Cap. 21: «RWBY» & «SJRI»
Horas antes
Ruby dejó a Weiss y Shirou para poder ir tras Penny y preguntarle qué pasó en la noche que pelearon en el muelle.
—Penny. ¿Qué te pasó esa noche? Estábamos todos juntos y, de repente, desapareciste. ¿Te secuestraron? —preguntó preocupada.
—¡Oh, no! ¡Nada de eso! —dijo rápidamente—. Nunca he estado en otro reino. Mi padre me dijo que no me alejara mucho del área. Pero... bueno, mi padre estaba muy preocupado.
—Créeme, te entiendo. Pero... ¿Por qué no nos dejaste saber que estabas bien?
—Me pidieron que no hablara contigo —respondió—. O con Weiss, o Blake, o Yang, o Shirou. Con nadie, en realidad.
—¿Tu padre estaba tan enojado?
—No, no fue mi padre. Fue...
Antes de poder seguir con su explicación, una exposición que se daba en un pequeño parque la interrumpió. Un holograma del general Ironwood se presentaba frente a una audiencia. Atrás de él había robots de un color oscuro y atrás de ellos dos cargamentos.
—El AK-130 ha sido nuestra alarma de seguridad regular por muchos años —el holograma del general Ironwood decía—. Y han hecho un gran trabajo, ¿no lo creen?
Las personas que veían la presentación empezaron a aplaudir.
—El reino de Atlas es un reino innovador —dijo mirando a la audiencia de manera segura—. Y bueno, eso no es suficiente, ¿verdad?
Los dos cargamentos se abrieron. Revelaron androides de tono blanco y más modernos.
—Les presento, ¡«Elysium Knight»!
La audiencia lanzó vítores a la presentación y a los nuevos androides que protegerían a las personas.
—Mucho más inteligentes, hábiles y, definitivamente, menos aterrorizante.
Los androides empezaron a hacer gestos de saludos.
—Estos modelos serán activados este año, pero no estarán solos. Los militares de Elysium siempre han apoyado la idea de sacar a los hombres del peligro del campo de batalla. Sin embargo, todavía hay situaciones que se necesita... un toque humano. Los mejores científicos de Atlas, en colaboración con «Schnee Dust Company», les presentamos... ¡«Elysium Paladin»!
El holograma del general desapareció y, en su lugar, el holograma de un gran robot apareció.
—No pudimos traerlos hoy. Pero estos trajes de batalla serán vistos defendiendo las fronteras del reino este año.
Varios metros lejos, Ruby estaba perdida en sus pensamientos viendo a los nuevos robots. Por otro lado, Penny estaba nerviosa y veía a diferentes partes de la calle.
—Ruby... tal vez debamos ir a otro lugar.
Dos soldados que resguardaban la presentación vieron a Penny y fueron tras ella.
Sin esperar más, Penny salió corriendo. Ruby estaba confundida cuando la vio irse, vio a los soldados y fue tras Penny.
Las dos chicas empezaron a correr entre las calles de la ciudad, pero, al ver, que los soldados iban a alcanzarlas, Ruby agarró a Penny y se apoyó de un muro para usar su «semblanza». Sin embargo, no pudo mantenerla activada mucho tiempo y se cansó. Ruby terminó en medio de la carretera, aún recuperándose por el cansancio, no se percató de que un camión iba golpearla. En el último instante, Penny logró alejarla y recibió el impactó on las manos, lo que hizo que la carretera se destruyera.
—¿Penny? —dijo sorprendida.
Las personas que caminaban cerca de ahí se sorprendieron por lo que pasó. Uno a uno se acercaban para ver.
Penny empezó a alejarse una vez más.
—¡Penny, regresa! —Ruby fue tras ella.
Finalmente, Penny se detuvo y estaba nerviosa y asustada, no sabía qué hacer o cómo explicar lo sucedido.
—Penny, por favor —dijo Ruby—. ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué estás huyendo? ¿Cómo hiciste eso?
—Yo... yo no puedo decirlo, no pasa nada. No quiero hablar de eso.
—Si tan solo me dijeras podría ayudarte.
—No lo entenderás.
—Déjame intentarlo.
—Eres mi amiga, ¿no?
—Sí.
