Nuestro punto de partida
-¡Bien! Creo que por ahora es suficiente.
-Si, pero aún te falta estacionarlo.
-Ash, Lincoln, por favor.
-Vamos querida, solo son un par de metros más- ¿Qué es lo que está pasando? Nada más que una simple tarde familiar. Lincoln decidió que era buena idea enseñarle a su querida Haiku a conducir el nuevo (y algo costoso) auto que acaban de comprar. Han pasado un par de semanas desde que comenzaron y, aunque las clases suelen ser sólo una vez por semana, Haiku no la está pasando tan bien, no después de haber chocado contra un hidrante, un carrito de supermercado y un poste. Afortunadamente el auto no ha sufrido muchos daños, pero eso no le hace fácil a Lincoln ver cuánto daño recibe su auto.
Con unas cuantas dificultades, indicaciones de su paciente maestro, porras de su pequeña Loan y unos cuantos Haikus improvisados, Stephanie logra estacionar el auto en la zona designada del edificio donde viven.
-¡LISTO!- exclamó Haiku con la mano en alto agradeciendo que ese vil tormento por fin haya cesado -¿Cómo me fue?- pregunta a su prometido con sus lindos y oscuros ojos resplandecientes esperando por una buena crítica.
-Bueno, cariño, lo hiciste en cinco minutos más que la vez anterior ¡Pero, hey! Hoy no chocaste con nada. Yo diría que este día fue una victoria total para la familia Loud.
-Vaya... Agradezco por fin ser parte de tu familia, pero me desagrada tener que aprender a manejar. Sin embargo, debo decir que es un gran cambio en comparación al primer vehículo en el que decidiste sacarme a dar un paseo.
-¿Hablas de mi bicicleta cuando fuimos por ese helado?
-Casi, cariño mío, pero mi mente recuerda con mayor fervor aquel día en que llegaste por mí a media noche. Cuando nos escapamos con la luna como nuestra única testigo y dimos rienda suelta a nuestro frívolo amor sin límites, ¿Lo recuerdas, mi vida?
-Si hablas del día que creo... Por supuesto que sí, Ku. Recuerdo que tu papá nos tenía prohibido vernos, que un par de citas antes quería correrme de tu casa con la vieja pistola que guardaba en su alcoba.
-Si, jamás supe de dónde rayos sacó una pistola. Pero vaya que sabía dispararla, nunca imaginé que de verdad estuviera tan loco como para dispararle a mi novio.
-Si... Aún tengo la herida que me hizo cuando me rozó.
-Ese viejo loco. Apenas y si salimos vivos. Recuerdo que Luna y Sam nos acogieron en su hogar después de eso. Papá fue a tu casa furioso a buscarnos pero ni siquiera tus padres sabían dónde estábamos.
-¿Podemos culparlo? Creo que, ahora que tengo una hija, comprendo a tu padre. En retrospectiva, creo que fue un poco excesivo el uso de un arma de fuego, pero comparto el sentimiento de odio que me provocaría ver cómo me arrebata a Loan un niño. Jamás dejaré que eso pase, nunca de los nuncas Loan cometerá nuestros mismos errores.
-Trataremos de hacer que eso no suceda. Sé que ahora comprendemos mejor a nuestros padres, pero de no haber sido por esa magnífica huida jamás habríamos tenido tantas cosas bellas- ¿Por qué no? Antes de cesar la marcha del auto, Lincoln tomó las suaves mejillas de su prometida plantando un tierno beso sobre sus labios.
-Bien hecho, mi amor. Mejoras cada vez más y eso es algo de aplaudir. Te amo.
-¡No se vale que trates de animarme con besos!- y de nuevo la besó -¡A eso me refiero!
-Este es un premio para los dos. Un beso para ti como pago por manejar.
-¿Y para ti?
-Oh, para mí, sólo la satisfacción de besar los bonitos labios de mi querida Ku- y, una vez más, sus labios se unieron dando fin a la prueba de manejo -¿Te había dicho cuánto amo tus besos?
-Hoy no- sus mejillas se inflaron, volteó la vista hacia un lado y golpeó a su prometido con un suave toque -eres malo.
-Pero soy tu malo, para siempre.
La linda pareja rió tiernamente al salir del auto, a unos cuantos metros los esperaban Rita, Lola, Leni, Luan y Lucy mientras jugueteaban con la regordeta Loan. A sus ojos tenían a la que seguramente era la bebita más hermosa que jamás haya nacido en su familia. Era enorme, mucho más grande que los bebés promedio, sus manitas eran suaves como los pétalos de una rosa y sus lindos ojitos mostraban la pureza del alma que en ella había nacido. Cuando su padre y Haiku llegaron con ella, de inmediato Loan alejó la mano de Rita con toda la intención de hacerla a un lado, todo para estirar sus diminutas manitas hacia la triste chica que cuidaba de ella día y noche.
-Tranquila, Loan- decía su abuela -en un segundo te llevo con tu papi- Rita pensó que Loan pedía estar con Lincoln, nada más alejado de la verdad. A pocos centímetros de él, Loan volteó el cuerpo hacia Haiku mirándola con sus hermosos ojitos.
-¡Abh, ma!- a pesar de ser una bebé de apenas cinco meses su voz era muy fuerte. Luna dijo que de grande sería una estrella de rock.
-¿No quieres estar con papi?- y como si Loan hubiese comprendido a su abuela movió la cabeza negativamente -¡CHICAS! ¡¿LO VIERON?!
-¡SI!- gritaron entre ternura las mujeres Loud, ver a Loan responder era bello, realmente una obra de arte viva frente a ellas.
-Entonces, mi vida- le dijo Rita a Loan -¿A dónde quieres ir?- Loan se estiraba más y más hacia Haiku, Rita lo comprendió al instante, fue como si Loan le dijera: "llévame con mi mamá".
-Stephanie- la suave voz de Rita fue todo lo que Haiku necesitaba para saber que, después de todo este tiempo, ahora era parte de la familia..
-¿Si, señora?- preguntó Haiku.
-Hay alguien que quiere que la...- Rita no pudo terminar su frase, tan rápida como un rayo, Haiku saltó justo frente a ella tomando en un lindo y cuidadoso movimiento a Loan entre sus brazos.
-¡Hola, mi princesita!- el tono de voz de Haiku cambiaba por completo cuando hablaba con Loan. Su fría voz se convertía en una bella sinfonía que sólo tocaba para Loan. Las demás la veían, sabían que su pequeña sobrina quería estar con aquella que ella amaba. Para mal, los bebés son francos, si algo no les gusta no lo aceptarán y Loan no era distinta de ellos. Aunque, a los ojos de Luan, esta escena era el principio de lo que parecía ser la historia de amor más bella que jamás se haya escrito, todo sucediendo frente a sus ojos.
-Bueno, Haiku- habló Lucy a su amiga interrumpiendo las chistosas muecas que hacía para sacarle una sonrisa a su bebé.
-¿Qué sucede, Lucy?
-¿Ya nos vamos?
-¿Ir? ¿A dónde?- le preguntó Lincoln a su prometida.
-Ni siquiera lo sé- respondió Haiku -Lucy me llamó ayer y me dijo que saldríamos. Pensé que seríamos solamente ella y yo pero creo que tu familia me tiene algo preparado, ¿Crees que puedas...?
-¡Yo me quedo con Loan!- dijo Lincoln tan rápido que Haiku no pudo ni balbucear.
-¡Agh! ¡Bien! Pero eres un tramposo- y Loan voló hacia los brazos de su padre. Puede que esa misma fuera la razón por la que Loan lo aceptaba pues, fuera de ellos la pequeña no se dejaba tocar por nadie, de hecho, aprendió que Lindsay la soltaba cuando le picaba los ojos mientras que Leonore le caía mucho mejor dejando que la cargara por poco tiempo pues pasados un par de minutos lloraba si Haiku o Lincoln no le daban amor.
-Jajaja, yo gané esta vez- decía Lincoln victorioso bailando con Los en brazos.
-¿Puedo saber qué fue eso?- preguntó Luan abrazada del brazo de su hermano mientras jugueteaban con las manitas de Loan.
-Verás- respondió Haiku -cuando él o yo tenemos que salir y hay posibilidades de llevar a Loan acordamos que, quién la pidiese más rápido se quedaba con ella.
-Es chiste, ¿Verdad?
-Ojalá lo fuera- respondió Lincoln -peleamos un par de veces por ella antes de idear esto. Así podemos cuidar de ella, aunque claro, si uno gana dos veces la tercera le toca al otro sin peros. Ambos amamos a nuestra princesita, nos encanta pasar tiempo con ella pero sabemos que lo que más necesita Loan es una familia correcta, unida y feliz. Una familia que esté para ella en todo momento. No podemos darnos el lujo de acapararla, eso lo haremos cuando empiecen las etapas difíciles.
-¿Cuáles etapas?- preguntó Lucy.
-Ya sabes, la adolescencia, Haiku al ser mujer será mucho más comprensiva con ella. Por el otro lado, cuando tenga su primer novio me gustaría ayudarle a entender cómo cuidar su corazón de los duros golpes de la vida. Haiku y yo platicamos mucho cuando Loan duerme. Tratamos de hacer que lo haga a partir de las 7:00 pm. Así, en caso de despertar, lo hace a las once como mucho. Al parecer es igual de floja que yo jajajaja y prefiere dormir. Entre nosotros 3 hemos aprendido los horarios de los otros. Ahora Loan suele despertar a las 6:00 am lo que nos permite pasar un rato con ella antes del trabajo. Yo me voy al hospital mientras que Haiku usa la computadora de la sala. Loan aprendió que ella no puede prestarle mucha atención por las mañanas por lo que usualmente gatea por la sala.
-¡¿Mi nena ya gatea?!- Rita quedó maravillada con las buenas noticias de su nieta, saber que ella ya gatea le dice que el tiempo pasa y que detenerse es imposible, no con Loan creciendo tan rápido.
-Ya lo hace, mamá- dijo Lincoln besando la mejilla de su hija -al principio era algo difícil mantenerla quieta, pero gracias a que vamos con la pediatra regularmente aprendimos que detenerla es malo así que le pedí a Lisa ayuda y le diseñó un juguete que escapa de Loan. Cuando ella lo alcanza el juguete se aleja a lo mucho medio metro de ella. A Loan le encanta y a nosotros nos salvó la vida ese juguete.
-Ja- esa no fue una risa de Loan, mucho menos de Haiku. Esa pequeña burla fue más un ataque a las palabras de Lincoln.
-¿Qué es tan gracioso, Leni?- preguntó su hermano.
-Oh, nada en particular. Es sólo que me parece algo gracioso ver que hagas planes como esos tan a futuro.
-¿A qué te refieres?
-Yo solo digo que tal vez no quede mucho tiempo, ¿Un mes, quizá dos? No lo sé jamás ha sido más de un año. ¿Cuándo se irá ella, hermano?- preguntó Leni señalando con desdén a Haiku -planeas cosas para un futuro imposible. Dejé que mi hija pasara tiempo en casa de "esta"porque quería que conociera a su prima y porque Luan estaría ahí, pero por ningún motivo pienses que lo hice porque confío en ella. Todos sabemos que se irá, que se alejará de ti dejándote en un sendero, perdido como siempre.
-Leni...
-¡Así que, dime, Stephanie! ¡¿Cuándo te vas?! ¡¿Será mañana tal vez?! Apuesto que si reviso tu armario encontraré una maleta hecha, ahí estarán todas tus cosas listas para huir como la cobarde que eres- Leni se acercó con furia a Haiku, era un poco más alta que ella por lo que a los oscuros ojos de Stephanie, Leni era intimidante -si tienes un poco de decencia te irás arrastrando hoy mismo. No pienso ser parte de esta estupidez una vez más. Esto nunca ha sido un juego, yo fui la primera en creer en ti, te abrí las puertas de mi hogar, te dije cómo llegar a mi hermano, te presenté sus miedos más profundos porque creí que tú sabrías cuidarlo y protegerlo de ellos... Y... En cambio le escupiste a mi confianza ¡¡ASI QUE VETE, ANDA, CORRE COMO LA PERRA RASTRERA QUE SIEMPRE HAS SIDO!!
-¡LENI!- aunque había pasado mucho tiempo desde la última vez que sucedió, Lincoln alzó la voz demostrando que su carácter seguía tan intacto como siempre -¡No te permito que le grites así a mi prometida!
-¡¿Prometida?! ¡Lincoln, abre los ojos maldita sea! El amor te está cegando ¡Esta maldita te va abandonar otra vez!- Leni se encaminó hacia Haiku, tomó su blusa por el cuello para sacudirla frente a ella -¡LARGO, SI TE VAS A IR HAZLO YA, VETE DE UNA VEZ Y DEJA A MI HERMANO Y A MI SOBRINA EN PAZ!- Haiku salió corriendo con las manos cubriendo su rostro, Lincoln juraba que divisó lágrimas caer desde sus ojos al alejarse.
-¡No, Haiku, espera!- Lincoln estaba por salir detrás de ella pero Loan comenzó a llorar con mucha fuerza. Su llanto rápidamente pasó como gritos, su linda voz cambió en un segundo hasta retumbar en los oídos de todas.
-¡¿LO VES, HERMANO?! ¡HASTA LOAN LO SABE! ¡DEJA A ESA PERRA Y VÁMONOS!
