El principio del fin

Sus manos que habían estado instauradas en mi culo durante ese beso ascendieron suavemente por mi contorno, me faltaba el aliento por ese beso, pero no estaba tan acelerada mi respiración por ello, si no, por cómo se acercaban lentamente a mis pezones, la ansia hacía que siguiera frotandome levemente con su cuerpo, entonces me pellizcó los pezones haciendo que jadeara de placer, y ascendió hasta recoger una gota de chocolate con sus dedos.
- Antes de nada haré desaparecer cada gota de tu cuerpo.
Se oyó un sonido de supcion, al poner de nuevo sus manos en mi cuerpo supe que ese sonido se debía a que se había chupado el dedo.
- No puedo dejar de saborear la mezcla del chocolate y el aroma de tu piel.
Fue entonces que agachó su cabeza y noté su lengua recorrer de nuevo mi pecho, como si fuera su helado favorito recorrió mi piel recogiendo cada gota de chocolate acercándose pero sin tocar los pezones, ascendió y siguió lamiendo el cuello supciono varias veces, eso torturaba mi entrepierna sedienta de que le prestarán atención. Pequeños jadeos se apoderaban de la habitación, bajo de nuevo y está vez se recreó en mis pezones, no demasiado porque continuo bajando, se acercaba al ombligo y sentía las ganas de que bajara mas, casi hasta me puse de puntillas y abrí las piernas. Seguía bajando mi cuerpo se alegro tanto de ello que no sabía cuándo me había abierto tanto de piernas esperando su lengua, ya estaba cerca... solo un centímetro mas...
- Dime que quieres.
Me dijo casi susurrándole a mi clitoris.
- Si no lo dices no lo haré.
- Que me lamas.
- ¿Donde? Dilo todo.
Con voz ahogada por el calentón, dije.
- Que lamas mi clitoris como antes.
- Así haré pero esta vez no llegarás si no estoy dentro de tí. Tendrás que pedirmelo.
Y como un león devorando su presa empezó a lamer y supcionar todos los recovecos. Mi cuerpo se calentaba, pero como bien dijo no debajo que llegara al climax, se detenía cuando notaba que estaba cerca,era una tortura. Y cuando agarró mi culo no podía más lo necesitaba dentro de mi.
- ¡Dios!.
Exclamé
- ¡Hazlo ya!
Le exigí.
- No sin que lo pidas bien.
Y volvió a lamer.
- !Deja de lamer y follame de una vez!
No tardó ni un segundo se levantó, yo estaba más que preparada para recibirlo, lo ansiaba. Puso la cabeza de su miembro en la entrada y poco a poco,fue introduciendo su miembro.

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