—No soy una chica de verdad —dijo Penny, enseñó las palmas de sus manos y la «piel» estaba desgarrada, dejando ver el acero que debía cubrir.
Ruby estaba sorprendida por la revelación de Penny.
—Penny... yo... yo no lo entiendo.
—La mayoría de las chicas nacen, pero yo fui «hecha». Soy la primera persona sintética del mundo capaz de generar «aura». No soy real —dijo decaída y con miedo de que Ruby la rechace como amiga.
—Por supuesto que lo eres —dijo Ruby tomándola con las manos—. ¿Piensas que solo por tener tornillos y tuercas en vez de órganos frágiles eres menos real que yo?
—No... —dijo nerviosa y extrañada por el comportamiento de Ruby—. Estás tomando esto extraordinariamente bien.
—No eres como esas que vimos allá —refiriéndose a los robots presentados—. Tienes corazón y un alma que puedo sentir.
—¡Oh Ruby! —su tristeza por reemplazada por felicidad y emoción—. Eres la mejor amiga que alguien podría tener.
Penny no pudo resistir la emoción y abrazó a Ruby, pero no midió su fuerza y Ruby estaba siendo asfixiada.
—¡Oh! Ya veo por qué tu padre quiere proteger a una flor tan delicada —dijo con dificultad.
—Él es muy dulce —dijo soltando a Ruby—. Mi padre fue el que me construyó, estoy segura que lo amarías.
—Wow, ¿te construyó el solo?
—Casi... tuvo ayuda del señor Ironwood.
—¡¿El general?! —sorprendida—. ¿Es por eso que esos soldados iban detrás de ti?
—A ellos también les gusta protegerme. Aunque, no están seguros si estoy lista todavía. Algún día... mi trabajo será salvar el mundo, pero aún tengo mucho que aprender. Por eso vine al festival. Quiero probarme a mí misma.
—¿Qué? —dijo sorprendida y dudosa—. Penny, ¿de qué hablas? ¿Salvar al mundo de qué? Estamos en tiempos de paz.
—Eso no fue lo que dijo el señor Ironwood.
—Deben estar por aquí.
La voz de los soldados se escuchó.
—Tienes que esconderte —dijo Penny, de manera muy fácil, cargó a Ruby y la escondió en un bote de basura cercano.
—¿Qué? ¡Espera! Te puedo ayudar Penny.
—Está bien. No son malas personas. Solo no quiero que tengas problemas. Prométeme que no le dirás a nadie mi secreto.
—Lo prometo —Penny cerró el bote.
Los soldados llegaron y se acercaron a Penny.
—¡Sa-lu-ta-ciones, oficiales!
—¿Por qué estabas corriendo? —preguntó uno de los oficiales—. ¿Y dónde está la otra chica?
—¿Chica? He andado sola todo el día.
—Causaste una gran escena allá. ¿Te encuentras bien?
—Solo un rasguño —enseñó sus palmas.
—Penny... tú padre no estará feliz. Por favor, ven con nosotros.
—Sí, señor.
Ruby observó cómo Penny se alejaba. Cuando vio que no había nadie cerca decidió salir del bote de basura.
—¿Ahora qué? —se dijo a si misma.
Ruby estuvo caminando por un tiempo buscando a Weiss y Shirou, pero escuchó su «scroll» sonar.
—¡Necesitamos ayuda! ¡Estamos en problemas! —gritó Blake, su voz temblando por la desesperación.
★
Mientras tanto, Yang, acompañada de Neptune, llegó a un club.
—Vamos —dijo Yang—. Mis amigos están aquí.
Yang y Neptune entraron y vieron a dos personas que vigilaban la entrada.
—¡Hey! Chicos... —dijo Neptune, pero vio que los guardias empezaron a correr hacia el interior—. ¿Qué? ¿Qué sucede?
—Me gusta dejar una buena primera impresión —dijo la rubia y dirigió el camino.
Llegaron a la entrada y Neptune vio que los dos guardias cerraron a la puerta.
—Empiezo a creer que no son tus amigos.
—Los amigos suelen jugar así.
Yang preparó uno de los brazaletes y de un golpe creó una explosión que derribó la puerta.
