Somos el producto de una sociedad donde pecas por honesto y te aplauden por llenar de mentiras un sistema colmado de desperfectos.
Cubiertos con miles de virtudes y cientos de defectos, cometiendo errores desde los más grandes hasta los más pequeños. En ocasiones hemos sido lobos disfrazados de corderos, e incluso hay corderos que han llegado a
robarles las pieles a los lobos. Rectificamos nuestros planes con caídas del pasado,
tropezamos hasta estrellarnos de nuevo, con las mismas reglas y diferentes trampas de un juego desenamorado. A veces la ansiedad te agarra hasta los huesos, no sabes la razón de tus actos, desconoces lo correcto y pides perdón sin saber por qué lo estás haciendo, solo por quedar bien con aquellos que te rompieron. La nostalgia te araña con la soledad cargada en tu espalda, fuiste un lobo dañado por corderos, no usaste disfraz y aun así el culpable de los actos no fueron ellos. Tus luces se apagaron, influenciadas por el miedo, todos hemos sido malo, todos hemos sido bueno, incluso los ángeles tienen demonios escondidos por dentro.

Cuántas cicatrices llevas en tu piel, cuántas historias sin remedios, cuántas veces te encierras en tu mente y piensas que “nada es para siempre”, pero recuerda algo: “nunca será para siempre lo que dura tan poco tiempo”. Tenemos duendes escondidos capaces de robar canciones para quienes no lo merecen. Poseemos el pasado y luchamos por un futuro sin sentir antes el presente. Queremos ser un huracán en medio del desierto, el gran cobarde con la armadura de un valiente pequeño. Nos quedamos sentados y callamos nuestros sentimientos, por miedo al qué dirán, nos escondemos en el silencio, se nubla tu cielo, nodebes temerle al gris del tiempo aunque te sientas perdido, recuerda que los colores también pierden sus sentidos.

Aprieta tu mano fuerte contra el pecho, no te ahogues en el silencio, fuiste tan culpable
como una vez lo fueron ellos. Cuando abraces el alma de un corazón dolido, sabrás cómo
se siente el daño que una vez hicieron contigo. Volamos tan alto y caemos al suelo, confías
en los malos, traicionas a los buenos. Todos recuerdan siempre el final y muchos olvidan el principio del cuento. Hasta al más inocente muchas veces hemos herido, rompemos corazones y los arrojamos al abismo, somos culpables de nuestros actos y fingimos ser testigos, luego nos besa el karma y te preguntas: ¿Por qué sucede esto conmigo?

He pisoteado sueños que no eran mío, tomé cosas sin pedir permiso, he sido amigo y enemigo, tengo balas y dagas guardadas en mis bolsillos. En un tren de recuerdos se van quedando en el olvido los demonios del tiempo, escapo del mundo, corro por varios caminos, algunos son correctos, unos son malditos. Seguirán pasando los días, llegando las noches, y la cama no es la solución a los problemas, levántate, sonríe al espejo y agradece cada momento, tantos los malos, como los buenos, las veces dónde mentiste y las que fuiste honesto, incluso cuando fuiste lobo
o cordero.

**Los corderos le robaron la piel al lobo**