Capítulo 21
Estaba en el sótano, revisando que las patas de la mesa de billar que tenía allí estuvieran bien colocadas, sería realmente desagradable que en medio del juego se apoyara y la madera cediera, ugh, definitivamente Jeon no quería eso. El sótano era con esa frialdad húmeda como siempre, con un par de manchas de moho aquí y allá estampadas en el techo que debían ser revisadas pronto pero como siempre se deslizaba del quehacer con el típico "lo haré después", ese día había instalado una puerta para mascotas en la cocina para la comodidad y libertad de su perro y había sido algo difícil porque la madera dura de su puerta que daba al jardín se negaba a ceder y había sido un esfuerzo pero finalmente había instalado lo que deseaba y Gennadi parecía verdaderamente complacido con el resultado.
Ahora, armar de vuelta la mesa de billar para un par de juegos nocturnos parecía una buena idea. Jimin se mantenía con problemas para conciliar el sueño pero los juegos de mesas al parecer eran lo suficientemente efectivos para él, manteniendo su mente ocupada de lo que fuera que le preocupara lo suficiente para perturbar su sueño por las noches, o que intentara suicidarse. Siendo sincero, había tenido pesadillas con eso últimamente, tal vez se habían activado luego de su noche borracho en la que había entrado en pánico por no encontrar al chico o algo por el estilo pero ahora se encontraban con los recuerdos de Jimin en la bañera, desnudo y pálido, su pecho apenas moviéndose para llevar aire a sus pulmones y las emociones se apretaban fuertes en su estómago y despertaba perturbado y sudando, hecho un manojo de nervios.
Los recuerdos parecían grabados a fuego en su memoria, como un recordatorio vivo y ardiente detrás de sus párpados que eso chico al que acurrucada por las noches con mantas podría estar bajo tierra en alguna parte, sin vida, sin que pudiera soltar otro de sus comentarios mordaz que irían como una flecha en su dirección.
El pensamiento se sentía horrible.
Y hablando del diablo, Park Jimin entró por la puerta y bajó los escalones de dos en dos, con una mueca orgullosa en la cara mientras se acercaba a él. Como siempre mostraba piel y una intención pícara a la que se estaba acostumbrando con el paso de los días, pecho desnudo de piel clara casi reluciente con un borrón atractivo de tinta, su abdomen plano y su cintura apretada, además de sus hombros anchos, el chico era una maravilla, todo sensualidad y juventud, esa llamarada de pasión salvaje que hacía que quisiera ser quemado por él hasta ser consumido. Jimin era tentador, algo hermoso y había sido débil ante la tentación, no había resistido, como mismo no lo haría un adicto a un brownie de marihuana luego de días sin nada, sin embargo, no se arrepentía en absoluto.
Jimin llegó a él y le estampó un beso fogoso en los labios, chasquidos húmedos y lenguas deslizándose aquí y allá, mordiendo su labio inferior y tirando de él, causando que soltara un gruñido desde el fondo de su garganta y se aferraba a sus caderas para mantenerlo cerca cuando malicioso intentó alejarse de vuelta.
-¿Te diviertes jugando con este pobre hombre?-dijo, los ojos avellana brillaron en una chispa de pura malicia, esa malicia reluciente y vibrante que no le había visto hasta el momento y sin embargo ahí estaba, haciéndolo lucir de alguna manera más jóven y brillante, con una sensación de bienestar contagiosa que lo tenía embriagado, borracho de él.
-¿Divertirme poniéndote dura la polla?, con eso siempre-su lengua descarada y sin ataduras era una maravilla también, de alguna manera ese chico tenía el modus operandi indicado para presionar los botones correctos en él.
Jungkook gruñó-¿Por qué luego de que empezáramos a follar hablas así?, he creado un monstruo.