—¡Adivinen quién regresó! —dijo con una sonrisa, pero los trabajadores sacaron sus armas y la apuntaron.
—Creo que ellos no tienen la misma definición de amigos que tú —dijo Neptune nervioso y un poco asustado.
—¡Suficiente! —gritó un hombre que aparecía desde atrás.
Llevaba una camisa blanca con un chaleco negro sobre la parte superior, una corbata roja, guantes negros, y pantalones de vestir negros. Tiene los ojos grises, pelo negro corto, y una barba negra con un bigote.
—¡Que nadie dispare! Blondie... estás aquí... ¿Por qué?
—Me debes un trago.
Yang lo arrastró al sujeto y lo llevó a la barra del club.
—¿Dónde estará Roman Torchwick, Junior?
—¿Qué? —respondió.
—Necesito información, Junior —dice Yang, apoyando los brazos sobre la barra y fijando su mirada en él—. Y sé que sabes algo sobre Roman Torchwick.
Junior arquea una ceja, manteniéndose calmado.
—No sé de qué hablas. Hace tiempo que no sé nada de Torchwick —responde—. No he hablado con él desde la primera noche que vino. Pagó por adelantado, le presté a mis hombres y ninguno de ellos regresó.
—Entonces, ¿a dónde fueron? —dijo Neptune tratando de ser intimidante.
—¿Qué pregunta es esa? Nunca regresaron. ¿Quién es este tipo?
—Preocúpate por mí si no consigo lo que busco —dijo Yang alejando a Neptune con un brazo.
—Ya te dije lo que sé. Torchwick contrató a mis hombres y al parecer no estaba contento —dijo frustrado.
—Vamos, Neptune —dijo Yang retirándose.
—¿Conseguimos lo que necesitábamos? —preguntó sin entender la situación.
—Conseguimos lo que pudimos, esperemos que a los demás les fuera mejor.
Yang subió a su motocicleta y Neptune la siguió, pero antes de encenderlo su «scroll» empezó a sonar.
—¡Necesitamos ayuda! ¡Estamos en problemas! —gritó Blake, su voz temblando por la desesperación.
★
Horas antes
Mientras tanto en otro lugar, Blake y Sun buscaban el lugar de una de las reuniones que tenía el «White Fang» para reclutar miembros.
El silencio entre ambos era denso, casi incómodo. Blake estaba concentrada, como siempre, mientras que Sun no paraba de preguntarse si ese mismo silencio era una señal de algo más. Quizás estaba demasiado preocupado, pero no soportaba el vacío de la conversación.
—Entonces... —Sun rompió el silencio, mirando de reojo a Blake—. ¿Tienes algún plan para este fin de semana?
Blake lo miró de manera extraña, sin detenerse. El entrecejo fruncido mostraba su confusión.
—¿Plan para el fin de semana? —repitió con incredulidad—. Sun, estamos en una misión seria. No estamos aquí para hacer planes de ocio.
Sun se encogió de hombros, intentando disimular su incomodidad.
—Solo intentaba romper el hielo. Es decir, ha estado muy... tranquilo por aquí.
Blake lo miró de nuevo, esta vez con una mezcla de desconcierto y algo de frustración. Sabía que Sun siempre era relajado, que tenía esa actitud despreocupada incluso en los momentos más críticos, pero esto era diferente. Estaban buscando información crucial, y el constante parloteo no ayudaba a su concentración.
El silencio volvió a instalarse entre ellos. Sun, sintiendo que había fallado en aliviar la tensión, decidió intentarlo una vez más.
—He escuchado algunos rumores en Beacon —dijo, esperando atraer la atención de Blake—. Dicen que Shirou es bastante popular y bueno... como pasa mucho tiempo con tu equipo.
Blake hizo una pausa, apenas perceptible, antes de seguir caminando. Se pasó una mano por la frente, claramente cansada de la distracción constante. Entendía que Sun estaba intentando ser amigable, pero no era el momento ni el lugar.
—Shirou es... una buena persona —respondió finalmente, su tono neutral, aunque ligeramente irritado—. Siempre está dispuesto a ayudar a quien lo necesite, lo que explica por qué tantos le buscan.
Sun, en lugar de rendirse, decidió continuar, tratando de acercarse al verdadero motivo de sus preguntas.