-¡LENI, YA GUARDA SILENCIO!- el atroz grito de Lincoln cesó cualquier sonido, Loan misma dejó de llorar y Leni paró de maldecir a Haiku -escucha, Leni, sé que has sufrido como nadie por la partida de Lori. Empatizo contigo en ese aspecto, sé que te lamentas por lo que le hiciste aquella vez y también sé que a veces me culpas por ello. Lo que no sabes es que gracias a ti le tuve miedo al amor durante años, tanto que arruiné muchas veces la relación con Haiku... Yo... Yo ya no quiero pelear con ninguna de ustedes- él dió media vuelta y besó la frente de su hija -ven, Loan, vamos a hablar con Haiku, necesita de sus paletitas para sentirse mejor.
-¿Mi?- Loan comenzaba a formar intenciones con sus balbuceos, estaba cerca de hacerlo pero sentía que algo hacía falta para culminarlo. Aunque, Lincoln como el buen padre que es se dió cuenta de lo que su hija sentía mucho antes que cualquier otro.
-Exacto, Loan... Ella te necesita... Vaya, me alegra que esa va a ser tu primera palabra. Supongo que ella lo merece más que yo, ¿No?
-Mi.
-Así es, princesa. Vamos con ella, pero ¿Puedes decirlo?- Lincoln comenzó su andar hacia su hogar mientras hablaba con su pequeña.
-Abh.
-No, no, Loan. Tú sabes lo que ambos queremos.
-Mii.
-¡Si! ¡Exacto! ¡Dilo, mi vida, dilo!
-Mi.
-¡CASI, CASI MI AMOR! ¡AHORA INTENTA DECIR: MA!
-Mmmh.
-¡SI! ¡ASÍ, CARIÑO!
-Mh... Ah.
-¡SI! ¡VAMOS CON ELLA PARA QUE SE LO DIGAS JUSTO COMO DIOS MANDA!- Lincoln voló con su pequeña hasta el lugar seguro de su querida Haiku.
-Toc, toc, Ku- antes de entrar tocó la puerta para que no se asutara -¿Podemos pasar?
-No...
-Amor, tú y yo sabemos que entraré de todas formas- ella le abrió la puerta desde las sombras sin ser vista. Él entró con Loan en brazos y se sentó al lado de Haiku en completo silencio.
-No debiste traer a mi paletita, sabes que no me gusta que vea cuando lloro.
-Lo sé- él le entregó a su pequeña bebé para cargarla por él -pero ella quería ver que estuvieras bien, ¿Tienes idea de cuánto le preocupas?
-Lincoln, no digas eso.
-No lo digo por decirlo. Cuando Leni hizo su "escena", Loan comenzó a gritar y tú sabes que eso no es bueno. Lloró y lloró tan fuerte que ni siquiera mamá supo qué hacer- Haiku empezó a jugar con Loan hasta sacarle su linda sonrisa.
-Ella sigue siendo tan feliz como siempre...
-Así es nuestra bebé, pero, ¿Y tú?
-Sabes que...
-No, no estás bien- Lincoln tomó a Stephanie de la mano, con el simple gesto de entrelazar sus manos dejó sin barrera alguna a su triste amada -llorar está bien. Si quieres llorar házlo aquí, nadie te escucha con todo el desastre de allá afuera. Vamos, llora conmigo y yo lo haré contigo. Desahoga todo el dolor que vive en ti, deja que la luz de mi ser sea la que te guíe en este pequeño instante.
-Sabes que no me gusta que me griten. Me pongo sensible cuando eso pasa.
-Lo sé mejor que nadie... Y por eso amo recordar ese día cuando lo descubrí.
-Te dije que aquella vez fue sólo un desliz.
-Ese fue el desliz más bello que jamás haya tenido el infortunio de vivir. Tus labios sabían a pastel de moras ese día y tu rimel caído fue el incapié de una de las razones más hermosas por las que te amo. Cuando limpié tus ojos con la manga de mi camiseta y pude observar con detalle esos lindos ojos negros, fue en ese lindo instante cuando supe que serías tú a quien yo quería para vivir a mi lado por el resto de mi vida.
-Y al igual que esa vez lloro porque me gritan... Me pregunto si de verdad estoy madurando.
-Los golpes al corazón son los más difíciles de olvidar. Sé cuánto te lastiman los gritos, encuentro triste que cargues todavía con ese pasado tan infeliz. Por eso quiero que sepas que yo seré quien cuide de tu temores y te abrace cuando ellos te atormenten. Cualquiera que te grite se ganará mi odio.
-No digas eso, Leni tiene razones para enfadarse, sabe que no soy de fiar y que te he decepcionado centenares de veces en el pasado... Sé que prometí nunca jamás irme de tu lado... Pero aún me duelen mis errores del pasado, aún quisiera viajar en el tiempo y decirle a mi yo de once años que no sea estúpida, que vaya a tu casa y te robe el beso de amor que tanto buscaba en los libros, que escuche y atienda a su pequeño Lincoln porque él hará lo mismo y más por ella, que no hay hombre mejor que él para su corazón, que confíe en él tanto como lo hace en su madre, que lo ame con todo el corazón hasta que se canse y aún así nunca deje de hacerlo.
-De poder viajar en el tiempo... Yo traería a Lori a la vida, la cuidaría con toda el alma, velaría por ella día y noche, estaría con ella todo el tiempo hasta asegurarme de que está bien... Pero no podemos, es imposible retroceder el tiempo, solo Dios puede hacerlo y aún así él mismo sabe que nada cambiaría. Nuestro camino no es una línea recta, es una carretera llena de curvas, desniveles, baches, agujeros, charcos, sequías y demás cosas... Pero a fin de cuentas ese es el chiste de vivir, si la vida fuera tan sencilla cualquiera podría hacerla como sea que se le dé la gana. Tú y yo cometimos cientos de errores, lastimamos nuestros corazones y nos hicimos mucho daño, pero todo eso culmina aquí, en este pequeño hogar que es nuestro y sólo nuestro. Mi vida está al lado de tu y de Loan, la reina y la princesa de mi vida. Yo no soy nada sin ustedes, si tú y mi bebé están a mi lado podría detener un huracán con las manos igual que Hércules, podría partir una montaña con las manos por un beso tuyo, destruiría el mundo con tal de proteger a Loan y si ella me lo pidiera le construiría un Sol sólo para alumbrar su camino en la oscuridad.
Escúchame bien, Stephanie, nadie se mete con mi familia, ¿Me oíste? ¡Nadie!
-Pero Leni...
-La familia Loud en la que crecí cambió. Ahora mi familia ya no son dos padres y once hermanas- Lincoln abrazó a las dos con todas sus fuerzas soltando lágrimas de alegría -desde aquel doce de octubre mi familia se convirtió de una decena a un pequeño par. Mi familia son tú y Loan. Yo soy el papá, Loan es la hija perfecta... Ahora sólo nos falta una chica que quiera asumir el rol que tanto le hace falta a la familia.
-Lincoln, te lo dije, te dije que...
-Si, si, sé lo que dijiste... Pero Loan no es boba, ella observa a Lindsay y a Leonore, ve cómo ellas llaman a sus mamás, ¿No crees que Loan necesita una mami cariñosa, amable y fuerte como tú?
-Lincoln...
-No lo hagas por mí ni por ti, hazlo por ella. Loan necesita un papá... Y una mamá, y yo sé que no quiero a otra mujer que no seas tú, tú y sólo tú tienes los requisitos necesarios para cumplir este papel. El escenario está listo, todos estamos en posición, sólo falta que tú quieras hacerlo.
-Y sigues llegando a mi corazón a través de mi pasado...
-Lo hago con el fin de demostrarte que el pasado no siempre es gris, tiene tontos rosas, lienzos verdes, acuarelas azules y furias rojizas, todo para que tú me ayudes a pintar un lindo futuro para nosotros, para nuestra familia... Así que, si de verdad quieres casarte conmigo tengo que hacerte una pregunta- al igual que cuando le pidió matrimonio, se hincó en una pierna, tomó su mano entre la suya mientras con la otra cargaba a la regordeta bebé -Stephanie Loud, eres la chica más linda del mundo, tú me mostraste que el amor correspondido es el más bello de todos y lo hiciste con un simple beso robado, sé que no somos perfectos y que en más de una ocasión te vamos a sacar canas verdes con nuestras travesuras, pero queremos que sepas que no hay mujer más perfecta para este puesto que tú, mi linda y futura esposa... Así que, Stephanie ¿Te gustaría ser la madre de mi bebé?
-Lincoln, sabes mejor que nadie que no deseo nada más que eso, quiero, con todo mi corazón, llegar a ser la madre de mi paletita, quisiera que algún día ella me viera afuera de su escuela, me sonriera y me dijera: "¡Mami, mami, aquí estoy!" Y ambas nos diéramos un lindo abrazo deseando que lo mismo se repita una y otra vez hasta que ella vaya a la universidad y llore por días recordando cuando la cargaba en brazos (sniff) ¡Claro que quiero ser mamá! Es un deseo oculto que tuve desde que comenzamos a vivir aquella vez. El día en que paseamos por aquel jardín botánico soñé que si tendría una familia sería contigo... Pero espero que comprendas que mi palabra seguirá en pie, no quiero que le enseñes a Loan esa palabra a menos que ella lo sienta de verdad- Haiku le tomó la mano a Loan besando sus pequeños deditos con la esperanza de encontrar su amor -te amo, paletita- le dijo a su pequeña -y quiero que me ames, deseo con toda mi alma que sientas esto mismo que yo siento por ti, no importa si tardas días, meses, años o décadas, estoy dispuesta a pelear por el único amor que sé que vale la pena.
-¿Y qué hay de mí? - le preguntó Lincoln a manera de broma.
-Yo ya tengo tu amor, claro que pelearía por el tuyo también, pero ambos sabemos quién necesita un verdadero amor.
¿Dónde estaban? En el lugar seguro en el que siempre se escondía Haiku cuando se sentía triste. El armario de su hogar era enorme, tanto como para que los tres alcanzaran perfectamente ahí dentro, con suficiente espacio incluso para juguetear con la bebé. Entre risas, besos y promesas de amor, Haiku recuperó la compostura al descansar sobre el brazo de Lincoln con Loan sentada sobre su estómago.
-¿No es linda, Linc?
-Es preciosa.
-Me encanta que no le teme a la oscuridad, es raro ver qué una bebé se sienta tan tranquila en un lugar cerrado y oscuro.
-Loan es especial, lo sabes mejor que nadie.
-Lo sé... Oye, sé que hace rato me alejé corriendo, quiero pedirle una disculpa a tu familia, ¿Crees que puedas llamarlas para saber si siguen ahí?
-No hace falta- claro, nadie podría ser tan inoportuna como ella. Luan misma respondió del otro lado de la puerta afirmando su presencia -estamos aquí... Todas.
-Gracias por no irse- entonces, Haiku salió de la mano de Lincoln cargando a su linda bebé en brazos. Las miradas que se posaron sobre ellos divisaron entre alegra, amor, ternura y tristeza... Tal vez Haiku ya sabía a quién pertenecía cada una.
-No podríamos- respondió Luan -no después de, bueno, todo lo que Leni dijo...
-Lo sé... Leni, ¿Crees que podrías venir y hablar? Somos adultas, creo que podemos entablar una plática en paz al menos, ¿No crees?- ella no le respondió, caminó hacia Haiku tomándose del brazo como si quisiera esconderse de ella.
-Oye... Stephanie, yo...
-Lo sé... Lamento mucho tu dolor, créeme, sé lo que es el dolor, sé que el sufrimiento que provoca despedirse de alguien a quien amas tanto es algo indescriptible, estoy al tanto de todo lo que sucedió entre tú y Lori, sé qué lamentas de todo corazón lo que pasó aquella vez, yo lo sé porque uno de los terceros que más salieron afectados por ello fue Lincoln, aquella fue la segunda vez que lo ví llorar temiendo por el amor. Ahora, después de tantos años aprendimos a vivir con nuestro propio dolor, ahora sabemos que tratar de olvidar el pasado es estúpido, el pasado siempre estará ahí y eso mismo es lo que lo hace tan especial. Créeme, si pudiera regresar el tiempo lo haría, de esa forma podría evitar tantas tragedias... Pero no puedo, ni tú o yo podemos hacerlo y eso será hasta el fin de los tiempos. Sin embargo, quisiera seguir viendo hacia el futuro de la mano del presente aprendiendo de mi pasado. Quiero hacerlo a través de lo que para mí es lo más especial y bello que me haya sucedido jamás- Haiku le entregó a Leni aquella pequeña princesa que prestaba atención a todo a su alrededor. A veces, el amor es una responsabilidad que no elegimos pero que siempre adoptaremos con los brazos abiertos. Leni lo entendió al instante cuando Loan la tomó del dedo meñique sonriendo con ese bello rostro angelical que Dios le dió -no importa cuáles fueron tus errores del pasado, no importa lo que le hiciste a Lori y mucho menos lo que dejaste de hacer por ella... Si de verdad crees que debes enmendar las cosas aquí tienes la respuesta. Estoy segura que Lori hubiera querido que su linda hermana menor cuidase del angelito por el que ella entregó su vida... Leni, tal vez suene cruel lo que voy a decir... Pero Lori ya no nos necesita, dónde ella está no hay dolor, sufrimiento o ira... Quién te necesita es otra personita. Loan crecerá más rápido de lo que crees, algún día peleará con nosotros y va a necesitar a su tía favorita para cuidar de ella, ¿Qué dices?- Leni observó fijamente a la pequeña que cargaba, ella la veía con dudas, no sabía muy bien quien era así que no sabía qué esperar de ella salvo gritos e insultos. Leni comprendió que el tiempo no perdona, que siempre tiene que avanzar... Y ahora era el momento de Leni para avanzar.
