Capítulo 13
Capítulo 13
El tema con Park Jimin tenía su cabeza hecha un lío, filtrándose en sus pensamientos para mantenerlo absorto en esa discusión una y otra vez.
Ya estaba bien, tenía que dejar el tema de una vez, por otro lado según el informe del forense a cargo de la autopista de Ahn Sohye esta había sido sometida a varios episodios de violencia antes de que finalmente fuera asesinada.
La torturaron.
Le habían arrancado un par de uñas y el dedo meñique de la mano izquierda había sido amputado, dejando la piel colgando desgarrada y el hueso quebrado sobresaliendo, además de que tenía cortes en los muslos que coincidían con las dimensiones de un objeto corto-punzante pequeño y afilado. Tenía fracturas en tres costillas y una serie de hematoma en el pecho y brazos que se habían descartado como post mortem.
Sohye había luchado, se había resistido tanto como había podido como para terminar tan maltratada, sin embargo tenía una fea herida en la frente que debió haberse hecho cuando lanzaron el cuerpo al barranco a un lado del camino desde algún automóvil en movimiento. Había sido asesinada con un disparo en el cráneo, justo desde la coronilla de su cabeza hacia abajo, el cabello cubría el hoyo del disparo y el orificio de salida estaba en el medio de su nuca.
Todo coincidía con el modus operandi de la mafia china, la triada, su proceder tenía una serie de características, como su marca de agua y esa marca de agua había sido puesta en Ahn Sohye. Justo debajo del pómulo—en la mejilla izquierda— tenía una serie de cortes que se conectaban, formando un tipo de estrella de tres puntas. Según los informantes de Yong-sun, esa estrella era la tarjeta de presentación y distintiva de Xin Zedong pera sus negocios ilícitos en el mercado negro.
Era oficial, había empezado.
Ahn Sohye había sido una advertencia, el ultimátum antes del verdadero desastre, por supuesto era un mensaje, el “Comienzo” de ese tipo de guerra retorcida que se estaba cocinando entre Xin y el departamento de policía de ese distrito de Amnam-dong.
Park Jimin era otro factor digno de preocupación desde el ojo policial, su recuperación era definitivamente favorable y debía salir de alta ese día—tal vez, solo tal vez iría para estar presente ahí—sus compañeros habían estado constantemente cuidando del chico por órdenes de la detective Kim, era un alivio que se había montado una especie de guardia por turnos en la habitación de Park Jimin, eso lo hacía sentir más tranquilo, el chico tendría un par de ojos extras sobre él todo el tiempo y además podrían estar atentos por si Zedong hacía algún movimiento respecto a él, las posibilidades no apuntaban exactamente hacía esa dirección, parecía más una riña con las autoridades que con el mismo Park, sin embargo, Ahn Sohye había sido solo un civil que había estado en el lugar equivocado y en el momento equivocado, ahora estaba muerta, así que las posibilidades no era exactamente inexistentes. Y si era sincero, Jungkook se sentía más tranquilo con la vigilancia establecida, podía respirar respecto al asunto y mantenerse al margen en lo que las aguas entre el y Jimin se asentaban, la sensación de preocupación seguía picando bajo su piel, pero podía sobrellevarlo lo suficientemente bien.
Si, era un tipo paranoico de extremos pero sus instintos de punta la mayoría del tiempo parecían funcionarle perfectamente bien.
—Jeon—la voz de Yong-sun llamó a sus espaldas cuando estaba por cruzar la puerta de la salida de la estación—¿Qué tal el día?—había llegado a su lado y juntos caminaban rumbo al restaurante del frente a almorzar, como solían hacerlo la mayoría del tiempo. Los tacones de aguja de la mujer repiqueteaban sobre la acera.
—Ha estado tranquilo, aunque el teléfono no ha dejado de sonar, parecía que Seokjin iba a prenderse fuego de la frustración.
La mujer rió ante sus palabras.
—No tiene mucha paciencia—añadió.
—Precisamente por eso no entiendo por qué es nuestro secretario—bromeó y Kim le codeó en el costado.
—No bromes así, te arrancará la lengua si te escucha—Jungkook sonrió, podía ver a Kim Seokjin ponerse rojo de la indignación producto de su insolencia, molestarlo era refrescante en esos días, aunque hasta el propio Jin siendo tan bromista estaba de los nervios y era perceptible, todos lo estaban—Te he visto entrando al laboratorio hoy.
Jungkook se detuvo, abriendo la puerta del local para que ella pasara primero.