—Oh, claro, claro. Solo lo mencioné porque, ya sabes, parece que él tiene bastante química con tu equipo. Sobre todo, he notado que pasa mucho tiempo contigo.
Blake frunció el ceño, notando la intención detrás de las palabras de Sun.
—Shirou ayuda a todos —respondió con una voz algo más firme —. No tiene ningún tipo de preferencia. Es parte de su naturaleza.
Sun en su interior seguía buscando una oportunidad de coquetear con Blake. Había algo en ella que le llamaba la atención, así que, intentó investigar si Blake tenia a alguien especial. Pero claro, Blake no era como las demás chicas que Sun conocía, ella no se dejaba impresionar fácilmente.
—Solo lo decía porque, bueno... —Sun hizo una pausa, sonriendo de manera despreocupada —. Eres muy reservada sobre esas cosas. A veces pienso que debería haber alguien más en tu vida además de misiones y el «White Fang».
Blake dejó escapar un suspiro, claramente impaciente.
—Sun, estamos en una misión importante. El «White Fang» podría estar reclutando nuevos miembros ahora mismo, y estamos perdiendo tiempo con estas preguntas. No es momento para hablar de relaciones ni de quién pasa tiempo con quién en Beacon —dijo Blake con el rostro con un pequeño sonrojo.
Si bien Sun entendía el contexto, no podía no querer investigar más.
—Está bien, lo entiendo. Pero, hablando en serio, ¿Shirou es tan genial como todos dicen?
Blake soltó una risa suave, casi imperceptible.
—Shirou es... único. Es humilde, lo que hace que muchos lo subestimen al principio. Siempre se entrega completamente a lo que hace, es alguien muy confiable, y eso lo convierte en un gran aliado —soltó una pequeña sonrisa.
—Wow... cualquiera diría que lo conoces desde hace mucho.
—¿Eh? —sorprendida—. Eso es i-imposible. ¿Cómo podría conocer a Shirou desde antes? Nunca escuché su nombre antes...
La conversación terminó, ya que vieron a varios «faunus» caminar a un lugar sin mucha vigilancia.
Blake y Sun se acercaron y vieron a muchos miembros que tenían ropa del «White Fang», además, varios «faunus» con ropas civiles que Blake reconoció como personas a las que tratan de reclutar. Por último, frente a ellos, una gran tela con el símbolo del «White Fang».
—Ponte esto —Blake le dio una máscara a Sun—. No nos deben reconocer.
Sun vio extrañado la máscara, después de todo, tenía un diseño parecido a las máscaras de «Grimms».
—No lo entiendo. Si creen que hacen lo correcto. ¿Por qué ocultar quienes son?
—Las máscaras son un símbolo —respondió—. La humanidad quería hacernos ver como monstruos, así que decidimos usar rostros de monstruos.
—Eso es muy oscuro.
—Igual que el tipo que lo inicio —dijo Blake con disgusto notable.
Ambos se infiltraron en la reunión y esperaron hasta que un «fauno» llamó la atención de los presentes y empezó la presentación.
—Gracias a todos por venir. Para los que han venido hoy por primera vez, permítanme presentarles a un comerciante de armas muy importante para nosotros. Les garantizo que es la clave para conseguir todo por lo que hemos luchado tanto tiempo.
—¡Gracias! ¡Gracias!
Blake se sorprendió, porque la persona que apareció era Roman Torchwick.
—¿Qué hace un humano aquí? —preguntó una chica «fauno» indignada.
—Me alegro que preguntes eso —dijo Roman—. Déjenme ser el primero en decir que los humanos son lo peor. Así que puedo entenderlos, todos tenemos un enemigo en común... los que controlan, los sucios humanos que manejan los reinos, el gobierno, la milicia, las academias. Todos son culpables de su desafortunada vida.
Los «faunus» empezaron a dar gritos demostrando que estaban de acuerdo.
—Por suerte, tengo la solución.
La tela con el símbolo del «White Fang» cayó, revelando lo que cubría.
—Tal vez algunos de ustedes escucharon sobre esto. Es la nueva línea de defensa de Atlas y gracias a mi patrocinador, logramos tener algunos antes de que salieran a la venta.
Las personas empezaron a vitorear a Roman.
