Suicidal Girl


Alguien en algún lugar sabrá de mi desdichado corazón

Esta justo en frente de mi, pero no puedo encontrarlo

Estoy volando solo en esta oscuridad en mi noche solitaria

Estoy volando solo en esta oscuridad, con un corazón triste

¿Por qué no lo sabes?Incluso si soy una existencia pequeña.

No me pisotees, ven conmigo

Tus palabras y acciones descuidadas me descomponen

Me acorralan, aunque lo niegues

Me escondo detrás de la burla, no me busques


Hay un mundo vacío y profundo en mi corazón, sálvame

Quiero reiniciar


(Reset - Tiger JK)


Esta historia posiblemente podría ser sobre mí, sobre cómo llegué al lugar en el que estoy, pero contar aquello sería muy triste y poco significativo, porque no estoy vivo ya. Sin embargo, la persona de la que les contaré a continuación, sí lo está.

Por ello, esta historia comienza con ella.

Kim Hyun Ah. De cariño le comenzaron a decir Hyuna, todo mundo le dijo así después y yo también lo hice. La primera vez que la vi, pensé: esta chica no sabe nada de la vida. Tenía razón y su ceño fruncido me decía a cada momento lo mal que se la estaba pasando conmigo.

—No me convencerán, trayéndome con un enfermo no me harán sentir mal — fueron las primeras palabras que me dijo, lo primero que me dedicó.

Yo ya no gastaba mi poco tiempo de vida frunciendo el ceño, yo simplemente sonreía, quería pasarla haciéndolo porque quizá no podría volver a mostrar una sonrisa al mundo y menos a una chica tan guapa.

—Lo mismo dije yo, trayéndome a una chica infeliz no me harán sentir feliz, aunque me esté muriendo — fue entonces cuando comenzó a verme de verdad.

Abrió su boca ligeramente, como si estuviera ofendida y digo 'como', porque aquí el ofendido debería ser yo. Tenía un hermoso rostro, seguramente muy popular, con miles de chicos detrás de ella, ¿por qué querría morirse una chica con tanto futuro por delante?

—¿Cómo te llamas? — Optó por preguntar luego de mi comentario, sonreí ligeramente sólo para exasperarla.

—Yong, Lee Yoong — estiré mi brazo hacia ella, lo miró dubitativa — anda, el cáncer no se contagia

—Gracioso — y la estrechó con cuidado, fijando sus ojos en nuestras manos que se tocaban. Cuando se separaron, volvió a echarme una mirada — ¿De qué estás enfermo?

—Cáncer, supongo te refieres a qué tipo de cáncer tengo — ella asintió, me pregunto si se sentía algo tonta — Pues, primero comenzó como Leucemia, algo así como tres años de quimioterapia, cuando creyeron que acabaría...no, Yong, debes morirte y ahora es como — traté de buscar alguna analogía — dos conejos reproduciéndose en un cuarto — hizo una mueca de ligera repugnancia, está bien, soy pésimo con las analogías.

—¿Cuánto tiempo de vida te queda?

—Oh, cuánta confianza — me burlé de ella, no parecía tan reservada al lanzarme preguntas que muchas personas se callaban enfrente mío — Si tengo suerte, lo suficiente para llevarte a la cama — alzó una ceja — como dos semanas — mi humor empeora con cada día, mi culpa, lamento si parezco un idiota.

—¡Ja! En serio, que buena rutina tienes — reía falsamente, sus labios rojos se abrían ligeramente para dejarme ver sus perfectos dientes blancos.

—Olvídalo, me tomará eso de una semana — dejó de reírse para mostrarme su dedo de en medio. Ahora yo reí — Niña boba que se quiere morir, ¿cómo te llamas?

—Kim Hyun Ah, aka, Hyuna, para ti...la chica que te hará sentir más miserable de lo que eres — me señaló con su uña perfectamente pintada de rojo, comenzaba a sospechar que era su color favorito.

