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advertencia: este capítulo contiene menciones de temas sensibles como la muerte y el suicidio.














19 DIC 2022 | 11:55 h

Emiliano "Dibu" Martínez y Evelyn Scaloni: ¿Posible Romance?

En imágenes, el conmovedor beso entre el arquero de la selección nacional y la hija del director técnico después de la victoria de Argentina, que confirma las teorías de un posible romance entre ambos jugadores. Ver más





19 DIC 2022 | 12:01 h

El Arquero De La Selección Argentina Y Las Misteriosas Marcas En Su Cuello

Después de la victoria argentina, fanáticos del fútbol se preguntan sobre las recónditas manchas rojas en el cuello del arquero titular de la selección, Emiliano "Dibu" Martínez. Ver más





Y habían incontables artículos con las mismas temáticas, haciéndose las mismas preguntas: ¿hace cuánto estarán juntos? ¿Serán pareja realmente? ¿Será solo un truco? ¿Habrá él sido atacado por mosquitos? En un principio, una vez había agarrado su celular y se había topado con todo esto, Evelyn había sentido como el pánico se apoderaba de ella, pero tan solo dos días después, había aprendido a reírse e ignorar.

Emi había tenido que volver a Argentina con el resto de la selección para ser recibido por todos los fanáticos del fútbol en el Obelisco. Sin embargo, había hecho hincapié en el hecho de que, una vez aquello hubiese acabado, él no tendría nada que hacer en su país natal, por lo que volvería a Europa para verla a Evelyn jugar. Ella le había preguntado sobre su familia o amigos, pero él le había dicho que no se preocupara, solo consiguiendo que se preocupara aún más.

Ahora, debido a la distancia que los separaba, se comunicaban únicamente por videollamadas y mensajes de texto, por lo que Evelyn le sacó captura a los dos nuevos artículos y se las mandó al hombre con una pequeña sonrisa.

2 IMÁGENES ADJUNTAS

Evelyn: te agarró un mosquito?? 😰

Emi: Al parecer sí
Emi: Uno bastante lindo

Evelyn: cuando nos volvamos a ver capaz aparezca

Emi: 🙏

Evelyn le sonrió al teléfono, ya ni siquiera conteniéndose de aquellos sentimientos. Sabía que sentía algo por el hombre, y ahora que el mundo también estaba al tanto, ya no tenía por qué inhibirse: Emi y Evelyn por fin habían oficializado su relación aquella noche después de un agitado encuentro en la ducha, dejando que el mundo entero se pregunte sobre una verdad que solo ellos conocían.

La palabra pareja aún le sabía extraña en la boca, pero era un buen sentimiento. Sabía que más puertas de posibilidades se le abrían estando al lado del chico, por lo que ya no le importaba. Aún estaba terriblemente asustada de acabar lastimada, o de lastimarlo a él, pero lentamente, lograba acostumbrarse a algo sano y bueno que la hacía sentir bien.

"¡Evelyn!" llamó Grace desde la puerta de su habitación en el hotel de Lyon. "Hé, dépêche-toi. On part dans cinq minutes. (Ey, apurate. Nos vamos en cinco minutos)."

"Je serai là dans une seconde. (Voy en un segundo)," afirmó la chica.

Grace puso los ojos en blanco y salió de la habitación. Evelyn se tomó un momento más con el celular en la mano antes de guardarlo en el bolsillo de su short, agarrando su bolso para partir hacia el Estadio Groupama, donde Lyon volvería a jugar contra Zürich, pero esta vez, de local. Evelyn sabía que Emi estaría viendo el partido desde Argentina y ese pensamiento provocó una breve irregularidad en el latido de su corazón.

Evelyn ya conocía a las jugadoras de Zürich, y a decir verdad, había adquirido cierto afecto hacia ellas. Eran tan respetuosas como eran buenas jugadoras, por lo que la chica siempre disfrutaba los partidos contra ellas, más allá de la victoria o la derrota.

El seleccionado femenino del Olympique Lyonnais se subió al micro proveído por la federación y se encontraron en camino hacia el estadio. Llegaron en menos de un cuarto de hora y después de la previa, el partido por fin comenzó.

Pasaron varios minutos de juego. Las jugadoras de ambos equipos estaban relajadas, cada una por un motivo propio y particular, por lo que el comienzo del partido se desplegó placenteramente. Fue a eso del minuto treinta y dos que el equipo rival por fin pudo anotar un primer tanto.

El primer tiempo finalizó 1-0. Las jugadores del Lyon se dirigieron a los bancos para descansar durante el entretiempo y una vez allí, con sus botellas de agua en las manos, sudadas y en falta de aire, Andre les habló.

"What's wrong with you lot? (¿Qué les está pasando?)" preguntó, encogiéndose de hombros. Ninguna de las chicas dijo nada. "You're so relaxed, they managed to score. I thought we agreed that wouldn't happen. (Están tan relajadas que les metieron un gol. Pensé que habíamos acordado que eso no pasaría)."

