Capítulo 25

Capítulo 25


Centrarse en el trabajo luego de tener la cabeza flotando sobre la monotonía por días fue difícil. Además, luego del estallido arrebatador de emociones de ese día, enfrascarse de súbito en cumplir con su deber fue sumamente difícil, con la mente descarriandose una y otra vez. No podía sacar de su cabeza el incómodo momento que había compartido en la cocina de su casa junto a su compañero y Jimin, la situación había sido la definición del desastre; el chico había perdido el control y había estado frenético y el mismo Jungkook lo había estado en sí mismo también.

Ahora, con la frustración y la furia fuera de la ecuación era totalmente diferente, se sentía una mierda por no manejar esa discusión como se esperaría que lo hiciera el hombre maduro que se suponía que era, y la culpa se arrastraba sobre él aun mas porque no era precisamente nuevo en tratar con conflictos, era su trabajo maldita sea, se pasaba la vida intentado controlar problemas y en cambio no había sido racional en absoluto, no había tenido una pizca de cordura y solo había arremetido de vuelta como si esa fuera la solución a algo y definitivamente lejos de eso, no lo era y lo sabía, pero igualmente el daño ya estaba hecho.

Su cabeza dio muchas vueltas con los ojos fijos en el monitor de la computadora de la oficina, con los ojos barriendo sobre las letras una y otra vez y su cerebro sin estar en ello en absoluto, ¿en que momento se había complicado tanto?, no lo sabía, pero tampoco encontraría una respuesta repasando la situación una y otra vez como un perro con un hueso. Sabía que el hecho de que su compañero estuviera en el mismo espacio que Jimin había activado algo, no podría explicarlo aún con exactitud pero Jimin era difícil de leer, se encerraba en las paredes que lo mantenían en su sitio seguro y el no podía entrar ahí.

Y era frustrante.

Puede que había sido inconsciente de su parte—y extremadamente idiota también—invitar a Yoongi a casa sin decirle a Jimin primero, él también vivía ahí después de todo pero solo no se había planteado las posibles reacciones que eso generaría y si, Jimin tenía su punto, había estado teniendo una relación física con Yoongi por un tiempo pero era más que eso, que ambos lo sabían, ellos eran amigos, el más cercano que tenía además, pero Jimin no sabía nada de eso, podía comprender hasta cierto punto su reacción en una situación así.

Por otro lado, Yoongi era la única persona a la que podía llamar en ese momento y el único en quien confiaba lo suficientemente para pedirle el favor de que se quedara en su casa y cuidara de Jimin, debía admitir que sonaba estúpido, sabía que el chico Park no necesitaba una niñera pero no había sido porque lo considerara incompetente, en realidad había sido, si era sincero, por algo sobre si mismo. Había pedido eso porque Jimin era valioso, era importante para él y no se habría podido quedar quieto si esa mañana hubiera ido a trabajar dejándolo solo en casa con todo lo que estaba pasando.

Igualmente todo había salido estrepitosamente mal.

El pensamiento lo abordó mientras entre clics deslizaba las imágenes en la computadora y maldijo cuando volvió a cliquear en una imagen incorrecta por tercera vez, demonios, estaba impotente y se sentía jodidamente frustrado, crudo, el sube y baja del último mes finalmente le estaba pasando factura y parecía que estaba por perder el control.

Llevándose las manos al cabello resopló, enterrando los dedos en sus hebras y cerrando los ojos, intentando relajarse y no lanzar el mouse al otro lado de la habitación. En su intento por tranquilizarse se refregó los ojos, sintiéndonos como si tuviera un puñado de arenilla en su visión y sus ojos volvieron a quejarse cuando enfocó nuevamente en la luz brillante del portátil. La imagen era otro ee esos documentos legales que mostraba las transacciones bancarias de Xin Zedong, otro de los tantos que había estado viendo sin realmente ver en las últimas horas y sin obtener absolutamente nada, seguía buscando y buscando y era como si no hubiera algo para ver, un callejón sin salida tras otro, aunque debía admitor que el hombre tenía unos valorecuriosos.