Sonreí de lado, ahí comenzaba nuestra pequeña historia de amor.

***

Cuando escuché la idea del líder del grupo de apoyo al que iba, sobre emparejarnos con su otro grupo de apoyo a chicos suicidas, pensé que era una locura. Había una de dos, esos chicos se volvían más deprimidos o nosotros nos volvíamos más deprimentes. Quiero decir, es algo como: ¡Hey! No soy tan miserable como pensaba, porque tu existencia me hace sentir mejor y no moriré como tú.

En serio, una pésima idea. Yo no quería, para nada, estaba a punto de declinar, hasta que...

—La chica con la que te emparejaré, es muy guapa — intentaba convencerme Namjoon, el líder de ambos grupos, servicio que hacía como mero pasatiempo.

—Vale, lo haré — era muy fácil, pero vamos, me estaba muriendo y quería al menos tener algo de diversión.

Aclaro aquí que, no es como si pensara que me fuera a acostar con ella, simplemente ver un bonito rostro podría hacer menos miserable a alguien y si ese alguien era yo, mucho que mejor.

Eso fue lo que pasó antes de que terminara en una habitación con Hyuna, nuestro primer encuentro de muchos que vendrían a desarrollarse. Para nuestra segunda sesión estaba listo a sacarle la sopa, a preguntarle qué llevaba a una chica de su calibre a querer cortarse las venas en la bañera (aclaro que era cómo me imaginaba se intentó suicidar).

—¿Por qué te quisiste matar? — Directo, simple y elegante.

—No te incumbe — frunció el ceño.

—Niña boba, tú no sabes nada de la vida

—¿Y tú sí, chico desahuciado? — llevé ambas manos a mi corazón.

—Eso dolió, ah, mi corazón — me quejaba dramatizando, como si me hubieran lanzado una daga.

—Realmente, eres un idiota

—Sí, lo admito, pero al menos sé que lo soy, tú ni eso sabes — sopló hacia arriba, moviendo su flequillo — ¿Tu color favorito es el rojo? — ladeó la cabeza, sí, cambié mucho de tema.

—Supongo, me gusta mucho usarlo

—Supones... ¿tienes hambre?

—Claro

—Vamos por una hamburguesa entonces — me levanté de mi feo asiento, directo hacia la salida.

—Espera — me jaló deteniéndome con su mano, era la primera vez que nuestros cuerpos se tocaban — No podemos irnos de aquí

—Anda, no seas aburrida — animé señalando la puerta con mi cabeza. Se lo pensó por varios segundos hasta que dejó ir mi brazo.

Veinte minutos después estábamos comiendo una hamburguesa el uno frente al otro.

—¿Ya me dirás por qué te quieres morir? — Pregunté, ella estaba tomando de su refresco con el popote, logrando que sus mejillas se inflaran ligeramente, muy adorable.

—Cosas personales

—Yo creo que la mayoría de los suicidas quieren matarse por cosas personales — asentía la cabeza mirándola como: por favor, no seas tan tonta.

—Lo sé, es la manera de decirte que no te metas — recalcó lo último.

—¿Por qué? ¿Piensas que me burlaré? Anda, que cualquier cosa que me digas será mi burla, yo soy la burla de la misma ciencia, ¿comprendes? — ella negó con la cabeza, seguía renuente — Está bien, no me burlaré, pero dime — casi rogaba, yo quería conocer, ¿por qué? No lo sabía en ese momento.

—Bien...— bajó la mirada, su semblante cambió tan de repente — Mi madre murió cuando yo tenía cinco años, no recuerdo mucho de ella...mi padre por otro lado, se la pasaba lejos de casa por trabajo y yo sinceramente me deprimí mucho...en todo caso, no puedes preguntarle a un suicida por qué es uno, cuando no es más que un acumulamiento de cosas...

La observé por varios minutos, tenía razón, probablemente era un sinfín de eventos catastróficos que le llevaban a sentirse mal, por suerte, mi motivo tenía nombre y apellido, la ligera diferencia era que lo mío fue inevitable.

