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Emi y Evelyn habían perdido de vista a Sacacorcho (el gato, así le había puesto Emi) ni bien entraron a la playa, ya que el pequeño animalito aparentemente le tenía miedo a la arena. Emi se había preocupado horrores en un principio, ya habiendo adoptado al gato como propio, pero Evelyn le había asegurado que en las islas de Grecia había muchísimos gatos y que Sacacorcho seguramente había nacido en la isla, lo cual implicaba que ya sabía cómo manejarse dentro de ésta.

Habían decidido no parar en la casa. De todas formas, no planeaban meterse al mar. Aunque jeans y vestidos largos no eran la ropa más conveniente para un día de playa, ya estaba a punto de empezar a anochecer, así que no planeaban pasar mucho tiempo ahí.

"Bancátela, maricón," le dijo Evelyn a Emi con una risa mientras le aplicaba protector en la espalda.

"Se me va a pegar toda la arena," se quejó el hombre, retorciéndose.

"Te jodés."

"Qué amorosa."

Evelyn se estiró y le manchó la nariz con protector. Emi volvió a quejarse y ella se rió, finalmente terminando de embadurnarle la espalda para protegerlo del sol de tarde. Se recostó a su lado boca arriba. Debían ser ya las cinco o seis.

Estaban recostados sobre unas toallas, bajo la sombra de una sombrilla que habían alquilado en uno de los puestos de la playa. Emi estaba tirado boca abajo al sol, sin remera, por lo cual Evelyn se había encargado de que no quede rojo como un tomate. Ella, por su parte, tenía el vestido arremangado hasta los muslos, con las piernas extendidas fuera del círculo de sombra para sentir el calorcito.

"Vos sabés que a Mykonos se lo conoce por las fiestas de verano, ¿no?" comentó Emi después de unos minutos.

"¿Sí?"

"Sí, obvio. Tienen unos re chebolis."

Evelyn se rió. "Vayamos mañana. Hoy estoy echa mierda ya."

"Dale."

Se quedaron un rato en silencio, con el débil sol de tarde dorándoles la piel. Emi le apoyó una mano en el muslo a Eve y ella lo miró a través de sus anteojos oscuros.

"Me voy a quemar con la forma de tu mano," le dijo.

"Mejor."

No tuvo que terminar su oración, porque Evelyn ya conocía la frase: así saben que sos mía. Se rió de su novio y se acercó a él para besarlo. Emi aprovechó la ocasión; se recostó sobre su codo para tener más soporte y le agarró la mandíbula suavemente mientras ella le recorría los labios con sus propios. 

"No puedo creer que me estés haciendo esperar hasta la noche. Sos mala, eh," dijo Emi, haciendo referencia a las palabras de Evelyn aquel día de esperar hasta la noche. "Si es por mí, te agarro ahora mismo."

"Y bueno, amor. Hay que tratar de no traumar a ningún nene."

Emi gruñó, exasperado, y se dejó caer de espaldas sobre la toalla. Evelyn se rió y gateó hasta él para poder besarle la clavícula, justo sobre el tatuaje. Emi hundió sus manos en el pelo de la chica y sonrió.

"Encima hacés eso," susurró.

"Es divertido verte así de desesperado," le contestó ella, acostándose sobre él.

Emi deslizó una mano por debajo de su vestido y le pellizcó el culo.

"¡Emiliano!" Saltó la chica, frotándose el área de impacto con una mueca de dolor. Le pegó un manotazo en el pecho mientras él se reía. "¡Me dolió!"

"Perdón, mi amor." Se siguió riendo él, aunque no lo sentía verdaderamente. 

Evelyn volvió a rodar hasta su toalla. "Ya está, así quedamos."

Emi se levantó y la agarró por la cintura, levantándola del piso para colgársela por sobre el hombro. Evelyn soltó un grito ahogado.

"¡Emiliano! ¡Qué hacés!" 

Emi la ignoró con una risa malévola y corrió hasta el mar mientras la chica trataba desesperadamente de zafarse de su agarre. Sin embargo, la fuerza de una chica de metro sesenta no era comparación para la de un hombre de metro noventa y cinco, por lo que a Emi le fue fácil zambullirse al agua con la chica todavía colgada de su hombro.

Para cuando volvieron a emerger a la superficie, Evelyn estaba completamente tensa, con los brazos en alto y la boca abierta. El vestido mojado se le pegaba al cuerpo y le pesaba debido al agua absorbida por la tela. Emi estaba seguro de que sus jeans se iban a encoger debido al agua fría, pero no le importó.