Sun seguía sorprendido por el robot gigante.
—Debemos irnos de aquí —dijo Blake.
Sin embargo, al final de su discurso logró ver a Sun y Blake, reconociéndolos, a pesar de usas máscaras.
—Creo que nos está viendo —dijo Sun.
—No puede ver en la oscuridad —respondió y con su arma hizo que se apagara la luz.
—No los dejen escapar —gritó un «fauno».
Blake y Sun escaparon a través de una ventana, sin embargo, Roman no estaba dispuesto a dejarlos ir, activó el robot y fue tras ellos.
—Así que... ¿tenemos un plan «B»?
—Estoy en ello —dijo Blake sacando su «scroll».
—¿Blake? —dijo Weiss mientras contestaba la llamada.
—¡Necesitamos ayuda! ¡Estamos en problemas! —gritó, su voz temblando por la desesperación.
—¿Dónde están? —preguntó Weiss.
—Estamos en el distrito comercial, cerca del antiguo almacén.
—Vamos para allá —dijo Shirou.
★
Las calles de Vale estaban envueltas en caos. Roman Torchwick maniobraba desde su cabina, mientras Blake y Sun corrían desesperadamente por sus vidas.
De repente, el rugido de un motor se escuchó en la distancia, acercándose a gran velocidad.
—¡Blake! ¡Sun! ¡Por aquí! —gritó Yang.
Yang apareció en su motocicleta, acelerando por las calles y esquivando los autos. Tras ella, Neptune se preparaba para pelear.
—¡Justo a tiempo! —gritó Sun, sin ocultar su alivio.
Neptune, soltándose de la motocicleta y saltando sobre uno de los autos cercanos. Sun, con una sonrisa confiada, siguió el ejemplo de su amigo.
—¡Espero que esta sea buena, Neptune!
Ambos comenzaron a correr por los techos de los autos, acercándose al gigantesco robot.
—¡Vamos a hacer esto rápido! —gritó Neptune mientras cargaba su arma—. Apuntamos a las piernas, ¡quizás podamos hacer que pierda el equilibrio!
Sun asintió, concentrándose.
—¡De acuerdo!
Con un salto sincronizado, ambos atacaron. Sun desató una ráfaga de golpes con su bastón, mientras Neptune descargaba una potente ráfaga eléctrica de su arma. Las chispas volaron, y por un momento, el robot titubeó. Pero el robot lanzó un brazo hacia ellos, golpeándolos con fuerza.
Las chicas observaron desde la distancia cómo Sun y Neptune eran mandados a volar, aterrizando con fuerza a varios metros de distancia.
De repente, el intercomunicador de Blake emitió un pitido, y la voz de Weiss se escuchó.
—Blake, estoy en posición —dijo Weiss—. Voy a intentar algo. Prepárense.
Desde una azotea cercana, Weiss desenvainó su estoque, «Myrtenaster», y con una acción rápida una ráfaga de aire gélido se desplegó desde su posición, envolviendo el suelo bajo el robot.
El suelo comenzaba a cubrirse de una gruesa capa de hielo. El robot comenzó a perder el equilibrio al resbalar sobre la superficie helada.
Desde otra esquina, Shirou apareció. Al ver el titubeo del robot, Shirou no lo dudó. Utilizando una de sus proyecciones, una espada luminosa, cargó directamente contra la máquina. Con una fuerza impresionante, empujó al robot, alejándolo de las calles abarrotadas.
El impacto fue tal que el robot perdió totalmente el equilibrio, cayendo de lado mientras Torchwick luchaba por retomar el control.
—¡Malditos niños entrometidos! —gritó furioso desde la cabina, golpeando el panel de control.
El gigantesco robot tambaleante se levantaba de nuevo tras el empujón de Shirou. Roman, con una expresión furiosa, forcejeaba con los controles de la máquina, intentando recuperar el equilibrio mientras el equipo se reagrupaba frente a él.
En cuestión de segundos, Ruby aterrizó en medio del grupo gracias a su «semblanza». A su lado, llegaron Rin, Jeanne e Illya, listas para unirse a la batalla.
—¡Shirou! ¡Blake! —Ruby saludó con entusiasmo, pero su expresión cambió rápidamente a la seriedad al ver el peligro inminente—. ¿Listos para acabar con esto?
