Cap. 9: Sospechas

Un nuevo día empezaba en Remnant. El equipo «SJRI» se encontraba esperando a que la clase del profesor Oobleck iniciara, una fila atrás, se veía al equipo «JNPR» decaído con respecto a su líder.

—¿Alguien vio al equipo «RWBY»? —preguntó Shirou.

De pronto, la puerta fuera abierta de manera brusca.

—¡Equipo «RWBY» salvado! —gritó la más joven.

—Debemos hacer algo con nuestras mañanas —dijo Blake recomponiéndose.

—Es algo obvio, es intolerable que siempre lleguen faltando unos segundos para iniciar la clase —dijo Weiss en un asiento de la primera fila.

—¡¿Cómo llegaste ahí?! —dijo Ren sorprendido por no haber visto a la heredera.

—¡¿Puedes hacerte invisible?! —gritó Nora emocionada—. ¿¡Yo puedo hacerme invisible?!

—Como heredera no puedo permitirme una falta de respeto a los docentes de la academia —dijo Weiss con los ojos cerrados.

—Llegamos tarde porque «Ice Queen» quería estar arreglada —dijo Yang.

—¡Ruby estuvo buscando una galleta por toda la habitación! —protestó.

—No recordaba que la había dejado debajo de mi almohada —se defendió la líder.

—Estoy seguro que tienen muchas historias para contar a sus compañeros —la voz de profesor se hizo presente—. Pero ahora es momento de mi clase, así que, tomen asiento o vayan a buscar galletas.

—¡¿Pod...

Ruby fue interrumpida por Yang cuando la empezó a jalar de su capa.

La clase había empezado, todos los alumnos estaban sorprendidos por la velocidad del profesor Oobleck. Después de cada oración, el profesor tomaba un sorbo de café, parecía que su taza no tenía fin, era eso o se movía tan rápido que nadie veía como se preparaba otro café.

—Antes de la revolución de los derechos «faunus» o «La guerra de los faunus», la humanidad quería centralizarlos en una isla llamada «Menagerie». Aunque esto es el pasado, las repercusiones continúan hasta hoy. El rechazo a los «faunus» es espantoso, actos como este crea violencia. Miren al «White Fang», empezó como un movimiento pacífico y ahora realiza actos impensables.

La clase continuó, el profesor realizaba preguntas a los alumnos, en su mayoría eran respondidas por Weiss. Pero distinto a sus compañeros, Jaune se había quedado dormido y Cardin no perdió la oportunidad de molestarlo.

—¡Hey! —dijo Jaune cuando algo golpeó su cabeza.

—Señor Arc —dijo el profesor emocionado—. Contribuyendo a la clase, perfecto. ¿Cuál es su respuesta?

—¿Respuesta?

—Sí, ¿Cuál es la ventaja que tenían los «faunus» sobre las fuerzas del general Agoon?

—La ventaja... eh... la ventaja que tenían...

Atrás del profesor, Pyrrha estaba señalando sus ojos intentando ayudar a su compañero.

—Visión nocturna —dijo Jeanne—. Los «faunus» son conocidos por tener una visión nocturna casi perfecta. El general creyó que tenía ventaja por sus números, pero al final solo fue un fracaso.

—Buena respuesta señorita Arc —felicitó a la rubia—. Pero podría dejar que su hermano respondiera a las preguntas.

—Lo siento —dijo apenada.

Una pequeña risa se escuchó en la clase, llamó la atención del profesor.

—Cardin, tal vez puedas darnos tu opinión.

—Solo sé que es más fácil entrenar a un animal que a un soldado.

—No estás abierto a nuevas ideas, ¿no es así? —preguntó Pyrrha.

—¿Tienes algún problema?

—Tal vez si el general hubiera prestado atención a la clase no sería recordado como un fracaso —dijo Blake—. Por otro lado, dicen que la historia tiende a repetirse.

—Suficiente —dijo el profesor—. La clase terminó. Señor Arc, señor Winchester, quédense después de clase.

Los alumnos empezaron a retirarse.

—Las alcanzo luego, tengo algunas dudas —dijo Shirou.

—No te demores, quiero probar los postres que haces —dijo Jeanne.

—Hay algunas galletas en la repisa de la habitación. Pueden comerlas en lo que llego.

—¡Galletas! —gritó Ruby apareciendo de la nada y temblando como un perro.

—Hay suficientes para ti también, para todas ustedes —dijo viendo al resto del equipo—. Recuerden llamar al equipo «JNPR».

