Capítulo 28
Respiré profundamente. Estos últimos meses donde estuve sola me sirvieron para reflexionar bastante y que el sentimiento de soledad me consumiera cada vez más. Era como al principio, me sentía sola y si bien estaba rodeada de personas eso no me llenaba. Cuando intenté rehacer mi vida y conocí a una cantidad de personas admirables y completamente diferentes, me sentía menos sola. Me gusta mi soledad, pero no quiero estar sola. Necesito rodearme de aquellas personas porque me calientan el alma.
Esta nueva ciudad no estaba mal y había hecho algunas superficiales relaciones, pero no tenía esa conexión. Ya no aguanto estar más aquí. Lo pensé y traté de hallar una nueva mirada, pero no pude. Quería irme, volver al Origin club, entrenar y formar una rutina definitiva en esa ciudad. Extrañaba a todos.
—Quiero que mejores la profundidad con la que entras en la secuencia. —Miré a mi entrenador que estaba apoyado en la valla analizando mi secuencia en el hielo, acepté su consejo.
—¡Con más velocidad! —la otra entrenadora le gritó a la patinadora que compartía la pista, otra vez estaba sin compañero—. Necesito que captes lo que te digo. Ya van siete veces que cometes el mismo error, ¿Dónde está tu compañero?
—Pobre chica —murmuré mirando a Blas. Esa mujer era dura, pero no podía negar que sabía mucho del deporte, solamente debía expresarlo mejor.
—Luz entrena aquí desde que tengo memoria y resulta que consiguió al peor compañero.
—Lo peor que te puede pasar —susurré mientras me adentraba en la pista y empezaba a trazar la secuencia en el hielo, esquivando a la chica que no podía hacer un salto triple.
Tenemos química. ¿Sabes lo difícil que es encontrar eso?
Mi cuerpo se estaba acomodando al ritmo del entrenamiento, un poco más tranquilo de lo que recuerdo, pero adaptándose de nuevo. Cuando entré a mi secuencia de twizzles me desplacé con velocidad por la pista y terminé la secuencia casi cerca de Blas.
—Mejor que la última vez, solo recuerda, la posición de las manos. —Se puso detrás mío y me acomodó la postura.
—Debo profundizar en mis clases de ballet.
—Tu cuerpo lo recordará, solo dale tiempo, es algo diferente la disciplina.
—¡Al fin llegas! —la entrenadora gritó con un poco de sarcasmo incluido—. Una hora tarde, ¿Cuál es la excusa está vez?
El chico no le respondió sólo le guiñó el ojo a su compañera que nos miró y se puso colorada.
—No quisiera tener alumnos así —murmuró Blas.
—Ni un compañero.
Volví a repetir la secuencia de los twizzles y puse todo de mí para que salieran lo mejor posible. Girar en el hielo se veía fácil, pero coordinarlo con tu compañero era lo difícil. Debíamos ser sumamente cuidadosos para no desentonar y que los elementos salieran en armonía. Pasar de una disciplina individual a una grupal no sonaba mal, solamente era difícil. No podía despedirme de Gunther porque para ambos podía ser nuestra última oportunidad, ¿seríamos capaces de aprovecharla?
Dejé todo en mi casillero, me estiré porque mi cuerpo estaba más tenso y más cansado de lo normal. Tomé mi bolso con mis pertenencias personales y salí hacia el pasillo. Todo el cuerpo me dolía y la sesión en el gimnasio no fue gratamente recibida por mi cuerpo, no podía sentarme porque me dolía todo. Bueno... no podía moverme porque cada parte de mi cuerpo lo sentía.
—¡Aquí estás! —La entrenadora rubia parecía mirarme con interés, me había parado justo antes de que saliera del club.
—¿Puedo ayudarla con algo? —pregunté ligeramente apurada, tenía una reunión por video llamada con Flor.
—Soy Mallory. —Me tendió la mano para que la saludara y con duda lo hice, se veía joven, no le calculaba más de veintisiete años aproximadamente.
—Un gusto, soy Darya.
—Te conozco, ¿estuviste en el Origin club?
—Entrenando —afirmé con un poco de duda por la pregunta. ¿Cuál era el propósito de esta especie de interrogatorio?