"Te voy a matar, Emiliano," le dijo Evelyn, no pudiendo hacer más que usar su pie para patear agua en su dirección.

Emi se defendió del agua con sus brazos y después se acerco a ella. Le sacó el pelo de la cara con una mano y se inclinó hacia abajo, besándola, con sus dientes chocando debido a las amplias sonrisas en sus rostros.

Se quedaron en la playa hasta el anochecer, ocupándose de secarse la ropa empapada. A eso de las ocho, Emi la abrazó a Evelyn por detrás y le susurró en el oído:

"Ya es de noche."

Ella captó la connotación sexual a ese anuncio casi de inmediato, ya que éste hacía referencia al adamantismo de Evelyn de esperar hasta la noche. Ella lo miró con una sonrisa pícara y se levantó para juntar sus cosas, con Emi siguiéndola como un perro. Salieron de la playa y se lo encontraron a Sacacorcho dormido en la vereda. Emi lo despertó con una caricia en la cabeza y el gato se restregó por entre las piernas del hombre, habiéndole tomado afecto a su nuevo dueño. Entonces, el arquero lo alzó y volvieron a la casa, que se encontraba a media cuadra.

Entraron y Emi lo dejó caer al gato en el sillón.

"Mirá, Corchito, tu nueva casa," le dijo.

Evelyn lo miró con una ceja enarcada mientras apoyaba el bolso en la encimera de la cocina. "¿Corchito?"

Emi se puso rojo. "Es un apodo nomás."

Evelyn se rió de su novio y se sacó las chanclas, acercándose hacia él para abrazarlo. Cuando sus cuerpos se amoldaron el uno contra el otro, Evelyn soltó un largo suspiro y cerró los ojos, cansada, con la cabeza apoyada contra su pecho. Emi se agachó para susurrar en su oído.

"Andá a la habitación," le dijo. "Te dejé un regalo en la cama."

Evelyn se separó de él para mirarlo con el ceño fruncido. No sabía cuándo podría haber tenido el tiempo para comprarle un regalo.

"Andá," le insistió él. "Probatelo y vení a mostrarme. Te espero."

Evelyn todavía estaba confundida, pero se separó del chico y se dirigió hacia su habitación, cerrando la puerta detrás suyo. Emi la miró con un dejo de una sonrisa y se sentó en el sillón, agarrando su celular de al lado de la mesa y observando como Sacacorcho iba paseándose por la casa, eventualmente perdiéndose en el lavadero.

Estaba distraído para cuando Evelyn volvió a salir de la habitación. Se deleitó con la vista apenas levantó la mirada.

Ahí, en el umbral de la puerta de su habitación, estaba parada su novia, usando un conjunto de lencería de encaje negra: brasier, g-string, liguero y pantys redecilla.

Emi apagó el teléfono y abrió un poco la boca, recorriendo el cuerpo de la chica con sus ojos, hambriento ante lo que veía. Sintió un cosquilleo en el estómago mientras su mirada resbalaba por sus curvas, tomándose su tiempo en analizarla completamente dese su lugar en el sillón, con los ojos eventualmente aterrizando en el pecho de la chica.

"¿Así me querías?" Evelyn arqueó una ceja, caminando hacia él para tomar asiento en su regazo, con sus rodillas a cada lado de sus caderas y sus brazos alrededor de su cuello.

Emi le miró los labios, apoyando una mano en su cintura. La otra la recorrió por la longitud de su espalda hasta llegar a su culo, al cual le dio una fuerte apretada.

"Sí, exactamente así."

Evelyn entrecerró los ojos y deslizó una mano entre sus cuerpos hasta llegar al cinturón de sus jeans para deshacerlo lentamente. 

"Sos un desesperado, Emiliano," le dijo, mirándolo fijamente a los ojos mientras le removía el cinturón. "Ahora vas a hacer lo que yo te diga."

Emi arqueó una ceja. Tenía un plan diferente para aquella noche, pero lo que Evelyn le proponía hizo que toda su sangre fluya directo hasta su entrepierna.

"¿Ah, sí?" dijo Emi.

"Sí," le contestó ella, tomando el cinturón. "Empezando por juntar tus manos atrás de tu espalda."






a/n –
ahora van a tener que esperar hasta el siguiente capitulo hormonales de mierda

mentira los amo <3

les dejó un tablero de pinterest para que puedan ver todos los outfits de evelyn en grecia, voy a ir agregando pins a lo largo de los capítulos para que así se den una idea más o menos: https://pin.it/7zyioDP


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