#32#
Dipper, Will, Mabel y un poco por parte de Bill, descubrieron algo sobre unos símbolos que eran mencionados en los Diarios.
Ford les hablo un poco sobre ese tema, y después de una breve charla seria pero por parte de Dipper agradable, decidieron aventurarse para ir a una nueva aventura.
Mabel fue con Candy, Grenda y Wendy a un lugar donde según yacían los unicornios, con el único propósito de tener parte de su cabello mágico para proteger la cabaña. Mientras tanto, Will y Dipper ayudaban a Ford sobre algunas herramientas y preguntaba más cosas sobre su viaje entre dimenciones, y cuantas y cuales criaturas conocía. Bill mantenía su distancia, aparte que su orgullo no le permitía acercarse ahí por que Ford estaba cerca, también el viejo no lo quería cerca de sus investigaciones más importantes.
Dipper y Will simpatizan demasiado con Ford, y aquello molesta de sobre manera al rubio quién murmuraba maldiciones entre dientes. Le daba una rabia que su pariente más cercano y de confianza, más que la persona que más quería hablaran tan cómodamente con aquel viejo que le caía mal. Aquel que lo consideraba un peligro. Lo odiaba.
Pensaba que hubiera sido mucho mejor que Stan no hubiese conseguido abrir ese portal. Aunque su Pino le contaba más sobre aquellos misterios que le decía Ford, sentía un rencor extraño.
Más tarde, las chicas llegaron con las ropas algo rotas y llenas de mucho brillo pero con una sonrisa triunfante. En sus manos el cabello de unicornio que tanto habían deseado. Y con lo siguiente, Ford y con ayuda de Dipper y Will protegieron a la cabaña.
Bill sólo bufó, necesitaba estar de nuevo cerca de su chico.
(...)
Dipper se encontraba leyendo hasta tarde, mordía el bolígrafo mientras se rascaba el mentón pensando con seriedad ciertas cosas que leía en el diario. Sintió como unos brazos le rodeaban el cuello y la respiración de alguien más.
—¿Qué sucede Bill?
—Hace mucho que no salimos pino~ dijo con melosidad y formando un puchero en sus labios.
—Oh, supongo que la llegada de Ford me ha tenido muy ocupado. — comentó un tanto pensativo.
—¿No me habrás remplazado por ese viejo, verdad? — preguntó receloso.
—He, claro que no Bill. Eres el único con quien me encantaría pasar todo el tiempo. — dijo algo tímido mientras sus mejillas se tornaban carmesí. Uno muy adorable.
—Eso espero... ¿Entonces? ¿Aceptas salir conmigo esta noche?
—Supongo que aire fresco no me haría mal.
—Entonces vamos.
—Pero...
—¿¡PERO QUÉ!? ¿Es qué ya te aburriste de a mí? ¿Acaso te da vergüenza andar conmigo? ¿¡Pero qué Pino!? — exclamó melodramático irritando al castaño que borró su sonrisa.
—... Esta lloviendo idiota. — le dijo cruzados de brazos regañandolo.
—Oh, entonces...
—Cenaré cereal. — dijo para después ir a la cocina a buscar una plato para el cereal.
—¿No quieres hacer otra cosa ya que estoy contigo?
—Comer cereal. — le respondió encogido de hombros.
—¿Y si no tubieras cereal?
—Voy a buscarlo.
—Y si no hubiera.
—Salgo a comprarlo.
—Pero esta lloviendo.
—Hay paraguas.
—Y si no hubiera paraguas.
—Me voy a dormir entonces. — dejo de buscar para mirar frente a frente a su novio que parecía acabar le las excusas, o eso creía él...
—¿Conmigo? — pidió con los ojos brillosos mientras seguía por detrás a Dipper quién subía las escaleras.
—Mejor me voy a bañar.
—¿Necesitas ayuda?
—Necesito que dejes de ser tan persistente. Si quieres algo dímelo directamente. — dijo serio mientras se paraba cerca de la puerta de su cuarto. Dipper sabía que su rubio le daba "timidez" decir lo que quería... O al menos empezaba a comportarse así y no sabía si eso le resultaba tierno o estúpido.
—...
—Ah, vamos Bill — le dio un fugaz beso cariñoso en la mejilla para entrelazar su mano con la de su novio para después entrar a la habitación.
— Gracias bebé. — murmuró contento siguiéndolo.
En la cama de Dipper yacía Steven descansando profundamente.
(...)
