brazos de Izuku contra su cuerpo, hablándole sobre aliens y últimos días en la Tierra, con su aliento cálido acariciándole la clavícula y su sonrisa tatuándose en su alma.
Porque Midoriya era una lluvia de estrellas en los cielos oscuros de la vida de Todoroki.
—¿Sho-chan? —lo llamó el muchacho una vez más—. Sigues sin darme tu respuesta.
Casi siempre, Shouto era alguien que pensaba con calma antes de responder. Porque él observaba la situación y decidía la respuesta que más se adaptaba al contexto, aquella opción que generaría menos conflictos.
Pero solo algunas veces, ni siquiera lo pensaba. Y decía lo que de verdad sentía en el fondo de su alma:
—Si hoy es el fin del mundo, lo único que quiero hacer es quedarme contigo.
Todoroki no contó el tiempo entre que las palabras salieron a trompicones de su boca e Izuku ladeó la cabeza como un animalillo confundido, con el puño apretándose contra la tela de la camiseta que cubría su pecho.
Tampoco sabía cuánto tiempo ocurrió hasta que lo besó, ni tampoco los segundos que estuvieron haciéndolo y sintiendo la suavidad de la boca del otro, el sabor dulce y ácido de los caramelos que a Midoriya le fascinaban o jugueteando con sus lenguas.
El tiempo debía haberse detenido. Porque Shouto flotaba en algún hueco del espacio-tiempo, ajeno a todo lo que pasaba a su alrededor y que no fuese Midoriya, o su boca o sus dedos rozándole las líneas de su rostro o sus caderas contra las suyas.
Aquel sí que era el fin del mundo: porque ya nada volvería a ser lo mismo para Shouto después de tocar la gloria en ese beso que tanto había deseado desde que su corazón se saltó un latido por culpa de Midoriya por vez primera, años atrás. Porque ahora todo cambiaría, para bien o para mal, pero a Shouto no le importaba experimentar ese nuevo mundo que ahora nacería de la mano de Izuku y de la suya, entrelazadas.
Cuando se separaron, el tiempo volvió a correr. Y no había aliens ni naves destruyéndolo todo a su paso con rayos laser ni Apocalipsis que divisar en la cercanía. Todo estaba igual, silencioso y hasta aburrido, como siempre era en Musutafu.
Pero al mirar a los brillantes y grandes ojos verdes de Izuku Midoriya, supo que para ninguno de los dos aquello volvería a ser igual. Y aquel pensamiento le llenaba de calidez.
—Sho-chan, ¿puedo...? —susurró Izuku, embelesado con su boca y trazándola con un dedo.
Cada vez se acercaba peligrosamente a él de nuevo, y no sabía si él sería capaz de detenerlo cuando ya casi volviese a rozar sus labios.
—Pero, Midoriya... —lo detuvo Shouto, tomándolo suavemente de la muñeca—. ¿Y el fin del mundo?
Izuku parecía confundido al principio, como si se hubiese olvidado que aquella noche era el Nirvana de los conspirativos como él, que esperaban que algo mágico ocurriese en la monotonía de sus vidas.
Cuando volvió a sonreír, con dulzura, picardía y algo de timidez, Shouto supo que su mejor amigo sí sentía que algo había cambiado por completo ese 18 de abril.
—Si el mundo va a terminar así... —empezó a decir Midoriya—. Entonces que el Apocalipsis venga cuando quiera.
Luego volvió a besarlo, hasta que Todoroki ya no supo si el mundo se había terminado o continuaba girando.
¿Y honestamente? A él ya no le importaba en absoluto lo que fuese a ocurrir.
* * * *
Este OS nació anoche de un delirio místico que tuve con ziall-x-phan y PortgasDRaven sobre teorías de sirenas haha
Sí, no tengo idea cómo las sirenas se relacionan con los aliens pero aquí estamos y pues luego recordé que hoy se suponía los aliens nos invadirían y nos moriríamos, pero volvieron a jugar con mis ilusiones sobre que el mundo se terminaba (?)
Todo la teoría conspirativa que Izuku cuenta sobre el 18 de abril es real hahaha es tan tonto y absurdo, que realmente parece de una película pero soy adicta a leer conspiraciones y devanarme los sesos por culpa de ellas. Y pensé que Deku era de esos personajes que lo sobre-piensan todo y como que daba para hacer una historia así ;v;
Espero les haya gustado c: fue ñoño y fluffy, como todos los OS de este libro. Y con algo de chistes malos sobre All Might porque no puedo evitarlo. Algún día seré una adulta seria, pero hoy no es ese día.
Muchísimas gracias a todo aquel que lea, comente o vote. Son todos un amor ; ^ ; ♥️ nos veremos muy pronto con otro os.
¡Besitos!
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