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"It's always half and never
whole, 'cause you began to feel
like home."














Un partido más contra Chelsea y una victoria más para Lyon aseguraban un lugar para el club francés en los cuartos de final. Una cirugía y un yeso aseguraban una recuperación rápida para el tobillo de Grace.

Encuentros nocturnos noche por media fortalecían la relación de Emi y Evelyn. Era increíble la manera en la que ella podía caer rendida a sus pies con tan solo una sonrisa – le daba un poco de miedo. Se daba cuenta que sus sentimientos por él habían crecido, que ya no eran solo sentimientos, sino algo más, pero no podía bien darse cuenta de qué eran. En lugar de eso, hacía lo único que sabía hacer: pretendía no darse cuenta.

Sin embargo, a pesar de que habían estado viviendo en un sueño durante todo el último mes, ese día, Emi se le había acercado con malas noticias.

"¿Cuando te vas?" preguntó Evelyn con el ceño fruncido, apoyada sobre el pecho de su novio, dibujando patrones sin sentido sobre su piel. Podía escuchar el latido de su corazón y si hubiera sido una persona romántica, habría dicho que estaba latiendo al unísono con el suyo.

"Hoy a la noche," dijo él mientras le masajeaba suavemente la cabeza.

Si hubiera sido por ellos, se habrían quedado en esa posición hasta que se les rindieran los cuerpos. El calor corporal de ambos los mantenía encerrados en una burbuja de ensueño que estaba siendo lentamente penetrada por la realidad de que tenían que separarse.

"¿Y cuando volvés?" siguió cuestionando Evelyn, insegura, sin saber bien como afrontar las noticias.

"No sé. No hay fecha exacta por ahora." Suspiró Emi, odiando no tener mejores noticias para ella. "Cuando me den jornada libre, supongo. O cuando pueda."

Evelyn no quería que Emi se vaya, pero él tenía que obligatoriamente viajar a Birmingham para recomenzar temporada con su club, Aston Villa. Ella, por su parte, después de la Champions, podía volver a Argentina, pero probablemente tendría que quedarse en Lyon por el mismo motivo, junto a su papá, en una residencia que habían adquirido después de que Evelyn se consagrara como jugadora del Olympique.

"La puta madre, justo ahora que estábamos bien." Evelyn se agarró la cara, sabiendo que él no podía ni posponer, mucho menos cancelar, aquel viaje y su estadía duradera en Inglaterra.

"Nos podemos ver los fines de semana igual, enana," dijo él, juguetón, besándole la frente y esperando poder calmarla un poco.

Sí, pero estando solo, siendo un tipazo de dos metros, campeón del mundo, las minas se te tiran. Te emborrachás una noche y, ¿quién dice que no termino igual que la última vez?

Evelyn quiso decir eso, pero se contuvo, sabiendo que Emi simplemente iba a negar todo, como siempre hacía. Sabía que él jamás sería capaz de lastimarla intencionalmente, había hecho una promesa de que no lo haría, pero eso a Evelyn no la ayudaba. Era ella quien era incapaz de confiar, y siempre lo sería, por lo que estar tan lejos de él, a pesar de que ella no era tóxica ni posesiva a extremos, le generaba una ansiedad que no la dejaría en paz.

"No sé si lo voy a poder hacer funcionar, Emi," explicó ella con los ojos fijos en el piso, sintiéndose avergonzada de ser tan terriblemente cobarde frente a una relación.

"Yo la lucho por ambos," insistió él con una repentina oleada de pánico ante lo que las palabras de la chica implicaban. "Yo me encargo de estar acá. Vos no tenés que mover nada, Evelyn."

Evelyn negó con la cabeza ausentemente. No veía como podían resolver ese problema: no encontraba una forma de que ambos pudieran estar juntos, ya que ninguno podía ni iba a renunciar a su club. Si mantenían su relación, los separaría una distancia de cuatro horas todo el tiempo. Podía ser peor, pero para Evelyn, era el fin del mundo.

"Emi, yo ya no puedo confiar en nadie," dijo Evelyn con un tono de voz inestable que amenazaba con romper en cualquier momento. "Mi cuerpo no me lo permite y no quiero desconfiar de vos pero es que simplemente no puedo."

Él se quedó callado por un momento, procesando lo que acababa de decir la chica. Frunció el ceño cuando finalmente le cayó la cuenta.

"¿Pensás que te voy a engañar?" preguntó.

"Ya sé que no es justo. Perdón."

"No pidas perdón, Evelyn. No es tu culpa que te hayan lastimado." Emi negó con la cabeza; no quería que Evelyn piense, nunca, que él la culpaba por haber sufrido. "Y ya sé que no importa, pero yo nunca te haría algo así. Porque no puedo. Porque estoy obsesionado con vos y engañándote no solo te estaría traicionando a vos, sino también a mí mismo."

Evelyn quería tanto que sus palabras fueran capaces de convencerla. Lo quería un montón y aún así, su propia mente la traicionaba al no dejarla poner su confianza en un hombre que, si se lo pidiera, le traería la luna. Sentía vergüenza de ser incapaz de aceptar el amor que se le brindaba tan fácilmente.

