Nuestra primera cita I

Con un buen plan, un lindo día soleado y sentimientos nacientes ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Fue entonces que llegó el viernes, un par de horas antes de terminar la secundaria justo cuando los preadolescentes son menos infelices. Claro, eso no se aplicaba a mí que, como siempre, no había pensado en las consecuencias de mis actos.

-¡Señorita McCougan! ¡Queda castigada en detención por el resto del semestre! ¡Y no sólo eso! Debido a su reciente comportamiento elocuente estará de paso por el periodo inter semestral ocupada de la limpieza, organización y gestión de los libros tomados y devueltos a la biblioteca de la escuela, además de su trabajo en el jardín, ¡¿Está claro?!

-Ajá- por supuesto, una escuela sin cámaras sería un peligro, además, parecía ser que una chica de tercer año encargada del orden de la escuela había formulado una queja sobre quién se había escapado de detención. No debía ser una genio para saber que Lynn se había molestado por perder. Era obvio que se desquitaría conmigo.

-¿Alguna duda?- me preguntó el director, como si humillarme al quitarme mis vacaciones no fuera suficiente.

-No, ninguna- dije y me dí vuelta directamente hacia detención, era claro que mi pequeña victoria sobre el sistema no duraría demasiado. Sin embargo, mi tormento estaba próximo a tomar un rumbo distinto, uno que muy seguramente jamás habría podido imaginar.

-De nuevo aquí- pensé mientras leía con paciencia uno de mis tantos libros que siempre llevaba conmigo -y justo ahora que tenía que salir con Rose y con él bobo de Lincoln... Claro... Sin embargo, creo que en serio me equivoqué con él, al parecer no es el macho abusivo que creí que era. Espero que, al menos, ya no esté molesto conmigo... Demonios, todo este asunto de Clyde no ha hecho más que crecer una y otra vez. Tal vez Rose tenga razón y lo mejor sería ir con Clyde a decirle lo que siento... Aunque eso podría lastimarlo y a mí me alejaría de un buen amigo... ¡Ahhh! ¡¿Por qué los sentimientos son tan complejos?! Tal vez por eso fueron inventados, para que bobas como yo desfallezcan día a día por ellos. Bueno, lo mejor para mí será no pensar más en ello y dejar que el sentido sea el que me guíe... Ojalá pudiera describir todo esto que siento, así podría plasmarlo en el papel para quemarlo y así olvidarlo para siempre...

-¡Y no crea que me he olvidado de usted!- escuché fuera del aula al maldito director mientras le gritaba a otro incauto problemático como yo -¡¿Sabe algo?! Ya ni siquiera me molesto, todos ustedes son iguales ¡Castigado con horas de servicio en los jardines! Además de presentarse a los cursos inter semestrales dónde lo mantendremos ocupado con la pequeña estación de datos del tejado.

-¡Pero esos son literalmente millones de datos!

-¡Eso debió de haberlo pensado antes de crear el anarquismo en la escuela! Me cuesta creer que fuiste monitor de la secundaria. ¡Ahora, váyase a detención y piense en lo que hizo!- ciertamente no quise darle más atención a los raros e incomprendidos chicos del aula de detención pues mis problemas ya eran suficientes como para preocuparme por demás seres inferiores de malos habitos que de seguro estarían aquí por pintar pupitres. Si, mi pensar era bastante plano y antipático, o al menos lo fue hasta que alguien tocó mi mano para llamar mi triste atención.

-Hola, Haiku... Qué coincidencia... Ja...

-Supongo que no tanta, digo, después de lo que pasó ayer creo que era lógico que nos atraparían al día siguiente- curiosamente Lincoln también estaba en la sala de castigados. El único lado bueno de todo esto era que ahora no estaría sola, qué puedo decir, somos animales sociales que necesitamos desenvolvernos en entornos de más de un individuo, y justo ahora no hay otro individuo a quien conozca más que a Lincoln, lastimosamente.

-Creo que no pensamos en un buen plan de escape jajaja.

-Yo solo seguí las indicaciones de Lucy, creí que tendrían un mejor plan.

-Los planes hechos a la carrera no son para nada mi estilo. Sin embargo, soy feliz ganándole a Lynn.

-¡Hombre tenías que ser!

-¡Oye! Literalmente ella es mucho más hombre que yo, por mal que eso suene.

-Lo sé, Lucy me lo hace saber muy seguido. Pero, hablando de familia rara, ¿Aún estás dispuesto a tener una cita con Rose? Te recuerdo que si la lastimas entonces yo...

-¡Wow! Espera, pero claro que quiero salir con Rose, digo, ¿Qué bobo no querría?

-Uno muy grande... Lo único desastroso de todo este asunto es que no saldremos de aquí sino hasta las 4:00 pm.

-Y por ello es que tengo un plan, uno grande que...

-¡No! Lo lamento, pero yo soy mucho más feliz cumpliendo mi sentencia mientras pienso en sostener el peso del mundo sobre mis hombros. Así que yo paso.

-¿En serio? ¿No te tienta aunque sea un poco romper el sistema?