Una doble moral para ser exactos.

Zedong parecía del tipo que no le importaba arrojar el dinero por la ventana, viendo sus fondos bancarios—o los legalmente declarados al menos—el tipo era obscenamente rico y parecía que le gustaba recordárselo a si mismo en cada oportunidad. Propiedades escupidas alrededor del mundo, puras compras ridículamente caras y donaciones con las que fácilmente podría comprarse una propiedad en las jodidas Bahamas si quisiera, el estado financiero de ese tipo era una locura. Pero todo parecía lo suficientemente en orden, los millones que ganaba cada mes respaldaban perfectamente su exuberante forma de vida además de que era bien conocido públicamente su negocio en la refinación y transportación de crudo.

Reparó con desinterés por encima de las letras y números en esa imagen en específico, transferencias de unos cuantos miles para la reforma y construcción de algunos hospitales en Tailandia, gastos en artículos de diseñador caros como se esperaría y seguramente para alguna mujer porque dudaba que Zedong fuera del tipo que comprara en una tienda de ropa interior femenina pensando en usarlo en sí mismo. También habían un par de donaciones a la universidad de Taiwán en China en donde se suponía que el hombre había estudiado y,oh, demonios.

Ahí estaba.

Justo entre dos donaciones más que se habían realizado a una clínica veterinaria y otra para tratar el cáncer infantil, había un pago en específico, el monto no era demasiado escandaloso contando la Black Card de Zedong pero el sitio que había recibido el dinero era, interesante.

Ocean Fairy sonaba sumamente inadecuado entre todos los demás gastos estirados y benéficos de Zedong, como si tuviera un cartel neón tan casual que lo hacía resaltar como un pulgar dolorido entre todos esos registros de banco.

Con su instinto prendiéndose como un montón de madera que le arrojas un bidón de gasolina y un fósforo sus dedos se estaban moviendo sobre el teclado escribiendo el nombre en el buscador del monitor conjunto, con una chispa insana ardiendo dentro de él, la respiración agitada y los dedos rígidos.

Y oh, sorpresa.

Ocean Fairy era una compañía estadunidense de renombre especializada en la construcción y distribución de vehículos marítimos a gran escala y a medida que iba leyendo descubrió que ellos tenían la construcción de buques cargueros como su marca personal. Había un artículo del dueño en una conferencia explicando varios puntos de su trabajo que siendo sincero, leerlo no aportó en nada, los demás seguían siendo banalidades hasta que finalmente algo parecía comenzar a encajar como las piezas de un realmente complicado rompecabezas.

¡Jhonas Lim muestra su agradecimiento al empresario Xin Zedong por su contribución a la realización de su sueño!

¿Qué demonios?. Abrió el artículo como si fuera a perderse si se tardaba un segundo más en hacerlo y sus ojos se desplazaron apresurados, era de hace 2 años atrás y parecía que lo era todo.

Hacía unos años, el constructor del mar, Jhonas Lim reveló en una entrevista que su meta en su negocio era construir el mayor buque cintera que el mundo había visto jamás. A los días de hoy el Poseidon, como fue nombrado el buque, es ciertamente el hada de los mares, con 550 metros de diámetro y capaz de navegar con 200.000 DWT en el interior se lleva con buena distancia la corona al buque más grande en el mundo actualmente. Lim reveló que se sentía agradecido de corazón con Xin Zedong por confiar en él y colaborar para crear a esta bestia gobernante del océano, "Él llegó a mi y dijo: hagamos ese barco Lim, cambiemos el mundo y podría jurar que podía llorar en ese momento", son las palabras de Jhonas en la entrevista que realizó recientemente para los medios.

El resto del artículo no fue más informativo que eso pero demonios, algo le estaba picando bajo la piel. En toda su investigación no había encontrado algo que vinculara a Xin con el Ocean Fairy o con Lim—hasta ahora, por supuesto—así que no veía el punto de Zedong en invertir un buen puñado de miles en un barco que ni siquiera sería suyo, a no ser que...

