•Once

Creo que ya me había resignado. Jungkook no volvería, además me enteré que sus amigos se habían ido, el hermano de Jimin se lo dijo a Solji.
Ninguno me dijo nada cuando hablé con ellos, aunque tampoco es que fuera su obligación hacerlo. Lo estaba tomando como una posible señal de que debía dejar las cosas así y hacer como que si Jungkook no existió. Aunque no era tan fácil.

Terminé de peinarme el cabello, me puse mi pijama y me acosté en la cama. No tenía sueño pero ya era tarde, mis ojeras se pondrían aún peores de lo que ya estaban.





Una vibración insistente me despertó, mi teléfono estaba debajo de la almohada, lo saqué y contesté sin ver quién era.

–¿Hola? –Miré la pantalla con los ojos entreabiertos y era un número desconocido, volví a llevármelo a la oreja.

Woonie... –reconocí la voz de Jungkook y me senté de golpe en la cama– no sabes cuánto te extraño... yo... no puedo sacarte de mi cabeza.

No podía creer que fuera él. No esperaba para nada que pasara algo así.

Traté de calmar los latidos de mi corazón y sonreí inevitablemente porque extrañaba escuchar su voz, aunque sonaba un poco ronca.

–Yo también te extraño y tampoco puedo dejar de pensar en ti. –Él estaba ebrio y seguramente no se acordaría de esto, así que decidí ser sincera con él, aunque me sentía como una cobarde por no hablar a tiempo.

Escuché el sonido de cosas cayéndose.

–Jungkook... –Me preocupé, no quería que se lastimara, me pregunté si estaría solo. –¿Estás bien?

Me gustas tanto. –Habló, seguido de un suspiro.

Me acosté de nuevo, mirando hacia el techo.
–Tu también me gustas.

–¿Por qué no lo dijiste antes? –Sonaba enojado ahora.

–Porque soy una tonta... y también tenía miedo.

Woonie, estoy enamorado de ti... ¡Mierda! ¿qué estoy haciendo? Yo... Adiós. –Colgó. Intenté marcarle de nuevo pero sonaba apagado.

El sueño se me había esfumado por completo.







Había tomado una decisión luego de esa llamada, pero antes necesitaba hablar con mis padres o con mamá al menos. Por eso justo ahora estaba entrando a casa.

Dejé los zapatos en el recibidor junto a los de ellos. Ya sabían que vendría así que me estaban esperando para almorzar, hace poco menos de un mes que no los veía. Escuché a mi madre llamarme desde algún lugar de la casa.

Recordé que tenía los piercings de la oreja, maldije por lo bajo y me los quité rápidamente. Ella los odiaba, bueno, ambos y como estaba bajo su techo tenía que respetar. Caminé hasta la cocina y ella se encontraba allí decorando un pastel, amaba hacerlos. Fijó sus ojos en mi, casi me hizo una radiografía, noté su mueca por mi vestimenta pero ya no me decía nada. No le quedaba de otra que aceptarlo.

Mi hoodie corto con estampado de lentejuelas era muy lindo a mi parecer, junto con mis shorts de cuero con cadenas colgantes también. Pero, claro, ella preferiría verme vestida de monjita.

–¿Cómo estás, cariño? –Saludó. Me acerqué a ella y la abracé, aprovechando para pasar un dedo por la crema del pastel, arruinando su diseño, llevándomelo a la boca. –¡Jiwoo! No se te quita esa costumbre. –Negó.

–Nop. –La miré de forma inocente. –¿Y papá?

–Está tomando una ducha, en un rato baja. –Me senté en un banco junto a ella, viendo como volvía a hacer lo que yo había arruinado. –¿Tienes hambre?

–Un poco.

–¿Pasa algo? –la miré y sus ojos me inspeccionaban– ¿Estás embarazada?

–¿Qué? –abrí los ojos muy grande, casi ahogándome con mi propia saliva– No, nada de eso.

–¿Entonces? Eres mi hija y te conozco, sé que pasa algo.

–Pues... –jugué con las mangas de mi hoodie– necesito tu opinión acerca de algo.