-¡No! La última vez que te seguí terminé con un guante rasgado y un moretón en la cadera, así que yo paso- claro que estaba un poco molesta con él, después del golpe y de nuestra pequeña apuesta sobre su "fan secreta" tenía derecho a enfadarme con él.

-Bueno, si así lo quieres- sabíamos que teníamos libertad de hablar, el profesor en turno nos abandonó para visitar sus sosos sueños tan rápido como Lincoln entró al aula por lo que ya no teníamos ningún tipo de supervisión.

-Por cierto, Lincoln, quería preguntarte... ¿De qué escapamos ayer? Sé que quieres guardarlo para ti pero supongo que podríamos intercambiar pesares como lo hice con Clyde cuando lo conocí y, no sé, tal vez podríamos ya no sentirnos así de atormentados- y, apartir de aquel día fue que mi corazón se abrió al único que podría entenderlo y protegerlo. Dejé de pensar en mis planes sobre Clyde y debo decir que se sintió mejor de lo que creí.

-No lo sé... Esto no es algo sencillo de hablar...- ¿Qué era eso? De nuevo ese semblante extraño que los extrovertidos como él parecen olvidar. Sus melancólicos ojos y sus pronunciados pómulos parecían hacer un camino directo al suelo por el que una lágrima podría recorrer.

-Bueno, no tenemos nada más que hacer, además, lo mío tampoco es tan sencillo de expresar... Por eso quisiera compartir de forma egoísta un poco de mi peso contigo- Lincoln no dijo nada, simplemente me veía boquiabierto mientras guardaba silencio absoluto -¿Pasa algo?

-No, nada de nada, es sólo que... Creo que no sería mala idea hablar de nuestros problemas, como buenos amigos.

-Y ya nunca me dejarás olvidarlo, ¿O no?

-No, nunca, esa carta es la mas larga que jamás haya recibido.

-Le diré a Lucy que la rompa por mí.

-¡Ja! Buena suerte con eso querida Haiku, ¿Quién crees que la guarda justo ahora?

-¡Me lleva la...!- inmediatamente cerré mi boca con las manos antes de hablar de más mientras Lincoln me miraba en silencio -lo siento, la cosa es que no me gusta decir groserías, me siento mal... Se me hace algo... Feo.

-Bueno, es cierto que las groserías no son tan buenas, pero soltar una de vez en cuando definitivamente no tiene nada de malo, ¿No crees, Stephanie?

-¡¿Cómo me llamaste?!- exploté al instante cuando lo escuché llamarme por mi nombre, sabía que nunca debí de decirle mi nombre.

-¡Espera! ¡Solo te dije...!

-¡¡NADA!! ¡TÚ TIENES QUE OLVIDAR ESO! ¡¿ME OÍSTE?!

-¡Perdón! Pero... Es que yo... Creí que...

-No... No tienes que pedirme perdón... Es sólo que no me gusta mi nombre... Y no es por una situación infantil de querer llamarme de otra forma... Hay un motivo por el cual no me gusta mi nombre... Tiene que ver con algo que perdí cuando era pequeña... Pero ciertamente no me gustaría hablar de ello, ¿Crees que puedas olvidarlo?- sabía que alguien como él no podría olvidar algo tan superficial, menos cuando decidí decirlo a través de una de las cosas que tanto amo... Creí que simplemente me molestaría como los demás diciendo mi nombre a diestra y siniestra, pero como siempre él cambió mi manera de ver a las personas, aún con detalles tan pequeños para él era sencillo ver cuando las personas hablaban en serio.

-Marie- dijo con su característica sonrisa de ñoño mientras me miraba.

-¿Quien es esa?- pregunté desconcertada.

-¡No! ¡¿Por qué tuviste que decir "ella"?!- dejé de entender nuestra plática sobre mi nombre cuando comenzó a reír como loco, me parecía hasta enfermizo verlo reír pero a falta de una mejor conversación opté por escucharlo.

-¿Dije algo malo?- la verdad creí que se había vuelto loco.

-¡No! Jajajaja bueno, más o menos. Creí que al haberme dicho tu nombre lo mejor sería decirte el mío, lamento no haberme presentado correctamente- entonces se aclaró la garganta, tragó un poco de saliva para dirigirse a mí con la voz más temblorosa del mundo sólo para volverse a presentar conmigo:

-¡Hola, Haiku! Mi nombre es Lincoln, Lincoln Marie Loud.

-Aguarda un momento, ¿Acaso dices que literalmente tu segundo nombre es "Marie"? No lo puedo creer.

-¡Ja! Efectivamente mi estimada Haiku, verás, mis padres son algo flojos con los nombres y varios de nosotros tenemos el mismo segundo nombre- y fue que sacó su cartera para mostrarme su credencial de la biblioteca - ¡Míralo por ti misma!- creí que sólo eran patrañas, conocía a la perfección los tarjetones de la biblioteca así que no me iba a engañar, pero al verla y tenerla entre mis manos sabía que era real ¡Él realmente se llamaba Marie! Juro que al principio pensaba en reírme pero decidí contenerme, después de todo él había hecho lo mismo por mí así que, ¿Por qué no devolverle el favor?

