Cap. 2: Vi el infierno

El día del campamento llegó y se podía ver a varios padres junto a sus hijos. Laurent y Pyrrha Nikos se hallaban cargando unas pequeñas mochilas, mientras su madre iba siguiéndolos para intentarlos convencer que se pusieran protector solar.

—Niños —llamó la pelirroja mayor—. Vengan, necesitan usar protección contra el sol.

—Sigue muy animado como siempre —dijo una pequeña voz a un lado de Irina—. Usted debe ser la madre de Laurent y Pyrrha. Mucho gusto, soy Rin Tohsaka. Laurent y yo somos amig...

—Tú eres la chica que trata de alejar a mi bebé de mí —dijo rápidamente la pelirroja al escuchar el nombre de la niña, pero luego la examinó—. Eres bonita.

Rin Tohsaka había escuchado presentaciones de todo tipo, desde las personas que se acercaban a ella para conseguir algo o los saludos extremadamente educados de los Schnee, una familia de clase alta, pero esta era la primera vez que alguien la llamó una especie de ladrona de bebés para luego ser alagada por su belleza.

—Creo que no entendí -dijo la niña mientras pensaba si estaba hablando con una persona adulta—. ¿Cuál bebé?

—Mi Laurent por supuesto —explicó Irina—. Le gusta hablar sobre las cosas que puedes hacer con tu «semblanza», no hay día que no escuché tu nombre.

—Y-ya veo —dijo la niña cerrando los ojos y sonrojándose por enterarse de algo que hacía su amigo—. La-Laurent es mi mejor amigo. No es lo que usted se imagina.

—No te pongas nerviosa —intentó relajar la pelirroja—. Todavía son pequeños. Tienen 7 años, tienen hasta los 20 años para que se puedan casar.

Si la intención de Irina era relajar a la pequeña Rin, no lo logró. La menor estaba con la cara tan roja como el cabello de la Nikos mayor, se podía ver humo salir de sus oídos. Pero para su suerte una mujer se acercó a la pareja de féminas.

—Rin, ¿encontraste a tu amigo? —preguntó una mujer adulta—. Saliste corriendo cuando te pareció verlo.

—¡Mamá! —dijo la niña feliz de ver a la persona que la sacaría de una conversación incómoda—. Me alegro tanto de que me alcanzaras.

—¿Sucedió algo? —preguntó su madre al ver que su hija tenía las orejas rojas.

—Estábamos hablando del futuro —dijo Irina al entender que la mujer que apareció era la madre de la niña a la que ya le había dado el visto bueno—. Soy Irina Nikos, mis hijos también están en el campamento.

—Soy Aoi Tohsaka, como ya escuchaste soy la madre de Rin.

Aoi era parecida a su hija, el color de cabello era idéntico, pero el de la Tohsaka mayor estaba suelto, también llevaba un vestido sencillo con un chal blanco.

—Por casualidad, ¿eres la madre de Laurent Nikos? —preguntó Aoi, ella quería saber del chico que era amigo de su hija. Ella sabía que su hija no hacía amigos fácilmente y que no se levantaba de la cama temprano, pero hoy fue la primera en estar lista para el campamento.

—Así es —confirmo Irina—. Estoy al tanto de que nuestros hijos son buenos amigos.

—No lo puedo negar —asintió Aoi con la cabeza—. Rin se levantó antes que todos en nuestra casa. Si tu hijo hace que Rin deje el hábito de que se le peguen las sábanas debe ser buena influencia.

La cara de Rin tenía los ojos muy abiertos, no le gustaba en cómo podría terminar esta conversación. La única cosa que podía empeorarlo era la presencia de un chico pelirrojo.

—¿Mamá? —apareció la persona que Rin no quería ver ahora—. Te quedaste muy atrás.

—Conocí a dos personas muy interesante Laurent —dijo la pelirroja.

—Hola Rin —dijo al ver a una Rin con la boca abierta y los ojos blancos—. ¿Estás bien?

Era oficial, Rin Tohsaka quería que la tierra la tragara y la escupiera en cualquier otra parte del mundo.

—Y-Y-Yo... —intentó decir la pequeña Rin.

—Hola Laurent —empezó a decir Aoi—. Soy la madre de Rin, Aoi Tohsaka.

—Mucho gusto señor... —iba a terminar el niño, pero fue interrumpido.

—Aoi —dijo rápidamente la madre de Rin—. Solo Aoi está bien.

