El virus que afectaba a los niños llegó poco antes de año nuevo, se convertían en verdaderos monstruos, nadie estaba seguro de qué era la causa o qué les provocaba, aquellos que lo sabían morían al cabo de unos días sin dar la más mínima respuesta.

Mí hija estaba en la edad de riesgo, todos los menores de 16 años eran los afectados, faltaba poco para que cumpliera sus 16 años, pero el gobierno no lo entendió...incluso aquellos que hacía poco habían cumplido 16 fueron llevados a la granja, ella también fue llevada. Me prometieron que la iban a regresar después de cuatro meses de haber cumplido los 16, pero no fue así, recuerdo el llanto de mí esposa rogando para que no se la llevarán, la escuchaba gritar, gritaba mucho, demasiado, tanto que pensé que iba a quedarse muda, le sonríe ampliamente, tratando de calmarla.

Fueron los cuatro meses más horribles de mí vida. Por fin, recibimos una carta que nos anunciaba que nuestra niña había salido victoriosa del virus, era inmune, pero el día en el que fuimos a las instalaciones, justo ese día que fuimos por nuestra hija, las instalaciones fueron bombardeadas.

Ningún niño sobrevivió.

Y al final se supo que en realidad los infectados eran los adultos, que creían que sus hijos se transformaban en monstruos, "Una histeria colectiva" lo llamaron, histeria que se basaba en la creencia absoluta de lo dicho por unas cuantas personas.

Fuimos tan crédulos y tantos niños murieron.