-Sigo sin poder creerlo, pero si dices eso ¿Quién más se llama "Marie"?

-Pues somos Lori, Lisa, Lily y yo; después, siguen las que se llaman "Lora" que son Lola, Leni, Lana y Luan; luego sigue el nombre "Melanie" que son Lucy y Luna; por último tenemos a Lynn que es la única que no tiene segundo nombre. Básicamente mis padres eran unos flojos con los nombres.

-Hey, hey, espera un segundo, ¿Dices que el segundo nombre de Lucy es "Melanie"?

-Exacto, ¿Nunca te lo dijo?

-No, nosotras hicimos un pacto; hablamos sobre cosas que no debíamos de preguntar a la otra a menos que fuera necesario, también podría ser de vida o muerte pero eso es otra historia. Entonces, uno de esos tratados fue el de nombres dónde jamás podría preguntarle su segundo nombre y ella jamás me preguntaría la razón por la cual detesto el mío.

-Supongo que debe ser un tema muy delicado- de pronto sacó una bolsa de dulces de su mochila y la abrió frente a mí invitándome a tomar algunos sin necesidad de decirlo. Claro que tomé sólo unos pocos cuando en realidad quería más, sólo lo hice para no verme como una tragona -si es así entonces trataré de no decirlo, claro, a menos que sean cosas importantes como en la escuela o algún otro asunto delicado, ¿De acuerdo?

-Si es así entonces yo...

-No hace falta que no me llames Marie, me gusta mi nombre, es sólo que a veces me da sólo un poco de vergüenza. Digamos que de por sí el color extraño de mi cabello ya me hace alguien que resalta fácilmente, imagina si supieran que también tengo nombre de chica jajajajaja, sería el fin de mi vida social.

-Aunque tampoco es como si tuvieras mucha.

-Exacto... ¡Oye!- ciertamente perdí la noción del tiempo, nunca creí que hablar de nombres fuera tan sencillo. Creo que lo más lindo que recuerdo de ello fue que comprendió mis razones aún cuando nunca se las dije, no me juzgó o indagó más en ello, simplemente sonrió, me contó algo parecido y me dejó reir por un segundo, fue como si me hubiera dicho: "tranquila, puedes olvidarlo por hoy". Creí que mi tarde sería la cosa más tranquila del mundo, hasta que mis ojos divisaron uno de los avistamientos más emblemáticos y atroces que un ser humano podría presenciar: un ente fantasmal parado justo frente a la ventana observando... ¿A nosotros?

-¡Li... Lincoln! ¡Mira!- como la mayoría de las veces suele ocurrir donde los espectros huyen cuando los mencionas a otros decidí obligarlo a ver lo que yo estaba viendo así que tomé su rostro mientras le gritaba y giré su cuello hacia la ventana -¡Un fantasma! ¡Oh, sí! ¡Dime que puedes verlo!

-¡Ha... Ah... Haiku...!

-¡¿Lo viste?! ¡¿Lo hiciste?!

-Me... De...

-¡Habla, por Dios santo! ¡¡Di algo!!

-¡Deja de torcerme el cuello! ¡Me estoy ahogando!- y simplemente lo solté, vaya que era quejumbroso, miren que ponerse a llorar por girarle el cuello.

-Llorón.

-¡No podía respirar! Ah... Pero... ¡Si! ¡Si lo ví! Creí que me ibas a golpear cuando me tomaste del cuello, ¡Pero pude verlo! ¡Tenía cabello negro y... Y...!

-¡Ojos tristes! ¡Yo sé cómo se ve un fantasma cuando está triste! ¡También tenía flequillo con tonos morados! ¿De qué crees que se trate?

-No lo sé... Pero creo que podemos averiguarlo.

-No si estamos en detención.

-Oh, por supuesto, espera un segundo- y lo que vi fue una de las escenas más surrealistas y bobas que jamás haya visto -¡Señor Reynolds!- gritó al profesor encargado, un hombre viejo con unos cincuenta años y un serio problema de sueño -¡Ya son las 3:00 pm!

-¿Ah?- preguntó el profesor reaccionando a su largo y extraño sueño -si, si... Ya pueden irse, pero no le digan a nadie- y el muy desgraciado fue el primero en tomar sus cosas e irse, seguido por los verdaderos desastres de la escuela, quedando solo nosotros dos en el salón.

-¿Qué diablos fue eso?- por primera vez quedé anonadada por una de sus tantas habilidades para burlar a la autoridad, en serio, fue increíble.

-Ese fue el consejo número 356 de Luna: "saliendo de detención". Ella dijo que si un día estaba en problemas y me encerraban aquí debía esperar un par de minutos a que el profesor se durmiera, después tendría que hacer lo que hice y "¡Poof!" Salida gratis.

-Odio admitirlo, pero eso fue increíble- y a falta de una mejor idea de cómo hacerlo decidí golpearlo en el brazo dándole un cumplido, lo había visto hacerlo a los chicos y chicas de las clases de judo, creí que sería adecuado.

