16. Viejito.
TaeHyung estaba afuera de la cafetería, ¿Debía entrar? ¿Debía quedarse afuera? No lo sabía.
Su cuerpo estaba un poco adolorido. JungKook al principio había sido suave, pero luego fue rudo. TaeHyung no podía quejarse, para ser su primera vez le había gustado. Sin embargo aquella sensación de sentirse sucio y usado no se iba.
Él nunca había visto a un hombre desnudo, nunca había tenido un pene que no fuera el suyo en su mano. Quería llorar de desesperación, ahora tenía el dinero para empezar a pagar por el tratamiento de su madre pero no tenía las fuerzas necesarias para ver a su madre a la cara.
Se sentía juzgado a pesar de que nadie lo viera.
Sentía que todos se iban a burlar por sus tontas decisiones. Se sentía desesperado y con rencor hacia su padre, si él estuviera en casa como era debido, no hubiera pasado nada de lo que pasó.
No tuviera necesidad de nada.
Su padre sería el motor de su economía y acompañamiento, su madre no tendría las ganas de morirse que se reflejaba en su rostro.
¿Valía la pena enamorarse? TaeHyung no lo creía así, el amor se acababa tarde o temprano, cuando la exclusividad se convirtiera en rutina.
No quería enamorarse, de verdad que no.
Menos de JungKook. Él tenía su mujer y un hijo, una larga vida por delante y estaba seguro de que no dejaría nada de eso por él.
Sus demás pretendientes eran un par de niños, MinJae y otro que había conocido en el restaurante donde trabajó con BaekHyun. Nadie que fuera de ayuda para calmar el vacío que sentía.
La cafetería estaba en frente de un parque lleno de colores y juegos para niños.
Su vista se había quedado ida, se trataba de una pareja. Una muy linda parejita que se paseaba por el parque. Sus ojos gritaban amor sincero, incondicional. Cada uno representaba un pilar, donde ambos podían apoyarse.
TaeHyung no se dio cuenta pero alguien detrás de él también miraba la misma escena.
¿Tenía razón Jihyo? ¿Y si de verdad ya no necesitaba de contratos porque era hora de formalizar? Él ya se estaba haciendo viejo y aunque le gustara la vida que llevaba, era necesario tener una familia. Alguien que lo esperara en casa, niños corriendo en espera de su padre.
De repente calló en cuenta, ¿Por qué siquiera estaba pensando en eso? Definitivamente Jihyo le estaba lavando el cerebro.
Despejando todas esas locuras decidió entrar, chocando con un chico que también entraba.
TaeHyung había decidido entrar porque eso que pensaba eran locuras, ¿cómo podía estar pensando en enamorarse cuando su madre estaba grave en el hospital? Era una total falta de respeto, el amor no era para él.
TaeHyung hizo una reverencia disculpándose, encontrando al rostro risueño del viejito de Jimin.
—Así que por aquí anda el de Jeon.—Dijo el hombre blancuzco.
YoonGi sostuvo la puerta, le estaba dando el pase para entrar. TaeHyung bufó enojado, ¿Qué era eso del de Jeon?
—¡¿Pero qué dices?! ¿El de Jeon?—Preguntó grosero—¿Acaso me ves una etiqueta? No—Se respondió el solo—No seas grosero, ¿acaso yo te digo a ti "el de Park"?
YoonGi se río con gracia, que enojón era ese chiquillo.
—No me importa, yo no soy de nadie. Además, no soy tu portero personal.
YoonGi entonces entró y cerro la puerta a su entrada, dejando a TaeHyung afuera.
El castaño abrió la boca, sorprendido.
Que caballeroso resultó ser ese viejito. Ah, pero eso no se iba a quedar así.
—Viejo grosero...—Le pasó diciendo cuando lo sobrepasó para llegar, al mostrador, empujándolo con su hombro.
Y si pensaba que YoonGi se iba a caer, estaba equivocado. El hombre permaneció estático.
—Sentí como si una mosca me pasara empujando, asco con esos insectos.
YoonGi arrugó la cara, como si tuviera asco.
TaeHyung abrió la boca ofendido.
El que estaba atendiendo explotó la bola de chicle que había hecho y siguió masticando, con sus ojos atentos al escandalo que estaban produciendo esos dos. Luego le iba a servir para ir a crear escenas en su fanfiction.
—¿Desde cuando las moscas son insectos? ¡Dios, ahora entiendo que vejez no es significado de sabiduría!
El muchacho solo alcanzo a reírse y YoonGi mejor guardó silencio, no quería ofender al muchacho.
TaeHyung iba a pedir su orden pero YoonGi se le adelantó.
—Primero los viejitos...—exclamó YoonGi presumido.