—¿Quién fue tu pareja? —no me dio tiempo de responder porque ella lo hizo por mí—, ¿Gunther?
—Sí, ¿necesita algo? —No le daría más información, no la conocía muy bien.
—¿Edrick fue quien los entrenó?
—¿Si? —parecían que eran las únicas palabras que podía pronunciar ante el ataque de preguntas por parte de aquella mujer.
—Okey —levantó una de sus cejas y me miró con intriga—, ¿Qué vio Edrick en ti para que quisiera entrenarte?
Luego de eso dio la vuelta y se fue, al caminar noté algo raro en una de sus piernas, no le di importancia y me fui de ahí. Fue raro el ataque de preguntas y no entendía el interés que le generaba. Pero ahora no era mi principal problema, necesitaba empezar a ser adulta y eso conlleva tomar duras decisiones.
Hora de enfrentar la realidad. Necesitaba tomar realmente el control de mi vida.
Flor estaba atenta a mis próximas palabras que querían salir, pero al mismo tiempo no podía hacerlo. Estaba paralizada al comenzar la sesión, ella estaba alegre esperando que le contara sobre estos últimos días, pero no quería lastimarla con mis palabras. Rogaba que entendiera.
Voy a volver. No quiero estar aquí.
—Voy a volver. —Solté la bomba y el botón para cerrar la llamada estaba ahí, listo para ser apretado.
«No lo hagas, no tengas miedo. Flor es tu aliada, tú tienes el control.»
Flor me miró atenta y respiré profundamente antes de seguir hablando. Debía explicarlo para darme a entender, para que viera que estaba progresando. Porque lo estaba haciendo.
—Quiero seguir junto a mis amigos, el club y en aquella ciudad. —Traté de hilar mis pensamientos para que salieran de manera coherente—. Quiero volver, es mi decisión definitiva, no quiero estar aquí. Fue lindo y estable solo que esas personas me están esperando.
—¿Por qué?
—Me siento conectada a esa ciudad y con esas personas. —Miré la pantalla de mi computadora—. No está funcionando, el entrenamiento va bien, pero necesito a Gunther. No puedo fallarle, no puedo tampoco perder esta oportunidad. Entrenar sola no funciona en esta disciplina.
—¿Qué oportunidad? —Flor parecía interesada—. Pensé que solo querías despedirte del hielo, que era algo pasajero.
También lo pensé, pero no era así. Fue una oportunidad desde el principio, conectarme de nuevo con el hielo fue una bendición de Dios y una elección que hice de manera inocente. Elegí a Gunther como mi compañero y él también lo había hecho conmigo. Trabajaríamos y esperaríamos que diera resultados.
—No fue pasajero después de lo que sentí.
—¿Qué sentiste?
—Conexión, tranquilidad, pasión, miedo, fuerza y un poco de paz. —Sentí armonía después de que mi mundo se tornase tan caótico.
—Bueno.
—¿Bueno? —pregunté confusa.
—Sabía que volverías, no pensé que tardarías tanto en dar este primer paso.
—¿Esto fue como una trampa por tu parte?
—Darya, solo quiero que sigas adelante y tú solo tomaste la vía más rápida. Necesitabas ese tiempo, para aclarar y reforzar tu decisión. Quiero que pienses realmente que quieres hacer con tu vida, aunque sea para marcar un poco el camino y no perderte, como hiciste antes. Todo se trata de evitar eso. —Estaba genuinamente preocupada.
—Jamás volveré a caer de nuevo en eso —En ese momento estaba perdida. Ahora creo que volví a encontrar mi camino.
«Casi lo haces, tiempo atrás.»
Pero no lo haría de nuevo. No puedo perderme, no podría seguir adelante si lo hago de nuevo.
—Confió en eso.
—Volveré porque es mi decisión. —Aclaré con firmeza. Ahora venía la segunda parte, más decisiones—. No quiero que seas más mi psicóloga, no funciona realmente.
—¿Qué has dicho? —preguntó claramente confusa. No quería repetirlo, me lo había planteado hace tiempo y salió de mí con tanta rapidez ahora.
—Yo... siento que ya no funciona esto. Te quiero en mi vida, rompimos el vínculo hace tiempo, ahora solo quiero probar si puedo superarlo de verdad. Me diste las herramientas y siento que ya no me están funcionando.