Park se rió bajo de su broma, deslizando sus manos tras su nuca y entrelazándolas ahí, deslizando sus pequeños dedos en su cabello que debería haber cortado a esas alturas pero había estado algo "ocupado" esos días-si contaba el hecho de estar llenando a Park Jimin de todas las formas posibles como una ocupación-por supuesto que había estado ocupado, mucho.
-Si, tal vez lo hiciste-susurró sobre su boca, con sus pequeños ojos clavados atentos en él-¿Qué se supone que está haciendo, señor oficial?-su tono era bajo y pecaminoso y se había arrastrado sobre el, pegándose totalmente a su cuerpo mientras se mantenía aferrado a su nuca y le acariciaba el cabello en masajes distraídos.
-Estaba arreglando unos asuntos aquí y allá, pero ha llegado cierto chico a entorpecer mi trabajo. No creo que sea apropiado entorpecer el horario laboral ¿debería mostrarle como funcionan las cosas, no lo crees?.
Le siguió el juego y Jimin se mordió el labio inferior para no sonreír, aún así las esquinas de su boca se doblaron en indicación de que iba en la dirección correcta y sus ojos brillaban con diversión. Según había visto Jimin era una persona definitivamente bastante cerrada y estoica, así que el hecho de lograr que saliera de su burbuja al menos un poco y se permitiera disfrutar de una broma y no estuviera a la defensiva todo el tiempo parecía un avance, no está seguro de qué, pero un avance de...algo. Incluso el chico parecía más relajado y feliz y eso en definitiva era bueno.
-Mmh-gruñó en su garganta, su tono suave como la seda y su piel se restregaba suavemente contra la suya, podía sentir el inicio de una erección presionando su muslo-eso suena interesante, ¿cómo funcionan las cosas entonces?.
Oh, ese chico era un descarado total cuando quería, era como una colección de muñecas matrioska, descubriendo algo nuevo cada vez que retiraba el exterior mientras se acercaba al centro, le gustaba la idea de seguir buscando por lo siguiente, expectante por conocer más, aunque se sintiera peligroso, pero que más daba eso a tales alturas, ese barco ya había zarpado desde que se había involucrado con ese chico y preocuparse por ese tipo de cosas no tenían demasiado sentido ahora. Era un adulto, podía manejar lo que sea que viniera luego.
-Bueno, debo decir que funciona contigo sin pantalones sobre esta mesa de billar-sus cejas se elevaron en interrogante mientras su corazón palpitaba, su polla volviendo a la vida en cuestión de segundos y engrosándose dentro de sus vaqueros -¿funciona para ti también?.
En respuesta Jimin se alejó de él y retrocedió, chocando la espalda baja con la madera y de un salto deslizándose sentado sobre la superficie dura. Extendió sus muslos y su rostro era lujuria pura y latente cuando le devolvía la mirada con ese destello hambriento que iba a volverlo loco.
-Por supuesto que funciona para ti-murmuró para si mismo, con las piernas moviéndose por si solas para acercarse al hombre.
Y ya estaba, con un par de acciones y las palabras correctas Park Jimin estaba cargándose su cordura como lo haría un tren con un cono de plástico. Era arrebatadora la manera en la que su sangre corrió hacia el sur engrosando en su totalidad su polla y las palmas de sus manos comenzaron a picar por tocar la piel lechosa de sus piernas torneadas extendidas sobre la madera, brillando etereamente bajo el foco opaco de luz amarilla que iluminaba desde el techo.
Sin dudarlo se coló entre sus piernas y lo tomó de los costados de sus caderas, Park en respuesta apretó un tobillo contra otro, creando un agarré en su espalda baja e invitándolo a estar tan cerca como fuera posible. Sus pechos estaban al ras, con las sacudidas agitadas de sus cajas torácicas juntas y su aliento caliente era soltado sobre la boca perfecta de Park que se extendió ansiosa y tomó su labio inferior con la suya, succionándolo y recibiendo un gemido cuando apretó la piel de sus belfos entre los dientes. Ese simple sonido melodioso de los labios de Jimin había ido directo a su polla, la cual restregó contra la dureza encendida en los pantalones cortos ajenos. Era explosivo e intenso, era magnético y era jodidamente bueno, una mezcla que podría ponerlo a levitar.