-Haiku...- dijo Leni con una voz suave, parecida a la tenue brisa de mar que golpea el rostro en las costas.
-Dime, Leni.
-Sólo hay una cosa que quiero hacer...
-Yo... Oh vaya, no me siento muy cómoda con esto...
-¡No! ¡No puede ser! ¡Estaba segura que esta era tu talla! ¡LOLA!
-¡Aquí estoy! ¿Qué pasa?
-¡Esto no es de su talla! ¡Creí que la habías robado de su diario!
-¡Lo hice! A menos que... ¿Acaso engordaste, Haiku?
-¡NO ESTOY GORDA!... El vestido es precioso, es perfecto y me queda como un anillo al dedo... Lo que quería decir es que no me siento cómoda al probarme algo tan caro. Sé que Lincoln y yo estamos bien económicamente pero un vestido así de caro... No podemos costearlo, lo lamento mucho chicas, ¿Creen que podamos ver algunos un poco más baratos?
-Haiku...
-¡No! ¡No quiero que piensen que no me gusta! ¡Esta es una maravillosa sorpresa! ¡Aún tengo lágrimas de felicidad a punto de salir! Pero sé que esto es muy caro y yo...
-¡Haiku, cállate!- nuevamente, Leni le gritó a Haiku para hacerla callar, sólo que esta vez el motivo era mucho más que tierno -este vestido no costará nada, cero centavos.
-¡No!- exclamó con la cara llena de vergüenza la probrecilla Haiku -¡No dejaría que ustedes me compren el vestido! ¡Jamás!
-Había olvidado que Linc siempre nos contó de lo terca que eres, ¿Qué acaso no has visto de qué marca es la tienda?- Lola alcanzó su teléfono desde su bolso, le mostró que la tienda pertenecía a "Leni LI", una de las mejores marcas de moda más reconocidas a nivel mundial.
-Oh, comprendo- mencionó Haiku -entonces... ¿Creen que podamos ver un catálogo antes de probarme los vestidos? Digo, todos son muy lindos, pero antes quisiera ver todas las opciones... Pero... Leni, no quiero que haga esto por mí, tu sola presencia será suficiente para ese día.
-¡Nada de eso!- Leni corrió casi de inmediato hasta abrazar a Haiku para terminar llorando sobre su hombro -¡He sido una tonta! De no ser por mí tal vez mi familia jamás se hubiera separado... Alejé a Lincoln de ti por tanto tiempo... Y lo peor es que jamás me di cuenta, estaba muy molesta con él como para notarlo. Creí que estaba furiosa con él por haberme descubierto, pero no, mi ira era contra mí, me odiaba en secreto por haber traicionado la confianza de Lori, tanto que busqué un chivo expiatorio para enmendar mi error y Lincoln aceptó serlo por tantos años sólo por mí... Así que déjame hacer esto, siempre soñé con ser la madrina de bodas de mi hermano. Esto no es sólo un vestido de novia, este, querida Stephanie, será el vestido que comience un nuevo futuro para la familia Loud. Quiero ser quien te ayude a sentir lo bonita que eres, desde dentro hacia afuera. Piensa que en unas cuantas décadas en el futuro cuando Loan encuentre al hombre ideal para ella y haga esto mismo que tú y Lincoln hacen querrá algo para recordarte, será entonces cuando puedas legarle este vestido como símbolo de amor... Porque sé que alguien tan dramática y melancólica como tú haría algo como eso.
-Por Dios... Leni... Eso fue...- su cuñada la silenció con un fuerte abrazo para que guardase sus palabras.
-Dentro de poco serás nuestra hermana. Desde que Linky nació sabíamos que la mujer que él eligiera como esposa sería increíble, alguien fuerte, inteligente, linda y muy especial... Mi ira no me dejó ver qué contigo siempre ha tenido todo eso y mucho pero mucho más... Lo único que quiero es que me perdones, perdona a esta boba niña que aún quiere crecer... Stephanie, ¿Crees que algún día puedas perdonarme?
-No tengo nada que perdonar... Conozco el dolor mejor que nadie, mi dolor no tiene nombre, pero eso no quiere decir que mi corazón murió, de hecho, hoy está más vivo que nunca, hoy abrazo el recuerdo de la vida desde otro ángulo, capto mejor lo que sucede a mi alrededor de la mano de las personas que amo. Estaré feliz de usar un vestido diseñado por ti para uno de los momentos más felices de mi vida... Gracias por aceptarme en su familia, gracias por aceptarme...
-¡Eres demasiado sentimental!- Luan abrazó a su nueva hermana entre llantos, nadie excepto ella sabía la verdad detrás del temerario dolor con el que Haiku aprendió a vivir. Ella la había aceptado como hermana desde que se enteró de la verdad, por eso es que juró apoyarla con todo lo que pudiera mientras tuviera vida.
En conjunto, durante toda esa tarde Haiku pasó el tiempo probando vestidos de novia uno tras otro, así hasta que...
-Este- dijo hipnotizada al presenciar tal belleza frente a sus ojos.
-¿Estás segura?- preguntaba Lucy al ver su elección -creí que querías algo diferente.
-Al principio... Pero ahora que lo veo creo que no querría usar nada más que este para el día en que jure en el altar que pasaré el resto de mi vida junto al hombre que amo... Leni, ¿Crees que pueda escoger este?
-Stephanie, será todo un placer. Ven, acompáñame al cuarto de bordado. Tomaremos tus medidas exactas y pensaremos en pequeños ajustes para ayudarte a que te veas lo más linda posible- ¡Manos a la obra! El telón sube y la obra comienza. La boda de Lincoln y Stephanie es una realidad. Con la novia preparándose viene el amor y con ello, las razones. Mientras Leni toma las medidas de Haiku el resto de hermanas llega al local observando el mágico momento que Haiku vive, tanto así que sus lágrimas no pagaban de brotar desde sus lindos y oscuros ojos.
-Yo tengo una duda- claro que la curiosidad de Lana no era simple habladuría, si había tiempo para historias este era el indicado.
-¿Qué pasa?- preguntó Haiku.
-Recuerdo, vagamente, que comenzaste a salir con mi hermano cuando les reparé aquella bicicleta, ¿Lo querías desde ese momento?, ¿Cuándo fue exactamente que te comenzó a gustar?
-Uhhhh- corearon el resto de hermanas pues, a excepción de Lori y de Lisa nadie conocía la historia desde la perspectiva de Haiku.
-Oye, Leni- dijo Stephanie -¿Cuánto tiempo crees que tardemos?
-Un par de horas- respondió Leni.
-Está bien. Entonces, prepárense para escuchar la verdad... El primer momento en que mi corazón danzó al lado del de Lincoln... Supongo que, en retrospectiva como él suele decir, fue desde ese momento que me enamoré de su persona.
Bueno...
La historia comienza así...
Era jueves por la tarde, aquel día los pajarillos cantaban, los niños jugueteaban y los murciélagos dormían en cuevas oscuras apartadas de la tontería humana capitalista que tanto le ha quitado a la naturaleza. El mundo, al igual que el aire, no tiene principio ni fin; nacemos y morimos en este mundo siendo los únicos seres capaces de apreciar el universo y su basto infinito. Sin embargo, aquel caluroso día de febrero se celebraba la antigua y temeraria festividad del día de los enamorados. Muchos salían con sus parejas mientras otros tantos abarrotaban los moteles en busca de una nueva forma de amar. Yo, por el contrario, buscaba la manera frívola de emparentar mi alma al claustrofóbico río de lamentos y desdén con el que la escuela decidió anclar mi alma a sí misma.
-¡Señorita McCougan! ¡Queda castigada en detención por el resto del semestre! Se quedará aquí limpiando el jardín después de las dos horas reglamentarias de regularización, ¡¿Quedó claro?!
-Ajá- en aquel entonces no comprendía el alcance de mis actos. Una simple broma quizá pensarían algunos, pero lo que hice esa vez como símbolo de libertad de la vida misma al darle sepultura a una de las mascotas de la escuela sin querés también liberó la mía.
Aquel día sinceramente había olvidado lo triste de pasar el día de San Valentín con compañía. Lo mejor que había tenido la fecha anterior había sido un regalo de Clyde, mi amigo de aquel entonces, eso era en lo que pensaba cuando entré al salón de niños problemáticos. Me senté en la esquina más alejada del profesor (quién se encontraba durmiendo al igual que la mayoría de niños ahí dentro) para poder leer a gusto mis historias hasta que...
-Aguarda... Clyde... Oh no... ¡¿Qué haré si decide hacer lo que creo que hará justo hoy?! ¡NO! Vamos... No ¡Silencio, Haiku! Estás sobre pensando esto demasiado. No es seguro que lo haga, es muy probable pero no es seguro, nada es seguro en esta vida más que la muerte y... Eso... Ya no tengo analogías para decir... Tengo que salir de aquí, pero, ¿Cómo?- la respuesta golpeó mi cabeza literalmente, desde el techo del salón una pequeña roca golpeó mi frente descubierta haciéndome voltear hacia arriba. En el techo estaba mi amiga Persephone.
-¡No hables!- me dijo con pequeños susurros que apenas y alguien como yo podía escuchar. Rápidamente señaló su teléfono celular para hacerme entender que la conversación sería más sencilla desde ahí:
P: ¿Qué diablos haces aquí, Haiku?
H: Ya sabes, me encantan los castigos.
P: En ese caso no te ayudo a salir de aquí.
H: ¡No! Bien, ya, dime qué hago.
P: Bueno, escucha, este plan es algo ortodoxo y puede que no sea a lo que estamos acostumbradas pero creo que puede funcionar.
H: Bueno, te escucho.
P: Bien, primero, toma el pequeño imán que te arrojé hace un segundo, cuando lo creas necesario y seguro párate en la ventana y pégalo con lo que puedas, cuida que no se despegue, según Lucy esa cosa afectará al sistema de cerradura magnética de las ventanas lo que hará fácil que puedas salir por ahí.
H: ¿Y ya?
P: No, nada de eso. A unos metros está el muro que delimita la zona escolar. Ahí te estará esperando tu "sistema de escape".
H: ¿No lo harán ustedes?
P: Boris no está y no queremos que Sasha se vea involucrada, aún es muy pequeña e inocente. En estos momentos Lucy se está infiltrado en la dirección para corregir tu castigo y yo tenía que venir a explicar el plan.
H: Vaya, esto sí que suena a un buen plan.
P: Cruzamos los dedos de los muertos para que funcione.
En completo silencio bajo el sigilo de las sombras me moví entre los pupitres de los bobos niños problemáticos, con ayuda de la cinta para cubrir los viejos estampados de los libros de apoyo del colegio logré pegar a la ventana el extraño imán que más bien parecía ser una pequeña bomba, tal artefacto tan extraño tenía la firma de la hermana de Lucy por todos lados. Con las historias de mi amiga sobre su problemática y explosiva hermana temía más por incendiar la escuela que por escapar. Después de ir por mis cosas a mi pupitre y posicionarme estratégicamente bajo la ventana envié un mensaje a Persephone para decirle que estaba lista, ella me dijo que Lucy había terminado de alterar la lista y lo único que quedaba psra finalizar era presionar un botón en el imán.
-Una... Dos... Tres...- conté entre suspiros para armarme de valor y presionarlo, aquel artefacto extraño hizo un pequeño zumbido y cuando menos lo esperaba la palanca magnética de las ventana se soltó -¡Eureka!- exclamé victoriosa por el funcionamiento del plan. Comencé a trepar por el raro librero para no hacer ruido, el único que notó mi escape fue un chico que mejor prefirió seguir jugando videojuegos en su celular. Antes de salir del salón cambié mi mochila de mi espalda al frente para poder moverla con más cuidado y evitar que se cerrara la puerta por error... Entonces mi mayor error fue no considerar el tiempo; cuando mi cuerpo iba a mitad de camino a través de la ventana el imán hizo una pequeña explosión lo que hizo que el profesor a cargo despertara.
-¡¿Qué fue eso?!- gritó asustado el pobre gordito -¡McCougan!- cuando escuché mi apellido sabía que estaba frita. Fue entonces que por mi mente cruzó darse media vuelta y regresar para mí castigo o huir... Adivinen cuál elegí.
-¡Alto!- escuchaba que gritaban desde mis espaldas tratando de buscar que alguien me detuviera.
-¡LOUD!- cuando escuché el nombre "Loud" creí que Lucy venía a mi rescate, sin embargo quien venía casi pisando mis talones no era nadie más que Lincoln y Lynn quienes venían corriendo detrás de mí.
-¡Lynn!- gritó Lincoln a su hermana mientras la distancia entre nosotros se cerraba más y más -¡Déjame esto a mí! ¡Yo me encargo, quiero demostrarte que las caminatas nocturnas si funcionan!
