04

0 4 : T E R A P I A

No hay persona en la cafetería que no se encuentre escuchando el discurso de falsa modestia de John Walker. Summer suelta algunos comentarios molestos mientras lo escucha hablar, porque, puede que ella deteste a Steve Rogers, pero ama al Capitán América y no puede creer lo que está escuchando.

La joven conoce lo suficiente acerca de él, primero por las historias de su abuelo, y luego por haber conocido al mismo Steve Rogers. Y es que, aunque la historia entre ellos halla terminado mal, la admiración de la castaña hacia el afamado héroe, sigue intacta.

El discurso y la entrevista de Walker continúa, obteniendo diversos comentarios en aquel local y probablemente, en toda la nación. La joven cada vez se encuentra más enojada con Sam, por ceder el escudo, y empieza a detestar a John Walker, por el simple hecho de escucharlo hablar.

—James —susurra ella, al recordar al azabache y de inmediato empieza a imaginar qué reacción puede tener.

La joven le hace señas a su compañera de turno, le dice que hará una llamada y esta asiente. Summer camina hacia la parte trasera mientras marca el número de Bucky, pero este no le responde hacia la segunda llamada.

—Puedo apostar a que ya lo viste —dice Summer cuando el ojiazul responde la llamada.

—Sí —responde él y puede escuchar su voz agitada.

—¿A dónde vas, Barnes? —le interroga la chica.

—A la raíz de los problemas —declara.

—No me digas que irás a quitarle el escudo a ese sujeto, lo vas a dejar como a un niño sin su paleta —murmura y escucha una risa amarga en Bucky, pero no obtiene una respuesta —. ¿A dónde vas? —le repite.

—Tengo que hablar con Sam, ¿está bien? Te llamo cuando tenga noticias.

—No te metas en problemas, James.

—¿Acaso no debería hacerte la misma recomendación? —le pregunta ahora él.

—Suerte, James Barnes —concluye la chica.

—Gracias, Summer —dice Bucky antes de colgar.

A partir de ese momento, Summer le pierde el rastro a Bucky y por más que intenta llamarlo, se da cuenta que el teléfono está apagado. La chica también le marca a Sam, pero recibe la misma nula respuesta y esto le preocupa más. Pero no es hasta el día siguiente, cerca del medio día y mientras hace tiempo en su casa, pues entra a trabajar en el turno de la tarde, que recibe una llamada inesperada, pero que le da razón de Bucky.

—Buenas tardes, señorita O'Connor —dice una voz amable —, habla la terapeuta del señor James Barnes, soy la doctora Raynor —se presenta.

—Hola, ¿qué desea? —cuestiona la joven confundida ante tal llamado.

—Bueno, este es el número al que más recurre el señor Barnes y debido a que ha faltado ya dos días a terapia, me preguntaba si usted sabe en donde está —menciona sin perder su tono respetuoso.

—No he sabido nada de James desde ayer por la mañana —responde la joven.

—¿A qué hora, señorita O'Connor?

—Muy temprano, durmió en mi departamento y... ¡mierda! Eso sonó mal, ¡no! ¡No es lo que cree!... —balbucea ella con nerviosismo —. Olvide lo que dije.

—No creo que eso suceda, pero le pido, que, si sabe algo del señor Barnes, me lo diga lo más pronto posible, recuerde que él está en un programa de indulto y su deber es acudir a terapia sin falta.

—Entiendo —responde la chica —. Si usted averigua algo, espero que me avise, presiento que se meterá en problemas.

—Por el bien del señor Barnes, espero que se equivoque, señorita O'Connor.

Y sin más, cuelgan la llamada.

[...]

Es justo cuando Summer se termina de dar un baño antes de ir a iniciar su turno, que llega un mensaje proveniente del número de la doctora, con la dirección de la estación de policía en Baltimore, Maryland, acompañado de un "Está localizado, lo llevarán hacia allá".

—Mierda, James, ¿qué hiciste? —susurra la joven.

De inmediato, Summer empieza a buscar boletos de avión o de tren para llegar a Baltimore, quizá, si se apura, pueda alcanzar un vuelo y llegar en menos de un par de horas. Sabe que, de hacerlo, es muy probable que pierda su empleo y deba buscar algo más, pero la preocupación por James es mayor y decide hacer el viaje.

La chica se pone ropa más apropiada para viajar, aunque no lleva equipaje. Toma un abrigo para cubrirse de alguna forma y dinero suficiente, además de sus tarjetas. Maldice en cada segundo a Bucky Barnes, pero de igual forma, compra el boleto mientras va al aeropuerto y toma aquel vuelo para ir en su búsqueda.