—Umm — murmuré mientras sorbía de mi refresco.

—¿Ahora viene tu sermón sobre lo hermosa que es la vida? — Preguntó, a lo que yo casi me ahogo. Tosí por varios minutos antes de poder hablar.

—No, niña boba, no te creas que tengo la respuesta a todo, estoy más que resignado a morir. Soy el menos indicado para darte motivos para vivir — indiqué, realmente no me sentía con el ánimo de solucionarle la vida.

—Entonces, me quedaré a tu lado, para sentirme mejor conmigo misma — sonrió mostrando todos sus dientes.

—Bien, pero te advierto que soy todo menos divertido — acepté.

***

Hacía mucho tiempo que dejé de ir a la escuela, demasiado tiempo en hospitales y debería estar saliendo de la preparatoria, pero en cambio me la pasaba en casa. Mirando el techo, leyendo libros, viendo series y películas.

—Lo que más me lamento, es no poder ver la continuación de esa serie, parece interminable — me quejé, mi madre lavaba los platos en la cocina.

—No digas eso, hijo, podría ocurrir un milagro — no me burlé por respeto, ya demasiado tenía ella con un vástago tan enfermo — ¿Por qué no sales? Has estado tanto tiempo encerrado

—¡Bien! — salté del sillón listo para irme.

¡Já! Se la creyeron, fui directamente a mi cama.

Tenía planes de seguir durmiendo hasta que recibí un mensaje de la niña boba.

"¿Puedes venir por mí a la escuela?"

Iba a responderle algo sarcástico hasta que recibí otro.

"Por favor"

Era algo serio, seguramente. Salí de ahí acomodándome la ropa y el cabello lo mejor que pude.

—Pensé que no saldrías — dijo mi madre al verme pasar tan apurado.

—Regreso en la noche — contesté antes de azotar la puerta e irme.

Bien, no era el chico más rico, los tratamientos dejaron pobre a mi familia y mi único medio de transporte era mi bicicleta. Déjenme decirles también que mi condición física era terrible, por momentos creí que llegaría como fantasma a donde ella, sin embargo, lo logré. Afuera de la entrada principal estaba ella con su uniforme gris, camisa blanca con un moño rojo en el cuello, falda gris, calcetas negras largas, dos coletas simulando ser sexy pero tierna a la vez...bah.

—Qué rápido — dijo indiferentemente.

—Casi dejo todos mis órganos tirados en el camino — mi respiración estaba agitada, a punto de gritarle que no jugara conmigo de esa forma o me iría antes de tiempo.

No me dejó quejarme porque se subió atrás de mí en la bicicleta.

—Anda, pedalea, quiero irme de aquí — ahora sonaba muy dolida.

Suspiré, como la odiaba. Pedaleé para salir de ahí para irme, como pidió. En el camino mientras el aire nos golpeaba el rostro y movía su cabello, se recargó en mi espalda. No dije nada en todo el camino, ni cuando comenzó a llorar, me callé y ahora me pregunto por qué lo hice.

***

Para el primer mes que pasé así con Hyuna, comenzábamos a tenernos suficiente confianza y ella notó que mi tiempo de vida era más largo de lo que dije. Evitó preguntar directamente, sin embargo, empezaba a ser atenta cuando decía algo relacionado a mi salud y en cambio yo era atento sobre su situación en la escuela.

—Ya no quiero ir a la escuela — comentó de repente mientras estaba en su casa — Por cierto, ¿por qué tu cabello cambia tanto de color?

—Porque tengo muchas pelucas

—¿Eres calvo? — Parecía sorprendida, creí que ya lo sabía, rodé los ojos.

—Sí, ya no tengo cabello...

—A ver, déjame ver tu calva — pidió acercándose más a mí, la vi de reojo, ¿cómo me pedía semejante cosa?

—No — me opuse.

