Capítulo 18
Capítulo 18
Jeon Jungkook se veía terrible, pensó Jimin ante la ojeada que le dió al cuerpo grande del hombre cuando entró por el umbral de la cocina con un aspecto, efectivamente, terrible. El cabello rubio revuelto, posiblemente necesitando de un corte en las puntas de su flequillo que se filtraban sobre sus ojos y volaba en godas direccuines. Las ojeras estaban marcadas y su mandíbula tenía un rastro ensombrecido de la barba que comenzaba a salir y que no había rasurado esa mañana como de costumbre.
Aún así él tipo era jodidamente caliente. Jeon Jungkook era del tipo que se veía bien sin poner esfuerzo en ello, con sus despampanantes labios rosas que se sentían tan suaves y sensuales sobre los suyos en sus recuerdos, extendiéndose perfectos en una sonrisa deslumbrante, sus pómulos marcados dándole ese aspecto varonil acentuado por la oscuridad en su rostro esa mañana. La maraña de cabello amarillo le daba un aspecto despreocupado y salvaje cuando solo estaba enfundado en un par de bóxer, mostrando el abdomen deliciosamente marcado y los muslos firmes. Quería arrastrar sus manos por su pecho, bajar por su abdomen y deleitarse con toda la piel cálida.
Jimin observó el movimiento de los músculos de la espalda del oficial tensarse y dejarse ir mientras el hombre habría el refrigerador, sacando una botella de agua de la cual bebió directamente como un hombre sediento en pleno desierto. Cuando volteó fue imposible no seguir con la mirada la gota de agua que se le deslizó por la mandíbula y se perdió en su cuello, causando que tragara saliva.
Jeon al verlo parecía un ciervo encandilado, sus ojos se habían agrandado y sus labios estaban abiertos. Jimin sentía sus propios belfos hormiguear al pensar en esos fogosos besos que habían compartido en la piscina de Jeon días atrás, ambos mojados y malditamente calientes.
Había salido pitando de ahí como un niño pequeño con una pataleta, pero no había tenido otra opción, Jeon era un espectáculo para cualquier homosexual con ojos y sus manos aferradas en su cintura mientras su lengua experimentada enloquecía a la suya sin esfuerzo alguno habían sido suficientes para dejarlo aturdido, aturdido y malditamente caliente, queriendo, añorando más, más de su hipnotizador toque, de sus besos salvajes, lo quería y mucho. Que Jungkook rehuyera su mirada cuando parecía que había recuperado algo de la “cordura” perdida fue como un balde de agua fría—una ironía considerando que estaba empapado en una piscina—, que el hombre apartara la mirada de él como si quemara había sido un golpe duro, Jeon parecía estar tan enloquecido como él y en un parpadeo se escapaba como un adolescente avergonzado de que se le note la dureza en la polla. No lo entendía pero se había fastidiado con ello.
Que Jeon se disculpara que lo hizo sentir la sangre en su punto máximo de ebullición, el tipo era un imbécil, se veía rojo y según él estaba muy avergonzado pero bien que le había recorrido el culo cuando había salido del agua a pesar de su inmaculada “moral” de policía recto, así que cuando la rabia bajó llegó la idea de que, si Jeon lo había jodido, definitivamente él iba a joderlo también. Había comenzado a pasearse por su casa medio desnudo adrede, ignorando cada intento inútil del hombre por “explicarse”, él no quería una explicación, quería que lo jodiera—literalmente—podía ser llamado infantil, pero se había vuelto un capricho, si era conveniente que fuera un favor, Jeon se había metido lo suficiente en su vida, mínimo que le quitara la frustración sexual ardiente que él mismo se había encargada de inyectar en el al besarlo en la piscina.
Sin embargo el hombre no cedió, llegó un punto que era notable que lo disfrutaba, la lujuria brillaba en sus ojos cada que se paseaba frente a su figura fusionada al sofá y sus intentos de gemidos ahogados en la ducha era prueba innegable de ello, aún así los días pasaban y Jeon no tomaba las riendas en el asunto, el tiraba de su cordura, ansioso porque se quebrara y cediera de una vez pero no funcionaba lo suficiente.