Mierda.

Zedong era un magnate petrolero y Lim un fabricante de buques tanque, tenía sentido, eran hombres de negocios, Xin ponía una buen aparte del dinero y a cambio, ¿podía contar con el uso del Poseidon tal vez?, podía ser, teniendo en cuenta que parecía ser un buen negocio conjunto, ahora, mirándolo a largo plazo, ¿para que necesitaría Xin un barco así de grande?.

Eso era algo que debía averiguar aún.

La adrenalina se escabulló bajo su piel en palpitaciones agitadas de su corazón mientras deslizaba la silla de oficina a través del suelo lustrado y tomaba el teléfono fijo de la esquina del escritorio, pegando el auricular a su oreja mientras marcaba los números como un hombre desesperado. La línea sonó un par de veces, hasta que finalmente la voz se deslizó en aparición.

—Detective Kim, Departamento de Investigación Criminal, ¿en que puedo ayudarle?—ella se presentó tal cual hacia como rutina, su tono profesionalmente serio lo sacudió en una emoción reconfortante y sabía que había hecho la llamada correcta.

—Aquí Oficial Jeon—habló, más con la costumbre en aparición de que fuera realmente necesario, sabía que la mujer reconocería su voz independientemente de lo que dijera—Creo que tengo algo—su tono de voz bajó e inconscientemente apretó el teléfono más cerca de la esquina de su rostro, el plástico presionando sobre su piel.

A través del aparato pudo escuchar como la mujer chupaba una respiración, una mezcla de expectación y esperanza, tal vez. Luego, ella garraspeó la garganta antes de decir, con voz extremadamente baja:—Voy para allá.

Y ahí estaba ella, en un lapso de 5 minutos tenía a Yong-su abriendo la puerta metálica de la oficina y caminando hacia él con esa mirada conciliadora que su rostro solía tener cada que pensaba que había atrapado algo.

—Dios, Jeon—murmuró ella, lanzándose sobre el la silla a su lado y dándole una mirada fija a ambos monitores de la computadora antes de suspirar, recolvienzose el cabello. Sus ojos tenían una mirada salvajemente esperanzada—Es mejor que comiences a hablar ya, necesito entender pronto que rayos está sucediendo.

—Tienes que ver esto.

Él le mostró lo que había encontrando, saltando de una imagen a otra y luego de un artículo a otro, atiborrado a la mujer de toda la información que acababa de encontrar y haciendo algún que otro comentario que creyó necesario para que ella alcanzara la misma idea que él y así llegar a una conclusión. Kim solo parpadeaba continuamente, con sus ojos bien abiertos moviéndose apresurados sobre los textos tan rápido que parecía que ella temía perderse algún detalle o que todo desapareciera en un instante. Cuando terminó Yong-sun solo se quedó en silencio, deslizándose sobre el respaldo acolchado de la silla de oficina en la que estaba y con los ojos aún fijos en los monitores del computador, parecía un perpleja cuando graznó:

—Joder, creo que tenemos algo también—sus ojos tenían un brillo húmedo cuando lo miró y su voz salió muy bajita, como un jadeo—Jeon, tenemos algo.

Ella parecía anonadada y para conciliarla asintió en su dirección, atrapandola en un abrazo cuando Yong-sun se lanzó hacia él y apretó los brazos a su alrededor como si necesitara estar aferrada a algo, temblando un poco contra su pecho mientras sus brazos la rodeaban y la mantenían cerca.

—Tal vez esto no lo sea todo Sun—habló cuidadosamente, tenía miedo, de que esto no fuera más que una teoría a fin de cuentas y volvieran a estar varados sobre la nada. También, había aprendido lo devastadora que puede ser la esperanza cuando se derrumba, la abuela de Han Sohye había sido una buena lección de vida—Puede que no logremos un arresto con esto sin algo sólido.