-Joder-gruñó contra su boca, su garganta pálida se estiró y su cabeza fue hacia atrás, dando una invitación encantadora a su cuello, al cual Jeon se lanzó a besar la piel sin preámbulos, como el hombre codicioso que era, succionando y besando todo la extensión aterciopelada de la garganta bien rasurada de Park, sintiendo el pulso saltando bajo su lengua y succionó, duro y constante. Seguramente habría unan marca ahí. Jimin hizo un sonido ahogado y rodó sus caderas hacia adelante, chocando sus penes rígidos y desatando una descarga placentera que los recorrió a ambos como un latigazo-¿sabes?-su voz ahogada rebotó en sus sentidos y sin detenerse prestó atención a lo que decía-hay cierto lugar que agradecería enormemente las atenciones de tu boca, ¿qué te parece eso?.
Una idea maravillosa. La verdad sea dicha, el pondría la boca contento en cualquier parte siempre y cuando fuera una porción de ese chico. Park Jimin era un tipo sumamente guapo-podría decir de los más guapos que había conocido-tenía ese aire juvenil rebelde y agrio que lo matizada con su figura delgada y estilizada y todo el gritaba virilidad sensual por todos sus poros debajo de su ropa, el tipo tenía ese algo, que el pensamiento de chuparle la polla-o que se la chupara a él-tenía ese matiz de logro muy oculto debajo de la superficie que lo hacía sentir estúpidamente como un campeón por poder deleitarse llenándose de él, lleno de Jimin. La personalidad del chico lo hacía ver inalcanzable y duro, ahora, cuando lo tenía con los muslos abiertos y extendidos al máximo mientras se molía entre sus piernas con el tipo sobre la vieja mesa de billar que tenía en su sótano, Jesús, era como un afrodisíaco.
-Parece un buen plan-jadeó las palabras, sintiéndose sin aliento por el roce de la rigidez ajena con la propia y el placer causando estragos en la punta, lamió por última vez otra franja de la suave garganta tatuada de Jimin y finalmente se separó a mirarlo-Apóyate en tus codos y sostente cariño, esto se pondrá inestable.
Su broma se deslizó curvando la boca rellena del chico y el mote causó un efecto electrificante. Jimin siguió su pedido y se recostó sobre la madera acolchada, su cuello se veía maltratado y rosa y el cabello oscuro revuelto sobre su frente acentuaba su expresión, lujuria cruda bailando en sus iris, sus ojos se había oscurecido en deseo puro y tenía un aura hambrienta que lo sacudió con tal intensidad que su mano se disparó directo a su entrepierna y apretó, bebiéndose la vista por la manera en la que Jimin se había apretado los labios entre sí y extendido aún más los muslos, dejando las plantas de sus pies sobre el borde de madera. Ansioso de él.
Nunca se había considerado demasiado fetichista, era un tipo simple, con gustos simples y una polla que, si le gustaba el tipo, nunca era difícil de impresionar, pero ahora, el atractivo demoledor de un chiquillo lo tenía restringiéndose a si mismo para no dejarse ir dentro de su ropa interior como un puberto. Puede que fuera porque Jimin apenas rebasaba la legalidad y él mismo era un hombre hecho que además se suponía representaba la justicia pero joder, quería quebrar todas las reglas con ese chico, no le importaba, puede que fuera el morbo de la consciencia absoluta de la situación que se había vuelto nítida de la mano con su excitación o solo que él mismo Park Jimin era la receta para el desastre porque, jodidamente quería ser un desastre con él, también hacer un desastre tembloroso de él.
