En la vida: Llegan esos momentos inesperados, los cuales a veces ni estamos preparados para enfrentarlos. No quiero hacer de este escrito un ensayo y mucho menos una carta de despedida, más bien tómalo como las letras de alguna canción en inglés que aprendiste conmigo, o simplemente como una nota de las cuales cuelgas en el refrigerador, y la miras
cada vez que vas y cuando las leas, siempre recuerda: lo mejor de mí, eres tú.

Guardaré en mi memoria, tu mirada sonriendo mientras me dices adiós, hasta quedar
nuestros cuerpos separados uno del otro. No quiero verte llorar mientras me alejo, no
puedes ver como rompo en pedazos porque no te tengo. Cuando no estemos, miraré
nuestras fotos, repasaré en mi memoria cada recuerdo, nuestra película favorita, la cual repetíamos a cada momento, el 14 de febrero, los pétalos por el piso, la música, los besos, el sexo bendito. Cerraré mis ojos y visualizaré tu cuerpo bailando mientras cocinas, todas tus picardías, cuando me mirabas mientras dormía. Inmortalizaré todos esos instantes, corriendo desnudos en casa, cómo conociste a mis padres, esa madrugada de abril por el
parque, cuando me volteaste para besarme. ¡Nunca voy a olvidarte!

Cuando me vaya y mires al mar, no olvides esos castillos
de arena, los besos con sabor a sal, aquellas largas charlas,
cuando bailábamos sin parar, las veces que llorábamos
hasta reír y reíamos hasta llorar. ¡Cómo poderte olvidar!
Recuérdame en octubre, como yo te recordaré en
noviembre, mi nombre será una huella permanente en tu
mente. Nunca olvidemos ese número 7, que muchos trataron de descifrar pero solo tú y yo sabíamos interpretar. Escucha mi voz en nuestras canciones, revíveme en cada estación del año, en una historia de verano o un otoño deshojado. Y aunque estemos lejos y nos perturbe el deseo, no me busques en otros cuerpos, no culpes al tiempo que llevamos sin vernos, recuerda esto: “siempre es la persona, nunca es el tiempo”. Cuando me haya ido,
conserva mi lado de la cama, abraza mi almohada, protégela de los monstruos escondidos
en las madrugadas. Piensa en esos lugares donde hicimos el amor mientras escapábamos
del mundo, en cada locura que inventamos juntos, en esas travesuras mezcladas con delitos de pasión. Recuerda los “te amo” mientras nos abrazábamos y mirabas con esa sonrisacapaz de erizarme hasta el alma.

Cuando me vaya y sientas tu corazón latir apresurado, lee estas palabras, repite las notas,
repasa cada uno de mis pensamientos, los cuales cuando me vaya, te llevarán siempre dentro.

**Prometimos volver a encontrarnos**