—Eh... —estaba nervioso porque el rostro de la madre de Rin estaba cerca y tenía un aura oscura—. Está bien... A-Aoi.

—Muy bien —felicitó Aoi y vio a una niña junto a Laurent—. ¿Qué hay de ti pequeña?

—Hola, soy Pyrrha Nikos, hermana de Laurent —se presentó Pyrrha

—Hola Pyrrha —respondió Aoi y volvió a ver a la madre de los hermanos Nikos—. Irina, me gustaría saber sobre el niño que siempre habla mi hija, ¿es una molestia?

—En lo absoluto —dijo la pelirroja mayor—. Yo también estoy emocionada de conocer a Rin. Sin duda es muy encantadora.

Ambas adultas empezaron a sonreír con los ojos cerrados y un aura que le dio mala espina a una niña con dos coletas.

Rin estaba tentada a salir corriendo. Las últimas horas fueron las más largas de su vida, su madre no paraba de alagar a Laurent y la madre de Laurent, Irina, mencionaba que le gustaría que ellas vayan a visitarla para pasar un día divertido.

La niña de cabello oscuro no sabía cómo el niño que caminaba a su lado ni siquiera escuchaba a las dos personas adultas.

—¿Sucede algo Rin? —preguntó el niño—. Tu rostro está muy colorado.

«¡Claro que sucede algo!», gritó Rin en su mente. «¡No te das cuenta que nuestras madres están actuando de casamenteras!»

—¿Rin? —insistió el niño.

—Descuida, Laurent —respondió Rin, actuando de la manera más normal posible—. Dime, ¿tienes algo planeado?

Cerca de ellos caminaba una niña pelirroja que intentaba ignorar las insinuaciones de su madre.

«Rin esto, Rin aquello», pensaba la pequeña pelirroja. «Yo podría ser una mejor compañera para Laurent.»

—Y dime Laurent —dijo Aoi—. ¿Tienes algún sueño?

—Me convertiré en «huntsman» —respondió con gran convicción—. Me gustaría ser un héroe.

—Ese es un sueño noble —dijo sorprendida—. Serás un gran hijo.

—¿No lo soy ahora? —dijo con duda.

—Eres mi gran hijo —respondió Irina—. Pero todavía no eres hijo de Aoi.

—¿Su hijo? —Laurent no sabía a qué se refería—. ¿Cómo puedo ser su hijo?

—No te preocupes Laurent —dijo Aoi—. Rin se ocupará de eso.

—¡¿Qué?! —gritó Rin avergonzada y la cara roja—. Y-y-yo no puedo hacer eso.

—Podemos hablar de eso en unos años —Aoi dio una sonrisa sutil—. Laurent, ¿sabes a que academia vas a ir?

—Escuché que Beacon es muy buena academia —dijo Laurent—. Pero también está Haven. Es complicado.

—Es una decisión importante —dijo Aoi—. ¿Sabes qué tipo de arma usarás?

—Ese es un mal chiste mamá —dijo Rin regresando a la normalidad—. Laurent ha estado planeando como sería su arma.

—Él tiene un block de notas para eso —dijo Pyrrha—. Todos los días busca mejorar sus armas.

—«Milo» y «Akuo» serán perfectas —dijo Laurent—. También puedo diseñar tus armas Pyrrha. Aunque... sería otro día, olvidé traer mi libreta.

—No gracias —respondió rápidamente.

—¿No quieres ser una «huntress»? —preguntó Aoi.

—Solo quiero tener una vida tranquila —Pyrrha miró el cielo—. Una vida tranquila con mi familia... «con Laurent».

Pyrrha dijo lo último en sus pensamientos.

El campamento no fue distinto a otros. Los niños iban corriendo de un lado para el otro y los padres estaban sentados sobre unas mantas para picnic. La combinación de un día soleado y el ambiente natural daba una sensación de tranquilidad y regocijo.

Laurent se encontraba jugando con otros niños, habían agarrado algunas ramas caídas y las usaban como espadas. El pelirrojo estaba divirtiéndose, pero a unos metros, al lado de Irina, estaba Pyrrha viéndolo atentamente.

—¿Qué tal si paseamos? —dijo Rin—. Un tiempo de chicas no vendría mal.

—Supongo que no —respondió Pyrrha educadamente, a pesar de estar celosa de la atención que le daba Laurent—. Vamos.

—Perfecto —expresó Rin con una sonrisa, dirigió la vista a las mujeres mayores—. Vamos a dar un pequeño paseo por los alrededores, regresaremos en unos minutos.