—Sam, he oído mucho de ti, soy la doctora Raynor, terapeuta de James —se presenta la profesional.

—Es un placer, gracias por liberarlo —dice el Vengador con amabilidad.

—No, yo no lo liberé —responde ella.

—¡Christina! Me da gusto verte —exclama John Walker desde un lugar en la misma estación, donde algunas personas le piden fotos.

—Es una broma, ¿verdad? ¿Lo conoce? —interroga Sam con desespero.

—Sí, realizamos varias misiones juntos —responde con una media sonrisa.

—Oí que trabajas con Bucky, así que decidí intervenir. Bucky ya no observará un esquema de sesiones tan estricto —declara Walker acercándose a ellos.

—Su terapia no ha terminado, ¿quién lo autorizó? —le pregunta la terapeuta.

En el rostro de John aparece un gesto de satisfacción y se señala a sí mismo mientras sonríe. Justo en ese momento, la puerta de seguridad se abre, mostrando que Bucky está siendo liberado.

—Es demasiado valioso para tenerlo inactivo —continúa diciendo Walker —. Haz lo que tengas que hacer y luego envíamelo. Tenemos asuntos pendientes que terminar, igual tú Wilson. Espero afuera —les avisa antes de salir.

Sam observa a Bucky y viceversa, la tensión entre ellos continúa, pero esto apenas inicia.

—James, la condición para que salgas es una sesión —le notifica la doctora —. Y tú, Sam.

—No, gracias, yo espero aquí —responde él de forma apresurada.

—No fue una sugerencia —declara Christina caminando hacia la misma puerta de donde Bucky había salido.

—Summer —susurra Bucky al ver a la chica entrar a la estación. Esto provoca que la doctora se detenga y que, junto a Sam, volteen en dirección hacia donde el ojiazul observa.

La nombrada observa todo con curiosidad y se aferra a la correa de su bolso, mientras camina directamente hacia Bucky.

—Eres un imbécil —declara la recién llegada.

—Señorita O'Connor, me gustaría que también nos acompañara —dice la doctora retomando su caminar.

—¿Qué? —cuestiona confundida mirando a Sam, quien le sonríe con burla. Al menos no será el único en ser metido contra su voluntad.

—Vamos, Summer —dice el moreno, colocando su mano en la espalda de la chica para hacerla caminar.

Bucky siente unas inmensas ganas de quitar de mala manera la mano de Sam de la espalda de la chica, no es un gesto inapropiado, pero es extraño verla cerca de alguien más y no le gusta. Summer camina llena de confusión, pero igual no se detiene.

—No sabía que jugabas a ser niñera —murmura Sam con burla cuando pasan la puerta.

—Pues creo que lo hago mejor que tú. Te dejo al niño por 24 horas y logras que lo arresten —reclama la castaña ahora caminando delante de ellos, dejando que el moreno camine a la par de Bucky.

—No soy un niño —responde el ojiazul con seriedad.

—Bien, te quedas con la custodia, yo lo quiero para navidad y los fines de semana alternados —susurra Wilson manteniendo la broma.

—Te meteré el descuento, James come lo mismo que un batallón completo —replica Summer.

—¡Sigo aquí! —exclama el ex soldado de HYDRA con molestia.

—Disculpa, es malo que los hijos vean discutir a los padres —se burla la chica mientras gira un poco su cabeza, sólo para dedicarle un guiño a Bucky.

Una vez que llegan a la sala, Summer es confinada a un lado de la doctora, pero fuera de la mesa, mientras que Sam y Bucky se sientan frente a ellas, uno al lado del otro.

—¿Qué es esto? ¿Terapia de pareja? —pregunta la joven con humor, cuando ve a la terapeuta sacar su libreta —. Le aviso que no me van los tríos y yo no tengo nada que ver con la relación que tiene este par.

—Bueno, señorita O'Connor, debido a que James duerme en su casa y habla mucho con usted, creo que se encuentra demasiado involucrada en el asunto —responde la doctora.

El rostro de Sam es de burla total y no se contiene en codear a Bucky, quien le mira con más enojo que nada. Summer se sonroja, pero mantiene la misma mirada amenazadora hacia el moreno, que mueve las cejas de forma demasiado graciosa.

—¿Puedo tomar su pluma, doctora? —cuestiona la joven con amabilidad.

—¡No! —exclaman Bucky y Sam, cuando ven que la profesional está a punto de entregársela.

—Si quiere verme vivo, no se la entregue —murmura Sam.