Al día siguiente decidieron salir a dar un paseo por todo Gravity Falls, comer helado, divertirse en los juegos modernos de la plaza y quizás en la tarde/noche mojar sus pies en la hermosa laguna cerca de una cueva en el bosque donde vivía el multi oso, un monstruo agradable y de sentimientos sinceros. Mientras que dejaban a Steven (por petición del Cipher) con Mabel y Will que también estarían con Pato. Mientras Stan hacia algunas facturas, Wendy en la caja con el móvil en mano, Soos seguramente reparando algo y Ford con alguno de sus experimentos o descubrimientos.
Aunque ninguno de ellos se sorprendería si Mabel invitaba a sus amigas y también vendría Gideon para molestarlos y pasar más tiempo con la castaña. Pero preocuparse ya no estaba en su mente, oh claro que no. Sólo el deseo de divertirse junto al otro en un agradable día solos.
Se podría decir que su cita fue agradable y romántica, Dipper notaba el esfuerzo que hacía Bill por ser muy romántico y alejar cualquier momento incómodo que se llegase a presentar. Le divertía cómo trató de hacerle un dibujo (puesto el Pines se asombro por un dibujante callejero por sus excelentes obras de arte), mientras había gente curiosa que pasaba por ahí.
Sí, todos decían lo mismo. El dibujo era horrible. Bill no estaba hecho para dibujante. Claro ésta y le valía un cacahuete. Sólo tenía oídos para su novio. Sólo le importaba la opinión de su pequeño.
Esté miraba con otros ojos los dibujos de su rubio.
Mientras que la gente decía acertada que eran tenebrosos o cínicos, el de osa mayor decía muy seguro y orgulloso que eran hermosos y originales. Que tenían ése ambiente reflejado de su novio y eso le gustaba. Sus orbes ámbar brillaban de esa manera que tanto le gustaba al mayor y con ese rubor en sus mejillas haciéndose ver muy lindo. Dipper decía con seguridad que sus dibujos le encantaban, incluso Bill sabía que no eran nada del otro mundo y que efectivamente eran muy tenebrosos pero si a su Pino le gustaba se ponía tan feliz cómo cuando comía sus Doritos.
Dipper no hacía caso a los comentarios negativos de la gente, el veía esos dibujos con originalidad y belleza única aunque admitía, exótica. O quizás una rareza hermosa.
Después observaba como el de piel bronceada trataba de ganarle algunos premios en esos juegos de agilidad y fuerza, en especial ése donde tenía que bailar, un momento muy divertido aunque a veces solía perder por distraerse con la misma sonrisa del Pines.
Se tomaban algunas fotos juntos donde ambos las ponían como foto de perfil de sus redes sociales y su pantalla de fondo en el celular o bloqueo. Aunque Dipper no estaba muy seguro de eso, Bill término convenciendolo.
También habían momentos donde se ponían nerviosos, en especial Dipper pero al final seguía siendo un cómodo momento. Bill recordaba aquella vez cuando le dio esa gorra de pino a su querido castaño y que la siguiera usando durante estos meses le ponían muy feliz. Sin mencionar que ambos cargaban aquellos dijes de triángulo y corazón donde yacían sus nombres.
Durante su regreso a casa el rubio llegó a pensar que quizás su relación con Dipper se iba a derrumbar por el tiempo y la distancia, de perderlo y jamás volver a sentir ese sentimiento tan extraño pero placentero a la vez. Pero gracias a su Pino, seguian juntos. Luego se preocuparía por su futuro y que tan en serio podría llegar su relación, por ahora sólo se centraban en llegar a la laguna y seguir divirtiendose.
Disfrutar éste nuevo verano.
(...)
—Durante el regreso a clases... Digamos que me metía en muchos problemas y admito que alguno de ellos fueron culpa mía. Me enojaba bastante cuando ellos se burlaban sobre los homosexuales. Después empecé a perder el interés en las clases saltandomelas y sólo buscaba alguna otra distracción como los videojuegos o el anime. Después de un tiempo digamos que le tire un diente y un ojo a dos compañeros de clase.
>Luego mi madre a pesar de ser muy comprensiva y tolerante era obvio que se iba a enfadar. Me llevaba al psicólogo para que por lo menos aún mantuviera algo de mi cordura según ella. Intente golpear a mi hermano por un mal entendido, ella me dijo "Eres uno mostruo como tu padre". Me sentía tan mal y odio a mi mismo. Will igual se molesto mucho por que le levante la voz a nuestra querida madre y aparte intente golpearlo, no lo escuchaba. — término de explicar el Cipher con la mirada gélida.
—Vaya Bill...¿Y tú padre? — se atrevió a preguntar intrigado y curioso, al darse cuenta de lo que dijo quizo disculparse pero el mayor le ganó la palabra.