-¡Auch! Gracias, creo jajajaja, Lynn también suele golpearme cuando me agradece. Eso sí, jamás debes de hacerlo más de dos veces seguidas o se dará cuenta, así que tenemos un par de días para saltarnos la clase.

-Bueno, creo que la detención no será tan mala después de todo- y sin pedirlo siquiera decidimos salir a buscar aquel viejo espectro al jardín que rodeaba a la escuela. Aunque no tenía a mi fiel equipo del club fúnebre conmigo creí que podía utilizar a Lincoln como sujeto de pruebas en caso de tener que evocar un ritual en un momento determinado. Cuando llegamos al jardín creí haber sentido algo, como si un palpitar se repitiera una y otra vez justo a nuestro lado... No... Esto era completamente diferente... Más bien me recordaba a los bufeos de los toros en las granjas, tal como si aquel espíritu estuviese enfadado de nuestra presencia, como si con su atroz respiración y sus ojos malditos como un par de pistolas nos estuviesen apuntando desde muy lejos.

-Oye... ¿Ha... Haiku?

-¿Qué pasa, Loud?

-No es que esto me asuste ni nada pero... ¿Ti... Tienes idea... Si es agresivo?

-No tengo idea, los espíritus que se anclan a un lugar por lo regular suelen ser celosos con su hogar, no es que les agrade mucho tener invitados en su casa, ¿Por qué?

-Por... Nos... ¡Está allá arriba!- cuando giré la cabeza lo ví de nuevo, esos ojos tristes bajo una deprimente silueta cabizbaja mirándonos con desdén desde el techo de la escuela, tanto él como yo nos dimos cuenta de lo que nos estaba observando, al menos por un segundo antes de verlo darse vuelta y correr.

-¡Si!- me volví eufórica con el gran avistamiento que habíamos hecho, sabía que dos personas no podrían estar equivocadas, sin embargo, yo no me conformaría con solo verlo, debía de tener más, mucho más -¡Rápido, tenemos que subir!- grité sin control.

-¡¿Estás loca?! ¡Literalmente esa cosa nos está acechando! ¡¿Y tú quieres que suba allí?!

-¡Corre! ¡Por favor! Si lo haces prometo darte el secreto para conquistar a Rose- sabía lo facil que era jugar con un corazón enamorado, sabía cuan manipulable podría ser una persona enferma de amor, y, para mi mala suerte... Lo sabía muy bien. En fin, pasados un par de minutos por fin llegamos al techo de la escuela, pasamos por los ductos de ventilación hasta subir por el salón de música ignorando los candados de las puertas que nos impedían subir. Lincoln dijo que había sido uno de los secretos de otra de sus hermanas ¡Rayos! Ese día había decidido hacerme amiga de sus hermanas para aprender trucos así. Con un par de minutos y unas cuantas observaciones de mi parte habíamos concluido con la investigación, no obtuvimos mucho, pero hicimos uno de los descubrimientos más impactantes de mi vida pues gracias a mis locos e impacientes ruegos terminamos descifrando los principios de un secreto tan antiguo como el tiempo mismo:

-¡Oye, Ku!- gritó Lincoln mientras corría hacia mí sujetando un pequeño papelito en la mano -¡Mira lo que encontré!

-Te dije que no me llames así- respondí con mucha menos ira ciega dentro de mí. Ambos leímos el pequeño papelito que, según él, estaba atado con un hilo rojo quemado desde solo un extremo debajo de lo que parecía ser cera derretida. En aquel papel estaban escritas las palabras para anclar almas bajo un viejo ritual muy perverso:

"H y L: haz que me ame, desde la piel hasta los huesos, desde el principio hasta el fin y desde mañana hasta un segundo después de morir"

Por supuesto que para él fue como descubrir el hallazgo del siglo, pero para mí fue como ver un demonio frente a mí, esto no era algo que se hiciera a la ligera, esto era usado para enamorar personas a la fuerza. Cuando le dije lo que era y para lo que alguien había usado este tipo de "magia" el pobrecillo de Lincoln casi se muere del susto, sujetó su corazón y juro que pude ver como su alma abandonaba su cuerpo. Después de burlarme un rato de él decidí dejarlo en paz y le recomendé que dejáramos esa cosa donde la encontramos, solo para evitar "futuros extraños". Después de unos cuantos minutos en la azotea bajamos y salimos de la escuela con dirección a un solo lugar, uno del que jamás imaginé que me terminaría enamorando: el centro comercial.

-Asi que... Dime, Ku, ¿Cuál es ese secreto para conquistar a Rose?

-Tú no pierdes el tiempo, Loud- le dije burlándome de él.

-¡Oye! No te rías, es sólo que... Ella me interesa.

-Jajaja no, tranquilo, quisiera decirte que no te lo diré pero un trato es un trato y Haiku siempre cumple su palabra. Bueno, suertudo, si quieres convertir esta pequeña salida de amigos en algo más sólo tengo un consejo que darte acerca de mi prima: actúa como un verdadero hombre.

