Capítulo 12

Capítulo 12

Había estado horas en la misma posición, apenas variando su postura, su espalda picaba de el tiempo que había estado con ella recta, en latigazos de dolor reflejando lo incómodo que se sentía, apenas podía sentir el trasero por el tiempo corriendo y el siguiendo sentado sobre la dura banqueta metálica de la sala de espera.

Los paramédicos afortunadamente habían llegado pronto y Park Jimin había sido llevado a la sala de emergencias, había sido un desastre, los paramédicos gritándose unos a otros para subir al paciente lo más pronto posible a la ambulancia y llevarlo al hospital, apenas se las había arreglado para conducir hasta la institución médica siguiendo el vehículo mientras luchaba con el desastre tembloroso de sus manos y la sensación de sus tripas apretándose queriéndolo hacer vomitar, la imagen del chico, viéndose tan delgado y pálido, tan vulnerable que parecía que se quebraría con el roce de una pluma, los labios tornándose púrpuras y las bolsas oscuras demasiado marcadas bajo sus ojos, dándole un aspecto moribundo y enfermizo. El pensamiento de que si su llegada hubiera sido minutos después Park Jimin podría estar en la otra vida le causaba escalofríos.

—Iré a la cafetería—informó Yoongi que estaba sentado a su lado, lo había llamado y cuando Jungkook le informó la situación había ido a hacerle compañía, era un buen amigo—¿Quieres que te traiga algo de beber?.

—No, estoy bien así, no te preocupes—pudo sentir los ojos ajenos taladrado su costado y mirarlo fue inevitable—¿Qué estás pensando?, solo suéltalo.

Yoongi suspiró y apretó los labios mientras se rascaba en la unión de la frente y el cabello, como cada vez que quería decir algo pero no estaba seguro de ello.

—Sólo estoy preocupado por ti Jungkook—confesó, colocando suavemente su mano sobre su hombro y haciendo un poco de presión—luces desgastado y estresado y no recuerdo cuando fue la última vez que tomaste unas vacaciones—su expresión se había suavizado hasta ser condescendiente y azucarada y pocas veces Min Yoongi mostraba libremente sus emociones. Su voz fue aterciopelada cuando dijo:—Es un buen momento para un descanso Kook, lo sabes.

Ciertamente lo sabía, él lo había pensado varias veces también. Esos días las cosas habían sido inusualmente problemáticas y parecía agravarse cada vez más, como una enredadera que crece y crece hasta cubrir en su totalidad el árbol más fuerte y frondoso del jardín, sin embargo, por más que lo deseara—y necesitara—simplemente no podía solicitarles sus vacaciones a su jefe e irse de rositas a empollar en su sillón mientras ve programas de deportes y finge que el mundo al otro lado de su puerta es de igualmente color pastel, posiblemente le tumbaran la puerta a disparos si decidiera algo así si es que no lo hacían igualmente bajo cualquier circunstancia; no podía escabullirse de ese asunto, porque era totalmente de su incumbencia, era de los principales involucrados—incluso más que Yong-sun—era algo más personal. Si los últimos acontecimientos eran efectivamente responsabilidad de la mafia china esconderse no era una opción viable en absoluto, además de que no les dejaría a sus compañeros encargarse del problema y solo sacudirse sus propias manos y seguir adelante como si nada.

—No puedo—cuando Yoongi soltó un suspiro derrotado fue su turno de dejar su mano sobre su hombro e intentar reconfortarlo—Te agradezco que siempre cuides de mi Yoon, realmente lo hago, pero no puedo hacerte caso esta vez, estoy demasiado metido en este asunto para escaparme, lo sabes bien.

—Nunca haces caso de todas formas—murmura sacándole a Jeon una pequeña sonrisa.

—Tienes razón—condescendió—Lamento arruinar tu día libre, por cierto.

Yoongi igualmente le dedicó una sonrisa con una mueca de resignación, antes de murmurar que volvería pronto y alejarse a paso lento por el pasillo hasta desaparecer al doblar en la esquina correspondiente.

Jungkook soltó un suspiro y curvó su dolorida espalda, apoyando los codos sobre las rodillas y llevándose las manos a los rubios cabellos, se preguntaba si era la decisión correcta, si seguir su moral y principios estaría bien por esa vez, tal vez solo debería apartarse de todo y tomarse un descanso, dejar de desgastarse y salvaguardarse de esa tormenta que pintaba ser desastrosa.

