Capítulo 16
Capítulo 16
Vivir con Park Jimin no era exactamente algo terrible, pero tampoco diría que era lo más positivo del mundo, si al apenas conocerlo llegó a la conclusión de que era un desastre había estado equivocado. El chico era un tornado caminando en dos pies, uno extremadamente torpe.
Debido a que tenía un inquilino que debía ser vigilado se había tomado vacaciones en el trabajo—no había tendio otra opcion de todas formas—y estaba considerando seriamente si era peor perseguir a la mafia o vivir con Park Jimin, iba ganando la segunda opción. Puede que el mismo no fuera el ser más perfeccionista del mundo pero al menos intentaba mantener las cosas a su alrededor en orden, Park Jimin era todo lo contrario. En una semana había recogido más tazones con comida a medio comer y bóxer ajenos de la tapa del váter de lo que pudo haber imaginado nunca.
Park parecía vivir en una burbuja aparte y además de hacer de su casa un desastre se había robado a su perro, se la pasaban juntos en el jardín jugueteando todo el rato y podía verlos por la ventana mientras empollaba en el sofá viendo esos shows de competición que parecía más una reunión de vulgaridades que otra cosa, justo como esa tarde, que podía escuchar los ladridos de Gennadi y los murmullos de Park, desconcentrándolo completamente del comercial de cocina que estaban pasando en la pausa comercial. Su teléfono celular sonó sobre la mesa de café frente a él y lo tomó observando como el identificador de llamadas mostraba el nombre de contacto Kim Yong-sun. Tragó saliva antes de deslizar el pulgar so ee la pantalla.
—¿Hola—contestó con un deje de preocupación, era inevitable no contestar el teléfono con los pelos de punta a esas alturas. Escuchó el saludo de la mujer a través de la línea.—¿Cómo has estado?
Ella soltó un pesado suspiro, comprendiendo a que se refería—Estaré bien, ya sabes, es un proceso—Jungkook murmuró un sonido en comprensión—¿Qué hay de Park?, ¿ya ha quemado tú casa?—Jungkook se rió junto a ella, agradecido también por el cambio de tema.
—Puede que en tu próxima llamada ya lo halla hecho—bromeó, apagando la televisión que le resultaba molesta para escuchar y acomodándose en el sofá—no quiero sonar grosero pero, ¿por qué llamas?, ¿ha pasado algo?.
—No, no ha pasado nada, tranquilo, solo llamo para saber de ti y decirte que todo está tranquilo, seguimos investigando y estamos vigilando tu casa, no tienes de que preocuparte—Jungkook soltó un suspiro pesado, no estaba de acuerdo con eso pero Kim Namjoon y Yong-sun prácticamente lo habían obligado a quedarse en casa bajo vigilancia el último día que había ido a la comisaría. Ya había pasado una semana—¿Jimin ha fijado la cita con el psicólogo?.
—Si, yo mismo he llamado para hacerlo, parecía que si esperaba por él jamás llamaría, iremos la próxima semana—sintió a la mujer murmurar en afirmación—Sun, no tenemos nada,¿cierto?
Ella soltó un sonoro suspiro a través de la línea, como si tocar el tema la agotara.
—No, no tenemos nada, la última información que obtuvimos fue que el tipo que le disparó a Jackson se había dado como fallecido hace 5 años atrás en un accidente de tránsito—su voz se quebró al decir su nombre pero se recuperó rápidamente para seguir. El estómago de Jungkook se apretó al pensar en el hombre que había asesinado, evitaba pensar en eso—Tal parece que tenía una segunda identidad fabricada pero aún no la hemos encontrado y aunque lo hiciéramos seguiríamos sin tener algo sólido para algún tipo de cargos.
—Entiendo, avísame si sucede algo.
—Lo haré—afirmó— escríbeme un mensaje de texto con la información del horario de la cita de Park, enviaré una patrulla para que los acompañe.
Ahorrándose de mencionar que estaba exagerando murmuraron las despedida y cortó la llamada, deslizándose sobre el cuero con su cabeza observando al techo. Se sentía un inútil, sin poder hacer absolutamente nada, solo podía sentarse en el sofá y fingir que nada pasaba más allá de su burbuja prefabricada, ni siquiera la investigación estaba yendo hacia alguna parte y lejos de ayudar estaba siendo una carga en el horario de trabajo de sus propios compañeros, se sentía jodidamente impotente, como una carga.
Unos golpes repetitivos en la ventana lo hicieron saltar de la impresión y dirigió su mirada ahí, donde Jimin se asomaba con el cabello mojado y le hacia gestos extraños antes de desaparecer. Frunciendo el ceño Jungkook se levantó y dirigió a la puerta que daba al jardín, sus pies enfundados en las cómodas chanclas se arrastraron por el césped, siguiendo el sonido de chapoteo y los inconfundibles ladridos de su perro, al parecer a Gennadi la agradaba en demasiado Park, y parecía ser mutuo, a tal punto que parecía que ni siquiera existía para su mascota ahora que tenía un nuevo amigo.