-¿Qué? ¡¿Eso es todo?!

-Ay, Lincoln, si de verdad supieras a lo que me refiero no necesitarías este consejo en primer lugar- y decidí dejarlo detrás de mí para hacerlo pensar un poco, no podía darle todas las respuestas a ese bobo cabeza de copo, si quería salir con Rose yo tampoco tenía planeado dejar que fuera simple, si de verdad quería llegar a algo con Rose tenía que esforzarse.

-Oye, Ku- me dijo un par de minutos antes de llegar al lugar de la cita, y ya sé lo que me preguntarán: "Haiku, si esta cita era de Lincoln y de Rose ¿Tú qué haces aquí?" Pues eso se responde con la intensidad de sobreprotección en la que mi tía tenía posicionada a su linda hija. Ambas sabíamos que era casi imposible que la dejasen salir con un chico por lo que pensamos que una salida de primas a comprar ropa era mucho más sencillo de explicar que una cita con un chico. En fin, terminé aceptando su petición fingiendo que me alejaba sólo para poder escuchar mejor una pequeña plática que estaba comenzando a través de una llamada. Él se alejó por detrás de unos arbustos pero yo lo seguí en silencio para escucharlo mejor, si, lo sé, soy de lo peor pero ¡Hey! ¿Quién no lo es?

-¿Ho... Hola?

-¡Hola, hermanito! ¡¿Cómo estás?!- escuché que le llamaron así desde el otro lado de la línea.

-Estoy... Estoy bien... Pero llamo por... Ay... ¿Estás solo? ¿Lori está contigo?

-No, estoy solo en el mercado, pero dime ¿Pasó algo malo? ¿Necesitas ayuda? Si es así tú no te preocupes por nada, enseguida salgo y llego para allá ¿De acuerdo?

-¡¿Qué?! ¡No! Espera, Bobby, nada de eso, estoy bien, en serio... Pero llamaba porque... Necesito un consejo de...

-¿Un consejo? ¡Por supuesto, hermano! Dime, ¿Qué sucede?

-Bu... Bueno... Quería saber... ¡¿Cómo me puedo comportar como un hombre con las chicas?! Es que... Oh Dios... Hay una chica que me interesa y creo que podríamos hacer de esta salida de amigos una cita pero alguien cercana a ella me dijo que lo mejor era comportarme como un hombre con ella... Y no sabía cómo hacerlo así que creí que necesitaría algún consejo de alguien que ya pasó por esto y papá no está disponible por el momento así que creí que... ¿Estás llorando?

-¡No! (Sniff) Es sólo que me conmueve que confíes en mí para ayudarte con esto ¡Me vas a hacer llorar, hermano!- vaya bobos, pensé mientras los espiaba -pero no te preocupes, mira, antes que nada necesito saber, ¿Irás al mall que está en el centro de Royal Woods?

-¡Si! ¡Es justo a donde voy!

-¡Perfecto! Entonces quiero que hagas algo y no aceptaré un no por respuesta. Escucha, cuando ambos comiencen a pasear vayan a la fuente de sodas, al kiosco de helados y si quieren al centro de pizza o al de sushi, ese que tiene el logo chistoso, ¿De acuerdo? Tú pide y diles que eres hermano de Roberto Santiago, yo les llamaré enseguida y les diré que mi hermanito va con su chica, ya después pasaré a pagar, yo invito.

-¡Oh, por supuesto que no! No podría...

-Oye, te dije que no te aceptaría un no. Esto lo hago por mi hermano así que no te avergüences y acepta. Además, sé que eres muy respetuoso como para aprovecharte de esto así que no te contengas y concéntrate en hacer que tu chica se sienta bien. Ahora, con respecto al consejo que me pediste quiero que entiendas una cosa y es la delgada linea entre ser un hombre y ser un estúpido. Principalmente quisiera decir que las mujeres no se interesan en los que hombres débiles y sin carácter por lo que tienes que actuar asertivo, saber lo que quieres y dejarle en claro desde el principio hacia dónde quieres ir con ella. Cuídala de todo, incluso si es algo muy peligroso ten en mente que primero deberán de pasar sobre ti antes de tocarle un cabello a ella, claro, esto no quiere decir que actúes como un bobo y te arrojes a golpear a tipos peligrosos, sólo recuerda que debes protegerla pero no asustarla. Enseguida quisiera que supieras cómo es que a las mujeres les gusta ser tratadas: no seas brusco, no presumas de nada, no seas imprudente, se amable, carismático y divertido, haz que ella sienta que pueden ser amigos y más sin perder de vista lo bien que se siente estar contigo. Pórtate como un caballero y ocúpate de todo, principalmente de abrirle la puerta, preguntarle por su asiento favorito si es que van al cine, lleva un lindo presente para regalar antes de verla, algo pequeño, tampoco seas ostentoso o ella podría verte como un desesperado. Sobretodo quiero que te portes como eres frente a ella mientras procuras sus sentimientos, escúchala, entiende su historia y siempre mírala a los ojos. Esto no es sólo para las chicas en las que te intereses, recuerda que las mujeres son universos hermosos esperando al astronauta correcto que quiera aventurarse en su bello sistema. Respetarla, procurarla y escucharla es básico para entender a las mujeres, no seas bobo y conoce a la persona, recuerda que nosotros como hombres llegamos hasta donde la mujer nos lo permite así que cuida sus sentimientos y no te dejes intimidar por su belleza, recuerda que tú también mereces ser amado.

