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El partido era a las siete de la tarde, pero por algún motivo, Evelyn se levantó a las siete de la mañana.

Ahora sí se sentía nerviosa; durante la noche, había sido despojada de cualquier tipo de calma que había sentido junto a Lucas y ahora, no se había ni movido y el corazón ya le galopaba en el pecho, ansioso. El sostener o no la copa dependía de su desempeño en aquel partido y aquello la perturbaba, por lo que hizo una nota mental de comentárselo a su psicóloga en su próxima sesión.

A las nueve de la mañana, todas las jugadoras del Lyon ya estaban desayunando juntas en el comedor. El aura vibraba con alegría y emoción, pero los nervios y la inseguridad también estaban presentes. La atmósfera era pesada con aquella inminente ansiedad que las carcomía. Andre tuvo que darles una charla de veinte minutos para lograr calmar los ánimos e inducirles la confianza que necesitaban para poder dar lo mejor en aquel partido, pero aún así, las jugadoras temblaban.

Evelyn se mantuvo al teléfono con Rodrigo durante una gran parte de la mañana. Él ya se había despertado y la ayudó a Evelyn a prepararse mentalmente para la final de aquella tarde, pero como no había mucho que podía decirle para calmarla, decidió quedarse en llamada con ella para que se sienta acompañada.

A las doce del mediodía, después del almuerzo, Evelyn decidió hacerse veinte minutos de hielo en las piernas, que le dolían más ese día. Sabía que no tenía que preocuparse, el doctor había dicho que solamente era desgaste muscular, pero no podía evitar preguntarse si realmente estaría bien para jugar noventa y tantos minutos de partido ese día.

A las cuatro de la tarde, las jugadores fueron servidas una merienda, con los pálpitos de sus corazones acelerándose por cada minuto que pasaba que las acercaba más al partido. Las jugadoras más grandes, que ya habían jugado finales antes, estaban menos nerviosas, pero en el caso de Evelyn, aquel era su primer campeonato.

A cierto punto de la merienda, ella incluso decidió sacar el mate para ayudarse a sí misma a sobrellevar aquella instancia tensa del día. Muchas se le sumaron a la ronda, ya que la bebida había logrado cautivar al equipo, y el mate y la charla amigable pronto lograron atenuar los espíritus. Después, subieron a sus habitaciones para ponerse la ropa de entrenamiento y preparar sus bolsos. Mientras lo hacía, Evelyn aprovechó para chequear su teléfono.

Tenía dos mensajes. Abrió el primero.

Emi: Suerte hoy vida
Emi: Ya sé que estás nerviosa así que si necesitás algo llamame

Evelyn sonrió y abrió el segundo mensaje.

Lucas: Boa sorte garota! (¡Buena suerte!)

Aquellos dos mensajes fueron suficientes para inducirle un breve estado de calma casi de inmediato. Sentía la ansiedad, pero podía moverse sin matarse a temblores. Sonrió renovada y guardó el teléfono en el bolso junto con todo el equipo necesario.

Partieron en el micro hacia el Philips Stadion de Eindhoven a eso de las seis menos cuarto. Fue un viaje corto, de aproximadamente veinte minutos, y fueron recibidas por algunos hinchas del Lyon ya amuchados en la entrada tras las barras impuestas por los guardias de seguridad. El equipo se dirigió hacia los vestuarios y empezaron a prepararse.

"You just have to stay calm out there, hear me? (Solo tenés que quedarte tranquila ahí afuera, ¿me escuchás?)" le dijo Andre a Evelyn mientras le encintaba los dedos y las tibias con la cinta de kinesiología negra.

"You suck at giving advice, you know that, right? (Sos malísimo dando consejos, lo sabés, ¿no?)" Se rió Evelyn.

"I just know you're gonna do great regardless of what you think. So I don't want you worrying. You got this. (Solo sé que te va a ir bien sin importar lo que creas. Así que no quiero que te preocupes. Vos podés con esto)." Andre se encogió de hombros y terminó de encintarla, palmeándole el hombro afectuosamente. "Go get ready, we're out in ten. (Andá a prepararte, salimos en diez)."

Efectivamente, no pasaron más de diez minutos antes de que las jugadoras estuvieran saliendo a la cancha, con la ropa de entrenamiento puesta. Evelyn notó el frío casi de inmediato. Andre las puso a hacer ejercicios y ella aprovechó para recorrer el estadio con sus ojos en busca de sus amigos, pero era fútil: el lugar era tan grande que todos los hinchas parecían solamente una única ola de camisetas blancas y rojas, por lo que divisar rostros entre la multitud era una misión imposible. Desistió rápidamente y a las siete menos diez, empezó la previa.

Para ese entonces, el sol ya se había puesto completamente y los reflectores estaban encendidos para iluminar la cancha. La temperatura había caído notoriamente, por lo que Evelyn se cambió los guantes y se se puso la remera y calzas de compresión abajo del uniforme, deleitada por el hecho de que se escuchaba el eco del canto de los espectadores desde los vestuarios. Aquello le levantaba los espíritus.