Ella sacudió la cabeza contra su pecho—Aún así, no hemos tenido nada en meses de investigación. Ahora tenemos idea de donde hurgar, Jungkook, eso es lo suficientemente bueno—ella tragó, como si las palabras tuvieran un fuerte peso en su lengua—Gracias.

En respuesta solo la apretó y le acarició el cabello. Yong-sun siempre había sido una gran roca a la que contemplar desde la comodidad de la distancia, era firme y capaz, inteligente y carismática con su propia manera áspera que la hacia un brillante diamante oculto, además de que era encantadora y definitivamente la apreciaba mucho, pero ahora Yong-sun, esa gran roca, necesitaba una roca propia en la cual apoyarse ahora mismo y si el mismo podía ser un buen soporte por el momento estaba bien. Ella había sufrido mucho en el pasado, no conocía los detalles pero sabía que había perdido a su familia a mano de una banda de atracadores armados en una gasolinera a las afueras de la ciudad donde solía vivir y eso la había impulsado a ser la mujer que era en el ahora, también sabía que la pérdida de Jackson la sacudía mucho esos días. No había preguntado sobre la relación que compartían pero al ver el panorama podría apostar que eran más que compañeros de trabajo con una relación platónica, ellos posiblemente tenían algo para el momento en que Jackson había sido asesinado y la culpa ardía en sus entrañas por ella, la impotencia era fuerte porque una mujer como Kim se merecía tanta felicidad que se sintiera enferma de ella.

Cuando ella se separó la vió secarse un par de lágrimas que se le habían escapado y garraspeó mientras se componía de vuelta. La decisión brillaba en sus ojos.

—Prepárate Jeon, tenemos muchísimo trabajo que hacer.

Y así fue, estuvieron tanto tiempo sentados frente a los monitores que ya no podía sentir el trasero, pero demonios, había valido malditamente la pena cuando entrada la madrugada, con una tasa de café en mano mientras con una cucharilla revolvía la azúcar de la bebida observaba la pizarra que habían estado armando con fotos, detalles y ubicaciones de toda la información que tenían hasta ese momento, los puntos de conexión, lo que sabían con certeza, lo que debía ser comprobado. Todo estaba en esa pizarra, detallada con permanente oscuro y la letra suya y de Yong-sun desordenadas y repartidas por todas partes junto a artículos y evidencia.

—Se ve bien—dijo, bebiendo del líquido amargo mientras la mujer terminó de escribir algo y volvió a la computadora ubicada al lado de la suya—¿quieres un café?.

Ella hizo una mueca, arrugó la nariz y eso causó que las cejas de Jungkook se dispararon hasta cerca de la unión del cabello, según recordaba, Yong-sun era por mucho, una amante del café.

—¿Qué?—espetó ella, elevando una de sus cejas oscuras—los gustos cambian, Jeon.

En ese momento ella sacó una liga para el cabello del bolsillo de su chaqueta del uniforme pero se le resbaló de entre los dedos y se agachó a recogerla. Entonces Jungkook se paralizó, se levantó de la silla como un resorte, Yong-sun volvió a su posición erguida frente al pizarrón atiborrado de información y lo observó con confusión.

—¿Qué sucede?—la voz de ella se sintió como una sacudida y se acercó apresurado, haciéndole un gesto de que se apartara.

Cuando lo hizo, señaló—¿Tú has puesto esto verdad?—ella observó la imagen en específico que su dedo señalaba y asintió.

—Si, son las rutas de viaje del Poseidon, las encontré mientras investigaba el barco, ¿qué tiene?.

Demonios.

—¿Dijimos que Zedong había comprado una propiedad portuaria bastante grande aquí en Corea a inicios del año pasado verdad?.

—Si—los ojos de ella se ampliaron maravillosamente y parecía tenerlo también—Mierda.

—Si, mierda—concordó y podía apostar que sus ojos deberían estar igual de grande que los de ella.

—Ese barco tiene una ruta anormalmente cercana a la costa cuando se supone que no debería atracar en nuestro perímetros en absoluto—jadeó la mujer.