Sin embargo, Hyuna siempre fue juguetona, de repente veías un brillo en sus ojos que te indicaban que saldría con algo inesperado y sí, saltó sobre mí. Me tomó desprevenido así que ante su pesó caí en la cama.

—Déjame ver — decía mientras forcejeaba sobre mí, tenía sus manos agarradas evitando que llegase a mi peluca morada y ella ya estaba montada encima de mí.

En algún punto entre risas espontaneas de ambos, se detuvo poco a poco, perdiendo fuerza lentamente en sus manos. Sus ojos se fueron fijando lentamente en mi rostro, contemplaba lo que creía eran mis ojos y labios.

—Tú...— salió de sus labios, extrañamente parecía bajar lentamente hacia mí — tienes bonitos ojos

Cuando sus labios llegaron a tocar los míos, no lo sentí extraño, era como si ambos supiéramos lo que estaba pasando y a punto de ocurrir. Claro que lo sabía, así que me encontré tomando su cintura y pegándola a mí.

Fue un momento en el que todo subió de nivel, que las cosas comienzan a ir más rápido de lo normal y te encuentras teniendo un beso apasionado, tus manos se descontrolan y van a tocar algo de la piel de la chica que quieres.

Y en ese preciso momento, me di cuenta que yo quería a Hyuna, que necesitaba tocarla todo lo que pudiera, pero sin llegar a molestarla o lastimarla. Porque ella era preciada, no quería quebrarla más de lo que se sentía, entonces supe también que estaba total y perdidamente enamorado de ella.

También que estábamos rotos.

Nunca había hecho el amor con una chica, era simplemente un chico delgado, casi consumido por el cáncer, sino que totalmente. Poco me preocupé por enamorarme en ese estado, por lo que me encontraba fuera de mí cuando las primeras prendas se fueron. Hyuna parecía saber moverse, ponía sus manos en el lugar preciso, llevaba a las mías a donde era necesario ponerlas y parecía divertirse de ver mis mejillas rojas.

—Yong, virgen...yo te llevé a la cama — comentó con su aliento cerca de mi rostro, estaba sentado en medio de la cama, ella en mi regazo y ambos desnudos a punto de concretar aquello.

—Cállate — dije intentando sonar molesto, pero ella besó mi mejilla y pegó su nariz en mí, acariciando mi rostro de una manera tan inocente.

—Eres muy lindo, Yong — justo en ese momento introdujo mi miembro en ella en una sentada.

Mi rostro se contrajo de placer al hacer aquello. No se despegaba de mí, siempre rozando nuestros rostros y respiraciones.

—No mueras, Yong, no mueras — y me partió el corazón.

Kim Hyun Ah me partió el corazón como sólo ella sabía hacerlo, porque cada que la veía sentía que yo consumía algo de sí, me llevaba pedacitos de su pequeña felicidad y que, en cambio, me quitaba una gran parte de mi miseria. Jamás fui tan egoísta.

***

Los días pasaron, las cosas seguían igual, con ligeros cambios porque siempre nuestros cuerpos terminaban más cerca de lo normal y uniéndose en varias ocasiones. Todo iba bien, yo la recogía de la escuela y cuando no me sentía tan mal por las mañanas, la dejaba. Hasta que el pasado nos atrapó en la marea.

Vi como su rostro salía de entre la multitud de estudiantes, siempre antes de que nuestros ojos se encontraran veía la tristeza y el desgano en ella, yo pensaba que ese día sería como los anteriores, que al verme todo se desvanecería, pero antes de que pasara...

—¡Hyuna! — Alguien gritó su nombre, un chico detrás de ella la alcanzó jalándole el cabello de una forma brusca — Maldita perra, siempre te vas corriendo al sonar la campana ¿qué es lo interesante?

Le dolía, no sólo el cabello, sino la manera en que todos los demás estudiantes que salían hacían oídos sordos a lo que pasaba.