—¿Familiares de Park Jimin?—inquirió uno de los médicos y se apresuró a levantarse y acercarse al hombre. El médico le dió un vistazo como si lo estudiara, seguramente por su uniforme o la notable falta de familiares aparte de él pero no mencionó nada al respecto—Soy el doctor Chan, estoy al frente del cuidado de Park Jimin. El señor Park está estable, afortunadamente fue traído al hospital con rapidez y pudimos administrar medicación pronto, lo tendremos en observación pero debería poder recuperase eventualmente.

Jungkook soltó el aire contenido, sintiendo como si le quitaran una gran roca de encima para que pudiera volver a respirar más cómodamente.

—¿Usted fue quién lo encontró cierto?—Jungkook asintió—debo decir que fue realmente afortunado que usted llegara en ese momento, el señor Park mezcló una gran cantidad de antidepresivos con alcohol, hacer esto causa que se exacerbe el afecto del medicamento y sea mucho más fuerte.

Jungkook tragó con fuerza, sintiendo la boca seca, Park Jimin podía estar muerto en ese momento, ya fuera por su mezcla de antidepresivos con alcohol o ahogado en su bañera por el efecto de la mezcla, pensarlo causaba que se le apretara el estómago.

—Le recomiendo que el señor Park programe una visita al psicólogo una vez sea dado de alta, en cuanto a usted, debería ir a casa—le recomendó el hombre—el paciente aún tardará en despertar, vaya a descansar.

—Muchas gracias, lo tendré en cuenta.

El doctor le dió un asentimiento y luego se marchó y a pesar de las recomendaciones de este no se movió de su lugar, se mantuvo ahí, sin moverse del hospital, Yoongi se había marchado a la siguiente hora y él siguió esperando incesante las siguientes. El tiempo pasó como un borrón en su mente aturdida, silencioso pero aplastante, el dolor en sus músculos era martillarte y el cansancio mental estaba llegando a su límite, estaba por darse por vencido, ir a casa, tomar un baño e intentar descansar, Yong-sun lo había llamado un par de veces para preguntarle por el estado de Park y el estaba por lanzar su celular por la ventana en cualquier momento, fue entonces cuando el médico de cabecera del Park Jimin apareció de vuelta y le informó finalmente lo que tanto había esperado.

—El paciente está despierto—informó, el hombre tenía ojeras y destilaba cansancio, contrastando con su aspecto inmaculado de horas atrás, luciendo decaído por su turno de noche. Seguramente el estaría igual o peor—usted ha estado esperando todo el tiempo así que le he informado apenas hemos verificado que pueda hablar con usted—Jungkook asintió comprensivo, levantándose y siguiéndolo en silencio por los pasillos apenas el hombre le hizo el gesto de hacerlo—no sea demasiado severo con él, está algo aturdido aún—y diciendo eso se detuvo frente a una habitación, en referencia a su posición como oficial de policía, la gente podía tener unos criterios muy interesantes a veces. Pudo ver a través de la ventana la silueta tumbada sobre el colchón, piel pálida y una maraña de cabello negro sobre la almohada blanca.

El médico se retiró, alegando que estarían cerca y Jungkook lo vió marcharse en silencio, fue entonces que suspiró, armándose de valor antes de tomar el pomo de la puerta y girarlo.

Efectivamente Park Jimin estaba sobre la cama, mirándolo ahora notaba detalles que no había notado antes debido a la ajetreada situación en que lo había encontrado en su casa, su rostro estaba definitivamente más delgado, sus mejillas se habían reducido notoriamente y sus labios gruesos estaban pálidos resaltando las perforaciones de metal que seguían ahí, también, sus clavículas se veían muy marcadas en la porción de su torso que dejaba ver la bata de hospital. Sus ojos negros le daban una mirada agotada sin mostrar alguna emoción más en particular y tenía ojeras marcadas.

—¿Cómo te sientes?—no estaba seguro de cómo iniciar una conversación en ese momento y Jimin le mostró una sonrisa irónica acentuada por su mirada desaprobatoria antes de libertad su lengua afilada.