—Más que listos —respondió Shirou, con una leve sonrisa—. ¿Tienes un plan?
Ruby asintió, mirando a ambos equipos.
—Vamos a hacer esto juntos. Shirou y yo dirigiremos la ofensiva. Si trabajamos en equipo, no tendremos problemas para derribar ese robot.
Blake y Weiss se posicionaron a la derecha, mientras Rin y Jeanne se alineaban a la izquierda. Yang y Illya se prepararon en el centro, con Shirou y Ruby en la primera línea.
—¡Aquí vamos! —gritó Ruby, apuntando con «Crescent Rose» hacia el robot—. ¡Equipo «RWBY», al ataque!
Weiss fue la primera en actuar, creando rápidamente una serie de «glifos» en el suelo, permitiendo a Blake y Yang moverse a una velocidad increíble. Blake, utilizando su «semblanza», se multiplicó en clones que aparecían desde diferentes direcciones, distrayendo al robot mientras Yang cargaba directamente hacia él.
—¡Yang, ataca la pierna derecha! —gritó Ruby, observando atentamente los movimientos del robot.
Al mismo tiempo, Shirou dirigió a su equipo.
—Jeanne, cubre a Rin mientras prepara su ataque. Illya, prepara una defensa.
Jeanne, con su bandera en mano, avanzó con fuerza, bloqueando un golpe del brazo metálico del robot con una poderosa estocada, mientras Rin concentraba una joya cargada de «aura» en sus manos.
—¡Aquí viene! —gritó Rin, lanzando su ataque. La energía golpeó con precisión el torso del robot, causando una explosión que lo sacudió. Sin embargo, Torchwick reaccionó rápidamente, activando las defensas del robot.
—¡No será tan fácil, niños! —se burló desde la cabina, mientras el brazo del robot se desplegaba con una velocidad aterradora.
El brazo golpeó a Yang directamente en el estómago, enviándola volando contra un auto cercano.
—¡Yang! —gritó Blake, corriendo hacia ella.
El resto del equipo se quedó en silencio por un momento, observando con preocupación cómo Yang se levantaba lentamente. Sin embargo, Ruby, con una calma sorprendente, dio un paso al frente.
—No se preocupen —dijo con una leve sonrisa—. Esta es la «semblanza» de Yang.
Los ojos de Yang se abrieron lentamente, y lo que todos vieron fue su cambio. Su cabello comenzó a arder con un fuego dorado, y sus ojos se volvieron de un rojo intenso. Su «semblanza», el poder de convertir el daño que recibe en fuerza aumentada, había sido activada.
—Eso fue un error, Torchwick —murmuró Yang, con una sonrisa feroz en el rostro.
El fuego en su cabello creció, y sin perder tiempo, Yang cargó de nuevo contra el robot, esta vez con una velocidad y fuerza mucho mayores. Golpeó la pierna del robot con tal poder que las placas metálicas comenzaron a crujir bajo el impacto.
—¡Sigue así, Yang! —gritó Ruby—. ¡Todos, ataquemos juntos!
Los dos equipos, ahora coordinados de manera impecable, comenzaron a lanzar sus ataques. Weiss creó más «glifos» bajo Rin y Jeanne, permitiéndoles moverse con agilidad por el campo de batalla. Blake utilizó sus sombras para rodear al robot, cortando los cables expuestos y debilitando sus defensas.
—¡Ahora, Illya! —gritó Shirou.
Illya levantó sus manos y conjuró una poderosa figura, la forma de «Berserker» apareció y de un golpe empujó al robot, mientras Shirou proyectaba a «Kanshou» y «Bakuya».
—¡Ruby, vamos con todo! —dijo Shirou, apuntando su mirada hacia el punto débil del robot.
Ruby asintió, utilizando su «semblanza» para moverse a una gran velocidad. Con «Crescent Rose» en mano, atacó la pierna restante del robot, mientras Shirou proyectaba una enorme espada que atravesó el torso de la máquina.
Torchwick, dentro de la cabina, luchaba por mantener el control, pero la máquina se tambaleaba peligrosamente.
—¡Maldita sea! ¡No puedo dejar que me derroten estos niños!