—¡Habla, maldita sea! — Siguió gritando, la movía de un lado a otro y cuando vi que estaba a punto de llorar reaccioné.

Tiré la bicicleta en la calle para ir corriendo sin importarme que empujara a varios chicos en el trayecto. Sus ojos se alzaron hacia mí, no se iluminaron por pensar que la rescataría como a cualquier otra chica le hubiera pasado, sino que parecía avergonzada y con miedo de que yo la viera.

—Hey tú, suéltala ahora — intenté verme lo más amenazador posible, pero recuerden que no tenía buen aspecto.

—¿Y este quién es? — Preguntó riéndose, sus amigos que yo no había notado se comenzaron a reír con él — ¿Es tu nuevo novio, Hyuna? — No dejé que contestara.

—Sí, soy su novio, así que suéltala o juro que te patearé el trasero — reté, alzó una ceja el tipejo asqueroso que se encontraba ahí, tan grande y corpulento, sólo asco causaba en mí.

—Ya lo veo, debilucho, pero déjame decirte una cosa de esta perra — empezó a decir soltándola del cabello.

—¡No, no lo digas, EunJi! — Gritó ella evitando que hablara, poco resultó.

—Cállate, zorra, tu novio debe saber que te acostaste con todos aquí por un poco de dinero y al mismo tiempo — al decir eso, Hyuna se tapó el rostro con sus dos manos y comenzó a llorar.

Todos se reían, empezaron a decirle de cosas, todo tipo de insultos que no repetiré, hasta algunas chicas se unieron porque se escuchó en todo el lugar. Me quedé estático, viendo como lloraba, como los demás se reían y comencé a sentir un fuerte mareo. Algo estaba tirando de mí, por lo que me apresuré, levanté mi puño y con la poca fuerza que conservaba, logré darle un buen puñetazo.

Mientras él caía hacia atrás callando las risas, yo también me desvanecía. Era un hombre muy patético, lamento no haber tenido la fuerza para haberla protegido como se merecía, es lo único que me temo arrepiento de mi vida.

***

Cuando abrí los ojos estaba todo en blanco, molestaba el brillo, sin embargo, reconocí donde estaba, era muy obvio.

—Al fin despiertas — volteé a ver quién era, mi madre parecía muy preocupada — Yong, no puedo creer que te hayas peleado con alguien en tu condición, cuando me llamaron creí que...

—Había muerto, lo sé, pero no te preocupes, aún no me puedo morir — dije con voz adormilada — pero, ¿al menos di un buen puñetazo? — Mamá sonrió, no podía conmigo.

—El otro chico está en urgencias — respondió y ambos comenzamos a reírnos. Cuando la risa paró, se puso completamente seria — Yong, tu amiga, Hyuna está afuera, ha estado llorando y se siente mal por ti, ¿debería decirle que pase a verte?

—Antes de eso, quiero preguntarte algo — pedí — y también quiero que me hagas un favor

—Claro, hijo, pídeme lo que sea

Yo estaba confundido por muchas cosas, necesitaba que alguien me ayudara y no era por lo que me había enterado, poco me importó el pasado de Hyuna, porque yo estaba en el presente, pero en el futuro...en ese no estaría.

Entró tímidamente, ni siquiera cuando nos conocimos había sido tan así, ahora comprendía su indiferencia hacia los hombres. Se acercó lentamente a mi camilla y se sentó donde mi madre había estado.

—Yo realmente lo — empezó a decir, la detuve.

—Antes de que me pidas disculpas, cosa que no es necesario, hay algo que quiero preguntarte, lo evité un poco, pero creo que será lo mejor — seguía sin verme — Hyuna, ¿dónde está tus padre? — bajó aún más la vista.

—No sé,  papá se fue a no sé dónde, pero estoy mejor así, porque estar con él era horrible

—¿Te trataba mal? — Asintió lentamente — ¿Por eso hiciste eso? ¿Necesitabas el dinero? — Volvió a asentir — Entiendo, supongo entonces que está bien lo que haré...Hyuna, ¿quieres vivir conmigo y mi madre? — Alzó la vista mirándome con sorpresa.