La doctora Raynor mira confundida a la joven, que le dedica una inocente sonrisa, pues le parece alguien muy linda y dulce como para ser capaz de dañar a alguien con una pluma, aunque de igual forma, leyó parte de sus expedientes mientras buscaba alguna relación con Barnes, encontrando que ella formó parte de SHIELD.

—Será mi observadora, señorita O'Connor —declara la terapeuta —. Entonces, ¿quién quiere iniciar?

—Mire, ¿doctora Raynor? —murmura Sam y ella asiente —. Entiendo porque quiere que hable con el pobre loco de aquí, pero yo estoy 100% bien.

Summer suelta un bufido sin poder evitarlo, ganándose una mirada seria por parte de la terapeuta.

—Mi deber es ver que te encuentres sano —dice la profesional dirigiéndose hacia James —. Lo admito, esto talvez sea poco profesional, pero sólo así estaré segura de que vas a superar lo que parece inquietarte.

—Esto es ridículo —susurra el moreno.

—Sí, concuerdo —responde Bucky.

—Ves, estamos progresando —celebra ella —. Entonces, ¿quién quiere empezar?

Ambos hombres se quedan en silencio, dándole miradas discretas a Summer en búsqueda de recibir ayuda, pero la joven se limita a sonreír, pues no quiere ser partícipe de la misma terapia de la profesional.

—¿Ningún voluntario? Wow, qué sorpresa —murmura ella con sarcasmo —. Vamos a hacer un ejercicio, es algo que hago con las parejas cuando quieren entender qué clase de vida quieren forjar juntos —les explica y la joven a su lado no puede evitar soltar una risita.

—Lo siento —declara Summer apenada ante la mirada acusadora de la terapeuta, quien retoma la palabra.

—¿Han oído hablar de la pregunta milagrosa? —cuestiona, recibiendo una respuesta afirmativa por parte de Sam y una negativa por parte de Bucky, Summer prefiere ahorrarse su respuesta, no quiere volver a obtener la atención de la terapeuta —. Ok. Imaginen que mientras duermen un milagro acontece, cuando despierten, ¿qué milagro les gustaría ver que podría mejorar su vida?

—Si viera un milagro, tal vez, él estaría callado —dice Bucky señalando a su compañero.

—Es justo lo que yo iba a decir, ¿no es una ironía? —le pregunta Sam y el azabache sonríe.

—No me dejan alternativa, haremos la contemplación del alma —concluye ella.

La joven no puede aguantar un jadeo de sorpresa, en el que busca esconder su burla. Ambos hombres la miran con molestia al ser una simple observadora, pero luego, con protestas, empiezan a girarse hasta terminar uno frente al otro.

Siguen discutiendo, declarando de forma sarcástica lo mucho que les agrada este ejercicio. La doctora les pide que se acerquen aún más, por lo que ellos chocan sus rodillas, pero esto no parece ser suficiente, así que, luego de otra breve discusión, ambos terminan tan cerca, que la rodilla de uno está en medio de las piernas del otro.

—Gracias, doctora —susurra Summer con emoción.

—¿De qué habla, señorita O'Connor? —cuestiona la profesional.

—Del hecho de permitirme ver este mágico momento entre este par —confiesa y obtiene una mirada seria por parte de los dos varones —. Este recuerdo valdrá oro.

—¡Ella debería estar en mi lugar! Creo que Summer está más involucrada a Bucky que yo —reclama Sam.

—No me molestaría que fuera ella en lugar de este hablador —menciona el azabache.

—¡Sí, claro! —replica Wilson —. Ahora ambos son los mejores amigos y...

—¡Ya empezó a hablar sin parar! —exclama ahora James señalando a su compañero.

—¡Señores! —les detiene la doctora con molestia —. Bien, mírense uno al otro. Tienen que mirarse, a los ojos.

Ambos titubean un poco, pero al final lo hacen.

—¿Ven? No fue tan difícil —murmura, pero pronto, se dan cuenta que los dos no parpadean y siguen con una mirada totalmente retadora —. ¿Qué? ¿Ahora qué hacen? ¿Reto de miradas?

—Yo digo que deberían besarse, para romper la tensión —susurra Summer de forma apenas perceptible, pero es claro que todos la escuchan.

—¡Ya! Parpadeen —les ordena la terapeuta mientras chasquea los dedos entre ellos —. ¿Qué les pasa?

La doctora suspira. Si tratar a Barnes es un reto, ahora tener a Sam Wilson con él, es aún peor. No entiende mucho la relación o el control que tiene la joven a su lado con el ex Soldado del Invierno, pero reconoce que, lo que sea que haga, es muy útil y por eso él recurre mucho a la chica.

