Capítulo 37

—Me encantó su presentación en el corto. —Comentó.

—Hicimos un buen trabajo. —Respondí.

Simone al no poder venir con nosotros nos llamaba cuando podía y haciendo coincidir los horarios. Las cosas allá estaban funcionando, Edrick parecía mantener todo en control.

—El programa libre debe ser delicado, recuerden cómo deben entrar en la pirueta final.

—Sin presiones. —La molesté.

—Bueno, ya saben lo que nos propusimos al principio.

—Mejorar en las puntuaciones. Ayer lo hicimos, no fuimos los mejores, eso está muy claro al quedar últimos. Ahora si lo comparamos debemos mejorar mucho, los primeros en el programa corto tienen 79.36 nos sacan mucha ventaja.

—Por lo menos la federación está contenta con la prensa que hacen, solo se habló de ustedes.

—Un poco molesto para los demás. —Mi celular estaba en alta voz mientras terminaba de maquillarme. Dentro de algunos minutos era nuestro turno. Hablar con Simone me tranquilizaba.

—Bueno ellos deben tener cuidado con la nueva pareja, las estrellas emergentes. —aclamó—. El futuro de la danza en parejas, los nuevos campeones, atrás quedarán esas parejas que no transmiten nada.

—Lo entiendo. —La frené porque no paraba de hablar de manera rápida.

—Como sea la química entre ustedes estuvo y todos lo remarcaron. Se ve en las notas, tuvieron más puntaje en la presentación que en la técnica.

Eso nos sorprendió a ambos porque era interesante ver que adquirimos más nota en una categoría que en otra cuando la mayoría del tiempo es al revés. Pero teníamos unos 35.43 en presentación y 33.05 en técnica. Demostrando que en ambos casos debíamos mejorar mucho.

—No presté mucha atención a la repercusión. —Estaba en una cita con tu primo.

—Después te paso el informe, me despido para que no te atrases. Éxitos. —No me dejó despedirme porque cortó ella antes la llamada. Rasgo característico de Simone.

Guardé mi maquillaje en mi bolso y lo dejé ordenado al lado del bolso de Gunther.

—Aquí estás. ¿Cómo te atreves a presentarte?

Me giré para saber quién era la persona que me había increpado. Patinadora, su vestuario la delataba, alta, con una mirada que decía que no era de su agrado, me parecía conocida.

—¿Disculpa?

—No puedo creer que la federación... que te hayan aceptado para competir. Hay muchas parejas afuera que son mejores que ustedes y los eligen por la publicidad. No representan al país de la mejor manera, son los últimos, eso es patético.

Su nombre era con la letra A estaba segura.

—No eres la primera persona que nos dice eso, pero debo felicitarte por decirlo en la cara y no por las espaldas como muchos. —Me senté. Saqué uno de los patines para empezar a prepararme, ignorándola en el proceso.

—Gunther hizo bien esta jugada, no lo dejaré ganar. No puedo creer que haya hecho todo esto para poder hablar conmigo.

Un momento, ¿conocía a Gunther?

Levanté mi mirada y la detallé mejor. Era mala para identificar a las personas, pero esta mujer enojada parecía un caso serio: vamos a intimidar para hacer fallar. Raro, porque estábamos en la última posición.

—Claro, Gunther hizo todo esto para hablar contigo. Me pregunto, ¿Por qué no te contactó por otros métodos más sencillos? ¿Conoces ese aparato que se llama celular? —La volví a ignorar—. Pero es común que Gunther cometa esas clases de locuras. —me expresé con burla.

—No me trates de idiota. —Se ubicó cerca de la puerta—. Tu compañero es mi ex y no voy a permitir que venga a desmoronar todo lo que construí. Soy Amalia Moreau, la futura patinadora estrella. No quiero que esa mierda que tienes como compañero y tú la chica con problemas, me impidan lograr mi sueño sacándome protagonismo.

Gracias por el recordatorio de tu nombre. Problemas. Creo que alguien tiene problemas y no soy yo.

—Me harías muy feliz si puedes retirarte —digo con falsa amabilidad—. Salgo al hielo dentro de poco y no quiero desconcentrarme por personas que no conozco.

—¿No me conoces?

—Solo creo que eres una ex compañera de Gunther —respondí—. Gunther tuvo puras mujeres locas como compañeras. —Susurré lo último. Por suerte no lo escuchó.

—Ex compañera en la pista y en su vida. No puedo creer que haya salido con ese hombre.

Lo último detuvo mis movimientos al atarme los patines. ¿Gunther salió con esta loca?

—Bueno, como dices claramente son ex. Persona del pasado. Estoy muy segura que recordaría si alguien me hablara sobre ti.

—¿Crees que con eso puedes despistarme? —preguntó furiosa—. Es imposible que no haya hablado de mí. Fui su novia durante cinco años.