—Tengan cuidado —dijeron al unísono las dos madres.

Ambas chicas empezaron a caminar por el campo, al inicio solo había un silencio un poco incómodo.

—¿Cómo están las cosas con Laurent? —Rin tomó la iniciativa—. ¿Siguen sin hablar?

—No sé a qué te refieres —respondió Pyrrha—. ¿No deberías haber invitado a Laurent? Son muy buenos amigos, ¿no?

—Ese nos es el tema central —dijo Rin cambiado de tema rápidamente, ya había tenido suficiente con la conversación entre su madre y la madre de la pelirroja—. El tema central eres tú... y lo que sientes.

—¿Lo que siento? —dijo sin entender Pyrrha—. ¿A qué te refieres?

—A Laurent, por supuesto —respondió la niña levantando las manos como si fuera lo más obvio—. Eres muy fácil de leer Pyrrha.

—¿A qué te refieres? —dijo esquivando la mirada que le daba Rin—. No sé qué quieres decir.

—¿Vas a negar las miradas que le das a Laurent?

—Él y yo somos hermanos —dijo de manera muy rápida—. Mis sentimientos son de cariño fraternal.

«Sigue diciendo eso roja», dijo en su mente. «Tú serás mi boleto de salida para las insinuaciones de mi madre.»

—Yo creo...

Un fuerte rugido se escuchó desde el bosque.

Una criatura con un tono de piel negro y ojos rojos. Su cabeza parecía estar hecha de hueso. Un «beowolf» había aparecido de entre los árboles.

—No te detengas —dijo Rin—. Debemos escondernos.

—¡Ahí! —gritó Pyrrha señalando una cabaña—. Solo un poco más.

Se escuchaban explosiones por todo el lugar. Varios «huntsmen» habían llegado para controlar el ataque de «grimms». Sin embargo, no eran suficientes, todo era un caos. Personas corriendo de un lado a otro, incluso algunas personas quedaban atrás y eran alcanzadas por las criaturas.

Ambas niñas lograron esconderse, cubrían sus oídos para no tener que escuchar a las personas gritando por el dolor causado por los «grimms».

—Tenemos que encontrar a Pyrrha y Rin —dijo Laurent—. Deben tener mucho miedo.

—Descuida Laurent —intentó tranquilizar a su hijo—. Alessandro dijo que su equipo se está encargando de buscarlas.

—Rin... —Aoi se encontraba hiperventilando—. Por favor... que este a salvo.

—Aoi —llamó Irina, tomando de sus manos—. Estoy segura que pronto estarán con nosotras.

El pequeño vio como la madre de Rin tenía mucho miedo y, en su inocencia, pensó en ayudar. Decidió escabullirse de esa zona para poder encontrar a Rin y Pyrrha.

—Voy a encontrarlas —dijo decidido—. No importa cómo.

Laurent avanzó escondiéndose entre los arbustos. Estaba tan concentrado buscando a las dos niñas que ignoraba por completo las peleas que se daban en el lugar. Caminando sin llamar la atención encontró el arma de un «huntsman» tirada. Al ver que nadie se acercaba a recogerla decidió tomarla para poder defenderse.

Un sonido provino de los arbustos, un ser que se asemejaba a un oso hizo su aparición. Este era un «ursa», un tipo de «grimm». Laurent retrocedió asustado, pero tropezó con la raíz de un árbol haciendo que caiga en el suelo. El «ursa» no se detuvo e iba a atacarlo.

«No, aún no», pensó el niño. «No puedo morir aquí.»

Juntando todas sus fuerzas agarró el arma que encontró y apuntó directamente a la cabeza del «ursa». Un disparo fue suficiente para acabar con el monstruo y, también, fue suficiente para darle el valor que necesitaba.

—Vamos a ver... —dijo una voz sin emociones—. Poseo a cada variante. Cada una de ellas es mía. Emiya «Archer», Emiya «Alter», Emiya Shirou «Saber», Emiya Shirou «Avenger», Emiya Shirou «Caster», Emiya Shirou «Assassin», Emiya Shirou «Lancer», Emiya Shirou «Rider», Emiya Shirou «Berserker» y Emiya Shirou «Shielder». No solo en clases, sino también en distintas etapas de su vida como Emiya Shirou «adulto», Emiya Shirou «joven», su versión mujer Emiya Shiori «adulta», Emiya Shiori «joven».