Cuando los vió ambos estaban en la piscina del patio trasero, Jimin tenía el agua hasta el cuello y se reía de como su perro bajaba y subía los escalones de la alberca dudoso de meterse al agua.
—Tu culo se va a fusionar al sillón, Jeon—le lanzó apenas se percató de su presencia, dándole una sonrisa ladeada—si llegaba a saber que eras como un cincuentón aburrido me hubiera quedado con la detective estirada.
Jungkook rodó los ojos ante sus palabras—Yong-sun ha llamado para preguntar por ti y asegurarse de que habías hecho la cita con el psicólogo, le he dicho que ya la había hecho por ti—contó despreocupado ignorando todo lo demás y dejándose caer en una silla cercana que estaba ahí. Vió a Park resoplar y girar los ojos.
—No necesito que un desconocido me trate con condescendencia como si fuera un niño, ya he tenido suficiente de esa mierda—siseó renuente.
—Necesitas ayuda Park, ¿crees que no he notado que apenas duermes por las noches?—ante su silencio renuente Jungkook suspiró, buscando las palabras correctas—no es justo que alguien viva de esa manera.
Esos ojos avellana se fijaron en los suyos con una emoción fuerte brillando en ellos, sin que pudiera decir algo más Jimin parpadeó y esa conexión se perdió.
—He terminado de hablar—siseó, dándole la espalda y nadando hasta el otro extremo, el más alejado de él.
Jungkook lo miró rendido. Siempre era así, Park parecía cómodo y relajado en su casa, hasta llegaba a ser bromista a su propia manera pero siempre que la conversación llegaba a algún punto de seriedad o algún tema del que no quería hablar se cerraba en banda con una facilidad increíble y siempre se quedaba en un callejón sin salida. Era cierto que había leído el expediente de Park Jimin pero eso no le había dicho mucho, solo que era un chico que no dudaba en sacar la cara ante alguna discusión como alguien normalmente lo haría—al contrario parecía que le gustaban las peleas y sacar de quicio a la gente—no era exactamente tan problemático pero tampoco los evitaba, era como si ni siquiera le importara y eso correspondía con la visión que tenía de el, era un tipo que vivía sin darle importancia a las cosas y nunca hablaba de si mismo así que por más que intentara entender, no tenía absolutamente nada más allá de lo que cuidadosamente Park Jimin le dejaba ver.
—Oye, Jungkook—llamó—ayúdame a salir.
Lo miró extrañado, apuntando con su mano los escalones con un gesto obvio en el rostro. El chico resopló.
—Tengo un calambre, no puedo nadar hasta ahí.
Suspirando Jungkook se levantó de su lugar y rodeo la piscina hasta el extremo contrario donde estaba Jimin sosteniéndose del borde para no hundirse.
—Ven, dame la mano—pidió estirando la propia, Park se vió vacilante por un momento, antes de estirar su mano y aferrarla a la suya. Su pequeña mano fría encajó tan bien en su palma que se sintió sacudido, como en un trance extraño—sujétate, no te dejaré caer.
Sus palabras salieron en un intento de mantenerlo tranquilo, Park no era muy alto y la alberca era profunda y además tenía un calambre, lo normal sería sentirse inseguro.
La pequeña mano se aferró con una fuerza casi inhumana a la suya—Por supuesto que no lo harás.
Entonces vino un fuerte tirón que lo hizo perder el equilibrio y a los segundos, estaba en el frío. Sintió el agua filtrarse de manera incómoda en los oídos y el frío apretándose a sus cuerpo como pequeñas agujas, al abrir los ojos era azul y el fondo con las motas de luz del sol reflejadas, volteó la cabeza, buscando a su travieso atacante, hasta que lo vió, igualmente bajo el agua a unos metros del él e intentando patalear torpe, no se veía exactamente nervioso o asustado pero cuando su mirada se fijó en la suya se impulsó hacia el, teniendo su atención fija en su rostro mientras se acercaba. El cloro le picaban en los ojos y no podría explicar sobre ello pero la piel pálida tomó toques azulados por los reflejos de la luz y el cabello negro se movía elegante bajo la superficie, con esos bonitos ojos casi brillando fijos en el que iba a su encuentro.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca lo tomó de la cintura para impulsarlo hacia arriba, para que el impulso lo hiciera salir a la superficie, contradiciendo sus planes, apenas sus manos se aferraron en la cadera ajena sintió los brazos de Park enredarse detrás de su nuca como un abrazo de hierro, fuerte y cálido. Percibió bien el roce del cuerpo delgado contra él, la piel suave y desnuda haciéndolo extremadamente consciente de sus manos aferradas en la curva de la pequeña cintura. Los sentía hundirse suavemente juntos y parecía que el tiempo se había detenido cuando el cabello negro le acarició suavemente la frente, ese perfilado rostro estaba tan cerca de él, tan cerca que podía contar a la perfección cada una de sus pestañas cafés y ver los diseños artísticos en el avellana.