—Perfecto, compré un café de alta calidad para estos momentos —dijo Weiss.

—Los ricos y su dinero —dijo Illya.

—La taza de café cuesta 1350 «liens» —dijo Weiss—. Es el café que mencionó Blake.

Lo siguiente que sabían era que Jeanne, Blake y Yang actuaban como guardaespaldas de Weiss.

—¡Diez metros de distancia, chico! —gritó Yang a un alumno—. Mi amiga tiene un estandarte y no tiene miedo de usarlo.

Atrás de ella estaba Jeanne con su arma y su traje de pelea lista.

—¿En qué momento se cambió? —dijo Illya, soltó un suspiro y se fue con Ruby—. ¿Qué clase de mundo loco es este?

La última pregunta llamó la atención del pelirrojo, pero antes de continuar con ese pensamiento una voz se escuchó.

—¿Shirou? —preguntó Pyrrha—. ¿Te quedas?

—Sí... bueno...

—Es por Jaune, ¿no?

—Quiero ayudarlo —aceptó—. Me recuerda a mí, cuando era inexperto.

—Gracias —Pyrrha empezó a sentirse nerviosa—. Yo... yo quiero pasar más tiempo contigo.

—¿Eh? —dijo sorprendido.

—Ya sabes... para recuperar el tiempo perdido.

La puerta fue abierta, de ella salían Jaune y Cardin. El último estaba por empujar al rubio, pero fue detenido por Shirou.

—Cardin, espero que aún no hayas olvidado lo ocurrido —dijo el pelirrojo—. Aunque pensándolo bien, tal vez el golpe hizo que perdieras la memoria.

—Tú...

El profesor Oobleck apareció en la puerta del salón.

—¿Algún problema? —preguntó serio.

—Ninguno, solo una pregunta de compañeros líderes —dijo Cardin, se acercó al oído del pelirrojo—. Mañana, clase de Goodwitch.

—Bien.

Pyrrha había llevado a ambos chicos a una azotea. La vista era perfecta, la luna y las estrellas brillaban como nunca y a los lejos el edificio principal era increíble.

—Buen lugar —halagó Shirou.

—No estoy tan desesperado —dijo Jaune.

Ambos pelirrojos vieron al rubio. De inmediato lo alejaron para poder hablar.

—¡No es eso! —dijo Pyrrha asustada—. Escucha, sé que estás pasando por una mala racha. Por eso, ambos queremos ayudarte. Shirou y yo podríamos entrenar contigo.

—Creen que necesito ayuda —dijo Jaune muy triste.

—Todos necesitamos un empujón —dijo Shirou—. Los amigos están para ayudarte.

—Exacto —apoyó Pyrrha—. Te aceptaron en Beacon, eso habla mucho de ti.

—No es así —dio un suspiro—. No merezco estar aquí.

—No dig...

Pyrrha fue interrumpida cuando sintió que tocaban su hombro.

—¿Shirou?

—Lo sabías, ¿no? —dijo Jaune asustado—. Sabías sobre mis papeles.

—Escucha Jaune...

—Tú también, ¿no? —dijo molesto.

—No entiendo —dijo Pyrrha confundida.

—¡No fui a ninguna escuela de combate, no pasé las pruebas, no hice algo para ganarme mi lugar! —la molestia fue creciendo.

—¿Qué? —dijo Pyrrha sorprendida.

—Esto es lo que siempre quise ser —dijo Jaune—. Todos en mi familia eran héroes, mi padre, mi abuelo y su padre. Yo también quería ser uno, pero nunca me dieron la oportunidad.

—Entonces podemos ayudar —dijo Shirou.

—¡Es fácil decirlo cuando ya lo eres, «Espíritu Heroico»! —gritó enojado—. ¡Tú también querías burlarte de mí!

—No es así Jaune —intentó aclarar Shirou—. Solo queremos...

—¡Suficiente! —dijo molesto—. Solo quiero que me dejen solo.

—Si esa es tu decisión —dijo Pyrrha con pesar—. Vamos Shirou.

Ambos pelirrojos se habían retirado y ahora estaban dirigiéndose a la reunión de los tres equipos.

—Lo siento, Shirou —dijo Pyrrha—. Jaune...

—Entiendo —dijo Shirou—. Es complicado, pero estoy seguro que aceptará nuestra ayuda.

—Gracias —dijo con una sonrisa—. Eres una buena persona.

—Solo soy amable.

