• cotton candy •
Izuku solo aceptó ser chaperón porque le prometieron regalarle algodón de azúcar.
Y porque no quería que Uraraka perdiese la florcita. Al menos, no tan pronto. No antes que él.
Así que allí estaba, arreglándose su ondulado cabello y ajustando la arrugada sudadera de su ídolo que usaría para asistir el parque de diversiones como chaperón de su mejor amiga, Uraraka Ochako, en su cita con Kirishima Eijirou.
Aquella era una pareja que Izuku jamás se hubiese esperado.
Pero de alguna manera parecía que podrían funcionar. Ambos eran burbujeantes y adorables, y eran adictos a los dulces de banana —sí, esos que nadie quería—, al animé de chicas mágicas y las comedias románticas que te hacían llorar por lo malas que eran.
Sin mencionar que ambos habían salido con Bakugo Katsuki. Al mismo tiempo.
Uno pensaría que aquello los habría hecho odiarse y terminar en una pelea de gatas, pero los unió en una especie de amistad aquella vez que Kacchan llevó a Ochako al cine y resultó que Kirishima estaba dando vueltas con Sero y Kaminari. En síntesis, ambos mandaron a volar a Katsuki y terminaron entrando juntos al cine.
Ese fue el inicio de su amistad, y que parecía estar evolucionando a una especie de romance que consistía de reírse de los pocos atributos masculinos que seguramente Kacchan tenía allí abajo.
Pero a Izuku le preocupaban otras cosas, como que rompiesen otra vez el corazón de Uraraka.
—Deku-kun, sabes que no es necesario que me acompañes —dijo ella con una sonrisa, su brazo enganchado al de él—. Pero estar contigo me pone menos nerviosa. Aunque sea como llevar a mi hermano a una cita.
—Sí, bueno, alguien tiene que ser tu héroe, ¿no? ¡Le daré una paliza a Kirishima si te lastima!
Ochako rio. Izuku no lo decía en broma; su autoestima probablemente estaría encontrándose en el núcleo de la tierra en esos momentos.
—Kiri también traerá a un amigo suyo —comunicó Ochako.
—Bueno, al menos podré ser el mal tercio junto a otra persona. Me siento menos solo y miserable.
—Exacto. Así podré perderte sin culpa cuando me ponga a besuquear a Kiri.
—Descuida, no quería ver tu intercambio de babas con tu noviecito.
Ambos bromearon de camino al parque de diversiones temático favorito de Izuku: All Might Land.
Era la gloria hecha parque de diversiones. Con el Smash, la montaña rusa más rápida de la ciudad y también aquellos hombretones musculosos disfrazados como el ídolo de su infancia.
El lugar perfecto y más romántico para tener una cita.
En la entrada les pusieron sus brazaletes con los colores de All Might e Izuku pensó que no iba a bañarse en una semana así no debía quitársela. O mejor no se bañaba nunca.
—¡Eh! ¡Ahí está Kiri! —exclamó Ochako apretando el brazo de Izuku—. Y está con... oh, Dios.
El corazón de Izuku se detuvo. Porque sí: oh, Dios.
El chaperón de Kirishima era Shouto Todoroki.
Intentó no tener una crisis nerviosa en ese mismo momento —la cual consistía en dar vueltas sobre sí mismo, desmayarse, revivir y luego inmolarse— al ver el cabello bicolor de Shouto. Iba tan casual, con sus pantalones apretados y su gesto aburrido.
De pronto se sintió estúpido por llevar la sudadera de un tipo con mallas apretadas.
—Deku-kun, te juro que no sabía —se lamentó Ochako, mientras esperaban que Kirishima terminase de correr hacia ellos—. ¡No tenía idea...!
—No pasa nada —fingió Izuku—. Está todo cool. Ya no me gusta Shouto, lo superé hace siglos.
—Deku, hace tres días estabas llorando porque no le dio like a tu selfie.
—¡Pasado pisado! —exclamó histérico, justo para cuando los otros dos llegaban con ellos.
—¡Ochako! ¡Hola! —saludó Kirishima, que estaba sonrojado y jadeaba por la carrera hasta allí—. Estás guapísima.
—Gracias, Kiri —Su amiga se escondió tras su brazo—. Me alegra mucho verte.
—Y a mí me alegra el doble, ¡eh, Midoriya! ¡Gracias por acompañarnos! —Kiri dijo con ningún rencor de que estuviese molestando en su cita—. Le dije a Todoroki que venga, así las cosas eran equitativas.
