20. Rosas

Debería darte fin, pensarte en estos momentos está de más. Cambié todos mis planes,
seguí mis pasos, y ahora puedo verlo más claro: desde un principio, todo fue producto de
mi imaginación. Tirado en la cama miro al techo, mi mente en blanco y una vez más te
cuelas entre mis recuerdos; pienso en ti, en lo nuestro, en nosotros, el 14 de febrero: nada
de esto existió, todo fue un show de medio tiempo. Fueron muchos los mensajes, las
llamadas en las noches, demasiadas las rosas, tus hermosas rosas, a las cuales decidí darles una oportunidad, tocaron a mi puerta y las dejé entrar. Mis manos estaban a punto de enfrentar un desierto sin sombras, desconocía los retos afrontar. No quería hacerlo, pero me arriesgué a intentar, entregué mis ganas de amar, encerré mi inseguridad, pero una vez
más, me volví a equivocar.

Pasaron los días, se fueron las noches, poco a poco te desvanecías, de vez en cuando volvías con tus rosas, a veces ni rosas había. Cruel hipocresía, absurda ironía, respondes o me voy, no escribes, me atacan
las malditas dudas de si me quieres o no, quería tenerte y no romper mi corazón. Estuve tan cerca de tus labios y de ningún modo los pude besar, ponía puntos y seguidos mientras tú dabas punto final a esta desconsolada historia la cual acabó sin tan siquiera empezar. Nunca te
abracé como quería, jamás me besaste como dijiste que lo harías, tan solo seguías con tus rosas, esas malditas rosas las cuales se marchitaron
con tus mentiras.

Entonces regresé a mi cielo, con mi música y mis inciensos, desistí de tu sonrisa y tus ganas
locas de bailar; fue difícil, no lo voy a negar. Fuiste un juego de mi imaginación, el resultado
de tu error. Cuántos pétalos marchitos por el suelo, pensar que fueron más los pétalos
caídos que nuestros recuerdos. Reventé por dentro, me enredé con tus fallos, no hablaste
claro desde el principio, me sentí estafado, todo este sufrimiento podías habérmelo
ahorrado. Sigo sin entender, mientras más cerca te sentía, más te alejabas de mí, porque
tuvimos que terminar así; no sabes cuánto odio las rosas porque solo me hablan de ti.

Ahora lo pienso: tus sentidos poco supieron de mí, era excesiva tu autosuficiencia, solo se trataba de ti. Aun así, nunca supe juntar los pedazos de tu corazón, siempre decías que eras tú, nunca fui yo, incluso para decir “no” pensabas más en ti que en nosotros dos. Y no voy
a negar cuánto extraño esas noches, aunque les explique a todos que no me enamoré, lo
acepto, casi te amé. El tiempo pasó, poco a poco se apagó, nunca volvió a llamar, nadie
más escribió. Cierro mis ojos y repito en mi cabeza la misma canción; fuimos un avión sin
despegar, un tren sin salir de su estación, un recuerdo para olvidar, unas rosas sin amor.

**Empezó todo para terminar siendo nada*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top