O eso pensaba.
Su boca casi cae abierta al ver a Jeon enfundado en una chaqueta de mezclilla que se le ajustaba jodidamente bien a sus brazos trabajados y esa expresión decidida en sus ojos oscuros. Estaba claro para él, había perdido en ese juego de tira y afloja, Jungkook no iba a ceder, seguramente estaría follándose a algún tipo ardiente que no tuviera la cantidad mierda encima que el tenía y que no era como una lacra pegada a la vida de Jeon, en parte podía entenderlo, era un tipo que causaba problemas y que ni siquiera era confiable para cuidar de sí mismo, Jungkook era un adulto, seguramente con un plan de vida en mente y lo suficientemente inteligente para evitar complicaciones, sobre todo las que podrían venir el involucrarse con alguien como lo era Park Jimin, de verdad que él lo entendía, pero eso no lo hacía más sencillo de asimilar.
Era un chico que apenas estaba por rebasar el límite de la edad legal, inmaduro, impulsivo, con un marcado trauma de infancia y un cuadro suicida recién explotado, si fuera alguien como Jeon Jungkook, tampoco vería madera para ningún tipo de relación ahí en absoluto.
Pero los borrachos siempre dicen la verdad, ¿cierto?, aparentemente lo era y en la manera en la que Jeon Jungkook lo abría apretado de improvisto en un abrazo desordenado no había lugar para ocultar algo, el alivio evidente en su tono y el brillo que se derramó en lágrimas de sus ojos mostraba que puede que estuviera más equivocado de lo que pensaba, había asumido una derrota total y ahora tenía al oficial sosteniéndolo mientras lloraba como un niño.
Cabía la posibilidad de que todo estuviera muy distorsionado en la cabeza del hombre mayor debido al alcohol que enredada su lengua pero las palabras que soltó contaban otra historia.
—Estaba muy preocupado—susurró con la voz congestionada—temía que hicieras alguna locura cuando estaba fuera, lo siento, no se suponía que te dejara solo—sus propios labios se apretaron en una fina línea ante las palabras llenas de sinceridad del hombre ebrio pegado a él—Pero estaba tan necesitado de salir de aquí que pensé que me volvería loco.
—¿Es tan terrible vivir conmigo?—indagó en un hilillo de voz y Jeon gruñó, sacudiendo la cabeza.
—No, en absoluto, pero no puedo contar con un cerebro funcional cuando estoy aquí—su voz se había vuelto dos tonos más grave y parecía susurrar las palabras casi con esfuerzo—Joder, vas a terminar con mi cordura, ¿sabes lo difícil que es verte en esos apretados bóxer por mi casa y no lanzarme sobre ti?, ha sido el mayor reto de mi vida, maldita sea.
Su corazón saltó, revoloteando en su pecho mientras una sonrisa estaba tirando de sus labios—¿Entonces por que no lo has hecho?.
—Porque…
La respuesta quedó pendiendo de un hilo y se removió bajo el peso del cuerpo caliente que se presionaba contra él, entonces Jeon tuvo un reflejo de arcada y sus ojos se abrieron asustados.
—Joder no, ¡no te atrevas a vomitarme encima oficial de pacotilla!, traga y vamos al baño, ¡vamos!, mueve tu culo.
Al final si había llegado con el tipo al baño pero Jungkook había vaciado el contenido ácido de su estómago sobre parte de su propia ropa que había llevado puesta antes de terminar de dejar salir todo lo que había bebido. Más tarde Jimin le había quitado las prendas sucias con el olor del vomitó impregnado y lo había arropado. Jeon se durmió como una roca en segundos.
—Lo siento, no pensé que estarías despierto a esta hora—la voz de justo el hombre dueño de sus pensamientos se filtró en su cerebro, sacándolo de esa bruma de recuerdos de la noche anterior en la que había estado.