"I think we're doing fine. We just gotta push a little more this time and we'll draw. (Yo creo que nos está yendo bien. Solo tenemos que presionar un poco más y la vamos a remontar)," dijo Ada. "Besides, we're already ahead of the other teams. It's not like one loss will affect us that much. (Además, ya superamos a los otros equipos. Una derrota no nos va a afectar tanto)."

"Well, that's not enough. You have to aim at a streak. (Bueno, no es suficiente. Tienen que apuntar a una racha)," explicó Andre, frustrado. "Get back in there and beat their asses. You did once already. Evelyn, you're our top scorer: own up to the title. (Vuelvan a esa cancha y rómpanles el orto. Ya lo hicieron una vez. Evelyn, sos nuestra goleadora estrella: honrá el título)."

Los quince minutos finalizaron y las jugadoras por fin se encontraron de vuelta en la cancha. Ada había sido reemplazada por Grace en un intento de remontar aquel juego, pero a eso de los diez minutos, por algún motivo, Andre habló con el árbitro y se detuvo el partido por completo.

Todas las jugadoras de ambos equipos compartieron miradas de confusión y un murmullo silencioso recorrió las tribunas cuando Evelyn fue llamada a un costado por su director técnico. Con el entrecejo fruncido, la jugadora número 9 se acercó al banco de suplente, sintiendo las cámaras y los miles de pares de ojos observándola, preguntándose qué mierda estaba pasando. Rara vez se detenía por completo un juego, por lo que debía ser algo muy importante.

"What the fuck? (¿Qué carajo?)" preguntó ella nerviosamente.

"Evelyn, I've just been informed. I don't wanna be the one to tell you, but your father insisted that you know immediately. (Evelyn, me acaban de informar. No quiero ser yo quien te lo diga, pero tu papá insistió en que lo supieras de inmediato)," explicó.

"Just, out with it. What is it? I need to go back. (Solo decilo. ¿Qué pasa? Tengo que volver)," apuró ella, ojeando a sus compañeras por sobre su hombro, que le dedicaban miradas vacilantes, preguntándole con los ojos qué había sucedido.

Andre dudó de sus siguientes palabras, solo consiguiendo que la ansiedad de Evelyn aumente. Se acercó hacia ella, como intentando que el estadio que los observaba no escuchara lo que estaba a punto de decir, pero era inevitable: las devastadoras noticias se propagarían por todo el internet dentro de tan solo unas horas.

"Evelyn, I'm so sorry. Your mother passed away about an hour ago. (Evelyn, lo lamento tanto. Tu madre falleció hace una hora)," reveló por fin Andre.

Hubo un momento de silencio entre ambos.

De pequeña, Evelyn había tenido un compañero en el colegio: su nombre era Pedro, pero todos le decían Peter. Se conocían hace tiempo, pero su relación se fortaleció cuando ella estaba en segundo y él en tercero, conociéndose con más profundidad gracias a las clases extracurriculares de coro a las que asistían juntos en su colegio. No hablaban todos los días, pero su amistad era lo suficientemente estrecha como para conllevar abrazos de cumpleaños y charlas ocasionales por mensaje de texto.

A eso de fin de año, sin embargo, mientras pasaba Navidad en Uruguay con su abuela, Evelyn recibió la devastadora noticia de que Peter se había suicidado tan solo dos noches antes de Año Nuevo. Todo el día, Evelyn no pudo pensar en otra cosa que en qué mierda había pasado.

A cierta altura del año, Peter le había confesado que él asistía a un psiquiatra debido a algunos problemas personales, pero ella jamás había creído que estos problemas podrían llevarlo al suicidio. Cuando se enteró, primero se rió porque dale, boludo, es Peter, ¿cómo se va a suicidar? Pero después, mientras la realidad le se asentaba, empezó a sentir que le faltaba el aire, como que el pecho se le estaba comprimiendo, y una vez de nuevo en Argentina, su papá la había abrazado y había hecho todo lo posible para calmar aquel ataque de pánico que ella había estado soportando toda la mañana.

Se había sentido tan culpable. Peter y ella no habían hablado durante todo el primer mes de vacaciones, y de repente, Evelyn se encontró a sí misma preguntándose si acaso su muerte era su culpa. Se preguntó si el no haberse dado cuenta antes del estado de su amigo había repercutido en la decisión de Peter de tomarse la vida.

Miraba a su alrededor y se daba cuenta que el mundo permanecía feliz, y se preguntaba, ¿por qué mierda no lloran?

Pero después, Evelyn solo pudo pensar en una cosa: no había chance de que él realmente estuviera muerto. Esas no son cosas que suceden en la vida real; son cosas que se ven, normalizadas y casi romantizadas, en las películas. Pero no te esperás que te llamen un día diciéndote que tu mejor amigo se suicidó, porque eso no es algo que realmente suceda más allá del mundo ficticio de la televisión. Es tan bizarro.