-Oh... Esto es...

-Simples consejos que quiero que sigas, no seas nadie más que el buen y divertido Lincoln Loud, sonríe y no dejes que nada ni nadie te quite esa luz que tanto te hace ser tú ¡Uy! Lo lamento, debo dejarte, acaba de llegar el CEDIS a surtir, nos vemos y éxito.

-Gracias, hermano...- cuando escuché eso último pensé en salir corriendo pero creí que sería sospechoso así que decidí esperar un segundo y acercarme a él evitando que mi rostro mostrase algún indicio de mi terrible travesura.

-¿Estás listo? ¿Todo bien?- pregunté para hacerme la tonta y evitar que se diera cuenta que había escuchado todo.

-¡Ah! ¡Haiku! Diablos, entre tú y Lucy algún día me matarán de un susto.

-Dulce...

-Si... Vaya... Qué espeluznante- reí por un pelo al escucharlo adularme, pero sabía perfectamente que se nos estaba acabando el tiempo para llegar con Rose. Decidí persuadirlo y caminar hacia el centro comercial dónde ví una de las cosas que más me irritan en la vida: personas. El lugar estaba repleto de familias, adolescentes en citas y personas distraídas con el capitalismo del país ¡Un total desenfreno! Tumultos en cada esquina hechos por música insufrible, personas ruidosas, chicas tontas y bobos machos. Creí que no soportaría estar ahí hasta que ví a Lincoln casi llorando de emoción al estar ahí.

-¿Tú estás bien?- le pregunté al verlo casi ahogarse faltando un par de minutos para ver a Rose.

-No- me respondió casi callendo en un tipo de hiperventilación -Haiku, ¿Crees que ella espera mucho de mí? Es que hace mucho que no hago esto y...

-Sh, te quejas mucho y todavía no has hecho nada- claro que quería cerrarle la boca, escucharlo lloriquear era más molesto que un gato negro que grita a mitad de la noche -escucha, tonto, ella aceptó venir aquí por alguna razón. No pienses demasiado y actúa... Además te diré esto una sola vez así que más te vale escuchar: en estos días noté que no eres el desalmado despojo de hombre que creí que jugaba con mujeres, eres una persona no tan mala y creo que Rose podría ser ella contigo, ambos son igual de bobos así que todo va a estar bien, no la veía así de emocionada desde su último certamen de belleza así que... Trata bien a mi prima.

-Oh... Vaya... Haiku eso fue...- y antes de que pudiera agradecerme lo golpee en el estómago -ouch... ¿Por qué...?

-Te dije que no lo menciones. No me gusta que me agradezcan por decir estas cosas, no estoy muy acostumbrada así que no lo digas.

-Yo creo que simplemente no te han agradecido como es debido- creí que simplemente se quedaría retorciéndose cuando lo ví arrodillarse en el suelo, pero lo que hizo me dejó sin respuesta alguna ante tales acciones. Mamá me había preparado para todo y mi papá formó un fuerte carácter en mí pero ni todo eso junto fue suficiente para saber cómo reaccionar a eso. De uno de los bolsillos de su mochila dejó salir un lindo murciélago de plástico que parecía dormir colgado de una rama, era un pequeño juguete decorativo de al menos unos ocho centímetros de largo. Creí que me estaba volviendo loca cuando sonrió, sopló para remover el polvo y me dijo: -ten, un pequeño obsequio de mi parte, Ku. Gracias por presentarme a Rose, por perdonar mis patanerías cuando nos conocimos y por la linda disculpa que me diste. Sé que no llevamos mucho tiempo siendo amigos pero creo que un regalo es un buen primer paso para agradecerte por tanto, ¿No crees?- esto no podía ser real, ¿A mí, un regalo? ¿Acaso se volvió loco? ¿Por qué...? ¿Por qué a mí?...

-Es... Yo... Es que... Mi... Mira... Es...

-Jajaja, es raro verte así, ¿Está todo bien? ¿Fue demasiado? La verdad creí que sería un lindo presente.

-¿De... De dónde lo...?