Jimin elevó una ceja—¿A esta hora?, son pasadas las 12 del mediodía Jungkook—cuando esté gruñó consciente de su error y maldijo, continuó—Pero no te preocupes, siéntete libre de vestir lo que quieras, es tú casa—tiro de su camisa, sacándola por su cuello y no se perdió de la manera en la que los ojos de Jungkook volvieron a ensancharse—yo estaba por tomar un baño en la piscina, ¿quieres venir?.
No se perdió la manera en la que la nuez de Adán de Jungkook se sacudió al tragar saliva ante sus palabras suaves e insinuantes, Jeon por supuesto no se perdió de su invitación no dicha y soltó uno de sus característicos suspiros en busca de paciencia. Era una puesta elevada, se estaba lanzando de lleno, pero realmente ya no quedaban muchas opciones.
—¿A qué estás jugando Jimin?—inquirió cruzando los brazos sobre su pecho desnudo. La manera en que sus bíceps resaltaban solo le daban coraje para seguir adelante.—Has estado con esta cosa toda la semana, ¿qué quieres conseguir de mi?, ¿te divierte acaso?, porque he terminado de seguirte la corriente en tu diversión del tipo nudista calienta pollas.
—¿Si?—Jeon le frunció en ceño en respuesta—¿te estás escuchando?, tú has empezado todo esto Jeon, me besas y luego o te avergüenzas como si me comieras la boca en la mismísima iglesia delante de la maldita estatua de Jesucristo—Y lo habia dicho, lo vió abrir la boca para responder y elevó su índice, en un gesto claro de que se callara—luego estas siguiéndome el juego, como tu dices y se perfectamente que te corres en la ducha gimiendo mi nombre—sus cejas se dispararon hacia arriba— ¿Qué, pensabas que no lo sabía?, no eres tan silencios como seguramente crees—la cara de Jeon estaba de un rojo brillante—Entonces de un momento a otro te vas de fiesta y vuelvas aquí borracho como una cuba, profesando lo aliviado que estabas de que estuviera bien.
—Yo no hice tal cosa.
Jimin entrecerró los ojos e ignoró la interrupción.
—Luego me dices lo mucho que quieres follarme, lo mucho que te mueres por ello.
—No dije tal cosa.
—Eres un asco fingiendo demencia, no vas a escaparte, estoy harto de que lo hagas. Se un hombre Jeon, tú quieres que algo pase tanto como yo, puedo verlo en tus ojos, puedo ver tu jodida polla inflarse en tus pantalones cada que estoy cerca, justo como ahora.
Hizo un gesto, acentuando lo que decía, afectivamente, en la ropa interior ajena se podía apreciar la formación de una erección.
—Bien—lo escuchó gruñir, podía ver la vena en la frente que se marcaba por el apretado ceño fruncido y el hombre dejó caer los brazos a sus costados en un gesto brusco—Me pone jodidamente mucho que te pases por mi casa con tus calzoncillos ajustados y que te inclines en cada oportunidad elevando el culo para provocarme, lográndolo cada maldita vez. Ya está, lo he dicho, has tenido lo que querías, ahora terminemos con esto.
Jeon se volteó, con el claro propósito de irse de ahí de una vez, antes de que diera un paso Jimin salió disparado hacia delante y dejando una mano sobre su hombro tiró de el, devolviéndolo a su lugar. Recibió una mirada confusa y el oficial parecía a punto de perder la paciencia, justo sus piernas cedieron y se dejó caer de rodillas al suelo, con su ojos fijos en esa mirada profunda mientras su cara estaba a centímetros de su entrepierna.
—No me confundas contigo,—siseó con la voz más sensual que pudo poner, envolviendo su mirada a través de las pestañas y relamiéndose los labios de anticipación—a diferencia de ti, Jeon, yo no caliento la comida si no me la voy a comer.
Sin esperar una respuesta sus manos salieron disparadas a la entrepierna ajena, coló sus dedos en la cinturilla elástica de los bóxer, sintiendo como Jeon se tensaba y chupaba una respiración, sin embargo él no lo detuvo y Jimin se aventuró a meter su mano y sacar la polla ajena de su revestimiento, sintiendo como se tensaba bajo su toque, húmeda y cálida.
