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1 1 : I M P U L S O

La vida que lleva Sharon Carter como estafadora, la ha dejado bien colocada en la ciudad, además de que vive en un elegante y bonito lugar. Pueden ver las obras de artes con las que ella trabaja, lo cual les sirve un poco a todos para bromear sobre la inocencia de Sam.

—Rápido, tienen que cambiarse —les dice Sharon para apresurarlos —, tendré clientes en una hora.

La rubia los conduce dentro de la casa, dejando primero a Summer en una habitación, en donde hay un par de percheros con ropa para mujer, mientras que lleva a los chicos hacia otra, donde hay prendas para ellos.

La castaña se apresura a buscar algo un poco más útil, unos jeans, una blusa que se amolda a su cuerpo y una buena chaqueta, además de unas botas de piso que le permitirán mejor movilidad en caso de verse obligada de nuevo a salir huyendo. Se cambia con rapidez y aunque no retira su maquillaje, sí deshace su peinado y toma su cabello en una coleta alta.

—¿Puedo pasar? —cuestiona la voz de Bucky detrás de la puerta.

—¿No puedes tocar como las personas normales? —le reta ella mientras termina de anudar sus botas.

—Bueno, quizá si toco, Sam llegue a mi lado a lanzar preguntas sobre mi presencia aquí —responde él, todavía desde afuera.

Summer sonríe y se apresura a abrirle, encontrándose con que él ya se ha cambiado. Bucky dejó atrás el mal uniforme del Soldado del Invierno y optó por algo más casual, como pantalones negros, una camiseta del mismo color y un saco con las solapas de un material más llamativo.

—Me gusta más este estilo que el de asesino a sueldo —susurra ella y se gira para volver a sentarse en la cama que ahí existe. Escucha como James cierra la puerta y se queda de pie frente a ella.

—Me gusta más este estilo que el de "acompañante" —responde el ojiazul.

La castaña le dedica una sonrisa socarrona y termina de acomodar su peinado, todo frente a la atenta mirada del azabache. Este primero la mira con curiosidad, aunque poco a poco, pasa a una mirada más de admiración y luego se convierte en algo más, algo que provoca que sus oceánicos ojos brillen de una forma única.

—Me preocupé, ¿sabes? —murmura Summer, devolviendo a Barnes a la realidad.

—¿De qué hablas?

—Cuando te vi interpretando a... él. Fue raro. Sabía tantas cosas de aquel sujeto, pero nunca lo vi en acción, al menos no frente a mí. La frialdad en tu mirada fue...

—¿Tuviste miedo? —interroga él.

—James...

—Summer, ¿tuviste miedo? —vuelve a preguntar el ojiazul con más interés y demasiada preocupación, pues ahora él está aterrado de que la chica lo vea de forma diferente.

—Tuve miedo por ti. Me dio miedo que volver a esa personalidad, así fuera de forma consensuada, te devolviera en el camino, que se perdiera todo lo que avanzaste en este tiempo —responde ella con toda la sinceridad que existe en su ser —. Pero ya no eres él, James.

—Sigue habiendo una parte de él en mí —murmura y levanta su mano de vibranio totalmente descubierta.

—No es lo mismo —declara la castaña.

—Summer...

—Eres un nuevo hombre, Barnes, y debes tener eso presente —susurra caminando hacia él —. Me sentí aterrada cuando vi tu mirada vacía, sin emociones —confiesa y se atreve a poner una de sus manos sobre la mejilla del ojiazul.

—Y yo me sentí a terrado cuando te vi así de asustada, hasta Sam parecía asustado —agrega con una sonrisa de lado, aunque aquel gesto es más por el tacto de la joven contra su piel —. No quiero que me temas, Summer.

—No lo haré, James —responde la castaña, dando un pequeño paso más, por lo que ahora, sus pechos casi se tocan y ella debe alzar más la mirada para poder verlo a los ojos —, ya no tendré más miedo —murmura, aunque no habla directamente de él o del Soldado del Invierno.