Cuando llegaron a la puerta de la habitación del equipo «RWBY» escucharon lo que parecía ser una pelea. Así que abrieron la puerta pensando que había un problema.

—Es la última —dijo Ruby—. Como la máxima amante de las galletas es mi deber sagrado comer la última.

—Ruby Rose —dijo Weiss—. Siempre intentas crear un monopolio con las galletas de Shirou, manchaste tu liderazgo con el abuso de poder, como tu compañera te detendré «Villana de los dulces».

—Así que es la última —dijo Illya con un aura oscura—. Jeanne encárgate de Weiss, yo iré por Ruby.

—¿Yo? —preguntó Jeanne sorprendida.

—Hazlo y te daré la mitad.

—Bien —dijo inocentemente.

—¿Qué es todo esto? —preguntó Shirou.

—¡Shirou! — gritaron las involucradas—. ¡Quieren llevarse mi galleta!

—Es solo una galleta —dio un suspiro—. Imaginé que algo así pasaría, así que preparé más.

De un cajón sacó un frasco lleno de galletas, incluso las personas que no estaban en la pelea se acercaron rápidamente para llevarse otra galleta.

—Es deliciosa —dijo Jeanne con una sonrisa y ojos de estrellas—. Shirou cásate conmigo.

No había burla ni malicia en esa propuesta. Llevaba una inocencia completa.

«Que atrevida», pensó Yang, pero puso una sonrisa. «Las rubias estamos en otro nivel.»

La rubia solo levanto su pulgar en señal de apoyo.

«¡¿Casarse?!», pensó Pyrrha con la boca abierta. «De todas las personas, el verdadero peligro son las chicas que parecen inocentes.»

«¿Casarse?», pensaba Weiss. «Boda, pastel, luna de miel, sex... sex... sexo, hijos y más sexo. ¡Indecentes!»

La cabeza de Weiss salía humo y su rostro estaba muy rojo. Cuando levantó la mirada vio a Blake, Rin e Illya con sus rostros iguales, no hacía falta saber en qué pensaba. La única que no entendía la situación fue Ruby, en su rostro se podía ver la duda.

«Pero lo que importa», era el pensamiento unísono de todos. «¿Qué responderá Shirou?»

—Agradezco la propuesta —respondió el pelirrojo—. Pero me negaré, lo siento.

—Está bien —dijo Jeanne y siguió comiendo más galletas.

—¡Eh! —gritaron todos—. ¡¿Cómo que está bien?!

—¿Mmm...? —Jeanne inclino su cabeza al costado por no comprender la pregunta—. No entiendo.

—Le pediste a Shirou que se casaran —dijo Ren.

—¡Oh! Eso —dijo asintiendo—. No sé qué es casarse. Mi mamá dijo «Jeanne, busca a una persona que te haga feliz y cásate. Por si acaso, no olvides protegerte, las mujeres de nuestra familia son muy fértiles.»

En la habitación nadie hacía ruido.

—Bueno, eso es... —dijo Yang.

—¿Protegerse? —preguntó Ruby.

—¡Olvídalo, eres muy joven! —gritó su hermana.

Al día siguiente

La clase de Goodwitch había iniciado. Todos los alumnos estaban esperando el momento para pelear. Sin embargo, la actitud de un chico rubio sorprendió a los equipos «JNPR», «RWBY» y «SJRI». Jaune estaba sentado junto al equipo «CRDL».

—Todos están aquí, perfecto —dijo la profesora—. Si observan su «scroll», podrán ver que aparece una lista. La persona que está al lado de su nombre será su contrincante el día de hoy. ¿Alguna duda?

—Sí —dijo Carden levantando su mano—. No veo por ninguna parte el nombre de Shirou Emiya.

—La capacidad física del señor Emiya está a un nivel distinto de cualquier alumno de Beacon —explicó.

—«El Festival Vytal» está cada vez más cerca —replicó—. Él puede crear planes para cada equipo, pero ninguno de nosotros puede hacerlo con él. Eso es injusto, cuando llegue el momento para las clasificatorias él tendrá ventaja.

Una pequeña risa apareció. El origen de esa risa era Weiss. Al conocer un poco a Shirou, sabe que no necesita «verlos pelear».

—¿Tienes algún problema? —dijo enojado.

—Ninguno —dijo Weiss—. Solo imagino como te dejará Shirou.

—Tú... —dijo más enojado—. ¿Y bien? ¿Pelearás o te esconderás detrás de la falda de tu novia?

Miró fijamente al pelirrojo.