"Querés que nos separemos, ¿no?" preguntó Emi después de un momento de silencio, su voz temblorosa mientras sentía al amor de su vida escapándosele de entre los dedos como humo de cigarrillo desvaneciéndose en el aire.

"Querer, no. Obvio que no quiero que nos separemos," suspiró ella, sintiéndose en una encrucijada. "Pero al menos así sos libre de hacer lo que quieras sin que a mí me duela."

"Yo te quiero a vos," dijo él. "Y tenés permitido sentirte lastimada por cualquier cosa, Evelyn. Si yo alguna vez rompo mi promesa, prometeme que no me vas a perdonar. Prometeme que me vas a dejar y te vas a olvidar de mí, Evelyn."

Ella negó con la cabeza. "No podría olvidarte ni aunque me rompieras el corazón."

Se quedaron en silencio, silenciosamente aceptando lo que les quedaba por delante. Evelyn se sentía como una verdadera carga para aquel hombre tan perfecto: sentía que él estaría muchísimo más feliz con alguien que fuese capaz de aceptar lo que él tenía para ofrecer. Pero no podía comentárselo, porque él lo negaría hasta el fin del mundo.

"Te subís al avión y ya no somos nada más que amigos," musitó Evelyn al borde de las lágrimas, odiando la manera de su mente de protegerse de los 'y si'.

"Muy buenos amigos," aclaró Emi, buscando un chiste para aligerar el ambiente. "Que se mandan fotos en cuero."

Evelyn por fin logró reírse, desatando de a poquito el gran nudo en su garganta. Se acurrucó más contra el pecho del chico e inhaló su aroma, rezándole a Dios por que esa no fuera la última vez que lo hacía. Le besó la clavícula con suavidad.

"Dale. Te ayudo a hacer la valija," declaró Evelyn, buscando hacer algo que la distrajera antes de que rompiera en llanto.














"If I don't say this now, I will
surely break, as I'm leaving
the one I want to take."














La ida en auto hasta el aeropuerto fue demasiado silenciosa. Previa a la salida, Evelyn le había avisado a su papá que iba a acompañar a Emi antes de su vuelo y ahora, ahí se encontraban, sentados en la sala de espera al lado de la puerta número diecisiete. Ahí, Emi se subiría a un avión y viajaría a Birmingham para quedarse.

"Voy a venirme de vuelta hasta acá apenas pueda, Evelyn. Quedate tranquila," espetó Emiliano de repente.

"Yo también, Emi. Pero mientras tanto, dejame disfrutar nuestros últimos minutos como novios," dijo ella, su voz baja, trazando los dedos del chico como solía hacer.

A él le pesaron las palabras, pero no dijo nada.

"Vol 1352 à destination de Birmingham, Angleterre, embarquement. (Vuelo 1352 con destino a Birmingham, Inglaterra, embarcando)," anunció una voz por los altavoces, haciendo que la pareja levante la cabeza al mismo tiempo.

"Es el mío," declaró Emi, nervioso, levantándose del asiento e instando a la chica a hacer lo mismo.

Eve frunció los labios, diciendo la primera frase desesperada que se le vino a la cabeza al darse cuenta que él de verdad se estaba a punto de ir por un largo tiempo, de manera indeterminada. "Mejor quedate."

Él la miró e inclinó la cabeza. "No me digas eso, Evelyn. No me digas eso porque te voy a hacer caso."

Ella sabía que sus palabras venían de un lugar de egoísmo, por lo que no volvió a repetirse y simplemente se lanzó contra su pecho, abrazándolo alrededor de la cintura mientras el pánico se le ahogaba en la garganta. Él se agachó para poder envolverla correctamente, enterrando su nariz en la curva de su cuello y cerrando los ojos, asegurándose de sentirla completamente contra su cuerpo.

"Te voy a extrañar," confesó Evelyn, aprovechando que él no podía verle la cara para dejar escapar la más mínima de las lágrimas.

"Ah, yo sabía que no eras tan fría como te dejás ver," bromeó él en un intento de aligerar el ambiente.

Evelyn se rió contra su pecho y dejó escapar un pequeño suspiro de alivio, sabiendo que la tenía a su lado al menos por unos segundos más. Le tocó la cintura con suavidad y memorizó sus curvas y sus hendeduras, solo para llevarse el recuerdo.

"Te amo, Evelyn Scaloni," le dijo sin pensarlo.

Todavía en el abrazo, ella se congeló. Emiliano tomó la oportunidad para romper el contacto. Le dedicó a su ex-novia una última sonrisa antes de dirigirse con su valija y su mochila a la puerta número diecisiete, desapareciendo por ésta, habiendo dejado atrás a Evelyn, que, tomada por sorpresa, había sentido como el corazón le dejaba de latir en el pecho.














"I swear that I'll be yours
forever, 'til forever falls
apart."















a/n –
YA VEO todo las puteadas que se va a comer evelyn por esto jaja

anyways de dónde son?

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