—Viejo degenerado...—Susurró consciente de que el peli verde lo escuchaba.
—Me vale verga.—Dijo YoonGi ya cansado de lo mismo, ordenó y se fue a sentar.
—Le vale verga...—Repitió ahora el muchacho pasando el chocolate que TaeHyung había ordenado.
Claro, el chico castaño bufo enojado.
Había algo que le molestaba de ese blancuzco hombre, no sabía que era pero sabía que compartían el mismo pensamiento.
Como todo buen chico, una vez con el chocolate en sus manos, se apuró para sentarse primero en la mesa a la que iba el viejito. Corrió rapidín para alcanzarlo y lo logró, empujándolo en el proceso. YoonGi bufó enojado.
—Lo siento, no puedes sentarte aquí. Ya me he sentado yo.—le dijo TaeHyung cuando miró al hombre mayor.
YoonGi se encogió de hombros.—Aquí ha preferencia para los viejitos, puedo sentarme donde quiera y el obligado a irse eres tú.
TaeHyung lo observó con su rostro en blanco, él no se iba a mover.
—Bueno, espero que a este viejito no se le ocurra contar chistes de sus nietos porque yo no pienso quitarme de aquí.
YoonGi le dio una mirada antes de alzar una servilleta y pasarla por la boca del castaño, haciéndolo sonrojarse en el proceso.
—Estos niños de ahora...—Susurró en burla.
—Oye, no tienes que hacer esto.—contestó TaeHyung arrebatándole la servilleta.
Y entonces cayeron en un profundo silencio hasta que llegó el chico de la caja a cobrarles. YoonGi como todo caballeroso decidió pagar por la bebida de TaeHyung y la suya. Igual y TaeHyung renegó.
—No pagues por mis cosas, tú no eres mi novio.—replicó.
YoonGi se carcajeó.—Jeon tampoco lo es y paga por ti.
La mirada en TaeHyung entonces cambió. Ya no había nada picarón y bandido, ahora su mirada estaba ida y dolida. El castaño mordió su labio, nervioso. A pesar de que trató de que un comentario mordaz le naciera, nada salió como quería. Solo alcanzó a negar con su cabeza, el nudo en la garganta no lo dejó hablar y los ojos se le aguaron.
Era un tema delicado, YoonGi se dio cuenta que su comentario había sido fuera de lugar, y quizás el castaño no había sido un ángel con sus estúpidos comentarios pero era un niño después de todo, un niño que apenas conocía del negocio y que de seguro estaba sensible como todos los que se unen a algo que no les gusta pero les acomoda una buena vida.
—Debería irme...
TaeHyung se paró de su lugar, haciendo ruido con la silla y agarrando su pequeña cartera que con anterioridad estaba puesta en la mesa. Además dejando su bebida en la mesa, no se llevaría algo por lo que no había pagado.
Las cosas pasaron rápido y YoonGi reaccionó hasta que escuchó la puerta sonar, la molesta campanita que le indicaba que TaeHyung se estaba yendo.
TaeHyung partió al parque de enfrente, sentía ganas de llorar y una presión en su pecho. La voz se le iba y estaba empezando a ahogarse en sus propios pensamientos. Después de todo el viejito sí tenía razón. Jeon estaba pagando por él, incluso no siendo nada más que el chico que de le abre de piernas para gozar el placer.
Por Dios, ahora entendía a Jimin.
Jimin siempre ignoraba todo tipo de comentarios mordaces hacia su persona, pero seguramente por dentro se sentía desfallecer. Este trabajo no era fácil y se necesitaba mucha buena fuerza mental para afrontar tu propio juzgamiento.
De repente alguien se sentó a su lado, reconocía ese abrigo y ese vaso que se le estaba ofreciendo.
—Lo siento mucho.—habló viendo para otro lado—Por lo general no soy muy grosero, de hecho soy muy educado pero no sé que pasó adentro. Lo siento de verdad.
TaeHyung volteó a verlo, ese chico en realidad no lucía viejo ni maleducado. Pero las apariencias engañan, qué tal si era un matón con sonrisa de gomita.
No, no. Él debería aprender defensa personal.
El castaño negó, tomando el chocolate de sus manos.
—No te equivocas, por muy duro que sea aceptarlo eso es lo que hago.—dijo mirando al suelo, después de todo, YoonGi no lo estaba viendo.
—Las cosas a como son. Sin embargo me estoy metiendo en algo donde no se me ha llamado para opinar, lo siento nuevamente TaeHyung.
TaeHyung sí se sentía herido, pero la disculpa, aunque no resolvía su malestar, lo ayudaba a mover sus pensamientos en otra dirección.
