Capítulo XXXVII: Burning Pile.

Todos tienen sus propios problemas, eso es un hecho indiscutible sin importar que tanto quisiera comparar su dolor, a veces aprendías a vivir con eso de algún modo, sin embargo cuando volteas a tu hombro, hay una pila de problemas amontonándose para caer encima de si misma, y ese problema era un número. 

Dulces 16 años. 

Lo que se supone era un momento de alegría para una madre tan amorosa para Salome, en donde podía celebrar su el cumpleaños de su hija y comer pastel, salir a comprar y hacer todo tipo de cosas que una familia normal haría. Ciertamente, en su caso, la normalidad era una cuestión de perspectiva. Para Masao y Salome era normal el modo en que vivían, casi escondiéndose, pero para otras familias que salían tomadas de la mano no lo era. Y si Salome era honesta consigo, ella sabía que asustarse por el cumpleaños de su hija no era normal.

Lo único que debería estar pensando en esas fechas tan cercanas era ir con Ma-Chan de la mano, quizá a una tienda de vestidos sencilla, imaginarla con un bonito vestido celeste y una corona, comprar un pastel, flores, beber su primera copa con ella, ver cómo la niña que le dedico los mejores momentos de su vida se iba transformando rápidamente en mujer.

Sin embargo aquí estaba, sintiendo miedo que llegara el día de su cumpleaños.

En algún parque lejos de casa, Salome había acumulado suficientes días libres para darse el tiempo que tanto necesitaba, cuándo era más chica hubiera preferido ir a los barrios rojos para enfrentarse a hombres poderosos o hasta incluso ir a bailar un rato con desconocidos. Ella también fue joven y vivía la vida cómo si fuera la última vez. Caprichosa e incontrolable. 

Y muy tonta la verdad.

Pero así eran las cosas, sonaba trillado pero no le quitaba al sentado. Cuándo eres joven te crees el dueño de todo y que nada te puede detener. Luego, la realidad te golpea tan fuerte en la cara que ya no sabías cómo responder.

Dio un largo suspiro a su cigarro a medio acabar, desplazando el humo suavemente por sus pulmones y dejándolo salir en gracia, recostándose en la banca solitaria de un parque, contemplando su vida. 

━━ Dos años. -Su pierna se movía frenéticamente, sus dedos tocaban la punta de su barbilla con nervioso, el cigarro se apago luego de una última fuerza de sus pulmones. Lo dejo caer mirando a la nada.- ━━ Dios mío, sólo son dos años más. 

¿Por qué tenía que sentir tanto miedo por el día en que nació su única hija?.

 Sus ojos clavados en el suelo y su mente fuera de todo lo que la rodea la hicieron sentirse en una telaraña, una de la cuál no podía escapar, el tiempo se acaba y Masao se iba metiendo de lleno en las pandillas, y si esto seguía así, entonces ella caería en malos pasos. Salome creía que al prohibirle muchas cosas a un adolescente, este eventualmente las haría con mas ganas y a escondidas de sus padres.

Ella lo sabía.

Quiso en serio hacer las cosas bien, darle la libertad a Masao que a ella se le negó siendo una niña, y hasta cierto punto miro que todo iba bien. Pero luego, Masao lo conoció a él y de pronto las aspiraciones de una niña en un mundo desconocido y cruel cambiaron drásticamente. 

De pronto, una mano se puso en su hombro bruscamente, Salome se levantó velozmente a punto de darle un puñetazo a quién había tocado su hombro de esa forma pensó que sería uno de esos tipos raros, pero vaya sorpresa se llevo que la hizo detener su puño en el aire al ver que era una mujer. 

Y verla sonrío de oreja a oreja, no la hubiera reconocido antes. Aunque los años pasarán y sus rostros cambiarán, ¿Cómo no la reconoció?. Pero por supuesto, habían pasado 8 años desde entonces que se volvieron a ver. 

━━¡Oh, Pero si eres tú!. -Dijo eufórica bajando la mano abruptamente y abrazando a la mujer que hace mucho tiempo no habría vuelto a ver.

La mujer de pelo negro río, ciertamente mucho tiempo de no verse desde que los niños crecieron y Salome se mudo a un sitio con más gente, habían perdido el contacto pero las caras nunca se olvidaban. Salome era una persona radiante y sociable, sin importar a donde fuera. Además seria imposible olvidar a un personaje tan único en toda la ciudad, una extranjera tan llamativa y ardiente cómo el fuego.

━━ Ha pasado tanto tiempo. -Tranquilamente tomó el lado del banco junto a Salome, regresando de hacer las compras luego de un tiempo en casa, particularmente unos empaquetes de comida sobre saliendo de la bolsa.