—Opino lo mismo, profesora —dijo Shirou—. Todos ellos tienen derecho a saber al menos un poco de mi forma de pelear. Si deseas pelear, no me negaré.

—Bien —dio un suspiro la profesora—. Vengan al centro y prepárense.

Ambos alumnos se acercaron al campo de pelea. Pero la profesora Goodwitch se acercó al pelirrojo y le dijo algo al oído. Shirou en respuesta asintió.

—¿Olvidaste tu arma, perdedor? —dijo intentando provocar al pelirrojo.

—No, siempre están conmigo —dijo serio—. «Trace on».

En su mano derecha apareció una espada conocida, «Kanshou», pero en su mano izquierda no apareció nada.

—Al parecer hay un error —llamó la atención de los alumnos—. La pantalla de la sala no registra el «aura» del señor Emiya.

—Debe ser un error —dijo Shirou—. Mi «scroll» tiene la barra llena.

Gracias al análisis estructural de su hechicería, Shirou logro entender su «scroll» y deshacerse de la parte que escaneaba su «aura». De esa manera su pantalla siempre marcaba que estaba al máximo.

—Usaremos el «scroll» para estar atentos a su rendimiento. Pueden empezar.

Carden no dudó en lanzarse contra Shirou. Cuando estaba frente a él levantó su mazo para golpearlo. Él estaba con una sonrisa, porque pensaba que el pelirrojo no se había movido por el miedo. Pero escuchó el sonido de metal contra metal, su mazo fue detenido. Con unos simples movimientos Shirou empujó a Carden varios metros.

Carden volvió a la carga, Shirou bloqueó su ataque e hizo que se fuera de largo y golpeara un muro. Todos los ataques eran iguales, no había emoción en la pelea, para Shirou era solo un juego.

«Se mueve lento», pensó. «No, son mis reflejos. Antes de la guerra no podría pelear de esta manera, pero ahora, con el entrenamiento de «Saber», la experiencia de mi yo futuro y la ayuda de «Alaya», puedo hacer una diferencia.»

—Ríndete —dijo Shirou—. Ambos sabemos cómo terminará.

—¡Cállate! —gritó Carden—. Te aplastaré y luego iré por el resto de tu equipo.

—Ya veo —dijo molesto por su comentario—. Terminemos.

Shirou fue corriendo hasta Carden, pero a diferencia de las veces anteriores su velocidad era menor. El pelirrojo dejaba que sus ataques fueran bloqueados, no quería que todos los alumnos supieran su habilidad. Shirou retrocedió y lanzó su espada. Carden logró esquivarla y puso una sonrisa al ver que el pelirrojo ya no tenía su arma, pero un gritó lo alertó.

—¡Carden! —gritó su compañero—. ¡Atrás!

La espada volaba de regreso, Carden iba a bloquearla con su mazo, pero a unos metros la espada desapareció. Shirou apareció atrás de él, intentó girar para golpearlo con su arma, y lo único que obtuvo fue un golpe en el estómago que hizo que su «aura» llegara a rojo.

—Suficiente —dijo Glynda—. La victoria es para el señor Emiya. Equipo «CRDL» lleve a su líder a la enfermería.

La clase continuó, algunas peleas eran más emocionantes que otras. Por ejemplo, Weiss logró obtener su revancha contra Rin, siendo la Schnee la ganadora. Por otra parte, la pelea de Pyrrha empezó apagada, la campeona no estaba concentrada en su adversario, pero eso no fue ningún problema, cuando Nora le llamó la atención, la pelirroja peleó enserio y ganó en menos de un minuto.

—No olviden que este fin de semana tenemos un viaje a Forever Fall —dijo Glynda—. Recuerden llevar lo necesario.

«Forever Fall», pensó una chica mirando a Shirou. «Ese será el mejor momento, prepárate Shirou Emiya.»

Los tres equipos estaban saliendo de la clase, pero faltaba un miembro.

—¡Hey, Jaune! —gritó Nora—. ¿Vienes?

—No, lo siento —dijo alejándose—. Me necesitan en otra parte.

—Estás tardando, Jauneboy —dijo Carden.

—Claro —dijo Jaune decaído—. Nos vemos.

Jaune se alejó del grupo y se fue con Carden.

—Jaune... —dijo Jeanne triste.

—¿Quieres hablar con él? —preguntó Illya.

—Conozco a mi hermano —explicó—. Soy su melliza, siempre estuvimos juntos. Si algo necesita ahora, es estar solo y superar sus problemas. Como la mayor, lo apoyaré.