—Hola —saludó Shouto. Parecía que estaba a punto de bostezar.
—Hola, Todoroki-kun —Midoriya balbuceó, de piedra en su lugar—. ¡Tanto tiempo sin vernos!
Shouto frunció las cejas.
—Nos vimos la semana pasada.
—¡Oh, estás tan cambiado! —siguió diciendo Izuku hasta que Ochako le pellizcó con fuerza en el interior del codo—. ¡Mejor nos ponemos a recorrer All Might Land! El paseo del One for All nunca me decepciona.
—Así que... ¿no es la primera ni la segunda vez que vienes? —preguntó Shouto con su mueca estoica pero parecía divertido de poder molestarlo.
—Eh... ¡Traigo a mi sobrino! Sí, sí. Mi sobrino es muy fanático de All Might, de hecho, esta sudadera la tenemos a juego.
Ochako rio por sus mentiras. Izuku iba a quejarse pero ella se soltó de su agarre para tomar el brazo de Kirishima. Intentó no sentir la traición.
Le hubiese gustado ser más alto e imponente, así podría decirle a Kirishima que no dañase a su Ochako. Pero lamentablemente, si lo hacía, parecería un chihuahua ladrándole a un bulldog.
Los dos enamorados se pusieron a charlar animadamente, entre sonrojos y halagos melosos. Shouto se acercó hasta Izuku.
—Para ver este despliegue de cursilerías me quedaba a ver una película con mi hermana.
Izuku aprovechaba los momentos en que Shouto no lo miraba para ponerse a hiperventilar.
—Sí, las cursilerías apestan —mintió Izuku—. ¿Quién quiere un romance esponjoso y lleno de conejitos?
Yo quiero, iba a responderse a sí mismo. Shouto no dijo nada, y temió haber metido la pata hasta que sintió los dedos del otro alrededor de su muñeca.
—Vamos —instó Shouto—. Hay que procurar que Kirishima no pase a segunda base.
¿Y si nosotros pasamos a segunda base? a Izuku le hubiese gustado bromear. Pero él no servía para los coqueteos. Siempre que quería coquetear terminaba hablando sobre la vida sexual de las tortugas o sobre el último episodio de All Might, su serie favorita.
La vida no era fácil para los nerds como él.
Kiri y Ochako eran una pareja adorable, pero eran el estereotipo genérico de heterosexuales aburridos.
A Midoriya le divertían otras cosas. Como observar de reojo el perfil de Adonis que tenía Todoroki.
—Toma, para ti —dijo Kirishima a Ochako, entregándole un peluche de un osito rosado luego de dispararle a todas las botellas con caras de villanos.
—Kiri, eres un pastelito.
Era demasiado cursi hasta para él. Shouto parecía querer vomitar —pero no dejaba de verse sexy.
—Yo puedo ganar ese conejito de allá —intervino Izuku, señalando hacia un lugar en particular.
Todo era para demostrar su hombría frente a Kirishima. No porque quisiese el conejo con traje de All Might, claro que no.
—¡Oh! —exclamó Kirishima con sorpresa—. ¡Anda, Midoriya! ¡Tú puedes!
—¡Ánimo, Deku-kun!
Tres minutos después de que le diesen su primer tiro, Izuku no había destruido ninguna botella. All Might Jr. nunca sería suyo.
—¿Puedo intentar? —preguntó Shouto, abriendo su cartera para sacar unos billetes y pagar por cinco tiros.
—Todoroki-kun, el gatillo está algo duro —dijo Izuku en un intento de que Todoroki viese lo preocupado que estaba por él—. No te sientas mal si no...
Bam. Todoroki disparó y el balín destrozó una botella pintada como si fuese Shigaraki Tomura, uno de los principales villanos.
La mandíbula de Izuku cayó al suelo. Y la de Ochako y Kirishima, a quien le había tomado unos doce tiros poder ganarse el osito rosa.
Bam. Bam. Bam. All for One, Overhaul y Stain también fueron a dormir con los peces.
—Todoroki, eres el macho —dijo Kirishima con profunda admiración—. ¡Enséñame a ser tan varonil!
—Es solo un juego —respondió Shouto.
—¿Qué peluche va a llevarse? —preguntó la chica que trabajaba en el puesto de ese juego.
—Quiero el conejito ese de allá.