—Si, he estado pasando un par de horas con Sin-u pero no hemos encontrado nada contundente o sólido para poder mostrarle al juez y que oficialmente se abra un caso contra Xin—Yong-sun lo observó desde adentro esperando que el pasara por el arco de la puerta, con los brazos cruzado sobre el pecho y una expresión pellizcada en su rostro.
—Deja a nuestros forenses hacer su trabajo Jeon y puede que no deba decir esto como tú jefa, seguramente no escuches pero deberías relajarte mientras puedas—recomendó en voz baja mientras ambos estaban a solo unos pocos metros de la mesa en donde sus colegas estaban reunidos—Hoy le dan el alta a Park Jimin, ve por el y observa el terreno, confío en mis agentes, pero lo hago especialmente en ti Jungkook, por eso quiero que estés ahí personalmente.
El lo había considerado pero no lo había pensado con verdadera seriedad hasta ese momento.
—Sun yo-
—Wang—ella interrumpió sus palabras antes de que pudiera negarse. Jackson Wang le dió toda su atención apenas escuchó su llamado, dejando la conversación que mantenía con Choi en un hilo sin pensarlo dos veces por lo que los demás presentes en la mesa no escatimaron en molestar cuando Choi bufó y negó resignado—¿Hoy es su turno de custodia en el hospital donde está Park Jimin verdad?.
—Así es detective—su voz había salido apretada y sus mejillas estaban anormalmente rojas, no era un secreto para nadie el interés romántico de Jackson por la detective Kim—Mi turno es luego de que termine el de Lee y lo acompañaré hasta su casa como se me ha ordenado.
Yong-sun asintió, volviendo a voltear hacia Jungkook que la observaba con la resignación inundándolo, la excusa de dar tiempo a que Park se calmara se había ido por el caño y lo sabía.
—Acompaña a Wang, Jeon—ordenó y solo pudo asentir, dejando caer los hombros. Ella se acercó entonces, para hablar en murmullos que eso ellos escucharan—Tengo un mal presentimiento, verifica que la salida del hospital salga bien y pon a Park a salvo, sabes a lo que me refiero.
Un escalofrío se deslizó por su espina dorsal, porque el también tenía un mal presentimiento. Comer fue definitivamente difícil luego de eso, su garganta se había cerrado y parecía que no podría bajar alimento alguno.
____
Era una locura.
Un grupo de personas con carteles y megáfonos se habían reunido frente a la comisaría poco después del horario del almuerzo, después de todo una manifestación pública si había estado cociéndose y ahora estaban causando disturbios con sus pancartas protestantes mientras su líder gritaba sus inconformidades y poco después las porras le seguían, estaban allí exigiendo justicia para Ahn Sohye en nombre de todas las mujeres, jóvenes y adolescentes que eran secuestradas y asesinadas al año sin que alguien hiciera justicia por ellas. La policía no había dado mucha información debido a la necesaria confidencialidad y la prensa se las había arreglado para desfigurarlo de tal manera que pareciera que ni siquiera habían abierto una investigación verdadera más allá que para hacer el visto bueno del ojo público.
Los autos no podían transitar por el grupo de personas en medio de las calles y había un gran atasco en el transporte de la zona, siendo esa una de las avenidas principales el tráfico estaba siendo bastante afectado con todo el meollo. Apenas había podido sacar el auto del parqueo antes de quedar atrapado tras una fila de autos que apenas avanzaba, era exasperante y era anormalmente consciente del reloj en su muñeca, con el movimiento del minutero poniéndolo de los nervios, sin poder esperar un minuto más encendió las sirenas con las luces intermitentes de azul y rojo de la patrulla y finalmente hubo movimiento en la fila de autos, que se apartaron lo suficientemente para que al fin pudiera pasar.
Llegó al hospital con casi 1 hora de atraso al horario que había dicho que lo haría, pero al menos había llegado, el pasar por las puertas de la entrada irónicamente el interior estaba tan revuelto como las calles, los médicos y enfermeras corrían de un lado a otro, la sala de espera estaba atiborrada en personas, a la distancia pudo ver a un par de heridos, uno de ellos con una venda en la frente y el otro tenía el hombro en una posición extraña, a su vez podía escuchar los sonidos constantes de las ambulancias, un accidente de tráfico debía ser, uno grande con todo el caos que se había sumido sobre el personal de salud.