Frente a esa voz aparecieron varios hologramas con la imagen de cada versión que nombró. Incluso si en un inicio su voz se escuchaba sin emociones poco a poco su voz tomaba un poco de alegría, una alegría sádica.

—¿Puede existir algo mejor? —dijo muy feliz, hasta que vio un lugar vació—. ¡¿Qué?! ¡¿Por qué este lugar está vacío?! ¿Emiya Shirou «shota»? ¡¿Qué demonios es un «shota»?!

Este ser no podía entender cómo su colección personal estaba incompleta. Era algo que no podía dejar pasar. Así que, trajo a cada versión que tenía disponible para hacer un contrato extra. Cada versión de Emiya Shirou empezó a aparecer en una especie de sala. Cada uno de ellos estaba muy confundido por la inesperada invocación y por ver a varias personas con sus mismos rostros.

—¿Qué demonios? —dijo un hombre con piel bronceada y cabello blanco.

—Seguramente es una pregunta estúpida, pero. ¿Ustedes son «counter-guadians»? —dijo un pelirrojo con una lanza en su mano.

—¿Acaso eres imbécil? —dijo un azabache con piel bronceada y tatuajes en su cuerpo—. Es obvio que lo somos y no solo eso, todos aquí somos «Emiya Shirou», incluso las nenas de allá.

—Esta nena te meterá un «Caladbolg» por el trasero —dijo una pelirroja preparando un arco—. «I am the bone of my sword».

—Suficiente —dijo sin emociones la primera voz—. No los traje para que actúen como unos niños.

—¿Y para qué nos llamaste esta vez «Alaya»? —dijo con un odio un pelirrojo con una espada en su cintura.

La inconsciencia colectiva de la humanidad, también conocida como «Alaya». Este ser tiene como único objetivo alejar a la humanidad de su extinción. Los agentes de «Alaya» son espíritus de humanos que prometen su servicio eterno a cambio de poder durante su vida. Sus agentes son conocidos como «counter-guadians».

Los «counter-guadians» son personas desconocidas que lograron una gran hazaña mediante el apoyo de una fuerza externa. Son aquellos que hicieron un pacto con el mundo y ofrecieron sus servicios como espíritus heroicos después de morir a cambio de obtener un milagro mientras estaban en vida.

Los «counter-guadians» no están atados a conceptos como el bien y el mal, así que eliminan a culpables e inocentes por igual con el fin de proteger a la mayoría. Razón por la cual los presentes sienten odio a «Alaya».

—Tranquílízate «Saber» —dijo sin darle importancia al odio mostrado—. Recuerda que eres uno de mis caballeros debes actuar con «honor».

—Puedo hacer excepciones —respondió rápidamente.

—Dejando eso de lado —dijo sin preocupaciones—. Tengo una propuesta que hacerles. A lo largo de eones he ido reclutando personas para mis filas. De entre todas ellas hay una existencia en particular que me encanta tener, esa existencia es «Emiya Shirou». Cuando se rompe y empieza a odiarse así mismo es un encanto.

Con las últimas palabras dichas todos los presentes hicieron una mueca de desagrado.

—Por eso me concentré en obtener sus diversas versiones. Pero recientemente vi una negligencia por mi parte —dijo llamando la atención de todos—. Al parecer todavía no están completos. Observen.

Frente a los seres conocidos como «Emiya Shirou» y «Emiya Shiori» se mostró un holograma y cuando leyeron lo que decía a todos los hombres les empezó a sudar la frente mientras que las mujeres empezaron a retroceder para poder ocultarse detrás de sus versiones hombres.

—No puedo creer que hayas llegado a este punto «Alaya» —dijo con voz apagada un encapuchado—. Puedo entender la razón para nosotros, ¿pero un niño?

—¡Gr...! ¡Gr...! —dijo un peliblanco con piel albina y marcas rojas que iban hasta a sus ojos.

—Lo que dijo «Berserker» —dijo otro peliblanco con piel bronceado, pero este tenía unas marcas que parecían neón subir por su rostro hasta su ojo—. Esto es muy bajo.

—No los traje para saber si estaban de acuerdo —respondió «Alaya»—. Y no se oculten ustedes dos Shioris, también pienso conseguir a su versión «loli».

A lo que las mujeres tuvieron un escalofrío.

—El trato es sencillo. ¿Quién de ustedes quiere convertirse en un «shota»?

Todos los presentes se quedaron con los ojos en blanco cuando «Alaya» terminó esa pregunta. Nadie dijo nada hasta que uno empezó a gritar.

