29. Noviembre

Un mes al año se detiene mi tiempo, todas las mañanas se vuelven noches desesperadas;
llega noviembre con tu nombre en mi piel y mi esperanza en tu espalda, tocan 30 días con
siete mil recuerdos y un millón de segundos guardados en secretos. Activo mi mecanismo
de defensa ante tus memorias, esquivando el rostro tu mirada entre la gente. Quiero
descifrar las señales escondidas detrás de aquellos sueños, descubrir esos misterios incompletos y hacer gritar las palabras calladas en silencios. A veces quisiera pensar que todo fue un sueño del cual despierto y veo como todo terminó. Regreso al cajón, tu gorra azul, las cartas viejas, fotos de los dos, los cuales fuimos después de tanto perdón. No hubo más posibilidad, la despedida fue la última salida, nuestro amor quedó perdido en cualquier esquina. Nunca debimos escribir una historia que fuera a terminar ahogándose
en una orilla.

Llega tarde el invierno pero siempre llega, desordenando los miedos, rompiendo mi equilibrio interno, poniendo el mundo del revés, retrocediendo el tiempo, dando vueltas en círculos, tocando
fondo otra vez. Fuimos cobardes con un sueño intocable por el cual no pudimos luchar por nuestro temor a desmoronarnos.
Rompimos los defectos y nos aferramos a las virtudes de un amor que creíamos eterno. Todavía puedo ver como se escapa por mi ventana el llanto de tus ojos diciéndome adiós, el abrazo expirado junto con el último beso. Las velas encendidas poco a poco se van apagando, y esos hilos atados, se van enredando entre otros carretes donde castigamos las ilusiones y fantasías que todavía seguimos provocando. Cuántas veces disimulamos los sentimientos, fingimos sonrisas y esquivamos encontrarnos; los años siguientes son peor que los pasados.

Nunca supimos cómo hacerlo mejor, el tiempo sigue adelante y las mariposas congeladas
en el refrigerador. Mi octubre será la misma cicatriz que dejó tu noviembre en mi piel. En
ocasiones siento que deberían prohibirse los amores imposibles. También sería
conveniente borrar de la mente los sueños rotos por las estrellas fugaces. Además debería compensarse a todas las almas rotas por creer en promesas quebrantadas. Por último reembolsar la felicidad de los que creyeron en una historia con punto final, los cuales como nosotros, no alcanzaron a darlo todo y nada pudieron dar. Siempre persistirá el eco de cada momento y en nuestros ojos se repetirán los recuerdos de una vieja película estancada
en el tiempo. Cada noviembre vendrá tu fantasma a visitarme, para recordar nunca
olvidarte. Dulce mes, llegas una vez al año y así mismo te vas. Seguirán pasando los días y en mi corazón siempre te quedarás.

**No existen los amores escondidos, más bien hay amores con miedo a mostrar lo que sienten**

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