-¡Adelante, apestoso!- le contestó su hermana. Mientras más y más se acercaba a mí, los profesores estaban deteniendo su andar. Cabe mencionar que en aquel entonces tanto él como Lynn eran miembros del comité disciplinario de la secundaria por lo que confiaban en que él me atraparía. Cuando ví que se estaba acercando a mí de manera peligrosa sentí una puñalada por la espalda, hablando figurativamente, pues el chico que me había pedido recientemente conocernos un poco mejor me estaba arruinando los planes de fuga, creí que era un tramposo doble cara, quise gritarlo en su cara pero el aire noe daba para más. Entonces, cuando sentí su mano en mi hombro creí que era el fin... Hasta que él me dijo:
-Sigue corriendo- rápidamente dió media vuelta y de su bolsillo lo ví vertir una pequeña botella en el suelo, era una sustancia negra y muy viscosa que rápidamente se escurrió por el suelo. Cuando Lynn lo vió siguió corriendo pues se imaginó lo que el muy bobo estaba intentado hacer.
-¡Lincoln, maldito tramposo! ¡Estarás en detención el resto del mes!- creí que Lynn nos atraparía pero al pisar lo que Lincoln echó al suelo ella siguió deslizándose por un largo tramo.
-¡Haiku, eso nos dará un minuto como mucho! ¡Ven, sígueme, Lucy va a mantener abierta la salida del estacionamiento!- sin pensar lo dejé que él me guiara, sabía que si traicionó a su hermana para ayudarme es porque habría una buena razón para salvarme. Seguimos corriendo hasta el muro que Persephone me había dicho, ahí estaba una bicicleta con un asiento trasero detrás -¡Súbete!- reaccioné de inmediato a su orden y subí sin pensarlo, él comenzó a pedalear rápidamente con dirección a la salida de los autos de la escuela. Cómo los demás habían salido cuarenta minutos antes era fácil moverse por la entrada. No ví a Lucy en la huída, creía que no quería que Lynn la viera. No pasó ni un minuto hasta que ya íbamos a una calle alejados de la escuela.
-¡¿Lincoln?!- cuando menos lo noté sabía que estaba haciendo algo muy tonto. Grité por la sorpresa de verlo ayudarme, claro que él seguía pedaleando, claro, con menor velocidad.
-En carne y hueso- me contestó -¿Todo salió de acuerdo al plan?
-Creo que sí, ¿Pero por qué me ayudas?
-En parte como soborno de Lucy, otra más porque sabes mi mayor secreto y mi hermana Lola me hizo saber que si alguien guarda así un secreto tuyo hay que ser cortés y por última... Me caes muy bien, de verdad quiero que seamos amigos, creo que este es un buen comienzo, ¿No crees?
-A pesar de lo raro que eres te daré la razón, solo porque esto me conviene- en aquel entonces no quise demostrarlo, pero vaya que me sorprendió que él armase un plan tan elaborado por mí... Fue grandioso, no de una manera romántica claro, pero fue increíble.
-Si lo aceptas no tengo nada que decir. Pero, no bajes la guardia, no puedo ver hacia atrás así que te encargo que vigiles.
-Lo haré pero lo veo innecesario, ¿Quién nos seguiría hasta acá?- ¿Por qué tuve que abrir la bocota?
-¡LINCOLN! ¡TÚ Y LA AMIGA DE LUCY ME LAS PAGARÁN!- ante mis ojos no era nadie más que Cerbero, el perro de Hades en persona quien venía por nosotros montada en su propia bicicleta, rápidamente dejó de haber una diferencia de distancia entre nosotros. No faltaba mucho para que nos atrapara.
-¡Oye! ¡Ahí viene tu hermana! ¡PEDALEA MÁS RÁPIDO!
-¡MEJOR SUJÉTATE!- no sabía por qué pero lo menos que quería era tocarlo, pensar en entrar en contacto con una persona tan rara como él me causaba cierto disgusto, sentía que al tocarlo algo de su ñoñería se me pegaría al instante. Estaba a punto de ofrecerme ante Lynn si no fuera por la enorme pendiente que muy estúpidamente Lincoln estaba decidido a tomar.
-¡NOS VAS A MATAR, IDIOTA!
-¡¡TE DIJE QUE TE SUJETES!
-¡FRENA!
-¡¡YA ES TARDE!!- ¡Instintivamente alcé mis brazos y sujeté mis muñecas! No me fijé de dónde fue que me agarré pero no me sentía muy cómoda haciéndolo, creí que al menos la bajada nos daría un mejor impulso y que tal vez él no sería tan torpe manejando la bicicleta... Que estúpida fui -¡HAIKU! ¡QUÍTAME LAS MANOS DE LOS OJOS, BOBA!
-¡¿Y DE DÓNDE MÁS ME AGARRO?!
-¡¡QUITA LAS MANOS!!- cuando comenzamos a caer por la calle no tuve otra opción más que aferrarme fuertemente a su abdomen. Encogí mi cabeza detrás de su espalda, para que el viento no me entrara en los ojos, todo sucedió en menos de una milésima de segundo (o al menos así lo sentía yo). Creí que moriría, en aquel entonces no era una chica de emociones fuertes, menos de movimientos bruscos o de enfrentar problemáticas de manera física, creí que jamás me haría falta mover un músculo para salir de los problemas hasta ese día que me aferré con todas mis fuerzas a él para no caer contra el pavimento. Pensé que, al ir tan rápido tal vez sería más fácil perder a Lynn o que al menos tendríamos una mejor ventaja. Mis esperanzas y sueños fueron aplastados cuando la bestia roja sostuvo una de las agarraderas de mi mochila.
-¡¡ESTO LE SUMA UN MES A TU CASTIGO!!- sus fuertes gritos eran ensordecedores aún con el viento golpeando mis orejas -¡¡LINCOLN, DETENTE AHORA MISMO!!
-¡JAMÁS, ESTA VEZ QUIERO GANARTE!!- ¿Acaso era orgullo? Claro que sí, los tontos hombres y su estúpido orgullo. Por si la situación no pudiese poner peor, él intentó hacer saltar la bicicleta para que Lynn me soltara. Con tanta velocidad y la fuerza descontrolada a un objeto con tan poco equilibro era lógico lo que pasaría. Cerré los ojos fuertemente para no ver el golpe, cosa que no funcionó, la curiosidad me ganó y los abrí de todos modos. Juro que por un segundo estaba de cabeza, lo supe cuando ví que uno de los árboles del vecindario tenía la copa en la base y el tronco en su punto más elevado. Un par de metros después mi cabeza terminó sobre un arbusto, pero mi cuerpo se sentía extrañamente seguro, como si no hubiera golpeado fuertemente contra el suelo hace un segundo.
-Eso... Fue horrible...- mi adolorido ser buscaba el consuelo del dolor a través de la súplica literal. Quise levantarme del suelo pero un bobo quejido me detuvo.
-Haiku... ¿Podrías mover tu pie?
-No, y cállate o tu hermana podría encontrarnos.
-Bueno... Mejor para mí, si llego lastimado entonces Lucy tendrá que comprarme esa figura con sus ahorros.
-¿Por eso fue que me ayudaste?
-Te dije que fueron varias razones, pero esa es una de ellas.
-Eres un tonto- sabía que así eran las personas raras como él, capaces de vender su propia seguridad a manos de un objeto cualquiera, el dinero como motor y la poca ética como arrance son dos males de los que siempre habrá que cuidarnos.
¿En dónde estábamos? No recuerdo, mi memoria está algo borrosa debido al desenlace de la historia. Creo yo, que llegamos a la antigua abertura del viejo parque. Creo que sí, porque de no ser así jamás habría podido conocer al verdadero Lincoln, al que ama los animes, la música suave y el helado de vainilla.
-Ya pasaron cinco minutos- le dije un tanto desesperada, en aquellos días vaya que me hacían falta humildad y paciencia -¿Cuándo podremos irnos?
-Lynn está allá afuera, juro que hasta puedo escucharla refunfuñar por dejarnos ir.
-¿Dices que no la perdimos?
-Salimos de su vista después de caer en este enorme matorral de arbustos. Veo difícil que ella nos pueda encontrar, pero eso no significa que escaparemos si nos quedamos quietos, necesitamos irnos y alejarnos lo más pronto posible, en silencio si se puede.
-¿Con quién crees que hablas, niño?- ser sigilosa era mi especialidad, desde bebé fui una niña de pocas palabras, tanto que mamá optó por colocarme un cascabel para escucharme antes de cumplir un año de vida. Comencé a gatear a rastras para no ser descubierta por Lynn, creí que con movernos un par de metros sería suficiente así que tomé la delantera -que ni se te ocurra mirar hacia enfrente, si lo haces te arranco la cabeza.
-Tranquila, Lori me enseñó que, tanto en las escaleras como en actividades de la escuela, si una chica se agacha frente a mi debo voltear la vista por respeto, te aseguro que estoy viendo el suelo y tus botas, por cierto, son lindas, ¿Dónde las compraste?
-¡¿Qué te importa?! ¿Quién te dió derecho de mirar mis pies?
-Oh, lo lamento. Es sólo que el cumpleaños de Luna está cerca y quisiera comprarle algo.
-¿Hablas de tu hermana amante del rock?
-Esa misma. Creí que comprar algo relacionado a la música sería estúpido y muy apático, ¿Te molestaría si la próxima me muestras dónde está la tienda? Sería grandioso si pudieses ayudarme.
-¡No quiero!- mi rotunda negación no era por su pedido, de hecho, me halagó que él se interesara en mis buenos gustos, era sólo que no sabía cómo tratar con chicos.
-Está bien...- su tenue voz de desánimo creó algo en mí desde ese día, el titubear de sus labios cuidando su respeto hacia mí me hicieron hacer algo que no era propio de mí...
-¡No!- le dije presurosa -me refiero a que justamente hoy no, ¿Te parece si después te envío la dirección por mensaje?
-¡Si! ¡Eso sería grandioso!- su ferviente sonrisa casi me provocó el vómito, en aquel entonces era muy sensible con todo lo que no tuviera que ver con el ocultismo del alma -¡Espera!- me detuve en seguida -¡Puedo verla! Ahora escúchame, Haiku, pase lo que pase tienes que irte cuando salga.
-¡¿Qué?! ¡Perdiste la cabeza! ¡No puedes ganarle a tu hermana!- mi preocupación no era por él, al contrario, sabía que si él caía entonces me llevarían de vuelta a detención y con ello un lindo reporte para mis padres, y eso, era lo menos que deseaba, un motivo más para terminar de hacerme a la idea de vivir con Rose -no necesito que nadie me salve, no hagas esto por mí, una extraña que apenas conoces.
-Te equivocas, Haiku, esto lo hago por mí, le dije a Lynn que por lo menos quería ganarle en algo una sola vez. Creo que ganamos la carrera, mi bici quedó hecha pedazos pero lo vale... Trataré de hablar con ella, sólo cuida que no...
-¡LINCOLN!- esa estruendosa voz no podría ser de nadie salvo de Lynn, con uno sólo de sus gritos me hizo guardar silencio -¡TE ODIO, MALDITO FLACUCHO! ¡NO CREAS QUE GANASTE! ¡¡TODO LO CONTRARIO!! ¡CUANDO REGRESES A CASA TE VOY A ARRANCAR LOS PANTALONES Y TE HARÉ HACER LAGARTIJAS SIN ELLOS! ¡DISFRUTA TU VICTORIA, BOBO!- creí que ese era un simple engaño para hacernos salir del escondite, sin embargo, ese día aprendí que la mente de Lynn era mucho más simple de lo que creía.
-Wow, ¿En serio se fue?- pregunté por miedo.
-Sip, y eso significa que de seguro moriré de cansancio al llegar a casa. Le pediré a Lisa el repelente para osos.
-¿Es broma?
-Nope, lo usamos cuando Lynn pierde. Sabe que gané porque llegamos al final antes que ella. De hecho, me miró antes de irse, sabe que estamos aquí y sólo me amenazó con sus ojos de pistola. Solo puedo decir que va a doler.
-Eres tan raro- enseguida me levanté de entre los arbustos. Sacudí un poco mi vestido buscando que no estuviera rasgado o algo parecido -escucha, si mi vestido está roto vas a pagarlo, no debo correr con esta tela, es muy delicada.
-Lo sé, es seda de "le doux", sé que es algo cara y que sólo la traen bajo pedido especial. Vaya que es una tela única, ¿Acaso fue un regalo?
-Wow, aguarda un segundo, chico listo, ¿Tú sabes de telas?
-Sólo un poco. Hace un mes Leni me pidió ayuda en la tienda donde trabaja. No era mucho más que acomodar mercancía en la bodega y etiquetar cada una de las cajas. Esa vez le pedí a Leni ayuda para hacer una funda para botellas de agua que fuera resitente al agua y muy suave. Ella me recomendó esa y muchas más telas, por eso aprendí.
-Tú sí que eres una caja llena de sorpresas- irónicamente sólo me dejé llevar, comencé a caminar muy lento sin dirección alguna más que cuidarme del Sol -¿Acaso esto tiene algo que ver con Bun Bun?
-¡No!- aquella extraña respuesta era más iracunda que de costumbre. Desde la primera vez que mencionó esas palabras supe que era algo delicado, tanto como para querer que nadie lo sepa -y por favor... Ya no indagues más sobre el tema, ¿Puedes?
-Oh, creí que...
-Me agradas, Haiku, eres una chica interesante que dice muchas ironías, me agrada hablar contigo así que por favor no me hagas hablar de esto, es algo... Delicado, ¿Está bien?