—Y Zedong tiene una propiedad portuaria amplia en una isla vecina.

Ella sacudió la cabeza—Ese barco debería estar pasado frente a nosotros en menos de 24 horas—ella tropezó con sus palabras—debería pasar mañana por la tarde.

Jungkook asintió, acercándose al pizarrón para comprobar la ruta de la embarcación, eso era correcto. Joder, ¿qué tan jodido era eso?, era una oportunidad de oro.

—Hablaré con Namjoon, necesitamos un equipo SWAT listo y a la guardia costera. Demonios, que vengan los helicópteros si es necesario con su puto deslizamiento rapel pero si el Poseidon se sale de su ruta y se acerca a la propiedad del hijo de puta de Xin Zedong voy a saber que carajos está haciendo ahí.

Diablos, esto era grande y era, bueno, jodidamente bueno.

La mujer debe haber notado su desconcierto porque se acercó y le dió un apretón en el hombro mientras le daba una sonrisita cariñosa.

—Ve a casa y descansa Jeon, te necesito listo y al frente conmigo mañana en el equipo SWAT cuando hagamos esto—había sido parte del SWAT un reducido período de tiempo pero había sido entrenado en esa división y la mujer lo sabía. Y esa misión con tan poca antelación solo sería si Kim Namjoon creía en ellos y no los mandaba a la mierda, tomándolos como un par de locos con una sobredosis de cafeína. Esperaba que no—Mandaré a mis chicos para que cuiden de tu niño mañana mientras estas conmigo, me haré cargo de todo.

Se sintió perdido por un momento hasta que su mente pareció encontrar el eslabón, mañana—hoy—Jimin tenía su cita con Jung Hoseok, el psicólogo que había contactado para él. La sensación fue agria ante del pensamiento de que las cosas con Jimin estaban como arenas movedizas y además el no estaría ahí cuando fuera a su primera sección de terapia luego de asegurarme hasta el cansancio que definitivamente iría.

Al menos intentó alentarse a si mismo pensando que después de todo, si las cosas sabían bien no necesitarían preocuparse por conflictos externos, estarían seguros y sin preocupaciones, eso lo relajó un poco pero no lo suficientemente para cuando detuvo el coche patrulla frente a su casa oscura.

Se maldijo por estar fuera todo el día cuando el conflicto flotaba entre ellos como las nubes de la tormenta y además, involucrar a Yoongi en todo ese conflicto en su día libre, sin darle una conversación explicativa al respecto con antelación que sabía que se merecía.

Cuando finalmente entró a la casa luego de dejar el auto en el garaje pudo percibir los murmullos bajos y la luz de la televisión que era la única que iluminaba su sala de estar. Caminó con suavidad hasta los asientos y Yoongi le devolvió la mirada sobre su hombro apenas lo notó acercarse, era impresionante porque había sido tan silencioso como podía. Él le dió una mueca apenada y Yoongi sólo se encogió de hombros despreocupado, restándole importancia y asegurandole que estaba bien a la vez que se levantaba con cuidado y entonces notó como acomodaba la manta y ahí estaba Jimin, acomodado en el sofá con el cobertor que Yoongi le arregló para que quedara bien cubierto cuando se levantó y siguiera durmiendo cómodamente.

Su bonito rostro tenía una expresión de paz absoluta que logró calmar el nudo de emociones dentro de él y que su compañero de alguna manera cuidara a Jimin hizo que explotara la calidez en su interior. Sus expresión debía haberlo dicho todo porque Min hizo un gesto de silencio con los dedos y señaló a la cocinada, hacía donde ambos caminaron hacia, encendiendo la luz.

—Hice un poco de té hace un rato para Jimin, ¿quieres un poco?—Jeon frunció la nariz, no era un tipo de té en absoluto. Yoongi se rió y tomó una tasa en lo que se acomodaba sobre la mesa y esperaba por él. Cuando se sentó sus ojos parecían que iban a atravesarlo sobre su tasa mientras bebía—Es realmente tarde y él no podía dormir, no lo ha dicho pero debe haber estado perdiendo la cabeza desde la pelea de esta mañana, es un chico difícil, debo admitir.