Ella se lo acordaba vívidamente tan solo un mes atrás, sonriendo como si le hubieran regalado un nuevo juguete, y comparar a aquel chico de tan solo quince años con el chico que la noche anterior había tomado la decisión de suicidarse le pareció algo espantoso, que debido al contraste, no podía ser real.

Pero era real, claro. Y aquel sentimiento se asemejaba bastante a lo que sintió una Evelyn de veintiún años cuando escuchó las noticias de la muerte de su madre. El mundo no se le vino abajo porque no había visto a aquella mujer en tanto tiempo que se había convertido en solo una cara más del montón, pero se puso a pensar y se dio cuenta que no, claro que mi mamá no esta muerta, ¿si estaba hablando con mi papá hace menos de un mes?

Por este motivo, se le rió en la cara a Andre.

"Yeah, okay. (Sí, claro)," dijo, dándose media vuelta y volviendo a la cancha. "I'll deal with that later. (Más tarde me encargo de eso)."

Andre no la pudo llamar porque el árbitro ya volvía a soplar el silbato, lo cual marcaba el recomienzo del juego. Un susurro ensordecedor volvió a recorrer las tribunas, una gran incógnita elevándose sobre el estadio, y las compañeras de Evelyn no pudieron evitar tocarle el hombro en forma de pregunta, pero ella solo negó con la cabeza y se encargó de reiniciar el juego.

Estaba claro que ambos equipos habían quedado despistados ante la repentina interrupción, ya que no podían parar de dirigir miradas de preocupación hacia Evelyn, pero la chica estaba enfocada en una cosa: el arco. Podía notar a la arquera del equipo rival temblando muy levemente, pero lo suficiente como para darse cuenta, por lo que no dudó en rematar a meta apenas pudo. El gol fue inevitable.

No corrió a festejarlo. No pudo ni sonreír. Sus compañeras, junto con la hinchada de Lyon, aclamaron el gol y le palmearon la espalda, pero ella mantuvo los ojos en el piso. Todo aquello se sentía como un sueño de fiebre.

El juego siguió. Ambos Zürich y Lyon lograron recuperar el enfoque, olvidándose de la interrupción sucedida hace pocos minutos, por lo que el juego volvió a calentarse casi de inmediato, pero esta vez, con Evelyn en llamas encabezando el ejército.

Después del minuto noventa, se jugó un agregado de diez minutos (en la opinión de Evelyn, fue una decisión insensata por parte del árbitro, pero no pudo discutir), y notó el ademán de Andre de reemplazarla por Ada, pero una sola mirada asesina en su dirección lo obligó a retroceder.

"Evelyn, you okay? (Evelyn, ¿estás bien?)" Lindsay susurró en el oído de Evelyn antes de que ésta llevara a cabo un tiro libre desde afuera del área en el minuto nueve del agregado.

"Busy. (Ocupada)," respondió ella con algo de sarcasmo amargo, las manos en las caderas y los ojos en la pelota que yacía frente a ella.

Lindsay decidió no decir nada más. Una vez el árbitro tocó el silbato, hizo la carrera en falso y después, Evelyn llevó a cabo el tiro libre. Las tribunas sabían que aquella era la especialidad de la jugadora número 9, por lo que la ovacionaron con fuerza. Cuando la pelota hizo una curva hacia el ángulo del arco, dando contra la red y oficialmente finalizando el juego en un 2-1, el público por fin pudo respirar en paz.

Las jugadoras de Lyon se lanzaron a una celebración, pero Evelyn solo pudo caminar forzosamente hasta el arco con la cabeza gacha. Sintió como le quemaban los cachetes y como le ardían los ojos, las piernas temblándole, por lo que apoyó la mano contra el travesaño del arco en un intento de sostenerse mientras la realidad le caía encima como un torrente de agua fría.

Mientras su equipo se partía en un abrazo, ella se partía al medio.

Apoyó su espalda contra el palo del arco y lentamente se deslizó hasta el piso, exhausta, sintiendo como las lágrimas finalmente le brotaban a los ojos. No sabía por qué mierda lloraba, no sabía por qué le importaba, sobre todo. Una mujer que ella no había visto en años, cuyo rostro y voz ni recordaba, que siempre había visto como la villana, estaba muerta. Y su mamá estaba muerta. Y decirlo hacía que le duela el pecho.

Escondió la cara en las manos y solo se dispuso a llorar, incapaz de diferenciar entre lo que era real y lo que no, porque su mamá no podía estar muerta, pero en realidad sí lo estaba, y porque su mejor amigo se había suicidado hace siete años, pero ella todavía no lo había aceptado por completo, y porque, por algún motivo, su cerebro no la dejaba lamentar de una manera sana, y que por esto, ella jamás aceptaría perder a los que perdió sin antes partirse de un dolor agudo que la hizo querer morir también.














a/n –
q.e.p.d. peter 🕊️

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