ChanYeol (Gryffindor; 2° año)
JongIn (Slytherin; 1° año); SeHun (Slytherin; 1° año)

Ese día se encontraba por los pasillos del castillo, para no perder la costumbre, sobre todo cuando una de sus travesuras fue efectuada. Había perdido a sus amigos en el proceso (hecho del que ni estaba al tanto) y se aventuraba solo, terminando por aparecer en uno de los pasillos externos, ese que le permitía ver parte del ambiente que lo rodeaba.

—¿Ya se detuvieron...? —miró para atrás y recién cayó en cuenta que perdió a los otros, terminando en plena soledad o por lo menos eso era lo que él creía—. Al final se fueron por otra dirección —bufó ante ello y se detuvo, acomodando sus brazos por encima del barandal—. Es muy tranquilo...

Era verdad, el único sonido que escuchaba era la mezcla de la naturaleza y su respirar, todo lejano al barullo juvenil, ese del cual ya estaba más que acostumbrado y era sorprende que la paz que sentía ahora le estuviera gustando. ¿Cómo era posible tal cosa ante el rey del desorden?

—¿Mh?

Había escuchado algo cerca de él y sus ojos buscaron el causante del ruido, terminando por encontrar a la figura de un chico sentado en el suelo, cubriéndose el rostro con las rodillas de sus piernas y las cuales también estaba abrazando.

—¿Está durmiendo? —eso parecía por el nulo movimiento y le dio curiosidad.

Era la primera vez que encontraba tal escena (a pesar de no ser al único que vio dormir, claro, pero no en tales condiciones) y mientras más se acercaba mayores eran los detalles del alumno. Pudo ver mejor su pelo castaño oscuro, tono bronceado de su piel y los colores característicos de la casa de Slytherin... ¿lo conocía acaso? Tenía algo que le resultaba familiar.

Notó que ya estaba demasiado cerca y cuando el otro se movió un poco se sobresaltó, terminando por huir a la velocidad de la luz, como si no deseara ser descubierto, además tenía otras que hacer que ver cómo un desconocido dormía.

—Hey —habían pasado unos buenos minutos ya y aquella nueva voz se hizo presente—. Despierta JongIn, hey —alzó más el volumen y consiguió que el moreno se removiera tal felino.

—Espera...

—No puedo esperar, ¿no te imaginas cuanto te busqué? El castillo es inmenso.

—¿SeHun...? —de suerte estaba entendiendo con cual persona hablaba y su visión acostumbraba recién a la luz, reconociendo de a poco el rostro del adverso, además que ese semblante serio y cabello como la nieve eran difíciles de confundir.

—En verdad tienes el poder de la adivinación, perezoso —bromeó mientras le daba un golpe en la frente con un par de dedos y la queja que recibiría le provocaría una risa—. Vamos, te ayudo —añadió y estiró la mano derecha para que se levantara.

—Tan molesto... —masculló entre dientes y con desgana, aceptando de todos modos la ayuda para al fin levantarse, tratando luego de despertarse del todo mientras restregaba los ojos en una de sus mangas—. ¿Cuál clase tenemos ahora?

—Pociones, apúrate que no quiero aguantarme las quejas del profesor.

—Que Berlín nos libre —recobraba el humor, ese que salía a la luz únicamente con unos pocos—. Si la clase es aburrida volveré a dormir.

—Sigo sin entender cómo puedes ser tan perezoso e inteligente a la vez, ¿qué tienes?

—Cerebro, algo que creo que perdiste.

—¡Hey!

—Lo merecías.

—Ya, ya, nerd. ¿Luego me ayudas con lo de Encantamientos?

—¿Otra vez no entendiste nada?

—No todos somos unos iluminados como tú —recibió un fuerte codazo en el brazo luego de eso—. ¡Entendí! ¿Me ayudas o no?

—Sé que me molestarás todo el día si no acepto...

—Eso es lo que hacen los buenos amigos, ¡gracias!

—Eres un idiota, SeHun.

—Lo sé y me aman así.

La charla entre más tonterías y risas se iba perdiendo en el viento.
El día de todos seguiría, como era de esperarse, pero entre las explicaciones aburridas del reciente profesor de Pociones le daría el espacio de recordar algo: ¿De quién era la voz que escuchó antes de que SeHun apareciera? ¿Estaba soñando? Quién sabe.