Podría hacer algo así para la cena de esa noche.

Salome, cambiando su estado melancólico paso a la serenidad en cuestión de segundos. Apagó el cigarro con la punta de su zapato y lo guardo en su mano para después. No lo dejaría en la banqueta cómo si nada.

━━ Desde luego, de pronto te vas de prisa del vecindario y luego te apareces cómo un cómo si nada. ¡Qué injusto de tu parte!. -Habló entre risas, amistosamente dándole un empujón amistoso con el antebrazo.- ━━¿Cómo has estado?.

━━ Sin duda alguna mejor que otros años, termine una carrera y ahora tengo un trabajo más cómodo y estable. Me siento orgullosa de eso, sabes. Hace años no pensé que podría tener un empleo decente. -Ahora todo era más sencillo, es cierto que lo eran y le gustaba ya no tener que correr con tantas cosas en sus brazos.

Haciendo malabares de un salto a otro, cayendo y levantando. Agregando el peso extra de haber llegado a un país desconocido y soportar las persecuciones de la familia de un antiguo amante con el que ahora tenía una hija punto desaparecer en las malas influencias.

Una pila de problemas que sólo quería quemar con su viejo mechero. 

━━¿Qué has hecho estos últimos años?. -Salome pensó cambiar el rombo de la conversación también con otra pregunta, la mujer se estiró perezosamente mirando al cielo, totalmente despreocupada a sus ojos.- ━━ Luces cansada. 

━━ Que va, es sólo que he tenido muchas cosas que hacer hoy. Y bueno, cosas típicas de una madre que cuida de su irresponsable hijo. -Salome puso una mano en el mentón, al menos no era la única que lidiaba con un adolescente en desarrollo.- ━━ Te lo prometo, algún día va a acabar con mi paciencia.

━━ Bueno supongo que es normal en ellos, nosotros también teníamos nuestro percances y tropiezos cuándo teníamos su edad. ¿Recuerdas esa vez que intenté fumar 4 cigarrillos al mismo tiempo, y me pegaste porque esa era una idea muy estúpida pero a mi me parecía genial?. -Las risas no faltaron con ese relato, claro que lo recuerda y lo mucho que la regañó por acabar en menos de un día una caja de cigarrillo. Sólo para descubrir que eran 2 cajillas enteras.

━━¿¡Cómo olvidaría algo así!? Nunca conocí alguien tan joven hacer una cosa cómo esa. Creí que lo habías dejado cuándo nació tu hija. Por cierto, ¿Qué tal ha estado Masao-Kun?. -Expresó con entusiasmo, Salome busco en su bolsa una foto de Masao el primer día de ingreso a la preparatoria. La mujer dio un largo "oh" con las fotos ahora en sus manos.- ━━ Es preciosa, ha crecido mucho. Ahh , todavía recuerdo cuándo Masao jugaba con mi hijo cuándo eran unos bebes. Quién diría que cambiarían tanto. 

Con la foto en sus manos, la madre asintió orgullosa de ello. ¿Y quién no lo estaría? Cuándo veía esa foto, o cualquiera donde estuviera Masao era una película viviente en su cabeza que la transportaba a esos momentos, ya sea algo tan simple cómo una foto, Salome no podía superar el pasado.

 O quizá no quería soltarlo del todo. 

━━ Ryoko-San. ¿Te molesta si te acompaño hoy hasta tu hogar?.


Lo que fue iniciado cómo una campaña para traer a un amigo de vuelta resulto ser el desencadenante de otro trágico futuro asomándose a la vuelta de la esquina, pero sin dudas habría cambiado el rumbo de a donde iría dicho final, y ahora enfocándose en el presente el futuro no podría verse de otro color que no fuera una enorme mancha oscura propagándose. 

Cuándo Baji se apuñaló en el estomago Masao se empezó a cuestionar muchas cosas por cada milisegundo que el cansancio iba ganando la batalla de voluntades, cuestionar, era una manera menos sencilla de enfrentar el problema directamente, al caer Baji desangrándose en el suelo se preguntó si ese muchacho no tenía nada en esta vida que no tuviera problema en morir de tal manera. 

¿Por qué Baji se tenia apuñalar a si mismo para compensar un pecado?. 

Alguien cómo él con tanta vida por delante, un espíritu salvaje y una alocada actitud, sin temor nada o nadie de forma abierta. Se supone que la gente con tales atributos estaba destinada a morir jóvenes. Masao agachó su cabeza poniendo la frente contra el suelo, llena de impotencia por no poder levantarse, mas no quería arrastrarse. Odiaría profundamente hacerlo en un momento cómo ese, donde lo único que quería era mantener la cabeza en alto y esperar a que Baji muriera. 