Le dió una mirada apreciativa antes de que sus ojos se volviera al rostro del contrario. Los ojos grandes le devolvían una mirada atenta, como si no quisiera perderse detalle de ninguno de sus movimientos y sus labios estaban presionado firmemente juntos. Él no se movía, apenas respiraba, estaba ahí quieto, haciéndolo algún tipo de guerra de miradas mientras su pene estaba duro y caliente en sus manos, tan tenso que la firmeza bajo sus palmas era hilirante.
Sin más miramientos inclinó su rostro hasta la cabeza roma, roja e hinchada y sacó la lengua en un lengüetazo apreciativo que aterrizó justo en el orificio de la uretra, que le regaló agridulce líquido preseminal en repuesta que se disparó en su lengua como un éxtasis de sensaciones estimulantes directo en su paladar.
Sabía increíble.
Maravillado se inclinó de vuelta, rodeando la punta del eje con sus labios y dando una leve succión. Sus manos se deslizaron por los firmes músculos a su paso, terminando por tirar de la ropa interior hasta que estuvo en el suelo y enredada en los tobillos de Jeon, entonces se deleitó con el tacto de sus dedos sobre esas piernas firmes, disfrutando de la fricción de la piel caliente mientras su lengua burlaba en circulas la erección palpitante en su boca. Ahuecó las mejillas y succionó, recibiendo un gemido ahogado en repuesta que le causó una sensación como un descarga eléctrica que hacía que quisiera apretar sus muslos para darle alivio a su propia polla encerrada en sus shorts.
Se separó de la carne caliente, deleitándose por la carne reluciente por su propia saliva pegajosa, fue inevitable no sonreír cuando Jungkook gruñó en protesta, su diestra comenzó a masajear la polla ansiosa y sus labios ahuecaron sus bolas tensas, succionando con la boca abierta y deteniéndose algunos segundos para mimarlas casi cariñosamente con su lengua.
Jungkook estaba gimiendo, con su voz melodiosa creando una melodía de ensueño cuando se volvía más delgada y dejaba salir las muestras de su placer en exquisitos sonidos que ahogaba en varias ocasiones mordiendo su labio inferior. El abdomen ajeno se tensaba con la respiración errática mientras su mano mantenía un bombeo firme y constante en la punta llorosa y su lengua atendía la base con lamidas lentas hacia la cúspide.
Los movimientos se detuvieron y afianzó el agarre en la raíz, antes de meterse la polla hasta el fondo, abarcando tanto como podía y controlando las arcadas, sus dedos acariciando los testículo tensos.
—Joder—Jeon maldijo con los dientes tan apretado que por un segundo se preocupó de que se quebrara un hueso de la mandíbula. Desechó rápidamente el loco pensamiento cuando lo vió llevar su cabeza hacia atrás, con el sudor deslizándose por su cuello y los jadeos saliendo de su boca abierta. Jimin succionó y se deslizó a la punta donde chupó tanto como podía y su lengua jugueteando con el frenillo en movimiento erráticos. Jeon abrió la boca y su cuerpo se sacudió tenso. La explosión de su sabor volvió a explotar en su lengua. Jimin lo tragó todo y chupó duro, cuando el pene en su boca se tenso e inflamó, con la advertencia de que Jeon estaba por correrse, se obligó a si mismo a apretarse.
Un hilo de saliva se conectaba directamente de la punta a su boca y se lamió los labios mientras se levantaba, Jungkook lo miraba tan aturdido que parecía que iba a tener un cortocircuito en cualquier momento.
—He cambiado de opinión—su voz apenas sonó como la suya, ronca y ahogada por el trabajo con su garganta.
—Tienes que estar jodidamente bromeando—le ladró con las pupilas ampliadas y una expresión incrédula casi horrorizada.
—Dejarte a medias parece un trato justo, suerte arreglando eso por ti mismo, oficial Jeon.
Tomó su camiseta del suelo y se alejó con el corazón martillándole en el pecho y podía sentir esa mirada oscura clavada en su nuca mientras se marchaba.
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