—¿Por qué?

—Porque quiero pasar mis últimos momentos contigo, por eso — contesté, sus ojos comenzaron a brillar — así que no creas que es por ti, es por mí — sus ojos se acristalaron, estaban ya muy rojos por lágrimas anteriores — y Hyuna, te amo

Cabe decir que terminó abrazándome fuertemente y llorando en mi hombro.

—Yong — murmuró mientras estaba en mi hombro, se alzó para que su rostro quedara enfrente de mí — No tienes la peluca

—Ah — pasamos de ese momento triste a reírnos de mi calva.

Y yo que quería irme dignamente.

***

Tener a Hyuna fue mágico, porque hizo los días más alegres junto a mi madre, hacíamos todo tipo de cosas en el jardín entre los tres para entretenernos, cocinaban tantas cosas deliciosas y yo intentaba hacerlo, pero se me quemaba todo, también las noches de películas eran lo mejor.

¿Entonces por qué Hyuna intentó volver a suicidarse?

—¿Por qué lo hiciste? — Pregunté, ahora yo estaba a lado de ella en la camilla.

—No lo sé, fue...fue — evitaba mirarme y se enrollaba en las sábanas del hospital — porque cada día feliz que me das se irá, porque en cualquier momento me dejaras y ya no tendré un motivo para levantarme cada mañana

—¿Y pensabas dejarme antes de que yo lo hiciera? — Pregunté amargamente, ella asintió — Eres una cobarde — sonará feo, pero no me pude contener — en serio creí que valorabas lo que intentaba hacer

—¿Entonces por eso me recibes en tu casa? ¿Para hacerte sentir mejor?

—¡No! — Golpeé la mesa a mi lado — ¡Claro que no! ¡Porque te amo demasiado y quiero que al menos tú tengas un futuro! ¡Por los dos! ¿Es tan difícil de pedir? ¿O caso cuando yo me muera irás a cortarte las venas?

Amos nos quedamos en silencio.

—No seas estúpida, Hyuna, no tires lo que yo tanto deseo...no sabes lo que es saber que de verdad morirás, que, aunque te arrepientas a último minuto no podrás simplemente dejarlo. No sabes lo que es llorar cada noche porque no puedes quedarte a lado de la chica que amas, de tu madre...Yo sé que tu vida no ha sido lo mejor, que has tenido traspiés de los que te arrepientes, pero al menos intenta vivir, al menos déjame regalarte lo poco de mí que me queda — jamás había llorado enfrente de ella, al ver como las lágrimas resbalaban, acercó sus manos a mi rostro quitando mi llanto, sujeté sus muñecas vendadas — Déjame vivir en estas heridas por siempre, sé que seré tu dolor por mucho, lo que te tire cada día que despiertes al ver que no estoy, pero yo viviré ahí como recordatorio de que también te impulso desde el dolor a seguir adelante, Hyuna

Asintió fuertemente mordiéndose el labio porque estaba llorando con sentimiento, besé su frente y me quedé recargado así mientras me rodeaba el cuerpo sus frágiles manos.

Yo soy el dolor. Yo soy el amor. Yo soy parte de Hyuna.

Eso es lo que fui mientras viví, mientras despertaba cada mañana para ver a la única mujer a la que regalé mi muerte, porque quizá algo debía irse  para que comenzara desde cero ella, tal vez logré llevarme todo lo malo y sané cada parte que besé. Sujeté su mano cada instante que pude, contemplé todo lo que pude de su rostro, de sus muecas graciosas, absorbí cada aroma  y toqué cada hebra de su cabello.

Así lentamente hasta que un día, ya no volví a despertar a su lado, hasta que Lee Yong se convirtió en la herida más profunda de Kim Hyun Ah y en su motivo para vivir.

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