—Espera...—su expresión cambió a triunfo porque creía que me acordaba de ella—. No, en realidad no habló de ti.

—Voy a hacerles la vida imposible. —Se dio media vuelta y se fue.

Mi celular sonó de nuevo con notificaciones. Abrí una de ellas y era la entrevista del día de ayer. Parecía que al público le había gustado mucho, tuvo buena repercusión.

Dejé todo ordenado y caminé con mis patines ya puestos. Era una rutina para acomodarme y que mis pies se rencontraran con los patines. Las ampollas eran un problema el día de hoy.

—Olvídate de todo. —Di unos pequeños saltitos en mi lugar para dejar las malas vibras atrás—. A conquistar la competencia.

Fui hasta la pista y abrí la puerta o intenté hacerlo. La manija de la puerta no funcionaba, parecía que estaba trabada con algo, la agité varias veces con desesperación intentando abrir la puerta. Estaba encerrada, algo bloqueaba la puerta. Traté de golpearla para abrirla y no funcionó, con impaciencia empecé a golpear la puerta, alguien debía escucharme y ayudarme con esta situación. Sino salía dentro de veinte minutos no llegaría para estar lista en la pista.

Encendí mi celular, mandar un mensaje pidiendo ayuda serviría. Busqué el contacto de Mallory y Gunther y les envié un mensaje pidiendo ayuda.

Maldición, Amalia realmente estaba loca. Encerrarme para que no participaramos era caer demasiado lejos. No entendía la necesidad de llegar a tales extremos, no éramos peligrosos en la competencia.

—¡Alguien ayúdeme! —Grité mientras volvía a golpear la puerta.

Tomé mi celular y llamé a Gunther. Pero el tono de llamada que conocía de su celular retumbaba en las paredes del vestuario.

—Lo dejó en su bolso. —El celular de Gunther estaba conmigo—. Esta situación no puede estar peor.

Pero aquello estuvo peor porque vinieron a buscarme cinco minutos antes de la competencia. Mallory me encontró primero y pidió ayuda para abrir la puerta, después de veinticinco minutos pudieron abrirla. Habíamos perdido la oportunidad de estar para nuestro programa libre y estaba furiosa con aquella mujer.

Vi la cara de frustración del equipo y el miembro que representaba la federación alemana no creía mi historia. No quería hacerlo esa era la cuestión, eso significaba papeleo, un escándalo mediático y la descalificación de la pareja de Amalia perdiendo la medalla de plata en el camino. Nadie quería arriesgar algo así.

—Me debes algo. —Mallory habló de manera fría al representante—. Me debes algo muy grande para reparar esta situación.

—Lo entiendo señora...

—Puedo ir a los medios y contar la historia, pero comprendo la situación. —Dijo de manera cortante—. Solo tomaré esto como un favor de ustedes con nuestra pareja de danza. Espero que sea la última vez que haces algo tan desagradable, mocosa y malcriada. —Lo último se lo dijo a Amalia, que sostenía una bolsa con hielo en su nariz mientras lloraba en el proceso.

Cuando ella confesó lo sucedido el representante se quedó muy rígido porque eso significaba darme la razón y mucha prensa mediática si salía a la luz. Entonces se resolvió de manera privada dando información falsa a la prensa, diciendo que Gunther tenía dolor estomacal y que eso fue la causa de que nuestra participación quedará descalificada de la competencia.

—¡No le vas a decir nada! —Amalia daba un espectáculo señalándome en el proceso. Lástima que solo los dos equipos podían verlo.

—¡Silencio! —El hombre parecía entre indignado y cansado—. Toma esto como un favor Amalia, si vuelve a pasar castigaremos a tu equipo. —La calló de golpe.

—¡Ella me golpeó! —gritó indignada mientras me señalaba.

—Lo volveré a hacer si te metes en mi camino. —Simone debía estar orgullosa, casi le rompí la nariz. Al verla pavoneándose con su medalla cuando entró al vestuario, no pude resistirme.

—Mírenla es agresiva.

—¡Cállate! —Gunther gritó haciendo que se enmudeciera de golpe. Todos lo hicimos. —Hacer eso Amalia es muy bajo de tu parte. No te acerques nunca más a nosotros, solo si son cosas importantes que se vinculen al patinaje.

Tenía razón, tal vez nos encontraríamos en algún próximo evento o si en alguna ocasión llegáramos a quedar juntos en el podio, debíamos vernos, pero para eso faltaba mucho. Ahora lo mejor era la distancia.

—Vamos Darya, no puedo ni mirarla. —Tomó nuestros bolsos y me agarró una de las manos. Nos iríamos de allí. —Mallory iremos al hotel.

