61
"¿Te calmás? No entiendo una chota."
Entre Leandro que no modulaba una mierda y Rodrigo que estaba medio sordo, no hacían una. El primero estaba desaforado, contándole algo que el segundo no terminaba de entender porque además, como la cereza del postre, había mucho ruido de fondo del otro lado de la línea.
"¡Dale, boludo!" Leandro gritó, exasperado, procediendo a hablar más lento para que el tarado de su amigo lo entienda. "Tenés que convencerla a Eve de que se le confiese a Emi."
"¿Por?"
"¡Cómo que por! Cuesta, ¿eh? Ay, Dios. Voy a chocar. Después te mandó mensaje explicándote todo."
Y colgó.
Rodrigo frunció el ceño y miró la pantalla: efectivamente, Leandro había terminado la llamada y Rodrigo todavía no entendía qué mierda había pasado. Había entendido poco y nada de lo que él le había dicho, solo había llegado a entender que tenía que ver con Emi y Eve, pero no sabía por qué.
Sentado en el living de la casa de Eve, se puso a reflexionar.
Pero no pudo pensarlo más rato, porque escuchó risas que lo hicieron darse vuelta: Enzo, Julián, Ota y Eve entraban a la casa por la puerta de la galería, todos empapados y con toallas alrededor de sus hombros ya que acababan de salir de la pileta. Todos llevaban puestos los trajes de baño, aunque Eve había logrado ponerse un remerón arriba de la bikini durante su corrida.
La chica saltó por el respaldo del sillón y se sentó al lado de Rodrigo, sacándose la toalla de los hombros y haciéndolo un bollo en su regazo. Vio que su mejor amigo todavía tenía el teléfono en la mano.
"¿Con quién hablabas?" le preguntó, medio agitada debido a la corrida.
Rodrigo lo vio a Ota también tomando asiento en el living, en uno de los sillones individuales. Enzo y Julián no se sumaron, ya que parecía ser que el cordobés le había robado los anteojos a su amigo, entonces el más joven lo estaba persiguiendo por toda la casa a los gritos.
"Con Lean, pero no le entendí nada. ¿Qué pasó? ¿Por qué entraron?" preguntó Rodrigo.
"Llueve. ¡NO ENTREN A MI CUARTO!"
Rodrigo se tapó un oído cuando Evelyn le gritó a los dos chicos, ya que estos habían corrido escaleras arriba. Otamendi la miró desde el sillón opuesto, levantando la vista de la mesa ratona ya que había estado tocando las revistas de Scaloni, y sonrió pícaramente.
"¿Por qué? ¿Qué tenés en tu cuarto, enana?" le preguntó.
"Ay, nada, pelotudo. ¿Que te hacés el gracioso?" Evelyn le revoleó su toalla.
Otamendi la atajó con una risa ante su propio chiste. Sin embargo, Evelyn después miró la hora en su celular y soltó un 'uh'.
"¿Qué?" preguntó Rodrigo.
"Juega el Lyon ahora."
Evelyn se estiró y agarró el control remoto de la mesita ratona para prender la tele. Buscó el canal de TyC Sports, donde estaban pasando la previa del partido del Olympique Lyonnais contra el Chelsea, y se acomodó de piernas cruzadas sobre el sillón. Otamendi, que hace varios días que no tocaba una pelota de fútbol, de inmediato se cambió al lado de la chica para poder tener una mejor vista de la televisión.
"¿Vos por qué te dejaron faltar?" preguntó el osito, mirándola de reojo a Evelyn.
"Porque es un amistoso nomás. Y además soy la favorita, así que."
"Ay, ay, ay, ella." Rodrigo revoleó los ojos y recibió un codazo en las costillas como respuesta.
Se pusieron a ver el partido, que empezó relativamente bien. Otamendi de inmediato pareció estar más interesado en el juego que Evelyn, pero probablemente se debía a que extrañaba el deporte (aunque Evelyn mantenía la creencia de que era porque le gustaba verle el culo a las chicas).
Pero en esas, mientras aclamaban un gol del Lyon, el teléfono de Rodrigo empezó a vibrar repetidamente, indicando una sarta de mensajes. Lo abrió con calma, no creía que fuera nada importante; eran múltiples mensajes de Leandro. Sin embargo, apenas leyó el primer mensaje y sabiendo que Evelyn era muy chusma, tuvo que alejar un poco el teléfono.
Leandro: EVE Y EMI SE AMAN ❗❗❗❗❗❗
Leandro: Emi me dijo que deja todo por ella si ella se le confiesa y todos sabemos que él a ella le encanta y se aman así que
Leandro: Pasa que son uno más boludo que el otro
Leandro: Tenés que hacer que Eve de cuenta de que lo ama
Leandro: Y nada tipo
Leandro: Decile así de onda que deje de ser una terca de mierda porque Dibu la ama y él por ella se corta la chota
Leyó los mensajes con el ceño fruncido.
"Eh, ¿por qué te escondés? Yo quiero ver," dijo Evelyn, como era de esperar, colgándose de Rodrigo solo para ver la pantalla del teléfono.
"Salí, pelotuda," le dijo él, dándose unas vueltas de contorsionista en el sillón para evitar que ella llegara a leer los mensajes.
"Che, no la estarás cagando a Tini Tini Tini vos, ¿no?"
Rodrigo la miró, extrañado. "No, tarada."
"Más vale. Me cae bien."
Evelyn pronto se aburrió, revoleó los ojos y volvió a sentarse, dejándolo a Rodrigo en paz. Él contestó los mensajes con brevedad y después dejó el teléfono en la mesa ratona, prestándole poca atención al partido que pasaba por la televisión ya que su mente se llenó de inmediato de todas las cosas que podía decirle a Evelyn para convencerla de que se deje de joder.