Yang, aún imbuida en su «semblanza», se lanzó hacia el brazo que la había golpeado antes, destrozándolo con un solo golpe. El robot se inclinó peligrosamente hacia un lado, incapaz de sostenerse.
Los equipos «RWBY» y «SJRI» retrocedieron, observando cómo la máquina caía derrotada, dejando solo a Roman Torchwick, quien ahora estaba expuesto y completamente vulnerable.
Torchwick salió de los restos de la cabina, tambaleándose, pero aún con una sonrisa arrogante en su rostro.
—Bueno, bueno... parece que me superaron, ¿eh?
Antes de que Torchwick pudiera decir algo más, Yang usó a «Ember Celica» para disparar un ataque. Sin embargo, una persona aterrizó frente a él y bloqueó el ataque de Yang.
Tiene los ojos heterocromáticos, uno de sus ojos es marrón y el otro es rosa pálido, el color de su cabello era típicamente mitad rosado y mitad marrón, con rayas blancas en el lado rosado. Su estatura es baja.
Lleva una chaqueta blanca, ancha, de cola ancha, con un interior rosado, cuello, un solo botón dorado y grandes puños rosados. Ella usa pantalones marrones con un cinturón oscuro que tiene una hebilla gris y un cinturón estrecho adicional debajo. Debajo de su chaqueta hay un corsé marrón, curvado en el medio y en la parte inferior, exponiendo sus caderas. Ella también usa una multitud de collares de cuentas negras, que cuelgan al azar alrededor de su cuello. También usa botas de color blanco y negro hasta debajo de las rodillas junto con guantes negros.
—¡Señoritas! ¡Señor! «Ice Queen» —dijo Roman.
—¡Hey! —reclamó Weiss.
—Es un placer. Neo, si puedes hacer el favor...
La nueva chica dio una pequeña reverencia, sin embargo, Yang no estaba dispuesta a dejarlos ir. Así que se lanzó a atacarlos, pero cuando los golpeó se rompieron como vidrio.
La rubia se sorprendió y empezó a buscar a los originales, pero era tarde, Roman y Neo se fueron en una aeronave.
—Según parece, consiguió una nueva asistente —dijo Yang.
—Sí, y creo que hizo que nuestros planes se... ¿quebraran? —dijo Weiss intentando hacer una broma.
—No... solo no lo intentes —dijo Blake para irse.
—¿Por qué? —preguntó indignada.
—Hay un lugar y un momento para bromear —dijo Yang.
—¿Y este no lo era?
—No es eso, solo era una broma muy mala.
—Al menos lo estoy intentando.
★
Habitación «JNPR» – Beacon
Pyrrha Nikos estaba sentada en la cama de su habitación del equipo «JNPR», con las piernas cruzadas y su «scroll» en la mano. Mientras revisaba una y otra vez el anuncio del baile que Beacon había organizado. El evento era una oportunidad perfecta para que los estudiantes dejaran a un lado las misiones y el entrenamiento por una noche, y simplemente disfrutaran de una velada de diversión.
«Beacon Ball: ¡Una noche de magia y encanto! Ven con tu mejor atuendo y diviértete bajo las estrellas en el gran salón de Beacon. Todos los equipos están invitados. Trae a una pareja, o ven con tus amigos y compañeros de equipo.»
Pyrrha suspiró, leyendo nuevamente la última frase.
—Trae a una pareja... —susurró para sí misma. Sus pensamientos se desviaron inmediatamente hacia Shirou.
«Es amable, valiente, y a pesar de todo lo que había vivido, mantiene esa serenidad fascinante», pensó, «pero invitarlo al baile... no es tan sencillo como parece.»
La idea de acercarse a él y hacerle esa pregunta la llenaba de nervios.
Se mordió el labio inferior, su corazón latiendo un poco más rápido.
—¿Cómo debería hacerlo? ¿Qué debería decirle? ¿Y si... y si él ya tiene planes con alguien más? Tal vez con Ruby o alguien del equipo «RWBY» —Su mente corría en círculos mientras se imaginaba posibles escenarios, cada uno más embarazoso que el anterior.