—El murió cuando yo y mi hermano teníamos cuatro años. Se que suena muy usado esa excusa pero es verdad. Mi mamá decía que era un hombre muy apuesto, inteligente y siempre tenía lo que quería. Pero también era temperamental e incluso engañoso y tramposo. Increíble, terminaron juntos por que él en serio la amaba. Pero murió en un huelo de avión cuando regreso de una ciudad llamada ococle. — recordó.
Se encontraban en la orilla de la tierra mientras sus pies jugaban en el agua del lago. A Bill le parecía tierno como el agua recorría los dedos de los pies de su novio.
—Yo en verdad... Lo lamento.
—Descuida... Sigo pensando que mi madre puede llegar a tener razón en algo. Y eso sobre que puede que sea un monstruo como mi padre lo llegaba hacer cuando se enojaba. Y yo... Al principio no me afectaba mucho, incluso cuando aquellos que creía amigos en mi escuela me lo decían cuando empezaba a comportarme diferente. Pero...
—¿Bill? — notó como el nombrado se tensaba provocando que el ambiente se volviera igual.
—...C-Creo que temo de... Que me tengas miedo Dipper. — por unos segundos su voz se puso temblorosa. El corazón del Pines se removió al escucharlo. Sintiendo empatía por su pareja.
—Lamento no estar cerca de ti para animarte, somos aún muy jóvenes para comprender por completo al otro pero, y-yo no te tendría miedo Bill. — le sonrió lo más gentil posible y prosiguió. — Tú comportamiento puede no tener remedio y cometas muchos errores pero al menos tienes que admitirlo, y lo hiciste conmigo, eso es algo bueno. Además me empezaste a gustar por tu personalidad y s-si crees ser un monstruo... Serias mi monstruo favorito. — con ligero nerviosismo se acercó al rubio rodeándolo con sus brazos, por debajo de su coxis hasta la espalda en volviéndolo en un protector abrazo. Dipper todavía no se acostumbraba a ser tan sincero con sus sentimientos.
—Dipper... Eres increíble... — correspondió el abrazo rodeándo su cintura con afecto. — Como tú ves algo hermoso en personas como yo. Sabes... Quizás sigamos siendo unos jóvenes sin experiencia alguna en el amor pero... No me importaría pasar toda mi vida y experimentar este sentimiento contigo. Haces que ser un monstruo no suene tan malo.
—Y tu haces que siempre piense en tí. — susurró tímido con un sonrojo en las mejillas.
—Aww~ Mi pino tan tierno y sincero como siempre. ¡TE adoro Pines! — dijo para abrazar más fuerte al castaño.
—Igual yo, mi monstruo. Es lindo lo que dices sobre mí... Mejor dejemos lo cursi para otro momento. — se separo de él rompiendo el abrazo y prosiguió. — El caso es que debes saber que aunque tu familia te llegue abandonar... Nunca olvides que yo estaré para ti. ¿Si? — dijo comprensivo. Provocando que el pecho del mayor se sintiera lleno de calidez y una energía satisfactoria pensando en ciertas cosas.
"Amo a esté chico"
Siguieron mirando la laguna y cómo está reflejaba el cielo y las nubes. Hasta que Bill se dio cuenta de la presencia de un animal cerca de ellos mirándolos con curiosidad.
—Oh mira, una gaviota. — señaló al rubio sonriendo tontamente.
—Es una paloma. Hahaha... — río por la confusión de su pareja.
—Es lo mismo. El caso es que nos ve mucho ¿no? Apuesto a que esta celosa de nuestro amor~ ronroneo meloso para darle un fugaz beso por el cuello a su novio.
—Haha, si tu lo dices. Aunque ¿Cómo sabes que es hembra?
—No lo sé... Es raro que siga aquí. Normalmente ellas huyen cuando se le acercan a menos que tengas comida o se familiarice mucho con la persona o sea su dueño.
—Bueno, hay que ponerle un nombre a esta ave tan peculiar.
— sugirió convencido y levemente emocionado. A pesar de que algo le decía que no la volverían a ver.
—¿Mormón? ¿Juanito? ¿Peter? ¿Sacate? ¿Pancracio? — lanzó nombres con muy poco interés en el tema, sólo observaba con detalle las facciones de su novio quien curiosaba con el ave blanca, manteniendo la distancia.
—Eso suena horrible. Mmm... Aris.
—¿Qué?
—Aristóteles.
Quedó un mínimo silencio destrozado al instante por el sonido del ave al mover sus hermosas plumas blancas para irse volando del lugar.
Ninguno de ellos dijeron algo al respecto, se limitaron a mirar cómo el cielo se oscurecía.
"Capítulo 32:
Temer"
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