Izuku sintió que su corazón palpitaba más fuerte, que sus arrugas desaparecían y los ángeles volvían a cantar.
¿Acaso Shouto le regalaría el conejito a él? Ni sus sueños eran tan maravillosos.
Incluso Kirishima y Ochako parecían deducir lo mismo, ya que se daban codazos animados.
Mientras se acercaba hasta él, Izuku ya estaba fantaseando cómo se lanzaría a sus brazos y le daría un beso en agradecimiento.
—Oh, Shouto...
Pero no amagó en darle el conejito.
—Bueno, ¿nos vamos? —preguntó Todoroki—. Me dio hambre.
Tardaron un par de segundos en salir los tres de su estupor, mientras Midoriya recogía los pedazos de su roto corazón.
No es como si no estuviera acostumbrado a su rechazo. Había estado enamorado de Shouto Todoroki desde preescolar —de hecho, todos ellos eran compañeros desde niños; incluso Kacchan— y el muchacho no le daba ni la hora.
Cuando llegaron al sector de los puestos de comida, Kirishima se compró un hotdog y una hamburguesa con patatas fritas para Ochako, advirtiéndole que dejase espacio para el postre —Izuku iba a mencionar lo bueno que era el helado pero luego cayó en cuenta que postre probablemente era otra cosa.
Shouto pidió algodón de azúcar, uno rosado y esponjoso que le teñía sus finos labios. Intentó no babearse al verlo.
Ochako iba a comprarle su algodón de azúcar, pero Izuku no quería que Todoroki lo viese pedir lo mismo, por lo que terminó eligiendo una manzana acaramelada con palomitas.
—Oye, Midoriya —dijo Todoroki luego de un rato—. Creo que tienes algo de caramelo en los dientes.
—¡Oh, santísimo All Might...! —farfulló para sí mismo, pasándose la lengua para quitar el trozo de caramelo.
¿Todo iba a salirle mal esa noche?
Al menos Ochako parecía feliz al lado de Kirishima. Si ella era feliz, Izuku era feliz —aunque fuese la más vergonzosa y horrorosa noche de su vida.
—Bueno, nosotros queremos ir a la casa de los villanos —comunicó Kirishima.
—¡Dicen que da mucho miedo! —exclamó Ochako consternada, pero Izuku sabía que mentía. Su amiga era una amante de las películas de terror y quien lo obligaba a verlas, a pesar de que casi mojaba los pantalones todas las veces.
—Descuida, yo te protejo —dijo Eijirou con una sonrisa.
Bueno, indirecta captada. Shouto e Izuku no estaban invitados al paseo de los villanos.
En parte lo agradecía, ya que no quería que Todoroki lo viese llorando y trepándose encima suyo para que las manos de Tomura no lo agarrasen. Pero eso también significaba...
Que debían quedarse completamente solos.
—Está bien —Shouto se encogió de hombros—. Nosotros iremos a la Rueda de la Paz.
—¡Oh, sí! —exclamó Izuku con nerviosismo—. ¡Me emociona tanto! ¡Será tan divertido y para nada aterrador...!
Ochako lucía preocupada, y no era una exageración: Izuku tenía terror a las alturas.
Pero no iba a decir eso frente a Todoroki. Era un simple paseo de veinte minutos, ¿qué tan malo podía ser?
Finalmente el grupo se separó, Kiri y Ochako desapareciendo con sus manos entrelazadas como la pareja adolescente y enamorada que eran; Izuku y Shouto iban casi a dos metros de distancia cada uno como si fuesen un amargado matrimonio de ancianos al borde del divorcio.
Todavía le dolía lo del conejito.
En la boletería, Izuku estaba por pagar por su ticket pero no tenía cambio, así que Shouto se ofreció a pagar por el suyo.
—Te lo devolveré —declaró Izuku.
—No es nada, Midoriya —dijo Shouto—. Déjame que lo pague por ti.
Tuvo que tragarse el suspiro enamorado que su garganta se moría por soltar.
No fue difícil, ya que ver la inmensa rueda de la fortuna comenzaba a provocarle ansiedad y terror. Quería decirle a Shouto que se arrepentía, pero se sentía mal ahora que habían pagado por su boleto. Y también porque no quería ser visto como un niño.
Tomó su celular para distraerse con memes, y enviar muchos emojis gritando a Iida —que estaba en su casa ya estudiando para el examen que sería dentro de dos meses.