-Supongo que incluso los raros tienen sus propios asuntos- demonios, sabía que había metido la pata. Al parecer ese era un tema sensible del cuál no se sentía muy cómodo al hablar así que debía de disculparme, ¿Pero cómo? No tenía idea de cómo hablar de esa manera con los chicos raros, sería más fácil si fuese un vampiro o un hombre lobo, una presa sangrienta y todo se resolvería. Al encontrarme acorralada bajo mi palabra hice algo que no era muy propio de mí:
-Ya, ya, lo lamento, no volveré a indagar sobre el tema, ¿Bien?- un par de palmaditas en el hombro era todo lo que podía ofrecerle.
-De... De acuerdo...- inmediatamente volteó su rostro como diciéndome: "solo no lo vuelvas a hacer", claro, eso creí en ese entonces pero lo que pasó en realidad fue más cómico de lo que parece:
-¡Ah! ¡Esto es raro! ¡No es como Lucy! ¡Para nada es como ella! Sé que he abrazado a Stella o a Ronnie Anne pero... Vaya, Incluso con la camiseta pude sentir su mano... ¡Ahhh! ¡Es muy suave! ¡No! ¡Alto, Loud! ¡Que la falta del afecto femenino no se note! Bien... Respira... Que no vea que no sé cómo responder al contacto con una chica... ¡Tierra, trágame, te lo ruego!
-Bueno, entonces, Haiku- su voz sonaba extraño, más de lo normal, un pequeño titubeo y muchas evasivas, si pudiese apostar diría que hasta lo veía un poco aterrado -¿Tú ti... Tienes planes para hoy?
-¿Por qué tendría planes?- le pregunté a regañadientes.
-Es el día de...
-Ya sé qué día es hoy. Lo que quiero decir es, ¿Por qué crees que yo haría algo? Si me conocieras sabrías entonces que cosas como el amor, citas, regalos o cosas así no son de mi estilo. Bueno, no lo son si lo que buscas es amor, claro que un buen regalo desinteresado es bien recibido siempre y cuando no sea condescendiente.
-Wow, Lisa y tú se llevarían muy bien, ambas usan palabras muy rebuscadas- entonces, Lincoln comenzó a caminar hacia su bicicleta -creo que sería genial si un día las presento.
-Ciertamente lo dudo, no creo que nuestro ingenio esté a la par.
-Nah, puede que Lisa sepa mucho, pero es algo torpe si hablamos de sentido común. La quiero pero tiene que aprender que cosas como la amistad, el amor y la empatía son importantes.
-Hablas como si fueras un buen hermano mayor.
-Trato de hacerlo. Siendo el hermano que se encuentra entre ambos mundos creo que comprendo lo que los menores esperamos de nuestros mayores. Gracias a mis hermanas he aprendido a ser un poco menos torpe. Supongo que quiero mostrarles algo así a mis hermanas menores.
-Si Lucy te escuchara estoy segura que le dolería el corazón.
-No sé si eso es un halago o un regaño.
-Todavía te falta mucho para entender a una chica como yo- ¿Por qué seguimos hablando? A día de hoy aún me hago esa pregunta. Aquel día pude evadir fácilmente sus preguntas, seguir de largo y vivir una vida en soledad como deseaba en aquel entonces. Puede que, aquella vez supusiera que no quería pasar un día de amistad en soledad o puede que no tuviera nada más que hacer... Pero quedarme fue la mejor decisión de mi vida.
-Y por eso nos estamos conociendo- llegamos justo a la sombra de un gran árbol. Un manzano para ser más exactos; él se sentó en el suelo y yo le seguí. Él me miraba extrañado, parecía que quería sonreír al verme a su lado.
-No creas que quiero pasar tiempo contigo- le dije sin siquiera voltear a verlo -es sólo que hace mucho calor y quiero descansar a la sombra de un árbol para leer un poco.
-Está bien- me respondió después de recostarse en el suelo -yo estoy esperando a Leni, me pidió que le ayudara con unas cuántas cosas. Yo me quedaré aquí escuchando cualquier cosa que tengas que decir.
-¿Crees que te diría algo a ti?- mi déspota reacción debía de haber sido suficiente para hacerlo callar. Pero, desde aquella vez él superó una y otra vez mis expectativas.
-Jamás- me respondió con los ojos cerrados -pero sé que las personas tienden a hablar cuando lo necesitan. No digo que deba ser algo personal pero algo me dice que hablar de un libro, una película o una serie no tiene nada de malo, ¿No lo crees?
-¿Qué podrías saber tú sobre lo que una poetiza de Haikus como yo podría disfrutar?
-¿Qué hay de aquel cómic y el poético fin del cazador de vampiros que tanto te gustó?
-Suerte, eso es todo- aquella asíncrona conversación comenzó a tomar un rumbo distinto del habitual. Sin tiempo, sin padres, escuela, tareas o hermanas, es como si el mundo mismo hubiera querido que nuestra conversación fluyera como el viento.
-La suerte no existe- de repente, dijo algo que llamó mi atención -ya sé, tengo una idea, un juego simple que no requiere de fuerza física, sólo de astucia.
-¿Ahora qué estás tramando?- me preguntaba.
-Escucha, si acierto algo sobre ti, lo que sea, tienes un punto, lo mismo va para ti, el ganador de diez puntos le tendrá que reponer al otro sus reservas de chocolate amargo, cabe resaltar que, si fallamos perdemos un punto ¿Qué dices?
-Si estabas tratando de manipular mis intereses con chocolate... Lo tienes.
-Es casi igualita a Lucy- pensaba el pobre de Lincoln en su pobre silencio -espero que esto funcione, Clyde me pidió que descubriera la mejor manera para pedirle que saliera con él. Gracias al cielo que dejó de lado la idea de proponérselo el día de hoy. Gracias al cielo alguien sigue mis planes.
-¡De acuerdo!- dijo Lincoln tan sonriente como siempre. Se levantó del suelo en un santiamén hasta sentarte a mi lado -¿Estás lista? ¿Quieres empezar?
-No, claro que no. Tú lo propusiste así que tú vas a empezar- testaruda como siempre, creí tener el control de la situación, claro que ese bobo tenía otros planes para mí.
-Algo me dice que, a pesar de lo que dices, quieres mucho a Rose, tanto que te duele verla triste, lo cual ha sucedido, ¿Me equivoco?
-¡Tramposo!- indiferente a su buena deducción creí lo peor de ambos -¡DE SEGURO ROSE TE DIJO LO QUE PASÓ LA OTRA NOCHE! ¡¿NO ES ASÍ?!
-¡NO! ¡NADA DE ESO!- él sacó su teléfono del bolsillo -¡Mira, esta es mi conversación con ella!- inmediatamente tomé su teléfono, sabía que ella le había contado sobre nuestra extraña interacción con sus lágrimas de dolencia. Pese a ver unos cuantos comentarios estúpidos de parte de ambos no había nada sobre mí salvo el momento en que la desperté con agua, pasé diez minutos leyendo sus conversaciones pero no pude encontrar nada.
-Esto no es suficiente- le dije con molestia -¿Qué me dice que no borraste la conversación?
-¿Me crees capaz de hacer algo así?
-Lo creo, todas las personas son iguales, tratan de sacar provecho de los renegados por la sociedad. Personas como tú o tus amigos creen que no notamos cuando nos miran bajo el hombro, creen que por vestirnos de manera gótica y lúgubre no sentimos sus miradas, sus burlas e insultos. No soy tonta, Lincoln, me doy cuenta de la realidad a mi alrededor. Me gusta ser como soy, adoro el negro de mis ojos, me agrada leer sobre vampiros, fantasmas y terror existencial... Creo que esto fue una mala idea... Nos vemos- había dicho demasiado. Todo los que dije era verdad y quise compartirlo con alguien desde mucho tiempo atrás, pero jamás creí que él sería mi escape emocional de las burlas de los estúpidos adolescentes que creen que pueden burlarse de mí y de mis amigos cuando les plazca -espero que estés feliz.
-Yo pienso lo mismo- cuando su boca expulsó tales palabras creí que se reiría de mí, cuan equivocada estaba:
-¿A qué te refieres?- le pregunté estando a punto de irme.
-Yo también noto cuando las personas se burlan de mí, creen que por dibujar cómics o por hacer magia soy un tonto infantil e inmaduro. Ellos no saben que ahorré por año y medio por una moneda para completar mi acto, no saben que pasé horas y horas bajo la lluvia sin comer o ir al baño para comprar pinceles y acuarelas para un cuadro que estoy pintando, nadie sabe que la razón por la que amo los cómics y todo lo que tenga que ver con la cultura friki de estos tiempos... A eso me refiero, sé cómo te sientes, crees que cualquier desconocido podría utilizar tus secretos para herirte... Sin embargo, empatizar con el sentimiento no quiere decir que sé cómo te sientes.
-Pe... Pero tú dijiste que...
-No, yo dije que pienso como tú, no que sé cómo te sientes- giré mi cuerpo lentamente hacia donde él estaba, el Sol golpeaba mi rostro y el viento corrió mi cabello por detrás de mi cabeza. El mismo clima cambió sólo para dejarnos solos en el mundo una vez más.
-¿Crees que puedes comprender el desastre que sucede a través de mis ojos?
-No, no creo poder y sería estúpido tratar de comprenderlo- lentamente golpeteó su mano contra el suelo señalando un asiento a su lado -pero puedo escuchar, a veces sólo necesitamos a alguien que cierre la boca un segundo y escuche dos. Por eso Dios nos dió una boca y dos orejas.
-Para escuchar el doble de lo que hablamos... ¿De dónde sacaste eso?- y, sin darme cuenta, mis pasos lentos y pequeños se encaminaron hacia él ansiosos por escuchar.
-Lo leí en un viejo libro de la biblioteca central. Un día estaba aburrido y mis padres me habían castigado sin mis cómics, videojuegos y celular por no tirar la basura. Caminé y caminé por el centro hasta entrar en la biblioteca. Decidí buscar un libro cualquiera y sin querer frente a mí cayó un libro viejo de pasta roja con anillos a los lados de color plateado, letras enormes frente a la pasta adornando una tierna portada con una chica linda, pequeña y de vestido color escarlata, ese viejo libro cambió mi vida y la manera en que veo el amor, aquel viejo libro se llamaba...
-La razón más linda del mundo...- nuestras palabras se cruzaron sin medida. Sabía a la perfección de qué libro estaba hablando, lo sabía porque esas palabras daban el cierre del libro... Una poesía en todo su esplendor, ese era el libro más extraño y mágico que jamás haya leído...
-¡Wow! ¡¿Tú también crees eso?!- creí haber silenciado mis ideas, sin embargo, las muy burlescas decidieron que era buena idea salir a pasear con el primer chico que había compartido uno de mis gustos culposos más profundos e incomprendidos para mí.
-¡Olvídalo!- rápidamente dí media vuelta y caminé muy lento hacia cualquier otra dirección -¡Además, nada me asegura que no hayas hablado con Rose de lo que pasó!
-Entonces si sucedió algo- metí la pata, al parecer me encontraba en un tipo muy extraño de trance, sabía que estaba hablando más de la cuenta y lo que más me molestaba era que no lo hacía, decir lo que pensaba y sentía comenzaba a sentirse... Bien.
-Haiku- y esa voz que me hace sentir tan extraña se elevó sólo para hablarme a mí. Yo giré hacia él, creí que se arrodillaría frente a mí pidiendo disculpas como Lucy me solía contar que él hacía, pero, aquel día observé los que serían los ojos más profundos del mundo. Lleno de determinación y fuerza caminó hasta estar frente a frente -te puedo prometer que yo jamás hablaría de eso con Rose. Ella te quiere mucho, puede que sea algo infantil, rosada y risueña, pero te entregó su confianza.
-Hablas como si la conocieras- en aquel entonces, creía que si de alguna u otra forma lograba incentivar una relación entre ese par de raros sería... Curioso, vaya sorpresas de la vida.
-Muy poco, quisiera conocerla más...
-Eso es lo mismo que me dijiste a mí, vaya que eres un macho- mi frustración era bien merecida, claro que sabía perfectamente que ambos querían cortejar el uno al otro, pero que Lincoln quisiera hacer lo mismo conmigo me sacó de mis casillas.
-¡Si! Pero no- me dijo con apenas noción de mi furia naciente -a ti te lo digo con buenas intenciones. Lo único que buscaba de ti era...
-Una opción fácil para acercarte a Rose, ¿No es así?
-¡No! Por supuesto que no- sus grandes ojos se iluminaron cuando me habló con la verdad, resplandecían aún con la sombra cuidando de nosotros -yo... Lo único que me preocupaba era tu odio contra mí, creí que, tal vez tenías razón en todo lo que decías de mí... Pero lo poco que llevamos hablando me demostraron que tal vez el odio que me tenías era justificado y que definitivamente yo te debía una disculpa. No es de un caballero el haber salido con más de una chica a la vez y, aunque creo que se me ha pasado un poco... ¿Disculparías a este tonto chico? Prometo jamás volver a hacerle esto a ti ni a ninguna otra chica. Eres una persona muy intrigante, aún trato de descifrar a tu persona... Vaya que es difícil.
-¡Por supuesto!- claro que me jacté de mi propio ser, pues, sin querer, creo que había recibido mi primer coqueteo no intencional. Sentí dudas, un poco de risa y... ¿Ternura? -yo soy increíble.