Las jugadoras de ambos equipos se empezaron a alinear en el túnel de salida. Allí, a Evelyn se le acercó Alexia Putellas, capitana y centrocampista del Barcelona.

"Scaloni, ¿verdad?" le preguntó con un notorio acento español.

Evelyn entró en pánico – Alexia Putellas no solo era una de las mejores jugadoras, con dos Balones de Oro, sino que también era una de sus más grandes ídolas. Estar frente a ella hizo que el corazón le diera un repentino vuelco.

"Efectivamente," le contestó Evelyn con una sonrisa, aparentando relajación. "¿Alexia?"

"Esa soy yo. ¿Pero es que qué edad tienes? Te ves súper jovencita."

"Veintiuno."

"Con razón, niña. Pues es que me dijeron que había una argentina en el Lyon y tenía que conocerla, ¿sabés?" comentó ella amigablemente. Era la segunda persona que le decía eso y aquello hacía que a Evelyn se le acelera el corazón – ¿cuánta gente estaba hablando de ella?

"Suerte en el partido," le dijo la jugadora del Lyon.

"Suerte también," contestó Alexia, estrechándole la mano cómodamente.

Evelyn la observó irse y después corrió hacia Ada, roja de la emoción. La rubia la miró extrañada mientras su amiga saltaba de arriba a abajo, cegada por la felicidad.

"Dude, Alexia Putellas just walked up to me and told me she's been wanting to meet me. (Boluda, Alexia Putellas se me acaba de acercar y me dijo que me quería conocer)," susurró, emocionada.

Ada revoleó los ojos con una sonrisa ante la emoción de su amiga. A las siete menos cinco, los dos equipos se alinearon en sus filas y salieron a la cancha. A las siete, empezó el partido.

El ruido en el estadio era ensordecedor, pero el canto de los tambores les mantenía a las jugadoras las palpitaciones constantes, haciendo que la adrenalina les recorra las venas y les aligere el paso. Durante los primeros veinte minutos, el juego se mantuvo en un 0-0 después de tres remates desviados por parte del Barcelona y dos del Lyon, pero a pesar de la frustración, era el primer partido que Evelyn la estaba pasando realmente bien.

Estaba jugando contra su ídola, sus amigos estaban viéndola desde las tribunas, no estaba ocultando ningún dolor y estaba contenta.

Sin embargo, a eso de los veinticinco minutos, Fridolina Rolfö, del Barcelona, anotó el primer tanto después de gambetear a la línea de defensa del Lyon por sí sola. Después de aclamar su gol, Evelyn no pudo evitar acercarse para palmearle la espalda y felicitarla, ya que aquello efectivamente había sido un golazo digno de reconocimiento.

Igualmente, empezó a preocuparse cuando, a eso de los treinta y seis minutos, Barcelona anotó su segundo gol. Lo hacían ver tan fácil que a Evelyn le preocupaba que el Lyon no esté al nivel del juego, aunque siguió empeñándose en remontar aquel partido. 

En el tercer minuto del agregado de cinco, Evelyn se apoderó de la pelota y regateó hasta el arco. Se emocionó por el simple hecho de que logró engañar a Alexia Putellas con un sombrerito de taco – la delantera rival la miró con una sonrisa indignada, ya que la joven la había trampeado con facilidad, pero igualmente la siguió de cerca mientras Evelyn se acercaba peligrosamente al arco.

No sabía por qué no había ninguna jugadora del Lyon arriba. Estaban todas fuera del área, como mirando, y Evelyn casi pierde la pelota tres veces antes de finalmente encontrar una ventana libre al arco. Pateó y anotó y festejó, y el primer tiempo terminó en un 2-1. Todavía podían retomar aquel juego.

Bajaron a los vestuarios y Andre las miró.

"Why was no one in the box? Evelyn could've easily lost the ball and you all were just standing there. You're lucky she knows how to dribble. (¿Por qué no había nadie en el área? Evelyn fácilmente podría haber perdido la pelota y ustedes habrían estado paradas ahí. Tienen suerte que sabe driblar)," sermoneó el DT.

Las jugadoras se miraron con cara de mala nuestra y felicitaron a Evelyn por el gol, ya que aquel punto había acortado la distancia entre ellas y la copa. 

"FC Barcelona is ranked almost one-hundred and fifty points ahead of us on the charts. They're good, we can tell. But you're also good. It's a tough game but you're getting there, so keep this up and be even better if you can. (El FC Barcelona está clasificado casi ciento cincuenta puntos por delante nuestro en los rankings. Son buenas, ya sabemos. Pero ustedes también son buenas. Es un juego difícil pero están llegando, así que mantengan esta clase de juego y sean mejores, si pueden)," pidió Andre, dando vueltas por el vestuario mientras las chicas tomaban agua y descansaban un poco para el segundo tiempo.

Terminó el entretiempo y las jugadoras volvieron a salir a la cancha. El tercer gol del Barcelona a los cinco minutos de juego fue un sorprendente conjunto de pases entre las dos delanteras rivales que las llevó directo al área, a un pelotazo excepcional por parte de Alexia que la arquera del Lyon no pudo atajar. Las jugadoras de camiseta blanca se pusieron nerviosas casi de inmediato, pero siguieron adelante con la idea de que todavía tenían cuarenta minutos de juego para remontar. 