—James, ¿por qué Sam te enfurece tanto? —cuestiona la doctora Raynor de forma directa —, y no me des una respuesta infantil —agrega al ver en su rostro aquella intención.

Bucky suspira y asiente, no sin antes darle una mirada a Summer, quien probablemente ya imagine lo que dirá.

—¿Por qué devolviste el escudo? —pregunta el ojiazul a su compañero.

—¿Por qué te portas tan obsesionado con un tema que no tiene nada que ver contigo? —dice Sam devolviendo la pregunta, mientras demuestra un poco de la molestia que esta le causa.

—Steve tuvo fe en ti, él confió en ti. Te dio el escudo por una razón. Ese escudo, representa todo en lo que creía, ese es su legado. Te dio ese escudo y tú lo desechaste como si nada —murmura con molestia —. Tal vez Steve te juzgó mal, y si te juzgó mal a ti, te juzgó mal a mí —concluye con frustración.

Es entonces cuando Summer rápidamente capta la frustración del ojiazul. Si Steve se equivocó con Sam pensando que era el indicado, quizá también se equivocó con él, pensando que era un buen hombre, que merecía un perdón y una segunda oportunidad. Quizá Bucky sigue siendo el Soldado del Invierno, el mismo asesino sin piedad y lo que intenta ser ahora, es solo una fachada.

—¿Terminaste? —le pregunta Sam.

—Sí —murmura Bucky.

—Perfecto. Tal vez será un tema que ni tú, ni Steve serán capaces de entender —dice Sam con seriedad —. Pero, ¿puedes aceptar que hice lo que creí que era correcto?

Pero el ojiazul no responde y simplemente baja la mirada, ignorando un poco las palabras dichas por el moreno.

—¿Sabe qué, doc? No tengo tiempo para esto. Tenemos asuntos más serios que tratar —menciona Sam —. Le propongo algo: esto se acaba justo ahora, hay que trabajar y al terminar, nos separamos para tomar unas largas vacaciones y nunca más nos tendremos que ver —recalca con seriedad.

—Eso me agrada —responde Bucky.

—¡Super! Entonces a trabajar. Gracias, doc, por incomodarnos. Me siento mucho mejor —le dice el moreno a la profesional —. Los espero a fuera —se despide Sam y sale del lugar.

—Gracias, eso fue fantástico —responde la terapeuta.

Summer se apresura a ponerse de pie y toma el abrigo que había colocado sobre sus piernas, dispuesta a seguir a Sam, al mismo tiempo que Bucky también se levanta.

—Un momento, señorita O'Connor —le llama la terapeuta, provocando que ambos se detengan —. ¿Puedo contar con usted para mantener vigilado a James?

—Creo que él es lo suficientemente mayor como para cuidarse solo —responde la joven mirando brevemente al ojiazul.

—Bueno, hemos visto que él y su amigo se comportan como niños de tres años peleando por golosinas, así que no estoy muy de acuerdo con lo que dice —declara y suspira —. El tipo de relación que tenga con James o lo que sea que estén haciendo juntos, no me importa, pero como sea, eso ha contribuido a que avancemos un poco y dadas las circunstancias, no me queda más que pedirle que lo siga ayudando.

Bucky busca la mirada de Summer, quien mira hacia el asiento donde antes estuvo sentado Sam. La chica no se nota muy cómoda con la insinuación de "lo que sea que estén haciendo juntos", pero igual reconoce que no es muy normal todo el tiempo que pasan uno con el otro.

—Gracias por todo, doctora —responde la joven y camina hacia la salida.

El ojiazul le dedica una última mirada a la profesional y empieza a seguir a la chica.

—Conozco esa mirada, ¿qué tienes? —le pregunta la mayor al ex Soldado.

—La regla número 2, ¿cuál era?

—No hacer daño a nadie —responde y el asiente levemente.

—Nos vemos, doc —susurra el ojiazul y sale del lugar.

Bucky ve a Summer unos metros delante de él, la joven pelea un poco con su abrigo para colocárselo, por lo que él se apresura y lo sostiene para ella. La joven le agradece con una tímida sonrisa y juntos caminan hacia la salida.

—Lo que dijo la doctora... —dice el azabache.

—Creo que ambos sabíamos que soy mejor terapeuta que ella, pero no debiste dejárselo tan claro —responde Summer y apresura su caminata, dejando a Barnes un tanto confundido. 

Así quedé 🤡cuando en el capítulo anterior dije que subiría uno por día. Pero es que esto me encantó y moría de ilusión por ponerlo 🤭

Bien, ahora sí, es todo por hoy.

¿Qué les va pareciendo esto? 💕
Ya empiezan las verdaderas patoaventuras 🥳

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top