-Y algo egocéntrica- por supuesto que escuché su burla, sin embargo eso ya no me molestaba, al contrario, reí por su tonta burla antes de golpearlo en el brazo -auch, aunque no lo parezca vaya que tienes bastante fuerza.
-La tengo- fue entonces que, sin nada mejor que hacer decidí pasar mi día fuera de la rutina, descubriendo lo que era un momento de paz sin más -papá dice que una chica debe de saber cómo defenderse.
-Y vaya que lo harías bien, pegas fuerte para ser...
-¿Una chica?
-Tan delgada- por primera vez en años, mis conjeturas y predicciones estaban errando ¿Por qué? ¿Acaso él tenía algo raro?...
-Oh- dije apenada -es que... Me gusta cuidar de mi figura. En mi familia hay muchas mujeres con algo de peso extra. Genéticamente es fácil para mí engordar por lo que casi nunca como grasas, además, voy a clases de judo además del club de literatura.
-¡Eso suena fantástico!- por tan irreal que fuere para mí alguien estaba sinceramente interesado en mí. Sus ojos brillaron cuando escuchó sobre el judo -¡¿Entonces sabes golpear?!
-No... No en cierta forma- y claro, en aquel entonces el pobrecillo no tenía idea de cómo tratar a las mujeres... Pero eso era lindo a su propia manera... Aguarda ¡¿Lindo?! -¡Ah!- mi pequeñísimo grito femenino e infantil me hizo dar un salto cuando me di cuenta que su bobo actuar causó algo tan extraño en mí, algo que nunca antes había sentido.
-¡Wow!- dijo sin quitarme la mirada de encima -¿Estás bien?
-Yo... Yo... Creo... Creo que... Ah... Ehh... Diré... No, yo creo que hace mucho calor ¡Si! ¡Eso! El calor está afectando mi... Mi... Mi sistema go... Gótico...- exacto, ni siquiera yo sabía qué tantas idioteces comencé a soltar de la boca.
-¿Qué cosa? ¿Eso existe?- y agradezco al cielo que él era un idiota.
-Por supuesto que existe- refunfuñé entre dientes -es algo que sólo nos pasa a unos pocos.
-Wow, hay tanto que me falta por aprender de los góticos- entonces, justo antes de seguir platicando escuché a una chica gritar el nombre de "Lincoln" a lo lejos, él por supuesto alzó un ojo al horizonte como si fuera un radar tratando de ubicar a quien quiera que lo estuviese buscando. No pasaron ni treinta segundos antes de ver a una linda rubia muy parecida a una muñequita de porcelana corriendo con un gran saco cargando a sus espaldas -Haiku- su voz me llamó para hacerme voltear -¿Te molestaría esperarme un minuto? Juro que seré breve.
-Por supuesto- respondí casi enseguida
-¡Genial! Regreso en nada- y él se fue corriendo...
Espera... ¿Acaso le dije que lo esperaría? ¿Por qué demonios haría tal idiotez? Al principio me encontraba negada ante mis propias creencias infantiles, pensar que, aquellos que gustan de otra perspectiva del mundo no pueden sentirse bien al hablar con los raros. Sentí que estaba traicionando mis ideales al intentar seguir con una charla tan divertida.
-¡Basta!- me dije golpeando mis mejillas en el proceso -¡Deja de pensar de esa forma, Haiku! Tú no eres así... A menos que... ¡Ya sé! ¡Es San Valentín! A Rose le encantará que su novio salga con ella en una cita romántica, improvisada y muy soleada. Si, ellos son los que deben de disfrutar este día mientras que yo iré al cementerio a declamar poemas épicos en son de los que ya no pueden sentirlos.
-¡LISTO!- su boba voz hizo callar a mi hermosa voz interna. Ver su mano en el aire saludándome me causaba cierto desagrado, ¿Qué se había creído para saludarme como si me conociera? Me hubiera ido de no ser porque ahora era él quien traía el saco cargando sobre su espalda... ¡Y ya saben lo que dicen! La curiosidad mató al gato, solo que esta vez la curiosidad era el amor, y esta no mató a un gato, si no que flechó mi corazón -¡He regresado!- me dijo la llegar conmigo -gracias por esperarme.
-Este favor no fue gratis- le respondí -no le doy mi tiempo a cualquiera, esto te costará- claro que lo dije sólo para molestarlo y jugar un poco con él, reírme en su cara para decirle que era broma, pero el muy tonto me cerró la boca cuando colocó una enorme, no, no enorme, una gigantesca caja de una fina colección de chocolates en mis manos.
-¿Con esto alcanzará?- cuando alcé mi rostro ví su bobo gesto burlón, los chocolates y su tonta sonrisa hicieron que me desvaneciera sobre el suelo cayendo encima del suave pasto de aquel parque -¡Haiku!- por supuesto que él se preocupó por mí casi de inmediato, juro que incluso lo ví tratar de atraparme antes de caer, ¿Por qué me sucedió esto? Bueno, aquellos eran los primeros chocolates que recibía de un chico en el día del amor y la amistad. Jamás creí que un simple dulce podría ser tan delicioso con la compañía correcta.
-¡Es... Estoy bien!- exclamé justo antes de que él se acercase, lo que menos quería era que me tocara -¡¿Pe... Pero de dónde los...?!
-Bueno- me interrumpió dándome su mano como apoyo para levantarme -en realidad es una historia graciosa. Desde que Leni entró en la secundaria ha tenido cientos de amigos y pretendientes, ella rechaza cerca de 10 a 15 chicos todos los años. Leni ama los chocolates, pero hasta ella tiene sus límites y da el caso que uno de esos rechazos no fue muy agradable, el chico se lo tomó a mal y se enfadó ¡Pero no contaba con que el magnífico Lincoln Loud lo golpearía en la cabeza con un coco! Leni me agradeció entre risas y unas pequeñas lágrimas. Entonces fuimos juntos a casa y como agradecimiento me regaló casi todas sus cajas de chocolates, y, a pesar de decirle que no ella insistió en que sería un tierno agradecimiento de su parte. Desde ese día ella guarda un poco más de la mitad de los chocolates que recolecta y me los regala. Sinceramente me atraganto por los chocolates este día y simplemente creí que sería cortés compartir unos con una nueva amiga, eso sí tú quieres- sabía perfectamente que me había tendido una trampa. Claro que sabía de mi debilidad por el chocolate, yo misma se lo dije; lo peor de todo era que esa marca en esa presentación era muy, MUY cara, tanto como para dejarme sin mesada hasta por 5 meses. Quise negarme, de verdad que lo intenté... Pero, por alguna razón aquel día los intensos pensamientos sobre Clyde y Rose cesaron por un instante. Aquellas sombras dejaron de aferrarse a mí, todo gracias a unos chocolates y a un bobo empedernido con el único objetivo de ser mi amigo. Cerré mis ojos esperando que no me viera, quise resistirme pero... Vaya que quería descansar en la vereda a esperar a que la luna cayera del balcón estelar.
-Sólo por hoy- respondí entre dientes tratando de no hacerme escuchar -por hoy acepto ser la amiga de un tipo raro como tú. Estos chocolates lo valen.
-¡SI!- la tempestad de su grito enfureció mi alma como si tratase de salir a reclamarle por haber gritado lo que yo tanto trataba de ocultar.
-Recuerda que es sólo por hoy, no te hagas ilusiones.
-Si es por un mes te doy dos cajas más.
-...
-...
-...
-¿Qué dices, Haiku?
Dos minutos después tenía en mi mano tres cajas de chocolates embelesados de magia, oscuridad y dinero, todo gratis, mío, mío y sólo mío.
-Vaya que tienes buen ojo para los sitios tranquilos- no iba a comer debajo del Sol abrasador de febrero, no era tonta como para comer chocolates bajo la radiación sofocante que podría derretirlos así que busqué un pequeño prado alejado de todos, un lugar donde no llegaba la luz del Sol con toda su fuerza, oculto entre los árboles con la suave maleza del verde césped cuidando mi postura.
-Por supuesto que sí- respondí con las mejillas repletas de chocolate -me encantan losh shitiosh shilencioshosh y oshcurosh.
-Mpff- el muy molesto se estaba burlando de mi forma de hablar ¡Justo frente a mí! -¡Te ves curiosa con los cachetes redondos!
-¡Eresh un idiota! ¡Tonto, no me veas mientras como!- no estaba enojada porque se riera, fue porque ningún chico me había visto hacerlo a parte de Boris, mi amigo. Sentí que mi cara hervía de vergüenza, tapé mi rostro con ambas manos y me voltee hacia el otro lado para que no me viera -¡Esh vergonzoso!
-¡Jajaja no! ¡Lo siento es que me pareciste...!
-¡¿Boba?! ¡¿Infantil?! Mamá siempre dice que todavía suelo comer como una niña... Dios, debo de ser tu burla ahora ¡¿Cómo dejé que esto...?!
-¡No! ¡Nada de eso!- exclamó con su ferviente nerviosismo y desesperación -¡Demonios! ¡¿Ahora qué le digo?! ¡No puedo decirle que me recordó a las ardillas de esa vieja caricatura!- los pensamientos de Lincoln entraban en caos y desesperación, sin saber qué más hacer o a dónde mirar hizo lo que todo buen hombre hace: seguir los consejos de la fémina más cercana. Para su buena suerte Leni le había dado algunos consejos anteriormente:
Minutos antes cuando Leni le entregó los chocolates a su hermano, la pequeña y tierna modista pegó un grito ahogado con sus propias manos.
-¡Iiiii! ¡Lincoln! ¡¿Por qué no me dijiste que tenías novia?!- le preguntó la tierna Leni al ver a Haiku a lo lejos esperando por él.
-¡Sh! ¡Leni! ¡No digas eso!- claro que de inmediato le cerró la boca a su hermana con una simple explicación, temeroso de que Haiku lo escuchase, sólo podía corregir a su inocente hermana -le debo un favor a Lucy y ayudé a su amiga a escapar, además, por circunstancias "personales" tengo que caerle bien a Haiku, ¿Podrías no insinuar nada? ¡Por favor!
-¿En serio?- preguntó Leni volteando ligeramente hacia Haiku -porque es linda, espera ¿No es la amiga de Lucy?
-¡Es lo que te estaba diciendo!
-Jajaja lo sé, sólo me gusta molestarte- entonces, Leni abrió su saco con esa linda sonrisa que porta -mira- le dijo señalando una caja de chocolates que a simple vista brillaba como indicando lo cara que fue -dale estos, te aseguro que lo agradecerá.
-¡¿Acaso te volviste loca?! ¡¿Y si malinterpreta mis intenciones?!
-Ay Linky, eres un poco bobo- con un toque en la punta de su nariz le sonrió calmando sus locos aires de posibilidades -no necesitas sentir un amor de esa clase por alguien para darle uno de estos. Es San Valentín y créeme que cualquier chica sería feliz si le regalan una de estas. Dijiste que por circunstancias "personales" tienes que caerle bien, ¿No es así? Entonces, ¿Qué te impide regalarle chocolates? Solo dile que es una cortesía de amistad y que los acepte sólo si ella quiere. Incluso puedes alabar su belleza.
-¡Leni!
-¡Oh, vamos grandísimo tonto! Cualquier chica te agradecerá los chocolates, mucho más si al momento de dárselos le dices...
Regresando con el momento de la culposa incertidumbre de los dos jóvenes:
-¡¿Boba?! ¡¿Infantil?! Mamá siempre dice que todavía suelo comer como una niña... Dios, debo de ser tu burla ahora ¡¿Cómo dejé que esto...?!
-¡No! ¡Nada de eso!
-¡¿Entonces?! ¡Tú también te vas a burlar...?!
-¡Te ves linda!- cuando ese grandísimo estúpido me dijo "linda" cerró mi boca por completo, es como si mi cerebro hubiese dicho: "¡Adiós, Haiku! Me voy de vacaciones!" Fue entonces que experimenté algo nuevo... Algo que desde ese día sería una de mis emociones favoritas.
-¿Qué...? ¿Cómo...?- mis labios temblaron, enmudecieron de vergüenza, mi rostro se coloreó de una tonalidad que jamás hubiese imaginado, mis manos comenzaron a sudar a mares, mi cabeza dió vueltas y apenas y si podía mirar algo, nada mejor dicho excepto a él viéndome, esperando una respuesta...
-¡Es decir!...- claro que el daño ya estaba hecho, ¿Qué más podía hacer sino regresar el tiempo? -¡Claro que te ves linda! Comer... Este... Cuando... Tú cuando comes... Te ves como...
-Silencio- le dije al desviar la mirada hacia el suelo -sólo cállate- recuerdo que en aquel entonces era prácticamente imposible para mí recibir cumplidos. Venir de una familia estricta te curte ante la amabilidad tonta de las personas sinceras.
-Pe... Pero Haiku...
-No... No quiero... No me gusta que se burlennde mí- claro que él se estaba riendo de mí, ¿Quién podría considerar como "linda" a una chica delgada, fea, gris y triste como yo?
-No me estoy burlando- entonces algo cambió en él, su voz ya no temblaba, sus manos dejaron de moverse de un lado al otro y pude sentir cómo era que su mirada se clavó a mí como una estaca lo hace en el corazón de un vampiro -yo jamás bromearía con eso.