Jungkook se aferra a él y patalea hasta salir a la superficie, siente las piernas aferrarse a su cadera mientras la presión de sus hombros aumenta. Ambos jadeantes, llenando por fin sus pulmones de aire, encontrándose en un sube y baja irregular por ser el movimiento de sus piernas el encargado de mantenerlos a ambos a flote, con sus párpados cerrados intenta respirar y siente el aliento cálido sobre su mejilla y una presión en su nariz, Jimin está aferrado a él como un koala bebé, con su frente apoyada sobre su nariz mientras de sus rojizos labios carnosos salen los jadeos de su aliento cálido.
Entonces abre sus ojos también y sus miradas terminar conectándose, creando una chispa desconocida que parece que ha encendido un bidón de gasolina. Es automático, tan sincronizado que parece que en vez de ser dos son un solo ser que se ha fusionado de una manera inimaginable que ha sacado chispas brillantes de ellos.
Se aferran con fuerza al otro y ambos están bajo el agua de nuevo, con las bocas juntas y moviéndose con una necesidad descontrolada, frenética.
Jeon Jungkook está besando a Park Jimin.
Jungkook devora eso labios con un frenesí que lo sorprende hasta a si mismo mientras el contrario le responde de la misma manera, tan apasionado y ansioso como el mientras se aferra a su cuerpo y le entierra las manos en el cabello rubio que flota por todas partes. Su lengua sale disparada a la boca ajena, desesperada con reconocer, por contacto, complacida de encontrarse con la contraria, rozándose húmeda y caliente contra él y comenzando sacudidas sucias y sensuales. Retiene el gruñido que lucha por salir del fondo de su pecho mientras siente como su lengua es succionada con ahínco, creando una presión deliciosa y perfecta, que causa que se mente vuele demasiado lejos y que la sangre corra desesperada hasta el sur, haciendo saltar su polla cubierta.
Cuando los pulmones le pican desesperados, se lamenta por tener que separarse de ese beso, toma el labio inferior de Jimin entre los suyos y succiona fuerte, rogando en silencio por un poco más de ese calor exquisito que parece querer consumirlo por completo, el se dejaría consumir complacido por ese chico. Jeon deja una mordida al terminar y patalea, sacándolos a tomar aire.
En la superficie parece que ambos han corrido un maratón mientras boquean como peces desesperados por las bocanadas de aire, Park lo observa con las pupilas amplias y el rostro rosa, su boca carnosa está roja y maltratada por los mordiscos y succiones que el mismo ha dejado y se resiste de lanzarse a comerse esa boca otra vez. Él jadea mientras sobre su rostro con la máscara cruda e inconfundible de la excitación y la simple imagen termina por dejarle la polla goteando y tan dura que el dolor se propaga por la prisión de sus pantalones.
El podría follarlo justo ahí.
La realidad golpea, cayendo como un balde de agua fría, sacándolo de su bruma y pensando más allá del trance de lujuria en su atolondrada cabeza, el rostro le arder en vergüenza y se siente tan inadecuado como una celebración de navidad en medio de un funeral.
—Salgamos—su voz sale ronca y arrastrada y voltea la cabeza, mirando un punto muerto en el jardín.
No es capaz de mirar el rostro de Park Jimin pero siente como se desprende del agarre que tenía en su torso de un solo tirón brusco y por si mismo comienza a nadar alejándose rumbo a los escalones.
Sin decir una palabra, Jungkook lo sigue detrás hasta la orilla donde Gennadi espera pacientemente sobre el césped y sus ojos se amplían al medida que ve al chico salir del agua, únicamente con un par de bóxer ajustados que no dejan nada a la imaginación, traga saliva, respirando uniformemente para calmarse y alejar los pensamientos.
Lo ve salir por completo del agua y siente una descarga de ansiedad cuando lo ve a punto de alejarse.
—Jimin—llama en su propia desesperación por detenerlo. Cuando el contrario voltea la da una visión de su piel pálida decorada con tinta y de su polla dura en la ropa interior, sin embargo, Jungkook podría apostar que es el único apenado por la manera en la que Park se voltea sin pudor, sin cohibirse en absoluto en que le observe el contorno de la polla al detalle, al contrario, lo mira de una manera que no le gusta en absoluto, una mirada feroz—lo siento.
Una disculpa es lo único que estúpidamente puede decir y ve como el chico hace una mueca fastidiada antes de largarse lo más lejos de él, escupiendo un fuerte:
—Jódete, Jeon.
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