—Hermano... —dijo Illya en un susurro—. Ya veo.

—¿Tienes un hermano Illya? —preguntó Jeanne.

—Se podría decir —respondió—. Mi papá lo acogió, pero no cruzamos muchas palabras, casi no lo conozco.

—Puedo imaginarlo —dijo Rin—. Illyasviel no parece de las personas más abiertas.

—¿Quién te llamó Tohsaka? —dijo enojada.

—Solo intento ser una buena compañera —dijo Rin con una pequeña sonrisa—. Yo también tuve una hermana. Antes de cualquier pregunta, no quiero hablar de ello.

—Yep —dijo Yang viendo que la conversación estaba tensa—. Hablando de buenas compañeras. ¿Qué tal si pasamos un día de chicas?

—Me encanta la idea —dijo Jeanne sonriente—. Será como estar con mis hermanas.

—¡Es una gran idea! —gritó Nora—. Podemos ir a una dulcería, podemos comer panqueques y podemos hacer un castillo de panqueques, vamos Ren.

—No soy una chica, Nora —dijo Ren.

—¡Podemos maquillarte! —gritó Nora.

—¿Una salida? —dijo Blake asintiendo—. Está bien.

—Lo siento, pero no podré acompañarlas —dijo Weiss—. Ruby y yo tenemos una investigación pendiente.

—¿Algo interesante? —preguntó Yang.

—Clasificado, necesitamos bases —respondió Weiss—. Pero tal vez aclare algunos misterios.

—Será muy interesante si tenemos éxito —agregó Ruby—. Tenemos un contacto y todo.

Un nuevo día llegó, era de mañana. El resto de las chicas habían salido juntas, pero Ruby y Weiss estaban en las calles de Vale.

—¿Segura que es por acá? —preguntó Ruby.

—Por supuesto —respondió Weiss—. ¿Cuándo fallé?

«El día de la iniciación», pensó la azabache.

—Listo —Weiss dejó de caminar—. Aquí está, «Comercio de libros de Tukson», te dije que sabía a donde ir.

—Bueno... —dijo Ruby—. Entremos.

Ambas chicas entraron a la tienda. Vieron a un hombre con una camisa color beige de manga corta con detalles en negro y con una cremallera en él. Debajo de esto, lleva una camiseta blanca. Su pelo es de un corte sencillo y con patillas.

—Bienvenidos a Comercio de libros de Tukson, el hogar de cualquier libro bajo el sol. ¿En qué puedo ayudarlas?

—Hola, soy Weiss Schnee —se presentó—. Hablamos por «scroll». ¿Tienes el libro?

—Mucho gusto —respondió—. Sí, es el único ejemplar que poseo.

—¿Es muy popular? —preguntó Ruby.

—No, se lo compré a un anciano —explicó—. Dijo que era para poner más emoción al protagonista. Luego se fue y no lo volví a ver. Tampoco vi que otro lugar tuviera otro ejemplar, pensé que era una historia que el hombre escribió. Me sorprendió cuando aparecieron ustedes y buscaban leyendas con términos como «Espíritus Heroicos» o «Magecraft».

—Así que, si existían leyendas como esta en Remnant —dijo Weiss.

—No la llamaría leyenda —dijo Tukson—. Comerciar con libros te lleva a conocer a muchas personas. Nunca escuché de una leyenda como esta, es más una novela.

—Es lo mejor que tenemos —dijo Ruby.

—¿Puedo preguntar qué buscan?

—Curiosidad —respondió Weiss—. Mi compañera es fanática de los cuentos y escuchamos sobre esta historia.

—Ya veo, espero que lo disfruten.

Weiss pagó por el libro y se retiraron.

—¿Crees que hubieron más? —preguntó Ruby.

—¿«Espíritus Heroicos»? —preguntó—. Shirou nos dijo que eran personas que realizaron grandes logros. Si eso es cierto, tal vez existan algunos de Remnant.

—¿De quién será esta historia? —preguntó Ruby sacando el libro—. ¡Eh!

—¿Qué sucede? —preguntó Weiss.

—Es Shirou —mostrando una página con un dibujo en él.

—Dámelo, es un Shirou pequeño.

Weiss cambió de página para buscar si tenía otra imagen. No encontró otra con Shirou, solo aparecía en la última imagen del libro.

—¿Cómo se llamaba la historia? —preguntó Ruby.

Weiss cerró el libro y vio el título.

«Fate/Zero»

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