-Mientes- contesté aún sin mirarlo, no quería ver un rostro burlón buscando una triste mirada mía.
-No, no miento.
-Entonces dime, ¿Cómo podrías considerar "lindo" a un fantasma en vela como yo? La oscuridad no es linda, los muertos no son tiernos y el cielo gris es deprimente, ¿Quién podría considerar lindo algo así?
-La... Bueno... Es que...
-¡Lo ves!- verlo al tartamudear no hizo nada excepto darme la razón... Sin querer aceptarlo sabía que la inminente tristeza estaba pronta a golpear las puertas de mi corazón -yo tengi razón... Algo como yo... Jamás podría acercarse a un término así...
-¡No!- un simple "no" era más de lo que esperaba, una simple palabra que me salvó el corazón en el día de los enamorados -¡No, Lincoln!- aquel frágil chico ñoño de apenas doce años sabía que no podía dar marcha atrás, si lo que sus hermanas dijeron era verdad entonces la peor tragedia que podía cometer en este mismo instante era retractarse, darse media vyta e irse sería como declararse como un cobarde -mira en lo que te metiste, Lincoln- se llamaba a sí mismo dentro de sus alocados pensamientos -ni modo, más te vale decirle algo lindo... No... No sé pero... No me gusta que ella tenga una autopercepción así... Tengo que hacer algo- y, entonces, la verdad habló por primera vez. Todos sus pensamientos sobre la misión que su mejor amigo cesaron por un momento, al hacerlo fue capaz de apreciar a la chica que temblaba de tristeza justo frente a él:
-La oscuridad es linda cuando hace callar al Sol para dejarnos ver a las estrellas, los muertos son tiernos cuando recordamos con amor su memoria, nos divertimos de sus chistes que contaron en vida y celebramos el tiempo que pasaron en este mundo como evidencia de que existieron, y, el mejor de todos, el cielo gris es tan melancólico que sólo él es capaz de entender lo que es hablar con uno mismo para buscar respuestas en la única persona que puede ayudarnos, porque, a fin de cuentas, lo único que tenemos en este mundo es a nosotros, ¿No crees?- la calma de su frágil cuerpo era como de cristal, ante sus ojos ya no estaba la fría joven que lo hubiese golpeado sin pensar. Pero, si no estaba ella, ¿Entonces quién estaba frente suyo?
-Dices eso... Sólo por compromiso...- sus lindas y poéticas palabras jamás podrían conmigo, si a alguien le quería confiar mis más extraños pesares adolescentes definitivamente no serían a él, o eso era lo que creía.
-Yo jamás te haría un cumplido por mero compromiso- tal y como dictaba la tradición, sabía que debía de romper ese duro cascarón para que sus palabras no fueran simples frases perdidas en el aire. Sin decir una sola palabra tomó uno de los chocolates que ya me había regalado -¿Puedo?- me preguntó justo antes de tomar mi mano, yo asentí sin mucho esfuerzo, quería averiguar a dónde quería llegar. Él tomó mi mano con su suave delicadeza, abrió mi palma con mucho cuidado y finalmente colocó el chocolate justo en el medio -puede que no nos conozcamos mucho, lo sé, pero eso no impide que pueda apreciar las pocas virtudes que te he visto hacer desde que nos conocemos. Eres una chica algo burlona, bastante como para alguien que afirma no tener sentimientos, eres muy impulsiva jajaja y eso es muy divertido, desde que somos amigos me has puesto a hacer ejercicio y a qué una turba furiosa me persiguiera.
-Jajaja- sin querer solté una pequeña risa, una muy sincera de hecho, era como si supiera quién era con sólo un par de días conociéndonos.
-Oh- dijo sin soltarme de la mano.
-¿Qué?- pregunté desviando mi mirada, no soportaba el contacto visual que estábamos sosteniendo, era como si algo dentro mío quisiera decirle: "no, no veas lo que me estás haciendo... Por favor, no lo veas".
-Jamás... Te había escuchado reír...
-Este... ¡Claro que sí! Es sólo que no lo recuerdas...
-No... Te habías burlado de mí, Pero nunca habías reído...
-¡Y qué!- alcé muy poco la voz tratando de no hacer notar mis nervios.
-No, nada... Es sólo que es muy... Es... Es dulce... Muy femenina... Es como... Cómo la de esa mujer que Lucy ve todos los martes de siete a nueve... ¿Cómo la describiría?... ¡Ya sé! Refinada y elegante- si antes no estaba temblando ahora hasta mis manos sudaban de miedo, ¿Qué era esto? ¿Por qué me decía todo esto?... Es más... ¿Alguien alguna vez había elogiado algo de mí con unas palabras tan... Tan...? Ni siquiera sabía qué preguntarme... Supongo que eso era lo que las demás llamaban: "un lindo coqueteo". Sin embargo, mi orgullo no me dejaría aceptar algo así de la noche a la mañana y menos de un chico al que apenas y si conocía por lo que la única respuesta que quise encontrar fue alejar mi mano de la suya y aceptar el chocolate.
-Ya... Ya me habías dado muchos de estos, sabes.
-Si...- su mano viajó hasta detrás de su cabeza, al tener una piel clara y deslumbrante fue fácil darme cuenta que todo él se había coloreado de rojo pues si para mí había sido difícil oírlo no quise imaginar cuánto habría sido para él pensarlo y decirlo -pero... Este... Quiero dártelo no para que seas mi amiga... Quiero darte este por ser... Una... Chi... ¡Una chica linda! ¡Y porque este es el día de la amistad! Este... Yo... Es que... ¡No vayas a hacerte ideas de que soy raro o...!- le toqué el hombro suavemente, cuidando que mi pequeña sonrisa siguiera escondida un segundo más.
-Lincoln- pensándolo bien, creo que esa fue la primera vez que lo llamé por su nombre a mi manera, después explicaré a lo que me refiero claro, pues sabía que ya habia hecho mucho dándome mi primer chocolate de San Valentín -gracias por el chocolate... Y... Por todo lo que dijsite- sentía que mi cara caería de vergüenza en cualquier momento, pero quise arreisgarme de todas maneras. No quise mirarlo al rostro para que nuestras vergüenzas siguieran siendo secretas -¿No quieres sentarte un rato? Sigamos con tu juego... Pero si quieres... Podemos hacer algo un poco diferente...
-Yo... Este... Diré que sí... ¡Es decir, sí, claro que sí!- cuando se sentó a mi lado quise agradecerle por todo lo que habia dicho, realmente fue un lindo gesto de su parte por más extraño que eso fuese para mí, sin embargo, la mejor manera que encontré oara agradecerle fue golpeándole el brazo -¡Ouch!- dijo mientras se sobaba -¿Y eso?
-Es... Por decir cosas así de la nada... Planea primero lo que quieres decir, no puedes ir por la calle diciéndole a las chicas "linda". Vaya que tus hermanas te han enseñado a adular a las mujeres.
-No tanto como crees, ¿Sabías que por seguir sus consejos sobre chicas terminé con el ojo morado?
-Jajajaja, ¿En serio? ¿Y cómo pasó?- no es que tuviese tanto interés en ello, pero creí que hablar de un tema así disiparía la extraña atmósfera que ahora había creado dentro de mi cabeza.
-Pues digamos que había una chica que me molestaba y ellas creían que...
-¿Que tú le gustabas?
-¡Exacto! Yo creí que al ser chicas entonces tendrían más conocimientos de esto que yo o que Clyde jajaja... Así que me armé de valor, salí a verla y le dí un inocente beso en la mejilla... Y entonces ella me golpeó el ojo, ¡Fin!
-Jajajaja no, no puedo con esto- tomé su mano para estrecharla a forma de gratitud -¡Gracias, amigo raro! Gracias por darme algo para molestar a Lucy, esa gruñona todavía me lo debe después de hacer su tonto numerito de drama.
-Oye, es mi hermana... Aunque si lo piensas bien si suele ser un poco dramática de vez en cuando ¡Oh, justo como la vez que...! ¡No! ¡Olvídalo!
-¡Oh, no! ¡Claro que no! ¡Escupe la historia
-¡No! No puedo... Lo siento, no podría dejar a mis hermanas en ridículo nunca...
-Respeto eso, no hay muchas personas que prioricen de tal manera a su familia, creo que es algo "no tan raro" viniendo de ti.
-Gracias por el cumplido... Lo hago porque se que llegará el momento en que esas locas busquen apoyo en su único hermano y quisiera estar a su altura hasta entonces- cuando me mostró su sonrisa por pensar en su familia me sentí... Feliz, creí que amar a una persona con esa fuerza era algo realmente bonito, llegué a pensar que tal vez mi situación con Rose podría ir en un rumbo diferente.
-Aunque no pienso de la misma forma creo que es una meta muy respetable. Tal vez no puedo concordar contigo al haber sido hija única.
-Bueno, ahora tienes a Rose para experimentar un poco, ¿Por qué no le das una oportunidad y le abres poco a poco tu vida?
-¿A qué te refieres con eso?
-Oh, no lo sé... Sólo hablo cosas al viento... Pero podría decir que tal ves contarle algo bueno que te pasó en el día o de tu programa favorito no estaría de más...
-Vaya... No eres tan raro como creí.
-Creo que la normalidad es la verdadera rareza, ¿No crees?
-Creo que por primera vez estamos de acuerdo en algo- él cerró el puño y simplemente correspondí chocando el mío.
-Apuesto a qué estamos de acuerdo en más cosas, ¿No lo crees, Haiku?
-No lo sé... ¿Quisieras apostar?- y tan solo cinco minutos después...
-¡Los espacios pequeños!
-¡Ah! ¡No es justo! ¡Estás haciendo trampa!
-¡¿Yo?! ¡Mira quién habla! ¡La que sabía cómo es que leo mis cómics!
-Uno, eso es asqueroso y difícil de olvidar; dos, y más importante, es de lo único que Lucy habla, siempre se queja de tener que tocar antes de entrar a tu cuarto para no verte en calzoncillos.
-¡Pues claro! A veces creo que ellas olvidan que soy un chico. Cómo sea, eso aumenta dos- ¿Qué estábamos haciendo? Pues curiosamente ideamos un juego en el que intentamos adivinar algo del otro, dependiendo de lo acertado daríamos cierta cantidad de chocolates y decidimos que después de 5 chocolates tendríamos que decir algo de nosotros, con tres veces seguidas después de ganar tendríamos el derecho de preguntar algo muy personal.
-Claro, toma...- y le dí mis chocolates -tramposo.
-Claro, sigue diciendo eso, es como dice mi abuelo: "a palabras necias oídos sordos".
-Tú sí que eres una caja de sorpresas. Entonces me toca, a ver... ¡Ya sé! ¿Estás listo?
-¡Yo nací listo!- exclamó con orgullo.
-Si eso dices... Entonces... Algo me dice que de seguro tienes una canción de metal en tu top 10... ¡No! ¡En tu top 3 de canciones favoritas! ¿Me equivoqué?
-No...- fue entonces cuando conocí por primera vez a su yo interior, el verdadero él que jamás salía a la luz, y debo decir que me encantó -tienes razón- entonces no sólo me dió un par de chocolates dignos de nuestra pequeña jugarreta, entre tonos extraños por parte de ambos a su propia manera me mostró lo lindo que puede ser al regalarme un pequeño peluche que también guardaba en el saco.
-Pe... Pero dijimos que eran chocolates...- dejé de entender al orgullo silenciando mi vergüenza y, con un pequeño detalle también dejé salir a mi verdadera yo.
-Lo sé... Pero es que esto tiene un significado muy especial para mí... ¿Quisieras oírlo? Te advierto que nadie se puede enterar de esto... No me gusta que las personas sepan de este capitulo de mi vida. Te doy el pequeño osito de peluche porfa agradezco que este día me hagas recordar uno de los mejores días que he vivido... Uno tan bello como doloroso.
-Si buscas a alguien que entienda el dolor encontraste a la indicada- con una mejor comodidad a su lado comí uno de los chocolates de un solo bocado demostrándole que, de querer compartir su dolor, yo era su mejor opción.
-De acuerdo- bajo los intensos rayos del Sol, siendo cubiertos por las pequeñas hojas de aquella frondosa arboleda ví cómo su semblante cambió. Estiró sus piernas sobre el húmedo césped descuidado, recostó su cabeza en un tronco del árbol y, esbozando una extraña sonrisa procedió con su historia:
-Verás, Ku, esto sucedió cuando yo tenía cuatro años. En aquel entonces mi mundo estaba cerrado a no más de diez personas; mi mamá, mi papá, mis cinco hermanas mayores y... Mis abuelos... Ellos eran tan increíbles pero sin lugar a dudas mi abuela era la mejor... ¡Por Dios, debiste conocerla! Era lista, fuerte, orgullosa y jamás aceptaba un ¡No! Por respuesta, ella me enseñó que, si el mundo te cierra la puerta en las narices entonces abre la ventana a patadas. A pesar de ser una mujer muy chiquita, hablando físicamente, era muy testaruda, algo mal hablada cuando se enfadaba pero muy amorosa, detenía nuestras peleas con una palabra, una pregunta y un abrazo...- entonces, sus ojos cambiaron, una luz distante y extraña me saludó desde el fondo de su corazón... Era... Extraño... -recuerdo que, al llegar a casa de mis abuelos ella me hacía las comidas más deliciosas de todo el mundo. Créeme, no he probado un manjar más exquisito que un buen desayuno de mi abuela... Ella era genial...- cuando escuché de su voz salir la palabra "era" fue entonces que mi corazón se partió -un día, cuando fui de visita a su casa me recibió con un huevo frito acompañado de un par de salchichas a la sartén con nada más que sal... Ella me regaló un abrazo, una hermosa sonrisa y una pequeña pulsera... Era negra, linda y... Especial (sniff) yo la adoraba... Hasta que en un acto estúpido de inmadurez por impresionar a la chica que me gustaba... Perdí el único recuerdo que me quedaba de ella... Perder eso fue como perder a mi abuela dos veces...