Se arrastró hacia delate, como un felino regodeándose antes de atrapar a su presa, pero Jimin no era un gacela asustadiza, el tipo en respuesta se removió sobre la madera y expandió tanto los muslos como le fue posible, sus talones le rozaban las nalgas y sus rodillas apuntaban al techo cuando se mano se arrastró por la parte trasera de sus muslos gruesos y se introdujo por sus pantalones cortos de nailon, descubriendo en el proceso que no llevaba ropa interior.
Sin poder evitarlo gruñó, la polla se le sacudió en los pantalones y desesperado desabrochó el botón para aliviar la tensión, el podía esperar, eso no era sobre él y ese pensamiento, esa idea que pasó con normalidad como una necesidad primaria lo hizo preguntarse que tan hasta el cuello estaba ya. Su expresión debía ser transparente porque Park se aferró a su cadera en un gesto claro de que siguiera tocándolo y demonios, él no se detendría.
Su mano acarició toda la piel ardiente del chico, su estómago firme y siguió deslizándose hacia arriba, hizo presión con la punta de los dedos sobre uno de sus pectorales y pellizcó uno de los pezones que se volvió duro bajo su tacto en segundos. Park gimió y se retorció y siguió torturando sus tensos botones con las yemas de sus dedos. Cuando dió un apretó más fuerte que los anteriores un chillido le salió de la garganta y su pecho se sacudía frenético, cuando sus ojos se conectaron el avellana nunca tuvo un color tan pecaminoso y no pudo mantenerse quieto a sí mismo; al siguiente minuto le había arrancado de las piernas los diminutos shorts con manchas de humedad y con sus manos había acomodados las piernas largas, exponiendo su desnudez, la polla enrojecida y pesada goteando presemen cerca de su ombligo, las pelotas tensas, su agujero parcialmente oculto por la posición y los globos de ese culo espectacular.
Sin miramientos se inclinó, lamiendo las gotas de excitación como fugas deseosas sobre la piel, su mano se envolvió firme alrededor del falo y le dio un par de tirones, esparciendo la humedad antes de enterrarlo en su boca hasta el fondo.
Jimin gimió alto y se retorció, llevando sus manos a su cabello y enredándolas en las hebras claras-Tan malditamente bueno.-lo escuchó murmurar con la voz apretada y tan bajo que parecía que era algo que murmuraba para si mismo. Cuando ahuecó las mejillas el agarre en su pelo tiró-Joder, sigue haciendo eso.
Jeon se sacó el pene del fondo de su garganta, el hilito de saliva que conectaba su boca a la cabeza rojiza de la polla hizo que le diera una lamida más y se relamiera los labios, entonces miró a Jimin que parecía un hombre perdido, tenía esa mirada ausente y el fuego flameando en el interior de sus ojos, su boca se amplió en una mueca orgullosa sin que pudiera evitarlo.
-Parecer disfrutarlo infinitamente pero creo que aún no comprendo que es lo que quieres de mi-su boca cogió una onda maliciosa y Park lo miró entrecerrando sus ojos con una clara expresión de "eres un gran hijo de puta" que lo hicieron reírse bajo.
-Lo disfruto infinitamente-sus cejas se dispararon y Jimin resopló, rindiéndose-Realmente me harás decirlo. Bien, se un buen tipo y vuelve a chupar mi polla Jeon, antes de que pierda la puta cabeza.
Y por supuesto que lo hizo, devolvió su boca al pene, degustando el sabor de su presemen explotando en su lengua cuando lo envolvió con sus labios, le acarició el interior de sus muslos mientras los chupaba y lamía con devoción, los gemidos que crearon la orquesta en la habitación lo hacían chupar como un loco, ansioso por hacerlo correrse, por verlo explotar, por tomarlo todo en el fondo de su garganta.