El corazón de Bucky empieza a martillar con más fuerza sobre su pecho, la cercanía de Summer lo está poniendo mal y ese extraño sentimiento en su pecho, pareciera que lo embriaga a cada momento que ella permanece ahí.

—Mierda, Summer, quiero besarte —dice él sin verdaderamente pensar en sus palabras, aunque cuando ve que la chica abre los ojos con sorpresa, empieza a planear alguna forma de disculparse con ella.

—Hazlo, James —susurra la castaña en respuesta.

Bucky traga en seco y un escalofrío lo recorre cuando ella pronuncia su nombre, le gusta que ella lo llame así. Él se había aferrado al nombre de "Bucky" porque esa era la forma en la que Steve y sus demás conocidos lo llamaban allá por los 40's, en ese tiempo donde todo estaba bien, al menos en su mente, donde tenía paz y sus manos no habían estado manchadas de sangre.

El ojiazul no quiere pensar más, así que simplemente empieza a bajar su cabeza hasta que la punta de su nariz choca con la de Summer, en ese momento ella cierra los ojos con lentitud. Barnes inhala un poco y coloca su mano derecha en el cuello de la chica, como apoyo, para que después una con lentitud sus labios con los de ella.

Es un simple toque. Sus labios aplastan suavemente los de Summer, y eso se siente como si una fuerte corriente los recorriera de pies a cabeza, pero no hay aquel reflejo de alejarse, sino al contrario, ambos desean permanecer más tiempo ahí.

Bucky retrocede un poco, al menos un centímetro, para luego capturar el labio inferior de la joven entre los suyos, completamente apetecible para él. Este es solo el inicio, pues Summer le corresponde el beso y pronto, ambos encuentran un ritmo perfecto para besarse con lentitud mientras se demuestran todo ese cariño que ha nacido entre ellos.

El ojiazul mantiene su mano humana en el cuello de la chica, realizando suaves caricias en aquella parte de su cuerpo. Mientras tanto, las manos de la castaña permanecen en el firme pecho del azabache, aunque luego de unos segundos, ella baja una de sus extremidades, buscando la mano de vibranio de Bucky para entrelazarla con la suya. Lo siente tensarse en el beso, aunque ella le dedica una pequeña mordida en sus labios, lo que lo devuelve a esta realidad y disipa sus miedos.

Summer empuja a Bucky contra la puerta, mientras él suelta su mano, sólo para envolver su cintura con su brazo de aquel metal wakandiano. La chica lleva sus brazos alrededor del cuello del azabache, quien gruñe ante los momentos en que deben separarse para tomar un poco de aire.

Summer, por su parte, experimenta algo totalmente diferente. Fuera de aquel beso que se torna cada vez más hambriento, puede notar un sentimiento indescriptible dentro de ella. Bucky le corresponde, no sólo el beso, sino probablemente aquellos sentimientos que buscan demostrar en este momento. La forma delicada con la que él la sostiene, esa destreza de sus labios contra los suyos y la suave caricia de la lengua del ojiazul dentro de su boca.

—Cuando termines debes ir al cuarto de los chicos —dice Sharon desde afuera.

Ellos se separan con rapidez, pero no se mueven. Los brazos de Bucky siguen alrededor del torso de Summer y las manos de ella siguen sobre la nuca del ojiazul; sus cuerpos igual de juntos y sus respiraciones totalmente agitadas, las cuales intentan controlar. Sonríen con complicidad cuando sus miradas chocan. Permanecen en silencio por cerca de un minuto, esperando a que Sharon se aleje o ingrese a dicha habitación.

—Eso fue... —susurra Barnes totalmente perdido en la mirada de la joven —, perfecto.

—James... —responde ella en un suspiro —. Las relaciones entre terapeuta y paciente no son éticas —murmura, intentando que su humor le sirva como una defensa de las sensaciones que se han despertado dentro de ella luego de aquel hambriento beso.

—Nunca fuiste realmente mi terapeuta, aunque a veces era más útil el tiempo que pasaba contigo —responde negándose a soltarla, no quiere hacerlo, pues teme que sea un sueño —. Eras más como una colega, luego te convertiste en mi amiga y ahora... no sé exactamente qué es lo que eres, pero definitivamente no quiero perderlo.