Pero ella no quería que Baji se fuera en primer lugar. 

━━ Dime Baji, ¿Por qué hiciste algo así?. -Dijo una voz quebrada, apretando los puños y uñas en la palma de su mano, negando varias veces con la cabeza conteniendo las lágrimas.- ━━ ¿Cuál es tu maldita razón para ser tan egoísta?. 

Takemichi estaba hecho una piedra, tan frío cómo una, y quién no lo estaría después de presenciar algo cómo eso.  Ver a su compañero Chifuyu aferrado a su capitán en estado moribundo era una cosa tan surrealista que dudaba que fuera real, sin embargo el dolor en sus rostro, en la angustia de los demás daba por sentado que nada de eso era una pesadilla. Pero aún temeroso de ver la muerte en frente de sus ojos, sabía que ya no habría nada que pudiera hacer al respecto. 

¿Kisaki había logrado lo que quería?.

Ma-Kun no podía levantarse más, reuniendo fuerza suficiente rápidamente se acerco, aún con los ojos lloroso y la boca torcida Takemichi debía mostrar su coraje ante todos, por más doloroso que fuera la derrota era peor imaginar que vendría después. Pero quizá, estaba olvidando algo importante, y era el orden con el que las cosas habían resultado.

No puedes parar la muerte, sin embargo puedes modificarla. Y eso fue lo que Baji habría hecho.

━━ Tu herida, estás sangrando mucho. -Ni en una situación tan mala él dejaba de preocuparse, mirando la herida teñirle gran parte de la camiseta de rojo, intentando mantenerla de pie poniendo su brazo al rededor de su cuello.- ━━ Lo lamento tanto Ma-kun, es mi culpa que esto haya terminado así. Por que fui débil y ahora Baji-San...¡Maldición!. 

Ojala pudiera decirle a Takemichi algo que lo hiciera verse menos desesperado a la derrota, pero ahora todo era tan abrumador y confuso que su cerebro paró de maquinar respuestas corporales, igual que un reproductor viejo, la sangre de Baji se lavo en sollozos desde lo más hondo de su alma.

Quería gritar.

Y aún así se mostraba severa, cómo si hace unos segundos no estuviera a punto de explotar, jamás habría experimentado tal sensación de debilidad ante alguien. Ya que estaba segura que nada golpearía tan fuerte su corazón, y nuevamente el mundo le demostraba de la peor manera que seguía siendo un ser humano, no habría cosa alguna, que la hiciera borrar de su cabeza a Keisuke moribundo. ¿Qué se supone que debía hacer?. 

¿Cómo se quitaría ese dolor que la mataba lentamente? ¿Porqué de pronto todo estaba volviéndose tormentoso y oscuro?. 

El cambio era aterrador.

¿Por qué no estás llorando, Masao?. ¿Es porque tienes miedo de que sepan lo importante que era alguien para ti?. ¿Será que tu egoísmo no te permite ser quién eres genuinamente?. ¿Quieres probar que eres diferente a los de tu misma raza?. 

Todo lo que intentas hacer es salvar tu rostro. 

Incluso en sus últimos momentos Baji era capaz de hablar, cortante, seguramente le dolería más irse de este mundo sin dejar un mensaje por todos sus amigos, Baji empezó a hablarle a Takemichi lo mucho que la ToMan significaba para él, cada uno de ellos que compartieron desde que eran unos niños, para nadie era extraño ese profundo amor que tenía por todos ellos, por su pandilla. Un sueño que inicio desde que conoció a Mikey en el Dojo de los Sano.

Ya no era Baji el temerario. Era sólo Baji Keisuke.

Cómo suponían, él sabía de antemano los planes de Kisaki desde el principio hasta el inminente fin en sus narices, esa era la razón por la que habría entrado a Valhalla no sólo para intentar detener los planes de una persona tan perversa y podrida, más allá de eso, Baji-San quería proteger a su amigo de otro amigo. Dos personas con presión en la vida del chico de dientes chuecos y sonrisa perversa, ideando un loco plan para evitar que sus dos pilares se cayeran uno contra otro, volcando toda una estructura de pandillas. 

Su muerte era el canalizador y el amortiguador de la desgracia.

No importa por donde lo viera ahora que todo finalmente se había aclarado. Baji tenía que fallecer para traer la paz a las cosas.

Por Mikey.

Por Kazutora.

Por la Tokyo Manji Gang.

¿Por quién más...?.

Negaba tal afirmación con firmeza cómo si supiera mejor que la propia victima en los brazos de su amigo, de su mano derecha, su amigo tan fiel que sin importar nada dejó que hiciera de él lo que quisiera.