—Pero ya que pagaste por mi chocolate, como disculpa quiero que me compres algo.—le sonrió, tenía una buena idea.
—¿Acaso tengo cara de millonario?—preguntó YoonGi con cara de póker. TaeHyung asintió.—Vale, ya sé que sí. Solo quería que lo dijeras en voz alta.
TaeHyung sonrió mostrando todo sus dientes delanteros.
—Sí, viejito YoonGi. Usted tiene cara de millonario que le gusta complacer un corazón herido como el mío con detallitos.
TaeHyung le tomó la mano a YoonGi, sorprendiéndolo más no soltándolo. Tenían que llegar a esa tienda que había visto en el camino.
[…]
YoonGi ya estaba cansado, había gastado mucho dinero comprando detallitos que al muchachito TaeHyung se le ocurriera.
Estaba seguro que era una venganza porque para qué carajos ese niño quería lienzos blancos de tela, una paleta de pintura... Porque cuando le preguntó si sabía pintar, el niño había respondido que hasta el momento seguía haciendo niños con palitos y bolitas.
Que dibujaba mejor un niño del preescolar.
Sin embargo, a pesar de que los pies de dolieran, él estaba contento. Se había olvidado por completo de la tontería de Jihyo y de Jimin.
Llevaba tantas bolsas en sus manos, que hasta le ceñian como pulseras y eso que el llevaba solo un reloj fino, de esos que le encantan y colecciona.
—Mira, Yoons... Allá vende batido verdes, vamos a comprar uno.—Lo jaló corriendo de la camisa hasta que llegaron.
—¿Y tú para que quieres un batido verde? De por si ya estás casi desapareciendo...—se burló y la chica de la caja como TaeHyung lo vieron expresando confusión.—Porque estás delgaducho, duh.
TaeHyung comprendió al igual que la chica.
Ajá, pero eso no se quedaría así. Todavía sentía un poquito de rencor.
—¿Puedo prepararlo yo?—La chica iba a negar pero TaeHyung la interrumpió—Él va a pagarte tres veces su precio real.
Si estuvieran en una caricatura seguramente la chica hubiera soltado baba, la nariz le hubiera sagrado y en los ojos tuviera un hermoso signo de dólar. Apartándose a un lado, dejó pasar a TaeHyung.
TaeHyung entonces empezó a hacer un batido verde que había visto en la televisión, solo que quizás, de casualidad, no recordaba los ingredientes.
Empezó a agregar a la licuadora todo lo verde que encontraba; pepino, apio, perejil, aguacate, un tomate, limón, zanahorias, remolacha y finalizó con una tira hermosa de miel, para endulzar.
La licuadora hizo su trabajo, sacando solo el liquido y guardándose la cascara de cada cosa. TaeHyung entonces vacío todo en un vaso y le puso la tapa y la pajilla. Salió de donde estaba y se acercó hasta el chico que descansaba en los asientos y revisaba su celular.
—Yoonie~ bonito, precioso, mi amor...—YoonGi entonces llevó su mirada hasta la de TaeHyung, levantando una ceja, extrañado de sus palabras.—Te he preparado un rico batido verde especial, es delicioso.—Batió sus pestañas y puchereó cuando vio que YoonGi no lo agarraba.—Toma.
YoonGi dudoso de esa mezcla, lo sostuvo en sus manos. TaeHyung se lo tendió pero le quitó la tapa.
—Pruébalo, anda.—le convenció TaeHyung.
YoonGi le dio una olida antes de darle un trago. Olía a mierda y seguramente sabía a eso.
—¿Qué es esta mierda, TaeHyung?—le dijo, a lo que TaeHyung puchereó, nuevamente, bajando la mirada gacha.
YoonGi no tuvo de otra que tragarse esa mierda líquida, ya lo había cagado antes y no lo volvería a hacer.
TaeHyung al verlo, sonrió en grande.—Eso es, cariño. Vamos, tómalo todo. Es bueno para los viejitos.
YoonGi parecía una ardilla cachetona, tenía todo el liquido ahí. Respiró profundo antes de tragarlo.
—¿Te gustó mi súper batido, Yoons?—preguntó TaeHyung poniendo carita de perro regañado.
YoonGi tenía arcadas.
Quería vomitar esa mierda.
Sonrió deforme, con su boca que no la quería ni cerrar, sus ojos lagrimosos y muy abiertos.—Tan delicioso que voy a ir a disfrutarlo en el baño para que nadie me envidie. Ya regreso.
YoonGi se fue al baño, directo.
Iba a compartir su saludable bebida con los pobres animalitos que vivían en la alcantarilla. Pobresitos, ellos si que necesitan un batido lleno de proteínas.
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Solo pa'que sepan... Las moscas sí son insectos baes.
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