Namjoon.

Estoy rompiendo muchas reglas, mis dos candidatas a esposa están furiosas, han hablado con sus padres respecto a esto, desde que llegaron al Harem no las he tocado, de hecho desde que Amaris se me entrego no he tocado a nadie mas.

—¡Princesa no puede pasar!

Mire como se abrían las puertas de mis aposentos, yo alcanzaba a ponerme la bata, sus ojos fueron primero a mi abdomen desnudo bajando hasta mi entrepierna, se ruborizo un poco, luego miro a mi cama donde Amaris se removió para tallarse los ojos al escuchar el alboroto.

—¡Sabia que estabas con ella!

Amaris bostezo y se estiro haciendo que la sábanas resbalaran por su cuerpo desnudo mostrando las marcas post  sexo.

—No veo que problema hay —me acerque y le coloque una bata —Creo que entiendes perfectamente para que son las concubinas.

Amaris gruño, se termino de poner la bata sola y se levanto molesta.

—Los dejo solos, ya cumplí mi función aquí.

—¿En serio? Su majestad me dejo plantada por acostarse con —la observo de arriba abajo —¿esta? Sin clase, sin pudor…

Amaris levanto la mano para callarla —Nada le impide a su majestad irse con usted, pregúntese si el problema es mío o suyo, puede que él no desee estar con alguien tan —solo la miro y se encogió de hombros para irse de la habitación.

—¿Permitirá qué me hable así?

—Tu la atacaste primero, además no es solo una concubina, es mi consorte real y puede que sea la madre de mi primogénito.

—Tu esposa es quien debe de darte un primogénito.

La observo y me cruzo de brazos —Para eso debo tener ganas de tocarte y hasta el momento solo me provocas lastima.

—Mi señor —se acerco y tomo mis manos —no diga cosas tan hirientes, fui criada para este momento, es mi propósito el darle herederos, el ser su mujer.

Sus lágrimas y su manera de suplicar me repugnaba, no tiene una personalidad, solo es un objeto con buen cuerpo para mantener un linaje, no me inspira, no me reta, es solo una mujer más a mi Harem…