Ella solo me miró y sentí que la había herido con mis palabras, no era capaz de mirarme fijamente. Si quería avanzar necesitaba hacer eso, dejar de contar con ella en un ámbito profesional y poder tenerla en un ámbito más personal, sin barreras.
—No entiendo. —La sentí detrás de la pantalla, intentando descifrar las últimas declaraciones.
—Quiero que estés allí apoyándome como siempre hiciste, solo quiero que sea reciproco ahora, desde ambas, como en un papel más de amistad que de paciente y psicóloga. Dejé de sentir esos papeles y creo que eso afecta en cierto sentido el proceso, quiero intentar algo nuevo, ¿quieres?
—Siento que fallé. —Negó con la cabeza—. Creo que quería ayudar a que lo superaras rápido, pero no lo estaba haciendo, ¿verdad?
—Espera, desde que me atendiste por primera vez me ayudaste, siempre lo has hecho. Solo siento que ahora no es lo que necesito.
—Necesitas alguien más neutral —murmuró.
Asentí.
—Me duele saber que llega cierto momento en el que ya no me necesitas. Darya, lograste cosas increíbles, desde ese día en el hospital hasta hoy.
—Gracias Flor por apoyarme.
—Supongo que tienes a alguien para mi reemplazo.
—Necesito ayuda en eso, creo que preguntaré en el club o a Gunther.
—¿Cuándo te mudaras? —Ahora parecía más relajada.
—El mes que viene.
—¿En dos semanas?
—Creo —admití un poco preocupada—. Hablé con mi abuela y ella consiguió un nuevo departamento donde quería, cerca del centro de la ciudad, el club y de mis amigos.
—¿Propio?
—No. —Intenté comprarlo, pero el dueño no quiso—. Tiene un ligero problema con la seguridad, pero no creo que sea algo que no se pueda arreglar.
—Espero que lo puedas solucionar, no quiero que nada malo pase.
—¿Sabes algo de Adal? —Cambié de tema.
—Lo último que me dijo tu abuelo fue que se encontraba en el programa de desintoxicación y que estaba bien.
—Buscaré información después. —Lo anoté en un papel y lo dejé a la vista para no olvidarme.
—Entonces si vuelves, ¿tus amigos saben sobre esto?
—Quiero que sea sorpresa —dije, arrugando la nariz.
—No los mates de un infarto, por favor. —Tomó algo de una taza, suponía que era café. Siempre con café.
—No te conté lo de Gunther.
—¿Qué pasó?
—Ahora es padre. —Se atragantó un poco con la bebida y empezó a toser. Reí por su reacción.
Me quedaban algunos días más antes de mudarme, otra vez. Solo esperaba hacer las cosas bien, ya no quería mudarme tan seguido.
Tomé mi bolso y fui hasta la pista. Abrí la puerta de uno de los accesos y me quedé quieta al notar que la misma estaba llena. Blas estaba hablando con la entrenadora Mallory más otra persona que no reconocía. Había pagado tiempo libre para la pista y estaba llena de personas, excelente.
—Darya apúrate para entrar —Blas gritó de una forma un poco exagerada. Perfecto. Ahora algunos dirigieron sus miradas hacia mi dirección, salir desapercibida de la pista no estaría funcionando.
Con duda caminé hasta un sector de las gradas donde no había nadie, perfecto para no socializar. Con rapidez traté de ponerme los patines, tal vez hubiese sido mejor haberlos colocado en el vestuario.
—Darya, parece que me sigues a todos lados, eres como una plaga. —Una chica se sentó al lado mío, poniéndose cómoda en el proceso. Giré un poco mi cabeza para saber quién me hablaba, mis dedos se detuvieron en los cordones de mis patines al descifrar a aquella persona, traté de no hacer que se notara la sorpresa al verla.
—No estoy siguiendo a nadie. —Le aclaré a la chica de cabello rojo.
—Siempre estás allí para arruinar mis planes, primero mi compañero, ahora robas la atención del club en donde con esfuerzo me gané la posición como patinadora, ¿Qué más quieres robarme?, ¿intentas sabotearme de alguna manera?
—No te conozco. —Aclaré. Volví a concentrarme en atarme los patines con seguridad, no quería ningún problema.
—No me conoces y no quieres hacerlo.
