La bella y el demonio 1
Hola mis chibi-chibis, ojalá y les guste
Colección de historias donde Sumiko Kamado tuvo la desgracia de llamar la atención de un demonio. Cada capítulo es para un personaje distinto, la mayoría son historias oscuras, están advertidos
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Gyutaro
Gyutaro era feo, eso lo sabía desde que tenía memoria, por algo todos lo habían despreciado desde el inicio. Con el pasar del tiempo le había dejado de importar, su única preocupación era su hermana, por algo acepto convertirse en demonio, para salvarla
Si bien, siempre estaba con su hermana, a veces le gustaba salir a dar un paseo, para alimentarse de alguien en el Distrito Rojo, detestaba ese lugar, pero su hermana adoraba actuar como humana en aquel lugar
Cuando llegó a la Casa Tokito, se fijo en una de las trabajadoras, no era bonita, no con ese horrible maquillaje o su cabello recogido con un listón rosa. La chica estaba fregando los pisos, se notaba que llevaba un buen rato ahi, una de las prostitutas hizo que un jarrón cayera a su lado
-Ahora limpia eso-la mujer y si amiga se retiraron del lugar riendo, la joven solo suspiro y se dispuso a limpiar el desastre
Mientras recogía los pedazos, se cortó el dedo con uno de ellos, Gyutaro olió el dulce olor de la sangre, le daba ganas de comérsela de una vez, pero iba a esperar a que estuviera sola, no quería causar un desastre
Cuando la chica por fin termino, se fue a descansar, Gyutaro la siguió, la mataría ahí. El demonio vio como la joven se tallaba la cara para quitarse el horrendo maquillaje, resultó que aquella chica no era fea, sin duda era hermosa y a pesar de tener esa marca roja en la frente, no le quitaba belleza, más bien, le daba un aire encantador y misterioso
La chica poseía un rostro dulce, con una mirada calmada y compasiva, como si fuera un hada o alguna deidad en la tierra. Alguien entro a la habitación de la chica, eran un par de niñas, unas niñas que trabajaban en ese horrible lugar
-Sumiko-chan, ¿Nos puedes cantar?-
-Por favor-
-Claro que si-respondió con una sonrisa amable-¿Quieren alguna en específico?-
-Una de donde viene-
-Bien-su sonrisa tembló un poco
Toc toc
Conejito de la pequeña montaña
¿Por qué tus orejas son tan largas?
Cuando mi madre era pequeña,
comió las hojas de un gran arbol,
y por eso mis orejas son tan largas
Toc toc
Conejito de la pequeña montaña
¿Por qué tus ojos son tan rojos?
Cuando mi madre era pequeña,
comió el fruto de un arbol rojo,
y por eso mis ojos son rojos
La canción había hecho sonreír al demonio, la chica tenía una linda voz, lo había decidido, la humana sería su mascota o su compañera, dependía si convencía a Muzan-sama de permitirle transformarla
Resultó que esa chica era una cazadora de demonios infiltrada, sus amigos también se habían infiltrado, la pelea comenzó
Sumiko no podía creer lo que veía, habían perdido, todos estaban muertos. Inosuke, Zenitsu, Uzui, Makio, Suma, Hinatsuru...Koinatsu
Todos habían muerto, Nezuko había quedado muy mal y ella no estaba mejor, haber usado el Hinokami Kagura de esa manera consumió sus fuerzas, no pudo evitar caer rendida al piso
La chica no llego a ver cómo Gyutaro iba por ella con una sonrisa codiciosa y siniestra
-Ahora eres mía-su hermana bufo con una mezcla de molesta y fastidio
-Esa mocosa nos causó muchos problemas, se ve horrible y nuestro señor no le permitirá vivir-
-Ella será mía, convenceré a nuestro señor de dejarme tenerla para mí solo-
-Bien, haz lo que quieras-
-¿Que haremos con la otra mocosa?-
-La necesito para someterla, así que no la mates-ordeno-hablo enserio, Daki-
-Que molestia, ahora debemos buscar otra guarida-
-Volveremos con nuestro señor mientras tanto-
Muzan Kibutsuji sonrió complacido al ver qué la mayor espina en su costado estaba a su merced, obviamente le daría a Gyutaro su recompensa
-Puedes tenerla, quiero que sirva a nuestra causa-
-Si mi señor-
Cuando Sumiko desperto, se encontró cara a cara con su captor
-¿Dónde estoy?, ¿Dónde está Nezuko?, ¿Que deseas?-busco su espada en vano, luego noto que solo estaba en ropa interior
-Nuestro señor me permitió tenerte como mi recompensa-acaricio su rostro con una sorprendente delicadeza-tu hermana está con nosotros, sino quieres que le pase algo, debes obedecer a todo lo que yo diga-
-Nunca-gruño-ni muerta-Gyutaro le dio un fuerte tirón de cabello para verla directo a los ojos
-Sino lo haces, tu hermana verá la luz del Sol-
-¡No!-no iba a permitir que Nezuko fuera dañada por su culpa-yo...haré caso, solo una pregunta, ¿Por qué yo?-
-Cuando te vi en la casa Tokito, planeaba devorarte, pero luego, me termine interesando en ti y más al ver qué eras una cazadora, es la primera vez que quiero algo para mí mismo y no perderé la oportunidad de tenerte-
-Como tu juguete-resoplo
-Mi compañera-le tendió un cuento, estaba lleno de sangre-bebe, quiero tenerte para toda la eternidad, recuerda a tu hermana-Sumiko le arrebato el cuenco y se lo bebió de golpe
La chica cayó al piso retorciéndose de dolor, la transformación era dolorosa, Gyutaro todavía lo podía recordar, ardía como el Sol y no cualquiera sobrevivía a ello. Sumiko despertó tras lo que se sintió como una eternidad de una horrible y agonizante tortura
-Te ves tan encantadora-dijo Gyutaro entrando con un kimono y una horquilla en las manos-solo mírate-
La chica busco un espejo, la luz de las velas le permitió ver qué le había pasado. Su cabello llegaba a media espalda, las puntas eran negras como el carbón; sus ojos tenían una pupila filosa; su marca cambió, ahora llegaba hasta debajo del ojo y otra apareció en su costado contrario, iba desde el pecho hasta el cuello; su cuerpo era un poco mas alto y curvilíneo; sus uñas tenían unas filosas garras rojas y era obvio que tenía colmillos como Nezuko
-Sin duda elegí bien, mi linda y encantadora esposa-la chica deseaba asesinar a Gyutaro-siempre que me obedezcas, tu hermana estará a salvo, ¿Entiendes?-
-Si-gruño con despreció
-Ahora, ponte esto-le entrego la ropa-las Lunas Crecientes se mueren por verte, en especial dos-la chica tomo la ropa, algo en su interior le decía que esas dos Lunas eran las peores de todas
Pero no podía hacer nada, no con Nezuko fuera de su alcance, debía pensar en ella, debía protegerla, no podía fallarle, no como lo hizo con su madre y hermanos, no como a sus amigos y a la cofradía
-Todos estarán celosos, mi hermosa compañera, nadie podrá separarnos, jamás-eso era lo que más temía, que ni la muerte podría separarlos
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