A los diecinueve minutos, el Lyon fue otorgado un penal después de una falta en el área. Evelyn fue la elegida para llevar a cabo el penal y con la respiración agitada, apoyó la pelota con el escudo de la UEFA apuntando hacia arriba y se alejó algunos metros.

El estadio se calló casi de inmediato, esperando los breves segundos de carrera antes de que la joven tocara la pelota. Pateó al ángulo y la arquera se lanzó en aquella dirección, teniendo que calcular a mano cruzada, pero fue fútil, porque la pelota dio a parar al fondo de la red igualmente.

Una vez más, las tribunas estallaron en un alarido de emoción cuando oficialmente se marcaba el 3-2. Evelyn corrió hacia las tribunas, pasando de cerca a una cámara en su carrera, a la cual le guiñó el ojo. Las esperanzas volvieron a recaer en su espalda mientras sus compañeras la abrazaban.

El juego volvió a empezar. Ahora, las jugadoras del Barcelona era quienes se estaban poniendo nerviosas ante la creciente confianza del equipo rival, ya que, por gol que metían, gol que les metían.

Siguieron pasando los minutos de juego. Cuanto más tiempo pasaba, más ansiedad recorría el estadio. En las tribunas, Emi se mordía las uñas de los nervios, observando a su novia jugar con un nudo en la garganta como si fuera la copa del mundo.

En el minuto treinta y tres, Evelyn recibió una patada en la parte superior del muslo y cayó al suelo. Los tacos en la suela del botín de la jugadora del Barcelona lograron rasgar su piel. Evelyn se levantó el short y analizó el corte horizontal que le recorría la pierna, rezumando sangre que le chorreó hasta la rodilla y le manchó el short blanco. Lindsey se le acercó.

"You good? (¿Estás bien?)"

"Son of a bitch near damn tore my leg off. (Me arrancó media pierna la hija de puta)," contestó ella exageradamente, preguntándose cómo era que siempre acababa lastimada.

Fue sacada un segundo de la cancha para que le desinfecten y venden rápidamente el corte. Ella les dijo a los doctores que no le dolía y la dejaron volver a entrar, aunque sí le ardía un poquito.

Treinta y nueve minutos de juego y a Lyon se le otorgó un saque de esquina. Evelyn fue quien lo iba a llevar a cabo, pero mientras se paraba en el córner para sacar, escuchó voces detrás suyo. No capturó bien la frase, pero sí pudo entender las palabras 'Scaloni' y 'you suck' (sos malísima).

Revoleó los ojos, tomó carrera y curvó la pelota al arco para anotar su tercer gol del partido. Cuando la red dio una sacudida ante el pelotazo, Evelyn se dio vuelta hacia las tribunas detrás de ella y se llevó el dedo a la boca, silenciando a quien fuera que fuese la persona que había gritado aquello.

Se decidieron agregar siete minutos más para finalizar aquel segundo tiempo, que por ahora iba 3-3. La situación indicaba a que deberían resultar a una tanda de penales, pero en el primer minuto del agregado, Alexia Putellas metió el cuarto gol del Barcelona y Evelyn sintió como se le caía el corazón hasta los pies.

Ya no lo encontraba dentro suyo para felicitarla a Alexia, a pesar de que había sido un buen gol, porque veía como se le esfumaba la oportunidad de entre los dedos. Le brotaron lágrimas a los ojos, pero se lo prohibió a sí misma. Todavía quedaban cinco minutos; todavía tenía una última oportunidad.

Y la oportunidad se le dio cuando, una vez más, una falta en el área logró otorgarle al Lyon un penal en el último minuto de juego. Por algún motivo, la esperanza de un empate volvió a caer en la espalda de Evelyn, que, como la goleadora de aquel partido, fue elegida para llevar a cabo el penal.

Apoyó la pelota con el escudo de la UEFA hacia arriba y se separó unos metros de ésta. El estadio estaba en silencio. La arquera adelante suyo daba pequeños saltitos, lista para recibir la pelota. Evelyn, por un momento, sintió que se le escapaba el aliento y tuvo que tomarse un segundo más para calmar su respiración. Cuando el árbitro tocó el silbato, corrió la carrera hasta la pelota y pateó.

Se sintieron como años hasta que la pelota por fin llegó hasta el arco. Había pateado a una esquina, pero había pateado demasiado cruzado, y el pelotazo dio a parar al palo izquierdo antes de abandonar la cancha por la línea de meta

Fueron dos clases de gritos los que se escucharon en el estadio: el grito lagrimoso y estruendoso de los hinchas del Barça, que aclamaban la victoria que les acababa de caer a los pies con la errada del penal de Evelyn; y los gritos de los hinchas del Lyon, que caían de rodillas al percatarse de que habían perdido la final.






a/n –
anota un hat trick, erra un penal y pierde la champions, momento haven't i given enough

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