Ella asintió. Todos lo hicieron como saludo.

—No puedo creer que haya hecho algo como eso. —Gunther se sentó en la cama.

—No me sorprende su actitud, lo que no entiendo es aquella necesidad de hacer eso, íbamos últimos, era imposible ser competencia.

—Siempre quiso ser la mejor. Era algo que la caracterizaba, fuimos pareja por mucho tiempo y había roces por sus actitudes, no porque no fuéramos buenos en la pista.

—No me quiero imaginar cómo llegó hasta aquí. —Me acosté en la cama.

—Es buena, no puedo negarlo. Es una patinadora completa, buena técnica y expresión artística, solo que su actitud es un caso perdido. —Se acostó a mi lado. Ambos mirando el techo de la habitación del hotel.

—¿Por qué la dejaste?

—En una elevación ella hizo un mal movimiento, no pude retenerla para evitar la caída. Esguince de tobillo, estuvo muchas semanas fuera y cuando volvió no era lo mismo. Estuve meses siendo su apoyo, al final me dejó para ir a un prestigioso club en Estados Unidos. Siempre lo supo, solo que tuvo una excusa para implementar y dejarme atrás.

—Ella creyendo que fuiste para contactarte con ella —Bufé. Amalia era un poco exagerada.

—Cuando se fue cortó toda relación conmigo, tanto profesionalmente como sentimental. Admito que la busqué y traté de contactarme durante dos meses, no quiso saber nada y decidí que era mejor no estar allí molestando. Cuando mi padre murió en ese tiempo, ella me mandó un mensaje diciendo que lo sentía por mi pérdida, esa vez yo eliminé todo contacto con ella.

—¿Después estuviste con Ernestine?

—Ella es otra historia. Al principio me parecía linda, luego vi su carácter y me alejé de ella. Los sentimientos no siempre funcionan cuando tienes una compañera en este tipo de deporte. Es mejor mantener todo profesional, bueno esa era mi perspectiva por lo que me sucedió.

—En otras ocasiones funciona. —Lo sabía porque vi mucho de ello cuando competía.

—Depende de la compañía. Es difícil arriesgarse, no siempre es bueno hacerlo. En mi caso no funcionó y por suerte con Ernestine tuve la decencia de pensarlo dos veces antes de involucrarme sentimentalmente.

—Lección aprendida. —Me acomodé mejor en la cama. Lo miré ahora. Estaba abatido, cansado—. ¿Quieres pizza?

—Me leíste la mente —admitió.

Pizza y una buena película funciona para despejar la mente. Sonaba como un buen plan.

—Dime que no eres de esas personas que le gustan con piña.

—Lo detesto. —Ambos nos sentamos y Gunther empezó a buscar locales para elegir dónde podríamos pedir la comida—. Las opiniones de este son buenas y queda cerca. —Me mostró.

—¿Cuatro quesos? —pregunté tratando de que aceptara el tipo de pizza, era mi favorita.

—Claro, ¿limonada? —Asentí. Él hizo el pedido que en veinte minutos estaría listo.

—Por suerte no tendremos que caminar mucho.

—Deberíamos buscar una buena película para acompañar.

Alguien tocó la puerta después de las palabras de Gunther.

—¿Quién será? —se levantó para abrir.

—¿Ambos están aquí? —Mallory entró.

—¿Sucede algo?

—La federación quiere que estés en la gala de exhibición. La prensa se quedó con ganas de más y te invitaron a participar. Como Gunther tiene dolor de estómago —hizo un gesto de comillas—, solo va para Darya la invitación.

La gala de exhibición estaba destinada para aquellos patinadores que habían quedado en su mayoría en el podio, aunque también había invitados. Era un encuentro después de la competencia en donde el estrés no estaba presente, no había reglas a la hora de presentar una exhibición para el público.

—No iré sin Gunther.

—Ve. —Me animó—. Hazlo como una despedida.

—No puedo hacerlo, no estando sola.

—Darya, es una buena oportunidad. Darás una buena impresión y te servirá. —Me alejó de Mallory dándonos privacidad.

—Somos una pareja, no puedo estar sola.

—La gente entiende la circunstancia. Será algo bueno para ti.

—¿Por qué?

—Servirá como despedida, no lo dudes. Hazlo. Créeme, funcionará.

—¿Y qué hago? —le reproché—. No es algo profesional, pero no tengo una coreografía armada.

—¿Segura?

Recapacité sus palabras. Tal vez podría servir como un rito de despedida, dejando atrás aquel pasado, enfocándome en el presente y en lo que vendría a futuro.

—No será algo elaborado, no esperen saltos, nada complicado. —Me dirigí a ambos.

—Claro. —Mallory parecía feliz y Gunther también—. Avisaré tu incorporación. 

¡Gracias por leer! 



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