Los ojos de Masao parecían secarse con cada palabra que Baji apenas podía articular, hacer una mueca temblorosa sabiendo que era el punto final, sin embargo Baji se negaba a irse sin decir todo lo que deseaba decir. Una vez que dejó en claro a Takemichi cada razón, cada acción y movimiento que tenía preparado hasta este punto y dejar en sus manos el destino de su tesoro. Aún tenía una cosa más que hacer antes de irse.

Aún entre la niebla de lo que era su vida escaparse lentamente de si, pudo reconocer a la persona delante suyo que Takemichi mantenía de pie con su cuerpo, la sonrisa nunca desapareció de si aún si lo estaba viendo con desprecio.

No era verdad de hecho, no era desprecio aquello reflejado en esos tristes ojos irritados por la tristeza, inyectados en sangre. Débilmente pronunció su nombre, mejor dicho su apodo. Ma-Kun era quién era sin importar todos los años que pasaron lejos uno del otro, incluso ahora que fingían conocerse, porque Ma-Kun existía desde hace mucho antes.

Ma-Kun desapareció un día, y Ed no volvió a saber de su persona hasta hace pocos meses, años.

La frialdad con la que hablaban y se trataban era propia de mentes cómo las suyas, quién sólo en sus últimos momentos será vulnerable para decir todo lo que no pudo estando en una mejor posición.

Buscando la forma de moverse se inclinó a un costado, deslizándose torpemente entre el chicho que simulaban ser su soporte, arrodillándose formando el mismo vinculo de respeto que alguna vez se tuvieron, asombrada de mala manera en cuánto tomó su mano y era igual al hielo.

Era hora de despedirse oficialmente.

━━ Fue un gusto volverte ver de nuevo. -Su voz se hizo inaudible, pero en si el mensaje era claro, y quizá era peor oírlo con tanto esfuerzo. Sin embargo, nunca soltó su mano hasta que estuviera listo.- ━━ Fue divertido mientras duro.

Había tenido suficiente. ¿Por qué tenía que pretender ser fuerte ahora?.

━━ Siempre te voy a estar agradecido por lo que hiciste por mi, Keisuke Baji. Cada vez que vea el Yakisoba...Voy a recordarte. -Largas líneas de agua por fin salieron en paz, los labios torcidos en un mal intentó de mantenerse imperturbable. Baji cerró los ojos lentamente.

━━ Me gustaría comer un poco ahora.

Vete en silencio, hubiera preferido decir. Aún si él no era de los que se callaban, y nunca lo hizo hasta ese momento. Una voz desgarradora se oyó desde el fondo del corazón de Chifuyu, gritando el nombre de Capitán al cielo rezando para que volviera, una llamado de atención al cruel Dios que presenciaba todo y simplemente lo tomó y se fue. 

Todo tu dolor se fue, se fue. Pero en la tierra lo marcaste con tus puños en el corazón de todos. Dijiste todos tus problemas, ya no necesitas nada más. 

Por largos ratos sólo hubo una tenue luz iluminando sus ojos en medio de los gritos y pisadas de varios hombres robustos de mal carácter, el típico sonido de las patrullas alertando la zona y la clásica ambulancia, cegante y molesta, sintió el viento cómo miles de insectos golpearan repetidamente sus heridas y la hicieran sangrar con más fuerza. 

Después ese olor, ese maldito olor que la enfermaba siempre que pisaba un lugar cómo ese. No importa las veces que lo limpiaran, no importa cuánto tiempo pudieran dejar una camilla en cuarentena después de alojar a un fallecido. Los odiaba, odiaba todo elemento que se relacionara con ese lugar.

Allí fueron donde las cosas empezaron a salir mal.

Al despertar, fue cómo haber dormido por una semana entera, la boca seca y mucosa, mientras tanto todo su cuerpo dolía y punzaba cómo mil dagas impactando con rudeza. Sobre todo en el abdomen donde el dolor se concentraba con mayor intensidad, tan molesto al abrir los ojos que tuvo que hacerlo lentamente para no quemarse con la agotadora luz fría del edificio. El frío de la habitación, reconoce el lugar donde esta ahora.

Levantándose de golpe bruscamente esperando encontrarse con la típica cama de hospital al lado de otro paciente, o quizá con suerte otro cuarto privado donde despotricar libremente de cuánto quería irse, miro con con sorpresa que eso no era así, por supuesto que era una camilla, dura y fría, pero no era el cuarto de un hospital.

Entonces sabría que estaba en problemas cuándo entró un medico, algo viejo y con una cara algo larga. Masao habría palidecido.

Todo menos ese lugar.

━━ Tú padre quiere hablar contigo.













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