—¡Una mierda! Maldita perra tengo que estar en esta situación de «counter-guadians» y ahora pretendes que alguno acepte convertirse en un niño —dijo el azabache con piel bronceada y tatuajes—. Tal vez no sea la mejor clase, pero incluso yo tengo orgullo como «Avenger».

El conocido como «Avenger» dio un paso al frente, se notaba su agresividad, por lo cual sus otras versiones fueron a detenerlo.

—Cálmate «Avenger» —dijo el pelirrojo con su espada en la cintura—. Entiendo lo que quieres decir, pero recuerda que ninguno tiene el poder para pelear con ella.

—¡Cállate «Saber»! —dijo enojado—. Escúcham...

Antes de terminar «Alaya» hizo desaparecer al conocido como «Avenger».

—¿Qué le pasó a «Avenger»? —preguntó «Saber».

—Eso no importa —dijo con indiferencia «Alaya»—. ¿Puedo suponer que «Avenger» habla por todos?

«Alaya» dio un gran suspiro al ver que no llegaría a nada.

—Bueno... no importa —dijo con voz neutral—. Existen muchas versiones de ustedes que puedo obtener. Regresen a sus infiernos.

«Estúpida suerte rango E», fue el pensamiento colectivo de los «counter-guadians» y pasaron a desaparecer.

—Veamos... ¿de qué universo puedo extraer a un «Emiya Shirou»? —dijo pensativamente.

«Alaya» empezó a buscar a una versión que pudiera engañar para convertirlo en su sirviente. Halló una existencia muy compatible con su objetivo. «Laurent Nikos» una versión de su agente que llamó su atención, pero no era «Emiya Shirou». Decidió ignorarlo y buscar a otro. En otro universo se llevaba a cabo un incendio a gran escala, la entidad pensó que era su oportunidad de conseguir a su nueva adquisición, pero cuando se iba a presentar el niño pelirrojo murió.

—Esto es un problema —dijo de manera indiferente—. Este universo necesita a un «Emiya Shirou» si desea superar el evento futuro.

«Alaya» tenía un problema que resolver la supervivencia de la humanidad estaba en peligro y ahora necesitaba hallar una solución.

—Esta puede ser una buena oportunidad.

—Solo un poco más —dijo Laurent—. Debo encontrar a Pyrrha y a Rin.

El niño avanzaba lentamente hasta que logró ver a las dos niñas. Pyrrha y Rin estaban cerca de un acantilado. Laurent se acercó a ambas niñas.

—Pyrrha, Rin, ¿están bien? —dijo preocupado.

—¡Laurent! —dijo Pyrrha—. ¿Por qué estás aquí?

—Estaba preocupado por ustedes —dijo abrazándola—. Estoy feliz de que estén bien.

—Tuve mejores momentos —dijo Rin—. Siento como mi «aura» se agota.

Iban a continuar con la conversación, pero un gran rugido se escuchó y cuando voltearon vieron un beowolf caminando lentamente hacia ellos.

—Aléjense —dijo Laurent poniéndose frente a ellas—. Deben irse.

—Pero Laurent —intentó protestar Pyrrha.

—Descuida Pyrrha —intentó tranquilizar el niño—. Todavía no puedo morir aún debo convertirme en un «huntsman» para protegerte.

—Será mejor que salgas a salvo de esto —dijo Rin.

Ambas niñas empezaron a alejarse de la zona. El «grimm» intentó acercarse a ellas, pero fue detenido por un disparo del niño.

—Yo soy tu enemigo —dijo con decisión.

El «grimm» dio otro rugido y se acercó velozmente al niño.

«Lo siento, Pyrrha, Rin», pensó el pelirrojo. «Les mentí, justo ahora no me importa convertirme en un «huntsman». Solo quiero que estén a salvo»

Pyrrha y Rin estaban escapando de esa zona, pero la pelirroja tuvo la sensación de que una flecha atravesaba su corazón. Dio la vuelta y lo que vio hizo que todo el miedo que tenía se convirtiera en horror. Lo que vio fue a Laurent y al «grimm» cayendo por el acantilado.

Laurent tenía los ojos cerrados, había aceptado su destino y no planeaba intentar alguna cosa. Pero cuando volvió a abrir sus ojos lo que vio fue un gran mar de fuego. Un suceso que lo marcaría para el resto de su vida. Un suceso que podía describirlo con tres palabras.

«Vi el infierno»

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