Se arrastró tranquilamente por la sala sin que alguien le preguntara o detuviera como normalmente lo harían, con su dirección fijada rumbo al ascensor, esperó por él, con las botas militares repiqueteando sobre el suelo en impaciencia y los brazos apretados sobre el pecho, cuando finalmente el aparato llegó se subió marcando el piso correspondiente, esperando con la espalda apoyada contra las paredes de metal brillante, apenas se detuvo en un par de pisos antes de su destino, una adolescente se subió, con los cascos en sus oídos y moviendo la cabeza al ritmo de la melodía que debía estar escuchando, un treintañero con un costoso traje Armani ingresó en el piso en que la niña bajó y estuvo pendiente a su reloj de un modo que le causó impaciencia a él mismo, cuando finalmente se bajó un par de pisos más arriba había dejado la impaciencia arraigada en Jungkook.
En su piso salió disparado apenas las puertas se abrieron, con los pies ligeros sobre el mármol brillante del suelo y acomodándose la camisa del uniforme. En comparación de los pisos inferiores ese estaba quieto, apenas se cruzó con algunas enfermeras que le dieron un asentimiento educado que se aseguró de devolver y un anciano que caminaba cuidadosamente llevando consigo su intravenosa conectada en el brazo, todo estaba tranquilo.
Demasiado tranquilo.
Apresuró aún más el paso y dobló la esquina casi corriendo hasta llegar a la puerta que buscaba, su mano se dirigió a la manija y apenas la tocó se detuvo, con los sentidos en punta y los dedos rígidos sobre el metal frío.
Estaba abierto.
Puede que solamente alguien se hubiera olvidado de cerrar en un descuido, ese tipo de cosas pasan todo el tiempo en los hospitales con el constate flujo de personas entrando y saliendo que hay a menudo pero ese no parecía ser el caso, ya sería demasiada causalidad, la manifestación, el tráfico, el supuesto accidente, los pasillos solitarios y la puerta abierta, eran una serie de sucesos que separados no nos harían voltear la mirada o pensarlo demasiado, pero juntos, todo unido como estaba sucediendo en ese momento era…simplemente demasiadas “casualidades” juntas, era raro, muy raro.
Con el corazón martillándole errático en el pecho empujó suavemente la puerta, la cual se deslizó fácilmente con un chasquido que inundó el silencio antes de dejarle ver el escenario al que se enfrentaba.
Jackson Wang estaba a algunos escasos metros de la puerta, tirado en el suelo, con los ojos oscuros opacos abiertos de par en par y con la vida deslizándose de ellos, los cabellos que alguna vez lucieron un bonito castaño oscuro estaban mojados por la pegajosa sustancia roja. Su uniforme azul se tiñó en el rojo de aquel charco de sangre sobre el que estaba tirado, su mano izquierda estaba estirada hacia la radio que estaba a unos centímetros delante de él, como si luchara por llegar a ella.
Había un hombre de espaldas junto a la cama, se notaba corpulento bajo la bata blanca de doctor que llevaba puesta, un arma con silenciador estaba sobre el buró frente al cuál estaba parado preparando algo, tan centrado que no había notado su presencia aún en la habitación.
Su mano se aferró a su arma en la cadera y la tomó entre sus dedos, su mirada se fue a Jimin sobre la cama que parecía disfrutar tranquilamente de sus horas de sueño, ¿lo habían sedado?, posiblemente. Se quedó quieto, pensando cuál debería ser su siguiente movimiento, tenía el factor sorpresa, esa era una ventaja pero dudaba que el tipo se entregara pacíficamente si lo amenazaba con su arma o autoridad, podría aprovechar para dispararle a Jimin—ese parecía su propósito ahí después de todo—sin importar que él le dispara también, eso no era raro con los matones de la mafia, matarlo era simplemente inimaginable, lo necesitaba vivo, necesitaba algún cabo del que comenzar a tirar y si le disparaba en algún sitio que no apeligrara su vida entonces el hombre debería estar internado en el hospital y eso estaba pasando justo ahí, posiblemente el jefe del tipo mandaría a alguien a aniquilando antes de que el matón pudiera abrir la boca con la policía.
Tenía que noquearlo, era la opción más factible, con los oídos pitando dió el primer paso, pisando lo más suave posible sobre el suelo mientras se acercaba a la figura que seguía ensimismado en lo que hacía, su mueca fue incrédula al ver como preparaba unas rayas lo que suponía era coca sobre la mesa blaca. Otra zancada con éxito siguió y luego otra, estaba cerca, era otro paso y entonces lo golpearía con la culata del arma, era un plan con éxito casi que garantizado.
Casi.