–¿Qué vas a hacer ahora? –puso ambas manos en la cadera, había dejado la manga con la crema a un lado– ¿Te vas a volver a ir en uno de esos viajes con sólo tres mudas de ropa?

–No –reí, tapándome la boca, recordando que ellos no me hablaron por varios días luego de un viaje del cual no se enteraron sino cuando ya estaba fuera del país– y no me fui con sólo tres mudas.

–¿Te hiciste un tatuaje? Sabes que no estoy de acuerdo con eso.

–Si lo hiciera, créeme que no te lo diría. –Ella me miró mal, y yo tomé una respiración para comenzar a contarle. –Me equivoqué con una persona, la cual resultó ser muy importante para mí y cuando quise arreglar las cosas, resulta que se fue de la ciudad. Yo lo quiero, pero a la vez no sé si pueda ser algo bueno o malo para mí.

Ella estaba al tanto de lo que pasé con mi ex, no detalladamente, pero si supo que sufrí mucho. Ella y papá nunca estuvieron de acuerdo con esa relación, pero no podían hacer nada porque yo estaba enamorada.

–Arriésgate –sentenció– puede ser muy tarde después, así que búscalo ahora y si sale mal al menos ya sabes que lo intentaste. –Dijo, y yo me sorprendí un poco porque ella parecía entender perfectamente por lo que yo estaba pasando.

–Creí que me dirías algo como que me olvidara de ese vago. –Ella sonrió divertida. En parte podía ser una posible respuesta de su parte y yo era consciente de eso.

–Jiwoo, a mí me pasó lo mismo con tu padre –la miré confundida– cuando éramos jóvenes...

–Es decir hace muuuuchos años. –Me quejé cuando me golpeó con el trapo de cocina.

–Como decía –se sentó frente a mi– cuando éramos jóvenes, tu padre siempre me buscaba y yo en ese momento no quería aceptar mis sentimientos hacia él, luego comenzó una relación y a mí me dolió mucho, me arrepentí de haber sido tan terca. –Sonrió con nostalgia.

–¿Destruiste esa relación, mamá? –Expresé con impresión y a la vez en broma.

–No, claro que no –entrecerró los ojos en advertencia y yo alcé las manos en señal de paz– Pasaron tres años, él terminó con esa chica y yo en todo ese tiempo no pude salir con nadie porque aún seguía pensando en él, pero un día nos encontramos en la universidad, comenzamos a hablar de nuevo y yo hice lo que debí haber hecho antes, admití mis sentimientos y tuve suerte de que tú padre aún sentía lo mismo por mi. A partir de ahí comenzamos a salir.

Me quedé pensando en sus palabras, hasta ahora era que me lo contaba.

–Lo que quiero decir con esto es que, yo creí que ya era tarde pero el destino nos volvió a unir –sonrió de nuevo, ahora con un brillo en sus ojos– Hija, no dejes que pase el tiempo porque no sabes si vas a correr con la misma suerte. No te quedes con el "¿qué hubiese pasado si?" Como yo estuve durante tres años.

La abracé sin más, todo se aclaró en mi mente y mis dudas se despejaron.

–Si viniste a hablar de esto conmigo quiere decir que en verdad estás enamorada, porque tú siempre haces lo que se te da la gana sin pensarlo y nos avisas después. –Reímos, y la abracé más fuerte por unos segundos antes de separarme.

–Gracias, mamá.

–Sigue tu corazón, cariño, como siempre haces.

Ella podía ser conservadora y tener sus propios pensamientos, muy diferentes a los míos, al igual que papá, pero ambos siempre respetaban lo que yo hacía aún si no les agradara, así como yo respetaba su forma de ver las cosas. Los amaba mucho.

Pasé el rato con mis padres y disfruté de una comida deliciosa, mi mamá y yo no mencionamos la conversación que habíamos tenido pero sabía que luego se lo comentaría a papá, me despedí de ellos diciéndoles que los volvería a visitar pronto.

Mientras iba en el metro mi teléfono sonó, lo saqué de mi bolsillo viendo que era un mensaje de Solji y lo guardé después de leerlo. Había hecho lo que le pedí.













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A veces llamar borrachx a alguien, resulta xd

Se viene el reencuentro... ¿Qué pasará?^^

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