Solo pudo suspirar ante las palabras de su amigo y lamentó no haber accedido al té para al menos tener algo entre sus manos que se retorcían nerviosas, bueno, ahí venía esa conversación.

—Si bueno, él no ha sido el único que se ha estado jodiendo la cabeza con ello—confesó, seguramente sonando tan nervioso como se sentía—lamento haberte molestado para que vinieras aquí a cuidar de él sin explicarte antes él trasfondo de nuestra relación y preguntarte si luego de eso, estabas aún dispuesto a venir, me disculpo por eso.

Yoongi hizo un sonido en su garganta—Tomaré tus disculpas, me hubiera gustado saberlo si soy sincero—su estómago se apretó y demonios, tenía miedo de haberlo arruinado realmente con su mejor amigo—Pero no exactamente porque tu y yo estuviéramos follando, que es lo que Jimin pensaba, si crees que me refiero a eso te equivocas. Quería saberlo porque sigo siendo tu mejor amigo, ¿es así?.

—Por supuesto que lo eres—su voz salió ansiosa y Yoongi le dio una sonrisa ladeada.

—Entonces todo está perfecto aquí, Jeon. Soy un tipo grande y esto no es ni de cerca una ruptura. La verdad, me alegro de que encontraras a tu chico, ¿sabes?—la sinceridad en su mirada era tan cruda que se sintió conmovido—Es curioso que te gustaran los chicos traviesos, pero lo tomaré de todas formas.

Pudo sentir su rostro colorearse y Yoongi se rió profundamente desde el fondo de su garganta. Ese hijo de puta estaba disfrutando burlarse de él.

—No es mi chico—jadeó desde el fondo de su garganta—aún no oficialmente.

Yoongi le levantó una ceja—¿Pero quieres que lo sea, no es así?

—Si, realmente me gustaría—por alguna razón, se sintió realmente bien finalmente admitir en voz alta algo como eso, nunca había mantenido una relación seria con todo el meollo de sentimientos involucrados así que estarlo considerando en serio ahora se sentía emocionante y extremadamente aterrador al mismo tiempo.

Yoongi apretó su mano sobre la mesa—Estoy seguro de que a él le gustaría también, solo habla con él Jeon, pueden solucionar esta discusión tonta, puedo apostarlo.

Esperaba que si, profundamente.

—Sobre eso, hay algo que debes saber.

La contó lo que habían descubierto ese día con Sun, Yoongi era igualmente oficial y parte del caso así que no era como que violara la confidencialidad o algo así. Cuando terminó Yoongi tenía una mirada como la que Sun había tenido.

—Así que me gustaría pedirte que te quedarás con Jimin. Mañana es su cita con el psicólogo y yo no estaré ahí y parecen llevarse bien, me gustaría que tu cuidarás de él.

—No creo gustarle mucho sin embargo, pero me debes una gorda por hacerme niñero.

Jungkook solo pudo reír y estar de acuerdo con él. Una vez Yoongi volvió a su casa luego de negarse a que fuera con el, alegando que "Él sabía cuidarse solo" tomó una ducha caliente que relajó sus músculos y antes de ir a la cama, acarició la cabeza de Gennadi que había estado maravillosamente tranquilo antes de que sus pies lo llevarán hasta el sofá donde Jimin seguía durmiendo profundamente. Apagó la televisión y se acercó hasta él, cubriéndolo como un capullo en las mantas.

Entonces se inclinó, repartiendo un par de besos en su frente, con la fragancia de su cabello bailando en su nariz mientras lo veía arrugar la expresión entre sueños.

—Mañana.

Prometió en un murmullo en la oscuridad, posiblemente solo audible para si mismo pero daba igual, era su promesa silenciosa.

Si, mañana, el mañana haría la diferencia.

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