Julián y Enzo no tardaron mucho en bajar (nadie cuestionó el hecho de que ambos estaban despeinados, ya que podía significar que o se cagaron a piñas o se comieron a besos, y honestamente nadie quería saber la respuesta). Vieron el partido todos juntos mientras Evelyn les contaba las historias de vida de cada jugadora del Lyon que tocaba la pelota. Como siempre, Grace y Ada estaban como delanteras titulares.
El partido terminó 3-2, con el Lyon victorioso. Evelyn y Otamendi festejaron a los abrazos. A medida que transcurría el juego, habían ido escuchando como la lluvia pegaba cada vez más fuerte hasta convertirse en un diluvio que los obligó a cerrar todo. A eso de las seis de la tarde, todos partieron a sus casas.
Menos Rodrigo, claro.
Otamendi, Enzo y Julián corrieron hasta sus autos, protegiéndose de la lluvia con sus buzos. Evelyn cerró la puerta rápidamente antes de que se mojara el piso y cuando se dio vuelta, lo vio a Rodrigo parado frente a ella con los brazos cruzados, mirándola fijo. Ella le dedicó una mueca.
"¿Qué te pasa?" le dijo. Rodrigo no se movió. "¿Qué? ¿No te hicieron la chocolatada hoy? Dejá de mirarme así, pelotudo."
"Emi te ama," le dijo él sin más.
"No jodas, ¿en serio?"
Rodrigo la ignoró. "Y vos lo amás a él."
Evelyn ahora se tensó un poco y cruzó las manos sobre su pecho. "¿Y eso quién te lo dijo?"
"No hace falta que nadie me lo diga, tonta." Él revoleó los ojos. "Es que ustedes son dos tarados."
"Ey."
"Es la verdad." Rodrigo levantó las manos para demostrar su inocencia. "¿Vos por qué no querés estar con él?"
"¿Que tenés, boludo? ¿Alzheimer? Ya hablamos de esto," excusó. "A parte, ¿qué te pasa? ¿Por qué de la nada me saltás con esto? Te aviso que pasaron ocho meses, eh, llegás un poco tarde."
"No, no, no, tarde no," aseguró Rodrigo, moviendo las manos desesperadamente. "Él todavía no se rindió."
"¿Él quién?"
"Él, Dibu, tarada." Volvió a rolar los ojos. "Estás perdiendo tiempo que podrías pasarlo con él, Eve. ¿De qué te sirve conocer a alguien más si nunca te va a terminar de cerrar? Tenés a un pibe perfecto esperándote en Francia y vos no querés estar con él porque no es Emi. ¿No te das cuenta?"
Evelyn se encogió de hombros, rebuscando en su cerebro cualquier cosa que decir. "Y pero capaz conozca a alguien más que sí..."
"¿Que sí qué?" Rodrigo la miró, expectante, pero ella no se atrevió a contestar. "¿Y vos te pensás que lo vas a olvidar al Dibu así como así? ¿Encontrás a alguien más y listo, pum, se acaba todo?"
Evelyn lo miró dubitativa y volvió a encogerse de hombros, despojada de cualquier rastro de seguridad y confianza que sentía hace tan solo unos minutos.
Rodrigo no tenía ni idea de dónde estaba sacando esas palabras, pero parecían estar teniendo un efecto en ella, por lo que siguió hablando.
"A ver, mañana el Dibu se consigue a otra mina," dijo.
Evelyn tensó la mandíbula notoriamente y apartó la mirada. De inmediato, Rodrigo supo que sus palabras le habían molestado, por lo que se rió, triunfante.
"Ah, esa no te la habías pensado." Se rió.
"Estás diciendo boludeces," dijo ella, no sabía qué más decir.
"Dale." Él la miró con una sonrisa persuasiva.
"Che, ¿no te tenés que ir a tu casa vos?"
"No, ¿sabés qué?" dijo él, emocionándose un poco de más. "Me chupa la chota que quieran cosas distintas. ¿No me decías vos antes que querías adoptar un nene? Listo, adoptan y después... no sé, más adelante tendrán hijos biológicos. Y se casan, eso no le puede hacer daño a nadie, ¿o no? Dale, dejate de joder, Evelyn. La de que quieren cosas distintas me la paso, ¿sabés por dónde?"
"¡Rodrigo!"
"¡Qué!"
"¡Estás loco!"
"¡No sé!"
Evelyn se estremeció ante lo que le acababa de decir y volvió a abrir la puerta. El ruido del diluvio los invadió, ensordeciéndolos, pero no iban a decir nada más porque Evelyn ya lo estaba echando a Rodrigo de la casa, buscando sacárselo de encima lo antes posible, porque todo lo que le decía tenía perfecto sentido. Excepto que a ella le daba vueltas la cabeza y no podía respirar y sentía que se iba a desmayar.
"¡Te lo digo posta!" le gritó Rodrigo antes de que ella le cerrara en la cara.
El ruido de la lluvia desapareció junto con él. Evelyn apoyó la espalda contra la puerta y se deslizó hacia el piso para sentarse, abrazándose las rodillas. Emi se iba mañana en un avión a Inglaterra y ella estaba tirada en el piso. Estaba transpirando, la cerámica fría contra su piel no hacía nada para calmarla. Pensaba qué mierda hacer. Qué mierda había pasado. Qué mierda sentía dentro.
¿Por qué mierda llovía tan fuerte?
a/n –
200 votos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top