Cuando su pie izquierdo se movió el frente algo sonó bajo su bota, lo suficiente alto para que hombre lo notara y se volviera hasta encararlo casi en un parpadeó. A duras penas pudo agacharse a tiempo antes de que el cañón de la pistola chocara directamente sobre su frente cuando el tipo embistió contra él, dejando caer su propia arma en algún lado en el proceso al deslizarse de entre sus dedos, la bala saliendo como un ráfaga casi imperceptible para dar en la pared del frente con un chasquido de desgarré al enterrarse en el concreto.
Estaba en cuclillas, el tipo disfrazado de médico aspiró la nariz con fuerza, con la punta embadurnada del polvo blanco, sus ojos oscuros y sádicos con las pupilas amplias resaltaban en todo el fondo claro de su porte, viéndose atemorizante desde su reducida altura.
Una patada llegó desde arriba con fuerza y apenas pudo cubriese con un brazo antes de que cayera en el costado de su cabeza, el fuerte impacto lo tambaleó, causando que su visión se difuminara un par de segundos mientras la zona izquierda de su cara ardía como si se le hubiera prendido fuego, su le había roto la piel del interior de la mejilla al golpeársela contra los dientes, el gusto de la sangre explotando en su lengua. El tipo movió la mano en la que tenía la pistola para dispararle nuevamente, Jungkook usó todo el impulso posible que podía obtener de la desfavorable posición en la que estaba y arremetió un golpe en la rodilla derecha, su mano escoció tan fuerte que tuvo que morderse la lengua para no dejar salir el alarido de dolor—al menos había funcionado—el tipo se tambaleó, perdiendo el equilibrio por el golpe que había sido impactado sobre su rotula y cayó sobre el suelo con la rodilla lastimada, machacándola aún más soltando un jadeo apretado de dolor.
—Hijo de puta—lo escuchó gruñir.
Era su oportunidad. Jungkook se impulsó hacia arriba como un resorte, sus manos se aferraron a la mano con el arma de fuego del falso doctor, luchando por quitársela y comenzando así un forcejeo. La pistola salió disparada por el suelo. Un pie del tipo se coló entre los suyos haciéndolo perder nuevamente el equilibrio y quedar ambos luchando sobre el suelo. Golpeó sus costillas, una, no, dos veces seguidas antes de que el tipo arremetiera y volteara su rostro del fuerte puñetazo que le proporcionó, dejándolo aturdido y con puntos negros en su visión, la cabeza le daba vueltas cuando sintió las manos ásperas cerrándose alrededor de su garganta, como un grillete en su cuello el agarre castigador, podía sentir su cara arder mientras el aire no llegaba a sus pulmones.
—Muere escoria—el aliento rancio se filtró en su nariz mientras observaba la expresión salvaje de su posible asesino—¡muerete, muerete!
El pánico lo abordó, luchando desesperado por sacárselo de encima, sin éxito, se retorció lo más que pudo intentando desestabilizarlo, cuando no funcionó y la presión en su cuello era tanta que temía que le quebrara la garganta se impulsó de sus piernas, elevando la cadera descontroladamente intentando quitárselo, el tipo sentado sobre su pecho se tambaleó un poco y el agarre se suavizó unos segundos antes de que la presión volviera con mayor fuerza aún, haciéndolo boquear como un pez fuera del agua.
El tipo quería terminarlo, acabar con todo de una vez, se preguntó se esa era la manera en la que moriría, por asfixia, pero no, se oponía a morir ahí, su rehusaba a ese final. Con las fuerzas que le quedaban dió un par de puñetazos más, uno en las costillas, otro en el estómago, el tipo jadeo de dolor pero el agarre se mantuvo, la desesperación estaba inyectada en él, podía sentir que en cualquier momento se acabaría su resistencia, sus manos se removieron desesperadas por todas partes, abriendo la boca como un maniático intentando alcanzar el oxígeno que se le negaba a ser entregado. En su locura sus dedos rozaron algo metálico sobre el suelo y lo estrechó entre su temblorosa mano, el conocido tacto lo hizo sacudir la cabeza intentado disipar esa bruma en su visión.
El seguro se quitó en un chasquido y en un parpadeo golpeaba el cañón de una pistola contra el cráneo de su agresor, la mirada sádica del tipo se deslizó y dio lugar al miedo. El disparo resonó poco después.
La sangre caliente le bañó el rostro y el cuerpo inerte se desplomó sobre él, solo entonces pudo volver a respirar, con la garganta magullada y la conciencia rota.
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