-Oh, eso es sencillo. Verás, ayer en la tarde salí con Lucy y con Lily a comprar un poco de tela e hilos para tejer... Algo para ellas, Lucy vió una máquina de garra en las afueras del lugar y me pidió ganar uno de estos para ella, lo curioso fue que tomé dos sin querer y Lily ya tenía un lindo osito de llavero para ella, Lucy dijo que podía conservarlo pero siendo sinceros a mí no me atraen mucho este tipo de cosas, no, más bien diría que al verlo pensé en alguien que podría disfrutarlo más que yo y de inmediato pensé en ti y... Bueno... Aquí estamos- ahora que lo pienso creo que fue buena idea aceptar ese pequeño detalle, quizá sin él no habría dado mi primer paso, jamás habríamos formado un vínculo y nunca hubiésemos tenido bobas razones para buscarnos a escondidas, fue como si el mismo destino quisiera decirme "anda, tómalo y verás lo que sucede". Me arrepiento de ser tan tonta en aquellos días, si pudiera regresar definitivamente habría hecho lo primero que siempre he querido hacer: agradecerle por sanar tanto mi endeble ser. Sin embargo, lo que hice, aunque no fue tan diferente sí que trataba de ocultar mi verdadera realidad, como si quisiera menospreciar mis sentimientos.

-Yo... Es... Es que yo... No...- ¡Vamos, dilo, estúpida niña! ¡Dile "gracias, no te hubieras molestado"! ¡Dile que es lindo! ¡Dilo!

-Oh... Vaya...- dijo al ver que no reaccionaba -creo que me precipité, Lori siempre me dice que no tengo que hacer lo que los demás no me piden. Creo que forzar a los amigos a aceptar regalos es como menospreciar sus sentimientos. Yo... Lo lamento mucho, Haiku, creo que debí preguntarte antes, ¿No?

-Pe... Pero...

-Si, lo sé, lo lamento mucho- cuando aquel lindo regalo volvió a su mochila sentí que debía detenerlo, mis manos querían tomar el tierno muñeco y guardarlo en mis bolsillos. Cuando menos lo entendí fue cuando más rápido creció el mal entendido -bueno, creo que podría guardarlo... Lo sé, lo mismo pasó con Hanna cuando traté de regalarle ese collar... Creo que soy algo idiota para esto- ¿Alguna vez has escuchado tus latidos? ¿No? Pues deberías. No sucede a menudo, pero de vez en cuando podemos hacerlo; cuando los sueños no se alejan, cuando no hay que esperar para ver el Sol... Cuando los sentimientos son más hermosos de lo que puedes soportar... ¿Por qué pregunto esto? Pues, para ser sincera, aquel día fue la primera vez que escuché mis latidos rogando por detenerlo... -lamento hacer de este día algo tan raro... Prometo no volver a intentarlo- no... No te rindas por mí... Ayúdame a ver -tal vez de esa forma yo...

-Es que yo... No es...- ¿Qué me estaba pasando? Mis labios apenas podían articular palabras, las puntas de mis dedos se congelaron desde el primer instante que me negaron mi regalo, sentí algo extraño en mi corazón hasta el punto de sofocarme con un nudo en la garganta, supongo que el problema fue que por aquellos tiempos nunca supe cómo recibir "gracias" de una forma tan especial. Quise deterlo, decirle que no lo guardara y que probablemente lo pondría al lado de mi alajero para cuidar de mis pequeños aretes que mamá acababa de comprar para mí, creí que tal vez podría remediar mi error... Creí que podía hacer algo... Y es que ese siempre fue mi error: "creer y no actuar".

-Bueno, lamento hacer esto muy raro ja... Pero... ¿Nos damos prisa? No quisiera hacer esperar a Rose.

-Lincoln, espera- cuando mi voz al fin se alzó ya era demasiado tarde:

-¡¡Hola, chicos!!- una linda voz femenina con tonos agudos y elegancia detallada en cada una de sus frases hizo callar a mis sentimientos por primera vez pues Rose había llegado con nosotros. Desde que tengo memoria mi prima siempre ha sido linda, educada, lista, talentosa, mimada y humilde... Y no podía enfadarme con ella por interrumpir ya que... Quién había rechazado el regalo... Fui yo...

-¡Ho... Hola, Rose!- con sólo verle la cara supe que a él le gustaba ella. Sus ojos saltones brincaron como dos sapos en el pantano, su boba sonrisa brilló bajo el Sol que golpeaba con frenesí a nuestro pequeño pueblo, puedo jurar que incluso casi se desmaya cuando Rose lo saludó. Rose llegó casi de inmediato con nosotros dando brinquitos por doquier mientras se acercaba. Cuando al fin estuvo cerca suyo lo saludó con un abrazo y a mí me dió la mano con una linda sonrisa. No es que la desprecie por ello pero de haberme dado un segundo extra me habría ahorrado miles de problemas en el futuro.

-Hola, Rose- no me quedaba de otra más que saludar, sin regalo, sin explicaciones y sin aspiraciones.

-Bu... Bueno... Hola...- al parecer los tartamudeos eran de familia. Cuando Rose llegó con nosotros dejó de actuar a como siempre lo hacía, en su lugar se tomó de las manos como queriendo ocultarse del mundo, su mirada bajó de lado a lado buscando algún consuelo adyacente a ella. Debo admitir que, de haber sido por belleza física estoy casi segura que Lincoln habría elegido a Rose por encima de mí desde el primer momento. Sus tenues mejillas rosadas con rubor escarlata que hacían resaltar sus bellos ojos negros la hacían radiar como el Sol de verano. Sus hermosos vestidos coloridos siempre la hicieron ver elegante, refinada y muy alegre. Ya saben, cosas que enamorarían a cualquiera, incluso a Lincoln quien pareció quedar embobado con ella desde ese pequeño momento.