Su mano acarició sus bolas tensas y de su saliva que se deslizaba se humedeció los dedos antes de llevar al índice sobre su fruncido agujero y recorrerlo tentativamente, suavemente por los bordee hasta que lo introdujo lentamente hasta el último nudillo y Park apretó sus piernas alrededor de su cabeza y dobló la espalda, sacudiéndose sobre la mesa errático, con un gorgoteo de gemidos saliendo de su boca roja. Comenzó a embestir, manteniendo las succiones constantes en la rigidez en su boca, cuando su dedo se curva y apuñala directo a su próstata la polla en su boca se sacudió y dejó salir toda la carga en sus pelotas, soltando su semilla en el fondo de su garganta, con el característico sabor siendo simplemente todo. Gruñó complacido y lo tragó todo, jodiéndolo con su dedo a través de su orgasmo hasta que el chico se quedó quieto y sus piernas se desparramaron temblorosas a los costados de su propio cuerpo laxo sobre la mesa.
Chupó un poco más y lo soltó, Park chillando en respuesta por ser sobre estimulado-Has hecho un buen alboroto-le dijo, acariciando distraídamente una de los muslos temblorosos del muchacho-Mierda, te ves tan malditamente bien jodido.
Las palabras se le escaparon gruesas en su garganta usada y se apretó la polla que parecía que le explotaría en cualquier momento, Jimin se rió y le hizo un gesto con la cabeza-Ven aquí Jeon, te ayudaré con eso.
Complacido iba a ir hacia el, lanzar algún comentario insinuante y disfrutar hasta el final de esa extraña sección placentera sobre la mesa de billar de su sótano, sin embargo, todo quedó en segundo lugar cuando él ruido fuerte explotó en sus tímpanos, Gennadi se volvió loco en el piso de arriba cuando la alarma chillona de su coche se activó en el garaje junto a la casa y el momento fue asesinado. El sonido irritante era demasiado para sus oídos y Jimin parecía estar de la misma manera porque con el ceño pellizcado se levantó hasta quedar sentado sobre la mesa, revolviéndose los cabellos en irritación pura.
-Espera aquí, iré a ver.
Cuando Jimin asintió tomó una camiseta blanca que estaba sobre una silla y se la colocó recorriendo el camino hasta la planta de arriba. Gennadi fue a su encuentro frenético, estaba en un trance en donde se dividía un ladrar al ruido fastidioso o ir detrás de él. No estaba seguro porque lo hizo, pero condujo a su perro a las escaleras del sótano en donde estaba Jimin y cerró la puerta con ambos dentro.
Seguros.
Sus hombros estaban tensos mientras atravesaba el salón de su casa, el silencio tan denso cuando la alarma se silenció que podía escuchar las hojas de los árboles sacudidas por el viento y los ruidos de neumáticos sobre el pavimento de la calle. Al pasar por la cocina tomó el mazo de llaves sobre la encimera antes de salir por la puerta del jardín. Su cabeza miró en todas direcciones, el patio estaba quieto, el viento había dejado de soplar y las plantas de los alrededores estaban tan tiesas como naturaleza ornamental, como presagio irónico de que algo malo esta por suceder. Con pies de plomo y los sentidos en alerta abrió la puerta del garaje y entró, encendiendo la luz y cerrando a sus espaldas en un chasquido. Las luces del coche patrulla junta al suyo se encendían y apagaban y los sonidos de la alarma volvieron a la vida, era como un chillido lastimero en el silencio establecido y escaneó la habitación antes de caminar hasta el auto y darle un vistazo a fondo y finalmente silenciar la alarma.
Volvió a mirar alrededor dos veces más antes de apagar la luz y salir nuevamente al jardín rumbo a su casa, cerrando el garaje con llave. Se sentía ansioso por alguna razón, ese tipo de cosas pasaban todo el tiempo, la alarma podía haberse activado con cualquier cosa, no era realmente la gran cosa, no podía comerse la cabeza con eso.