—¿Quién diría que podrías ser tan cursi? —cuestiona la castaña ganándose una tímida sonrisa por parte de él —. Eres una caja de sorpresas, James Barnes, una agradable caja de sorpresas.

Bucky la vuelve a besar, aunque ahora sólo es por unos segundos, no los suficientes como ella hubiera deseado, pero son los necesarios para dejarla con ganas de más.

—Iré con ellos, ¿está bien? —le pregunta el ojiazul a la chica —, ve para allá cuando estés lista.

—¿Te preocupa que Sam empiece con sus burlas? —ahora es ella quien le interroga.

—No estamos en una posición para mostrar lo vulnerable que soy cuando se trata de ti —dice él con un leve sonrojo en sus mejillas.

—Eres un maldito romántico, James —se burla la chica y lo empuja suavemente, aunque luego su mirada se suaviza —. Bien, pero supongo que tienes razón —responde con voz melosa antes de dejar un corto beso en sus labios —. Ahora vete.

A pesar de lo seca que puede sonar aquellas dos palabras, la mirada cómplice que ellos comparten y la bonita sonrisa de Summer, provocan una inmensa felicidad en el ojiazul, quien le dedica una mirada más antes de abrir la puerta y salir.

Summer camina hacia el espejo apenas Barnes se marcha. Puede ver sus mejillas sonrojadas y sus labios levemente hinchados, ¡rayos! Él debe ir en condiciones similares y lo envió a la jaula de los lobos. La joven retoca su labial y luego intenta mejorar un poco su aspecto, mientras su corazón retoma su ritmo habitual.

Una vez que está lista y vuelve a mirarse en el espejo, no puede evitar llevar la punta de sus dedos por encima de sus labios. Se siente como una adolescente, pero, no se había sentido nunca de esa forma, ni siquiera con... Steve.

Ya ni siquiera pensaba en él, al menos hasta ahora.

Summer quedó muy dañada luego de que Steve se fue. Empezó a aterrarle el hecho de entregarle de nuevo su corazón a alguien y que la utilizara de aquella forma, pero claramente con Bucky no era así. Ellos nunca tocaron el tema, si llegaban a hablar del rubio, era porque su participación en la vida de James fue importante o porque era necesario dentro de una anécdota, pero nunca por otra razón.

Steve Rogers era esa parte de su pasado que Summer había decidido enterrar en lo más profundo de sus recuerdos y sólo quedarse con la grata experiencia de trabajar al lado del Capitán América. Porque, es claro que ella no podía olvidar su sabiduría y mucho menos sus enseñanzas. Era un legendario héroe, aunque no fuera la mejor persona.

Pero James Barnes es diferente y quizá, desde siempre lo fue. Steve le contó un poco de sus aventuras en los 40's y Barnes tenía una gran reputación en cuanto a las chicas con las que salía y sus conquistas se contaban por decenas. Poco quedó de aquel hombre luego de ser capturado por HYDRA y ahora que su mente está de vuelta, aquella seguridad se ha perdido, aunque no del todo, porque el trato dulce y caballeroso que James siempre ha tenido hacia ella, es muy evidente.

Él la logrado conquistarla sin siquiera proponérselo, y viceversa. Su inocente compañerismo y siguiente amistad fue el parteaguas para que ellos dos comenzaran a explorar más allá de sus límites, encontrando consuelo uno en el otro.

James Barnes encajó perfecto en la vida de Summer O'Connor, y justo a penas ellos lo descubren. 

El invierno se dejó envolver en la calidez del verano, y esto es sólo el inicio. 

Summer echa un último vistazo a su aspecto y se coloca una chaqueta antes de salir de aquella habitación e ir hacia donde los chicos y Sharon la esperan. 

🙂🙂🙂🙂
Esto iba en el capítulo anterior, pero me perdí al ir escribiendo, así que este fue exclusivo al respecto 🤭💕

Gracias por leer 💕💕

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