Shouto arqueó una ceja hacia él.
—¿Y esa funda también es a juego con la de tu sobrino? —preguntó Shouto, con su voz seria pero que igualmente se oía como burla.
Izuku cayó en cuenta: estaba usando la funda de la sonrisa de All Might. Casi lanzó el teléfono.
—¡N-no me di cuenta! ¡Oh, pero seguro que mi sobrino estuvo jugando y la puso por error...!
—Seguro.
—¡Estoy diciendo la verdad!
—Midoriya, no tengas vergüenza si te gusta All Might —dijo Shouto con una pequeña sonrisa—. A mí me gustaba... cuando tenía siete años, pero no quita que sea una buena serie.
Quería abrazarlo y salir corriendo. No tuvo tiempo ya que llegaba el turno de los dos para subirse en su asiento de la Rueda de la Paz, que se veía peligrosamente fácil y como un boleto a una muerte segura.
Al menos podría morir en brazos de Shouto. Era romántico, en su mente.
Midoriya tenía las manos tan temblorosas que ni siquiera era capaz de abrochar el cinturón de seguridad. Todoroki tuvo que intervenir y abrocharlo por él, acercando su cabeza hacia su pecho —donde su corazón estaba a punto de salirse— y su cabello cerca de su nariz, aspirando el suave aroma a shampoo de lavandas.
No que eso fuese gay o algo por el estilo.
—¿Estás nervioso? —preguntó Todoroki, acomodándose en su lugar y tomando el conejito entre sus brazos.
—N-no —La voz de Izuku salió como un chillido—. Bueno, algo. No estoy acostumbrado a las alturas.
—Tranquilo —Shouto miró al conejo y luego se lo entregó—. Puedes abrazarlo si tienes miedo.
Lo tomó con cuidado y lo atrajo contra su pecho, murmurando un pequeño gracias que sacó una sonrisa a Shouto.
Él podría haber vivido solamente con mirar esa sonrisa. Era hermosa, y tan sutil que tenías que mirarlo muy fijamente para saber que estaba haciéndolo.
La Rueda de la Paz comenzó a funcionar con un pequeño chirrido de metales y la musiquita del opening de la serie, seguido de la estruendosa risa de All Might. Era terrorífico, al menos en su situación.
Izuku tenía los ojos cerrados mientras avanzaba cuesta arriba, lentamente. Podía sentir el fresco viento de las noches veraniegas golpear contra sus mejillas y secar las lagrimitas que habían salido de sus ojos a causa del miedo. La voz de Shouto sonó con fuerza a su lado:
—Midoriya, puedes abrir los ojos.
No quiero, casi le gritó. Pero no quería ignorar sus palabras. Si Todoroki le decía que abriese los ojos, seguramente era por una buena causa.
Y vaya que lo era.
Las luces del parque eran impresionantes: una explosión de azul, rojo y amarillo, mezclado con la oscuridad del cielo nocturno y la vista lejana de la bahía. La noche estaba despejada y la luna llena brillaba sobre sus cabezas, completando el cuadro perfecto.
Aunque eso no era cierto. El cuadro perfecto lo completaban los ojos de Shouto, que miraban hacia la sonrisa inocente de Izuku que borraba el rastro de lágrimas de minutos atrás.
—Es hermoso —dijo Midoriya tras suspirar.
—Sí, sí lo es.
Él y Shouto se miraron por un segundo, ¿podría ser...?
Esa mirada de deseo la conocía. Era la que Ochako le decía que ponía cada vez que Todoroki aparecía en la habitación.
Sintió que el mundo entero se detenía.
Literalmente.
Tardó medio segundo en darse cuenta que la Rueda de la Paz ya no estaba girando, y ellos estaban en lo más alto, colgando hacia el vacío.
Empezó a hiperventilar.
—¿Izuku?
No podía responderle. Su voz se sentía muerta y sus extremidades de gelatina. El corazón le tronaba en los oídos, y su mente no dejaba de gritarle que se moriría en ese mismo instante. Que nunca podría decirle a Shouto cuánto le gustaba.
Quizás era un dramático, pero estaba asustado hasta la mierda.
—Izuku, respira —La voz de Shouto sonaba lejana—. Inhala y exhala, hazlo como yo.
Midoriya intentó imitarlo pero falló estrepitosamente. Su respiración estaba demasiado agitada, y su mano ahora apretaba con fuerza los largos dedos de Shouto —la otra se agarraba al conejito como si se le fuese la vida en ello.