La puerta de la habitación se abrió de repente, interrumpiendo sus pensamientos. Era Jaune, su compañero de equipo. Llevaba su habitual sonrisa despreocupada, aunque esta vez parecía un poco más cansado después de su entrenamiento matutino. Al ver a Pyrrha sentada, con el rostro lleno de emoción y nerviosismo, arqueó una ceja.
—Eh... Pyrrha, ¿todo bien? —preguntó Jaune, acercándose a ella—. Pareces... bueno, diferente.
Pyrrha levantó la vista rápidamente, escondiendo su «scroll» detrás de ella de forma casi instintiva, como si intentara ocultar lo que estaba viendo.
—¿Jaune? Oh, sí, estoy bien. Solo... estaba pensando en algunas cosas.
Jaune ladeó la cabeza, claramente no convencido.
—¿Seguro? Pareces un poco nerviosa. ¿Estás pensando en algo importante?
Pyrrha dudó por un momento, pero sabía que podía confiar en Jaune. Después de todo, había sido su amigo desde el primer día en Beacon. Tomó aire profundamente antes de hablar.
—Es sobre... el baile que se hará en Beacon.
Jaune la miró con más interés ahora.
—¿El baile? Oh, sí, vi el anuncio esta mañana. ¿Qué pasa con eso?
Pyrrha jugueteaba con las manos, entrelazando los dedos.
—Bueno, estaba pensando en... invitar a alguien. Pero no estoy muy segura de cómo hacerlo.
—¿Invitar a alguien? —Jaune se sorprendió por un segundo, pero luego sonrió ampliamente—. ¡Eso es genial, Pyrrha! ¿A quién estás pensando invitar?
El rubor en las mejillas de Pyrrha se hizo más evidente.
—Estaba pensando en... Shirou Emiya.
Jaune dejó escapar un pequeño silbido, impresionado.
—¡Shirou, eh! Sí, entiendo por qué lo harías. El tipo es genial, es fuerte, sabe luchar y parece que es bueno con la gente. ¿Pero por qué estás nerviosa? Seguro que diría que sí.
—Es que... no estoy tan segura, Jaune —Pyrrha bajó la mirada—. Shirou es... diferente. No sé si siquiera ha pensado en ir al baile, y mucho menos conmigo. Y no quiero parecer demasiado insistente o hacer que las cosas sean incómodas entre nosotros.
Jaune se rascó la barbilla, reflexionando.
—Bueno, Pyrrha, tú eres increíble. Quiero decir, eres la campeona de Mistral, la mejor luchadora que he conocido. Pero entiendo que estas cosas pueden ser difíciles. Yo también he estado pensando en el baile...
—¿Tú? —Pyrrha levantó la vista, sorprendida—. ¿Tienes a alguien en mente?
Jaune asintió, algo tímido.
—Sí... creo que voy a invitar a Weiss.
—Eso suena... ambicioso, Jaune. Sabes que Weiss es un poco difícil de impresionar.
—Lo sé, lo sé —respondió Jaune, levantando las manos—. Pero siento que es el momento. He estado trabajando en mis habilidades de combate, estoy mejorando.
—Eso es cierto. Pero recuerda, lo importante no es solo ser fuerte. Es ser tú mismo. Quizás Weiss valore eso más de lo que piensas.
Jaune la miró pensativo.
—Tal vez tengas razón. Pero... oye, volviendo a lo de Shirou, creo que deberías intentarlo. Digo, lo peor que puede pasar es que él diga que ya tiene planes, pero no te lo tomes mal. No creo que haya nadie en Beacon que rechazaría una invitación tuya.
Pyrrha soltó una carcajada incómoda.
—Gracias, Jaune. Supongo que podría intentarlo.
—Sí, lo entiendo —dijo Jaune, dándole una palmadita en el hombro—. Tú invitas a Shirou, y yo voy por Weiss. ¡Nada de dudas!
Jaune le guiñó un ojo antes de salir de la habitación.
Pyrrha se quedó sola de nuevo, mirando su «scroll». El anuncio del baile seguía allí, brillante en la pantalla. Tomó aire profundamente y dejó escapar un largo suspiro. Jaune tenía razón. No había razón para no intentarlo.
—Está bien —murmuró para sí misma, levantándose de la cama—. Voy a invitar a Shirou.
.....
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