—Ernestine —mi voz salió un poco molesta ante sus declaraciones—. No quiero nada de ti, no te conozco y con tu actitud solo reafirmas mi opinión sobre ti.
—No me importa tu opinión sobre mí, solo quiero que te vayas de aquí. Vuelve a ese pequeño club que no hace nada por sus patinadores, junto a tu patético compañero. —Apreté los dientes ante sus comentarios.
—Ernestine. —Me levanté y la miré con un toque de desagrado—. No intentes esa táctica de ponerme nerviosa antes de entrar al hielo, es patética. Me fui unos años del mundo del patinaje, pero no han innovado en el área de intimidar a la competencia.
—Tú no eres mi competencia. —Sonrió como si aquellas palabras fueran las más ingeniosas para decir—. Darya, ya no eres competencia para nadie. Te falta mucho nivel para poder estar a la altura de ser una buena competencia en el patinaje en parejas.
—Qué suerte que no tendré que compartir club contigo por mucho tiempo —susurré y me retiré de la conversación para entrar al hielo. Ignoré sus palabras anteriores porque eso la enojaría más. ¿Cómo puede ser que Gunther la aguantara como compañera?
—Aléjate de aquí, no eres bienvenida a las grandes competencias. Vuelve con tu patético club y compañero, ¿Gunther ya mejoró con su técnica? —Habló solo para que yo la escuchara—. Hubiese sido bueno que consiguieras a alguien mejor, no a un perdedor.
Frené y me di la vuelta, ella estaba sentada y quería que respondiera, presentí una necesidad de desafío. Volver al mundo del patinaje traía consigo estas situaciones, estaba un poco oxidada para responder algo ingenioso.
—Ernestine, el problema no es Gunther. Nunca lo fue. —Sonreí falsamente—. No debes preocuparte por él, ahora tiene una compañera de verdad.
Me giré y rápidamente entré a la pista. Los protectores de mis cuchillas estaban en mis manos y los dejé en la valla cerca de los entrenadores. Mallory sonrió de manera cómplice cuando la miré. Esperaba que no hubiese escuchado mi pequeño encuentro con Ernestine.
Estiré un poco cerca de la valla para entrar un poco en calor, esperando que Blas se desocupara.
—¿Por qué la pista no está disponible como siempre? —me animé a preguntar a Mallory.
—La pista privada cambió los horarios, ¿No te llegó un correo con la información?
—No, revisaré más tarde.
—No le hagas caso a Ernestine, solo está un poco nerviosa por la competencia.
—No entiendo muy bien todo ese ataque. —Me apoyé en la valla de división.
—Está nerviosa porque eres competencia fuerte —dijo, y sonó sincera.
—Recién estoy comenzando.
—Y esa es la reacción que provocas, intimidas. —Sonrió mientras acomodaba algunos papeles.
—Raro.
—Imagina si te presentaras en el torneo regional, con lo que vi solo en estos meses necesitas algunos retoques en tu táctica y más entrenamiento. Con una buena rutina tanto en el programa corto y el programa largo, tienes confianza para atacar en las competencias y estoy segura que entras como una candidata a ser la favorita.
—No creo que sea tan sencillo.
—Pruébalo. —Observé el desafío que venía de ella—. Hay una competencia regional, nada difícil. Principalmente es para ver los patinadores en general y hacer un tanteo de calificaciones, si contactas alguien de la federación o que organiza la competencia, creo que no se perderán la oportunidad de dejarte entrar. Podrán ver el regreso de una estrella, será algo nuevo para el club. —Sonrió de manera amistosa, era diferente a lo que se veía como entrenadora—. No todos pueden entrar.
—Un beneficio a todos —murmuré.
—Una prueba para ver cómo funcionan como pareja. La competencia es en dos meses.
—Me queda perfecto, volveré dentro de algunos días, creo que llegaremos a entrenar. Aunque no sé cómo se lo tomará Edrick, plantear una coreografía desde cero no suena lindo ahora, tal vez usemos la coreografía de la presentación de navidad. —No sonaba descabellado usar aquel programa.
—Edrick no sirve para plantear la parte artística, él es muy técnico.
—Darya comencemos. —Blas interrumpió la charla y Mallory se fue antes de que pudiera preguntarle de dónde conocía a Edrick.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top