-¿Entonces ella...?
-Se fue un catorce de febrero cuando yo tenía cuatro años (sniff), su nombre... Era Danielle... Se fue de nuestras vidas dejando un mar de enseñanzas detrás suyo (sniff) si hay alguien que me ha mostrado cómo ser un hombre fue ella, ¡Si, una mujer fue la que me enseñó cómo es que un hombre debe comportarse! Cuidar a la familia, velar por los que amas y querer a quienes están en tu corazón. Astucia, tenacidad y fuerza son las enseñanzas de mi abuela... Y... fue entonces que descubrí aquella canción... Después de perder su regalo me encontré con un pequeño vídeo curioso de una de mis escenas de acción favoritas... Escuché la canción y, tratando de encontrar su verdadero significado fue que escuché la letra con atención... No sé cómo, pero de cierta manera me ayudó a recordar las enseñanzas de una de las mujeres que más he amado en mi vida... No, corrijo, todavía la amo, sus palabras aún guían mi vida... Y por eso es irónico que una canción así sea la que me recuerde sus consejos, porque de seguro al verme caer ella me daría un buen golpe en la cabeza, me regañaría por mis errores y me daría un abrazo lleno del amor que sólo ella era capaz de dar... Si... Esa es mi abuela...- pude sentir orgullo dentro de su rota tristeza, como si su corazón hubiese sido partido en un parpadeo dejé de pensar en la oscuridad ficticia y por una vez en mi vida centré mi interés bajo la fría realidad. Con una triste sonrisa sacó de su bolsillo su teléfono celular y un par de auriculares con cable -¿Te gustaría escucharla conmigo?
-No... No lo sé... Digo, creo que esto es muy delicado para ti, creo que no debería...
-No, nada de eso, si hubieras conocido a la gran mujer que fue Danielle estoy seguro que ella estaría feliz de saber que, aunque sea de forma rara estoy transmitiendo parte de ella a alguien más... Es lo que yo pienso...
-Bu... Bueno... Pero... ¡Pero más te vale que los audífonos estén limpios!
-Por supuesto, soy muy quisquilloso con la higiene personal, así que no te preocupes- sin mucho más que decir coloqué uno de los auriculares en mi oído derecho -bien, estoy lista.
-Muy bien... Entonces cierra los ojos y disfruta un par de minutos la vida conmigo.
La canción terminó, era una extraña manera de recordar a alguien, pero supongo que cada persona decide llevar a quien ama dentro de su corazón a su propio estilo. Creí que, al ser tan "raro" sería un tonto, que no tendría sentimientos y que de seguro no tendría nada por lo que sería fácil manipularlo. Después de aquella historia me di asco por creer que podría aprovecharme de una persona que, a su manera, recuerda con fervor el día en que su persona favorita le dió un último beso, una última comida y un último "hasta pronto"...
-Espera... ¿Eso quiere decir...?
-Así es, hoy es el aniversario luctuoso de mi abuela...
-¡Y estás perdiendo el tiempo aquí conmigo! ¡Vamos, aún estás a tiempo de...!
-De vivir, justo como a ella le hubiera gustado. Estoy seguro que ella me diría "vive, no me olvide, pero vive". El cementerio está muy lejos de aquí, aún me pierdo un poco pero con ingenio soy capaz de llegar con ella... ¡Sin embargo! ¡Prometo que, cuando sea grande y gane dinero arreglaré su lugar de descanso para demostrarle que hice de algo realmente bueno con mi vida! ¡Y tú eres testigo de esta promesa! Viviré y trabajaré tanto como para hacer que ella esté orgullosa del hombre que ayudó a formar... Haciéndole saber que, todos los errores y pecados que he cometido son culpa mía... Que las pocas cosas buenas que he hecho con mi vida han sido para honrar su memoria... Es por eso que recordar a mis adorados seres que se adelantaron no es doloroso, sino hermoso... Por ello trataré de ser alguien bueno, para que, algún día pueda decirle: "¡Hola abuelita! ¿Cómo lo hice? ¿Estás orgullosa de mí? ¿Aún me amas?... ¿Me darías otro abrazo?" Eso (sniff) es lo único a lo que aspiro, por eso trato de ser fuerte, para cuidar a mis hermanas, para que ellas sepan que pueden confiar en mí, para cuidarlas y demostrarle a mi abuela que no tiene nada de qué preocuparse porque yo cuidaré a nuestra familia...
-¡No! ¡No salgas con eso!- ¿Que era eso? Algo escurría de mis lagrimales, recorrió con una calma extraña de mí mis mejillas... Esto... Eran lágrimas... -¡¡NO TRATES DE SER SENSIBLE CONMIGO!! ¡NO LO SOPORTO! ¡¿CÓMO ES QUE LUCY JAMÁS ME HABLÓ DE ELLA?!
-Puede ser porque ella no la conoció como yo... Ella nació un par de meses después de que mi abuela partiera así que no pudo conocerla... Pero de haberlo hecho estoy seguro que habría llorado más que yo...
-Mientes (sniff), tú mientes...
-No mentiría con eso, y menos si se trata de mi abuela... Pero, como dije... Ella no querría verme llorar por tanto tiempo, ella me diría: "¡Adelante, sigue adelante y nunca te detengas!" Sip, ella me diría algo así.
-¡No! ¡Y yo te hice perder el tiempo en un día tan importante!- jamás me había lamentado por algo con alguien de esta manera, mi corazón me decía: "Stephanie... ¿Qué rayos has hecho?" Sin embargo, hice lo peor que jamás pude haber hecho... Pasé de ser su amiga a un monstruo cuando menos lo necesitaba... -¡Esto es mucho! ¡Lo lamento!
-No, no pasa nada... Es más, gracias por hacerme acordar de ella...
-¡No! ¡Es que no puedo creerlo! ¡Eso es demasiado.... Li...! ¡Fue muy lindo! ¡Se supone que no deberías de ser así!
-¿Así cómo?- incluso su pregunta fue amable... Algo que jamás pude regresar...
-¡Sensible! ¡Alguien como tú no debería de saber apreciar el amor del adiós!
-¿A qué te refieres a "alguien como yo"? Su voz comenzó a quebrarse mientras yo aún estaba sumergida en mi propia negación hipócrita.
-¡Ya sabes! ¡Raro! ¡Eres un chico raro! ¡No se supone que debas de comprender esto! ¡No es posible!- fue entonces cuando caí en cuenta de mi propia estupidez... -no... Yo no... No quise...
-No... Tienes razón- juro que pude ver cómo las lágrimas comenzaron a encerrarse dentro de sus ojos; el rojo mezclado con el tenue cristal de una lágrima adornaba sus córneas, todo mientras evitaba mirarme a los ojos. Con toda la calma posible tomó su saco y lo puso sobre su espalda.
-¡Espera! Yo... Yo no quise...
-Tenías razón... Gracias por hacerme ver que... Que no puedo forzar a alguien a ser mi amiga... Pero te diré una cosa, Haiku... Nadie es tan estúpido o raro como para extrañar a la mujer que más ha hecho por él... No soy tonto... Yo también puedo extrañar, no por no ser gótico como tú o como Lucy tengo prohibido extrañar a mi abuela... Cuídate mucho, intentaré no molestarte más...
-Espera... No... ¡No es lo que...!- y, al igual que hace unas horas, tomó su bicicleta por el manubrio y se fue corriendo mientras pequeñas lágrimas de dolor me indicaban el camino...
-No... Yo... Eso... No tengo idea pero... Creo que he hecho algo muy estúpido... Ay Rose, ¿Cómo se supone que debo disculparme con alguien? ¿Cómo corrijo mis errores? Yo... Sólo quería decir que es lindo, poético incluso la manera en que guardas el bello recuerdo de tu abuela en tu corazón... Me burlé de algo que claramente no debía... Tengo... Tengo que arreglarlo... Y, lo peor de todo es que dejó los chocolates... Los que me regaló... ¿Por qué soy tan estúpida?...
-¡Linc! ¡Linc, por favor, abre la puerta!
-¡Déjenme solo!
-Hermanito, por favor, sólo queremos saber qué pasó.
-¡Aléjense, váyanse!
-¡Ya llegué!- afortunadamente para todas, ha llegado la única que puede hacer algo, la única que sabe cómo ayudar a la familia cuando Lincoln no está...
-¡Lori!- clamaba entre sollozos la triste Leni que no hallaba manera de ayudar -¡Gracias al cielo!
-¡Dejemos los saludos para después! Díganme la situación.
-Es Lincoln- respondió Lola a espaldas de Luan -hace horas que regresó del parque, tenía moretones, muchos chocolates y... Y estaba llorando.
-Tratamos de detenerlo- prosiguió Lana -pero se encerró en su habitación. No ha comido o bebido nada desde hace horas...
-Comprendo...- sabia como pocas, inteligente como algunas y paciente como linda, fue Lori la única que sabía qué era lo que estaba pasando. Con un movimiento de mano hizo que todas abrieran paso y guardaran silencio -toc, toc- dijo golpeando la puerta.
-¡Largo!- un horrible grito desgarrador fue escuchado por todas sus hermanas, uno del que sólo Lori parecía tener en su memoria.
-Soy yo, Linc, tu hermana Lori... ¿Es un código blanco otra vez?- y, como por arte de magia, la puerta fue abierta, de dentro emanaba una oscuridad nunca antes vista acompañada de lo que parecía ser un triste recordatorio del dolor pasado -chicas.
-¿Si?- preguntaron todas, inclusive Lily.
-Bobby y Ronnie Anne están fuera... Díganles que hoy no podremos tener esa cita doble... Por favor... Esto será largo...- y, sin esperar a saber más de su novio, Lori entró a la habitación sabiendo qué era lo que tenía que hacer...
-¡Haiku! ¡Hija, abre la puerta por favor!
-¡Vete! ¡Ya te dije que no!
-Stephanie McCougan, tu madre te ha dado una orden ¡Obedece!
-¡No, papá! ¡Por favor! ¡No saben lo que hice! ¡Déjenme en paz! ¡SÓLO VÁYANSE, POR FAVOR VÁYANSE!
-¡NO NOS IREMOS HASTA QUE...!- el peor error que un padre puede cometer es no comprender a sus hijos. El padre de Haiku era un hombre rudo, serio y hecho a la antigua, ella misma sabia de la decepción por haber nacido mujer por lo que jamás quiso darle problemas a su padre, pero, hoy lo único que quería era estar alejada de su propio mal, de su cuento sin final y de su magia sin fantasía. Sin embargo, su voz se encontró cortada cuando una chica dulce lo detuvo -¿Qué quieres, Rose? Ahora no podemos hablar.
-Lo sé, tío, pero creo que Haiku se sentirá más cómoda hablando conmigo... ¿Me dejaría intentarlo?
-Escucha, Rose, agradecemos tus intenciones, pero simplemente no podemos- su esposa detuvo su palabrería tocando suavemente su hombro.
-Deja que Rose se encargue- decía su esposa -hay cosas que no se le cuentan a mamá en el momento...
-Gracias, tía Isabelle...- Rose sabía de mi pobre y patético intento por ocultar mis lágrimas, así que ocultó su sonrisa dando paso a un áspero seño -si quieres no abras la puerta, pero si quieres puedes contarme.
-¿Prometes que no te irás?
-Lo prometo...
-Está bien- respondí a través de la puerta de mi habitación -no entraré en detalles... Pero hoy hice algo muy estúpido. Lastimé a alguien que no lo merecía... Después de que él me diera esto- le envié un mensaje con una fotografía de las cajas de chocolates mostrándole que ya casi había acabado con una de ellas. Pasaron unos cuantos segundos antes de escuchar su respuesta..
-¿Esto fue de parte de Clyde?
-No... Fue...- supe que, si le decía que habían sido de parte de Lincoln sólo complicaría las cosas, nunca supe que esa mentira cambiaría mi vida -de parte de un nuevo amigo... Pero luego de esto dudo que él quiera seguir siendo mi amigo...
-¿Te arrepientes?
-Si...
-¿Mucho?.
-Tanto que podría ir justo ahora a pedirle perdón... No... No entiendo porque soy tan estúpida...
-¿Cómo tienes planeado pedirle perdón?
-Quería decirlo de frente... Pero no podría... Así que, pensaba en hacerle una carta.
-Hazla.
-¿Qué?
-No preguntes y hazla. Tengo un plan... Pero esto no funcionará si no pones de tu parte. Sin embargo, debo advertirte que si nuestros padres se enteran esto podría ponerse feo?
-No importa- dije mientras abría la puerta -¿Qué tienes en mente?
Royal Woods, 10:00 pm.
Y, a día de hoy no entiendo cómo fue que terminé bajo la fría noche debajo de la ventana de Lincoln...
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