Capítulo 6

ChanYeol (Gryffindor; 3° año)
JongIn (Slytherin; 2° año)    

¿Tan mal le estaba yendo en Pociones que un alumno de un año inferior tenía que ayudarlo? Sí. De igual modo no era al primero que se lo pedía, ya que en realidad KyungSoo lo esquivó (para no perder la costumbre, amigos como él hay pocos) y las posibilidades de encontrar a otro se acortaban, hasta que su salvación llegó: Kim JongIn.

El menor, a pesar que parecía estar perdido en otro propio mundo con su habitual actitud de perezoso eterno, tenía una inteligencia y habilidad de envidiar en muchas asignaturas, por no decir todas. En su caso le sorprendía tal dato y que existiera alguien tan talentoso, pero al parecer aquella generación en el castillo se lo había ganado.

De todos modos, en realidad, ChanYeol tenía muchas cosas que resaltar del moreno y más todo lo que le gustaba del mismo.

¿Gustar, eh?

Lo observaba con cuidado, casi como si lo hiciera a escondidas y en peligro de muerte, a la par que trataba de decodificar toda la información que le disparaba, aunque su desordenado cerebro no le hacía mucho caso.

Se volvía todo un lío, sobre todo si le tenía tan cerca.

—Para el crece-huesos se necesita Basilus de gusarapo...

—¿Rosas?

—Pétalos, sí. Me escuchaste minutos atrás, muy bien.

JongIn le sonrió, ¡y él no alucinaba! Era raro que el otro sonriera con tanta libertad y era un atentado para su persona.

No vio mejor opción que girar la cabeza con una velocidad digna de una snitch dorada y enfocó su vista en los libros, como si en verdad le resultasen relevantes en un inicio (claro, como si los tocase antes de ese día, con razón le iba tan mal).

No lo negaría, era feliz desde que empezaron a compartir sus charlas de criaturas mágicas y de a poco dichas conversaciones rozaba otras cosas, como aspectos personales de chicos de su edad, un par de tonterías de su parte (¡pero el menor le seguía el juego ya!) y la seriedad aparecía en momentos, aunque era allí cuando el adverso seguía esquivándole en ocasiones.

Estaba aprendiendo paulatinamente más cosas de JongIn que (en la actualidad) tenía más en claro que no le veía como un amigo, menos como un hermano menor, sino "eso"; aquello que desbordaba de él a cada segundo, lo que no significaba que se lo dijiese a alguien.

Eso sí, su mejor amigo (BaekHyun) lo veía raro y con razón, era la primera vez que su idiotez continua subía de nivel. ¿Pero por qué también percibía algo similar en el otro? Era muy extraño todo, la forma en que su amigo observaba a SeHun lo era, ¿fue apropósito acaso? Pero, ahora que lo pensaba, él ahora había caído por el chico que siempre estaba con ese fastidio andante, a tal punto que quizá (aunque no lo admitiese) ya le estaba perdiendo manía... ¡sin embargo BaekHyun con sus arranques no ayudaba! Además, lo tenía al mismísimo albino mirándole cada tanto, como cuando los descubrió hablando a solas con la otra serpiente y le observó con un semblante de "aléjate de mi mejor amigo, es mío y te mato si lo tocas siquiera". ¡Maldito niñato! Aunque, bueno, tampoco era que ChanYeol fuese muy mayor que digamos.

Y no, no todo termina allí, JongDae sí sabía todo (porque era inteligente y no estaba tan ciego como los otros) y las burlas de su parte eran evidentes, dejando de lado al otro muchacho del trío de payasos para que no sintiera tanta vergüenza. Claro, cuanta bondad del de anteojos, claro.

Quién lo diría, al final tu primer amor terminó siendo el mejor amigo de tu supuesto rival declarado, ¡y un Slytherin!

Delirio total.

Le vacilaba como el mejor y en realidad, siempre se cuestionó lo que le decía.

¿En verdad JongIn era su primer amor?

En lo que su edad iba aumentando quizá (en el fondo) tenía cierta razón.

—ChanYeol, ¿entendiste? —aquellos oscuros ojos se clavaron en él, sacándolo de su hechizo para caer en otro al notar su sonrisa burlona—. Deja de ser tan distraído, que no te enseñaré más así.

—No, no —dijo algo sobresaltado—. Lo siento, a veces mi mente viaja a otro mundo.

—¿Estabas pensando en algo?

—Sí.

—¿En qué?

Esa curiosidad.

—En dragones —mentía de la forma más descarada del mundo, ¡y daba igual! No le iba a decir nada, sería admitir públicamente lo que le pasaba, además de tirarse en una piscina que ni sabía si tenía agua o no; ¡no podía! Un "estoy pensando en ti" era muy vergonzoso.

Que patético eres en ocasiones, Park ChanYeol, ¿dónde quedó el valiente león ahora?

—¿Alguna vez trataste de hacer una poción de Amortentia?

De acuerdo, eso sí lo tomó por sorpresa y su rostro no tardó en reflejar tal resultado, hasta rogaba que su cabello no cambiara de tonalidad por su nerviosismo, ¿a qué iba todo eso?

—¿Eso es un sí? —se le reía casi en la cara con la expresión que portaba, ¡ni que alguien como él necesitara tal cosa! ¿O sí?

—C-claro que no, es obvio. Además, ya me ves, seguro ni me saldría —la verdad ante todo, por lo menos ahora.

—Lo supuse —empezó a reír por un corto lapso, directo al orgullo—.Lo pensaba porque últimamente muchas compañeras, aunque compañeros también, no dejaban de hablar de eso porque San Valentín está cerca.

¡Es verdad! Con razón, a él le pasaba lo mismo y hasta gracia le daba todo ese asunto, aunque ahora por su mente la idea de regalarle algo a JongIn... No, no podía caer tan bajo, era de nuevo tirarse a los leones (comparación muy especial viniendo de él) totalmente atado y con un cartel de "Comedme, soy patético".

—Y si pudieras, ¿se lo darías a alguien?

—¿Ah? —¿qué pasaba con ese interrogatorio? ¿Quería seguir con la burla? Era una posibilidad, esos ojos lo miraban entre curiosos y divertidos, como esperando a la próxima tontería que viniesen de su persona—. Supongo que no, ¿para qué? Dudo necesitarlo —"aunque seguro ni con ello me harías caso"; detalles, detalles.

—¿Por qué sonaste tan egocéntrico con eso? —ojalá lo fuese tanto—. Igual, entiendo, tampoco la usaría y no tengo a alguien para usarla —alzó sus hombros, descartando totalmente el tema y volvió a su pose llena de despreocupación y se entregó únicamente al libro que tomó entre sus manos—. ¿Quieres aprender a hacer una?

¡Otra vez con las burlas! Éste chico cambiaba tan de la nada.

—¡Que no lo necesito, te dije!

—Es divertido verte tan exaltado —¡pero que deje de sonreír! ¿Cómo podría ofenderse del menor si le miraba de esa forma? ¿Por qué no desaparecía su sonrisa hasta en ese momento tan vergonzoso?—. Sigamos, queda un poco todavía y luego puedes irte.

En realidad no quería irse, era un hecho, sin embargo la realidad le recordaba que tenía horarios y el adverso igual.

Estaba perdido, ¿no? Y eso seguiría por mucho tiempo más, para su desgracia o no.

¿Qué tan bueno era tener tales sentimientos por aquel chico?

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