Justo entonces el chasquido conocido de un disparo resonó fuerte en el silencio, con la descarga del ruido resonando una y otra vez como una cinta antes de que el dolor explotara en su pecho, haciéndolo tambalearse. Aturdido miró hacia abajo, su camiseta blanca brillando en rojo, tan rojo que parecía brillar bajo la luz de la tarde y los gritos sonando, desgarradores hasta el fondo de su cabeza, parpadeó, viendo como Jimin salía de la casa como un tornado y corría hacia él con los ojos tan abiertos que parecía que se le saldrían en cualquier momento, tenía las mejillas húmedas y era un manojo de nervios.
-¡Jungkook!-había gritado fuerte al llegar hasta él y sus manos salieron disparadas a su pecho mojado en sangre, tocando la tela roja desesperado mientras su vista errática parecía buscar por cualquier cosa y sus pensamientos eran un desastre-¿mierda, que hago?, ¡¿qué hago!?-su ansiedad y desesperación eran tan fuertes que casi podría estirar el brazo y alcanzarlas.
-Jimin-llamó, su voz lo más baja y calma posible, sus dedos alcanzando sus mejillas bañadas en lágrimas saladas.
-Oh Dios mío, ¡tenemos que llamar a emergencias!-un sollozo fuerte se le escapó y Park se revolvía el cabello con desesperación-Oh Dios mío Jungkook, Oh Dios mío. Te-tengo que llegar adentro y- y-
-Jimin estoy bien-sus manos se deslizaron sobre sus hombros que temblaban y como si fuera automático el hombre entre sus brazos se rompió, chupó una respiración y las lágrimas se hicieron más gruesas bajando por sus mejillas mientras respiraba como una bestia desesperada. Los ojos se pusieron rojizos y brillaron como cristal con la tristeza derramándose.
-¡No me digas esa mierda!, ¡te han disparado, puedes desangrarte si no hacemos algo rápido!. Yo tengo qu-
-Jimin-volvió a llamar más fuerte esa vez y apretó su agarre-Shh, está bien, respira, no estoy herido, cálmate.
El chico lo miró como si estuviera loco y en un tirón le arrastró la camiseta hasta quitársela, palpando sobre su piel desesperado y una expresión perdida. Cuando se dió cuenta de que realmente no había herida de bala se quedó muy quieto y le dió una mirada desorientada, con sus dedos fríos manchados en rojo temblando contra la piel de su pecho ileso.
-Estoy bien-susurró cuidadosamente las palabras, sacándole las lágrimas con el dorso de las manos-Ven aquí.
Lo envolvió entre sus brazos y sostuvo su cuerpo tembloroso contra su cuello, Jimin estaba aterrorizado, sollozando y temblando contra el como una pieza de cristal a punto de romperse en miles de pedazos, y si era sincero, él también lo estaba, estaba tan asustado como el chico pero debía mantenerse firme por él y por si mismo para sobrellevar esa situación, para Jimin que apenas podía lidiar con tantas emociones e interrogantes juntas.
-Entremos-le susurró y en respuesta Jimin se apretó más contra él- debo llamar a Yong-sun e informarle de esto.
Lo sostuvo mientras ambos caminaban hacia el interior nuevamente y su vista recorrió todo el terreno de su casa antes de entrar, buscando algo que a fin de cuentas no fue encontrado. Ellos no habían querido matarlo, no ese día, lo habían tenido en bandeja de plata, era solo apuntar y apretar el gatillo de una bala real y estaría muerto sobre el césped de su jardín, agonizando con el pecho abierto. No podía afirmar nada pero tenía el presentimiento que ese era el movimiento de Xin sobre el tablero luego del tiempo oculto en las sombras.
Esa gente no era como cualquier criminal aficionado con el que hubiera tratado antes, ellos eran profesionales, Zedong era un tipo poderoso que podría contratar a una manada de sicarios para que hicieran su trabajo sucio sin ensuciarse las manos y lo cazaran como en un día de caza deportiva. Ese había sido solo el mensaje directo. Sus vacaciones habían terminado. Iban tras su cabeza.
Había estado jugando con fuego y se había quemado.
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