El comienzo de todo
Hola soy Tania, la señorita a la que esté rudo hombre del norte, ya no solo le da placer, si no que por fin me está follando y por muy difícil de entender, a la edad de veinticinco años, si habéis leído bien veinticinco, y también desvirgando o como diría mi querida abuela en paz descanse, "desflorando pero bien, arrancando la margarita de cuajo, para sesgarle uno a uno cada uno de sus pétalos, hasta que ya no quede ninguno para deshojar". Volviendo al tema de la edad os estaréis preguntando ¿Como una ya señorita de veinticinco años sigue siendo virgen? No, no hice ningún voto de castidad, no soy fea, ni tengo un mal físico, simplemente se dió así... Debido a una serie de acontecimientos traumáticos, en mi infancia perdí la confianza en los hombres, y aunque la terapia ayudó mucho a superarlo, mis posibles futuros novios, rollos, o amigos con derecho iban a pique antes ni siquiera de intentarlo... ¿ Por qué con un hombre al que apenas conozco, que no había visto y que se tira a todo lo que se le ponga por delante?... ¿Y por qué no? Por algún lado había que empezar y ya estaba cansada de que todos mis intentos por deshacerme de el peso más pesado, mi virginidad, desapareciera y que mejor forma que un hombre que conoce al dedillo el cuerpo de una mujer y como hacerla estremecer desde los pelos hasta el dedo gordo del pie.
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