—No pasa nada —siguió diciendo Todoroki—. Es una falla. Ya me ocurrió algo similar cuando vine de niño.
—No puedo calmarme —dijo con la voz débil.
—Tranquilo, estoy aquí contigo.
Izuku negó con la cabeza, sintiendo las lágrimas bajar por sus pecosas mejillas. Era patético por llorar a causa de un miedo, en frente del crush que estaba intentando consolarlo. Pero si Shouto pensaba menos de él a causa de ello, no dijo nada.
—¿Izuku?
—¿Huh?
La boca de Todoroki se estampó contra la suya. Por un segundo creyó que se moriría en ese momento, a causa de un infarto o por la falta de aire pero la calidez de esos labios y el leve sabor al dulce algodón de azúcar de su lengua lo relajaron, al punto en que se dejó fundir en sus brazos, con las grandes manos de Shouto en su espalda y deslizándolas a través de ella en un gesto que intentaba calmarlo.
¿De qué había estado asustado segundos atrás?
Izuku ni siquiera notó cuando, segundos después, la Rueda de la Paz arregló su falla técnica y siguió girando hasta que llegaron a la plataforma de salida.
Él estaba ocupado probando cada rincón de la boca de Shouto.
Hasta que un empleado del parque los interrumpió con una sonrisa nerviosa. Midoriya y Todoroki salieron completamente sonrojados del asiento, ante las miradas curiosas de todos aquellos que estaban en la fila.
Todavía podía sentir el fantasma de sus labios contra los suyos, la delicadeza con la que sus dientes rozaban sobre su piel y la timidez que había tenido al inicio.
Se había sentido glorioso.
—Creo que podremos hablar de esto luego de que dejemos a Kiri y Ochako en sus casas —dijo Shouto con una sonrisa traviesa.
—Y que nos aseguremos que conserven la florcita —acordó Izuku.
Shouto asintió, deslizando su mano por su brazo hasta tomar sus dedos entre los suyos. Solo entonces fue que se dio cuenta que tenía el conejito todavía entre sus brazos; intentó devolvérselo a Todoroki, pero este se negó.
—Quédatelo. De todas formas, era para ti.
Izuku se dejó flotar en su nube de fantasía ante todo lo que estaba ocurriendo.
Encontraron a Kirishima y Ochako casi a la salida del parque. Venían riéndose de alguna cosa estúpida que habían visto, e Izuku notó que el pintalabios rosa de su amiga ya no estaba sobre su boca si no por todo el rostro de Kirishima.
De alguna manera, eso le sacó una sonrisa.
—¿Se divirtieron? —preguntó Ochako, que se alejaba de Kirishima para acercarse a enganchar su brazo al de Izuku.
Él vio que los ojos de su amiga viajaban hasta el conejo ahora en sus brazos. Ella no podía verse más que orgullosa.
—Nos las arreglamos —respondió Shouto—. ¿No, Midoriya?
—Por supuesto —coincidió, tratando de que la voz no le temblase—. Nos divertimos por ahí.
Kiri y Ochako no notaron la sonrisa que compartieron Izuku y Shouto mientras abandonaban All Might Land.
Una sonrisa cómplice y dulce. Tanto, como el algodón de azúcar que había probado en los labios de Todoroki.
¡Hola y bienvenidos! Con esto doy por inaugurado mi primer libro de oneshots Tododeku <3
Hace bastante que tenía ganas de hacer algo así, y luego vi este fanart y me enamoró. Me gustan las historias cursis, y esto tendrá muchas (pero quizás también habrá drama, comedia, algo de +18, quién sabe haha) así que espero las disfruten tanto como yo al hacerlas.
Se lo dedico especialmente a PortgasDRaven que dio la preciosa idea para este OS (además porque ansiaba el Kirichako y le va a gustar el bullying a Kacchan) y para ziall-x-phan que disfruta mucho de las historias cursis y rositas, como yo. Saben que las adoro.
Este libro de OS tendrá muchas ships secundarias al ser historias independientes, hoy tocó al Kirichako pero en el futuro habrá Kiribaku, Kacchako, MiriTama, TokoTsuyu, KamiJirou, MomoJirou o cualquiera que se preste (?)
Agradezco desde ya a todos los que lean y voten <3 ¡Espero traer otro OS pronto! Besitos.
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