—Me siento como si estuviera en la jodida fiesta de cumpleaños de la mocosa gritona que ama los unicornios—su voz salió ronca y arrastrada—¿cómo cree que me siento oficial Jeon?—la ironía venenosa por supuesto no se había hecho esperar y Jungkook ciertamente solo pudo suspirar y acercarse a la silla junto a la cama para tomar asiento sin dejar de escuchar como Park arremetía contra él—por si las dudas ya se lo digo yo, me siento como una puta mierda, primero estoy en mi casa suicidándome y luego me despierto en el jodido hospital porque el oficial rompe pelotas se ha propuesto joderme la vida. ¿Quién te crees que eres eh?, ¿¡quién te crees!?—su voz se elevaba a medida que seguía hablando y parecía que estaba a punto de ponerse frenético, Jungkook para ser sincero no lo culpaba, Park tenía su punto después de todo, como mismo él tenía el suyo—¿Cómo te atreves a tomarte atribuciones sobre mi?, ¿de eso se trata?, ¿te crees que por salvarme el culo una vez ya tienes derecho sobre si vivo o muero?, ¡¿cuál es tú puto problema Jeon!?.

—Cálmate—le susurra con la voz pellizcada a un Park que respiraba como una fiera furiosa y su rostro se había puesto de un rojo brillante por la rabia.

—¿Me dices que me calme?, ¡¿jodidamente me estás diciendo que me calme!?.

—¡Tú no querías morir Park!—elevó la voz de vuelta cuando su cabeza pitaba por una jaqueca y Park Jimin se veía colérico como nunca, su voz no había llegado a los gritos como lo hizo el otro chico pero había hablado lo suficientemente alto y mordaz para que se tomara una pausa en sus despotricadas—realmente no lo querías y ambos lo sabemos.

El contrario le daba una mirada como si estuviera jodidamente loco antes de soltar una carcajada irónica y carente de gracia, como el chirrido de algo que se ha arruinado.

—¿De que mierda estas hablando?, ¿ahora por qué habláramos un par de veces te crees que sabes algo sobre mi?—escupió—deberías salirte de toda esa mierda que tienes en la cabeza, no tienes ni idea.

—Tienes razón—condescendió—no tengo idea de nada, no te conozco a ti ni a tu historia, como tampoco conozco tus razones o falta de ellas, pero hay algo que si sé y que no puedes negarme, Park Jimin—sus palabras eran firmes mientras esos ojos avellanas lo miraban con una tormenta en ellos—tú no querías morir ese día, puedes indignarte todo lo que quieras pero en el fondo una parte de ti está de acuerdo conmigo, sabes que hay una parte que está aliviada de que frustrara tú muerte y eso es lo que te molesta tanto.

—Estás tan jodidamente mal.

—Ese es justo el problema, que no lo estoy. Si estas tan convencido de nuestras posturas en esta conversación dime algo entonces, ¿por qué dejar la puerta del baño abierta?, ¿por qué dejar el grifo abierto también?, es tú casa, no hay manera de que no supieras del problema que tiene la cerradura, que si elevas la puerta y la fuerzas un poco el seguro cede, no hay manera de que tú no supieras eso y todo fuera una simple coincidencia, ¡las coincidencias no existen ni una mierda!, sabías que el agua saldría al pasillo y puedo apostar que esperabas que le importara a alguien lo suficientemente como para ir por ti, solo que no eres lo suficientemente valiente para admitirlo.

—He terminado de oír tus estupideces, lárgate de aquí Jeon—gruñó, con la mandíbula tan apretada que toda la zona se notaba lo tensa que estaba por la presión y sus ojos avellana estaban extrañamente brillantes en una emoción que no pudo descifrar antes de que su mirada fuera oculta por sus pestañas oscuras.

—Bien, me iré—aceptó mientras se levantaba y el metal sobre el suelo sonaba quejumbroso—un oficial vendrá a cuidar de ti hasta que te den de alta en un par de días—sus pasos sonaban por la habitación, deteniéndose junto a la puerta.

—No necesito que un sabueso venga a cuidar de mi.

—No está a tu elección de todas formas, solo te estoy informando, es una decisión tomada.

Lo escuchó gruñir.

—Bien, solo evita mostrar tu cara por aquí, no tengo paciencia para tratar contigo—la voz irritada y rasposa de Park Jimin fue lo último que escuchó antes de salir de la habitación.

Respecto a su pedido, él lo hizo, no volvió a la mañana de ese día, tampoco al siguiente.

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