-Bonita...- y como todo bien hombre, Lincoln soltó el comentario más estúpid. En lugar de decirle lo bien que se sentía verse de nuevo decidió adular sólo su belleza física. Claro que se dió cuenta de inmediato, quiso remediar su error entre dudas, vergüenza y tartamudeos, sin embargo, Rose no se lo tomó para nada mal, de hecho, realmente me encantó verla feliz y avergonzada por lo que Lincoln le acababa de decir. Ella preguntó si de verdad creía eso, que si en serio pensaba que ella era bonita. Al principio creí que haría otra escena mientras tartamudeaba al tener a tan linda chica frente a él, pero lo que ví me hizo creer que tal vez no era tan bobo; los titubeos se detuvieron y sus manos dejaron de estar rígidas, es como si todo su ser se hubiese puesto de acuerdo en una sola respuesta:

-Si, lo eres, eres la chica más bonita que he visto el día de hoy- no es que fuese celosa, en ningún momento creí que tales pensamientos recorrerían mi subconsciente, pero admito que en ese momento pensé: "¿Qué se sentirá que alguien piense eso de ti?" Ya saben, sin vacilar, sin ningún pero, que el chico por el que empiezas a sentir algo te diga que para él eres la chica más linda del mundo... Bueno, aunque no lo crean hay una frase que, a mi parecer, es mucho mejor que esa, ¿Quieren saber cuál es? Bueno, denme unos minutos más para llegar a ello.

Sabía que esos dos eran tal para cual, y claro que se me olvidó mencionarle a Lincoln que había un par de personas que también estaban ayudando en escena:

-"Chica tinieblas, responde. Cambio"- ¿No les dije que era lista? La noche anterior, Rose sufrió un ataque de ansiedad pensando en qué ponerse para verse linda. Como no sabía la respuesta decidí despertar a Lucy quien inmediatamente le contó a su hermana Lola la situación, entre las tres decidimos entre uno de sus lindos conjuntos para la cita. Sin embargo decidimos seguirlos solo para asegurarnos de que la cita saliera bien.

-"Aquí chica tinieblas a cuervito y Pinky. Pero díganme, ¿Por qué los sobrenombres?"

-"Porque suenan geniales"- le escuché decir a Lola por la radio de Lucy.

-"Mentira"- exclamó Lucy -"sólo buscabas un pretexto para usar tu tonta gorra".

-"¡No es tonta!"

-"¡Concéntrense, par de tontas! Como dice Lincoln: literalmente las puedo ver desde aquí así que bajen a la heladería del primer piso y sigamos con el plan"- pasados un par de minutos las tres disfrutábamos de un delicioso helado dónde podíamos vigilar a esos dos desde una posición casi perfecta.

Lola, sin embargo, me preguntó las razones por las que alguien como yo estaría interesada en vigilar la cita, incluso insinuó que tal vez sentiría algo por Lincoln, cosa que negué de mala manera al instante pues lo único que yo quería era tener de vuelta ese lindo regalo ¡No! ¡Eso no! Lo que yo quería en ese instante era a Rose fuera de mi cuarto para disfrutar de mi bella soledad y quién mejor para mantenerla fuera que el amigo más molesto y raro que conozco. A Lola le pareció bastante convincente mi explicación pero Lucy sabía que había algo más.

-Oye, Haiku- su tenue voz al oído era perfecta para evitar que cualquiera se diera cuenta siquiera que estuviésemos platicando -¿Estás bien?

-¿A qué te refieres?- pregunté en voz baja con un susurro.

-Pareces algo decaída, no triste pero creo que algo raro te pasa.

-No es nada.

-Por supuesto que lo es, mi instinto me lo dice.

-No vas a dejar de molestar, ¿O no?

-Nop.

-Argh, bien. Te diré pero no quiero que te hagas falsas ideas. He caído en el consumismo del capitalismo, pero al hacerlo caí en cuenta que puedo ser bastante torpe cuando algo que no es dolencias despierta en mí.

-¿Y eso qué quiere decir?

-Tuve un malentendido con tu hermano, pero pienso arreglarlo cuando su cita termine. No hablaré más pero te diré que posiblemente fui algo tonta cuando él se portó amable conmigo.

-Haiku... No me digas...

-Y por eso no te digo nada ¡No, mensa! ¡No es ninguna de tus estúpidas fantasías de mí y tu hermano! Simplemente odio los malentendidos, lo sabes.

-Si, lo sé... Y no crees que...

-¡No! No quiero hablar de eso... Aún no lo supero.

-Comprendo pero... Uh oh.

-¿Qué pasa?- y como si mi día no pudiese empeorar, una terrible sorpresa se fue haciendo presente a mis espaldas, de no haber sido por Lucy tal vez no estaría contando está historia, diría que ella fue la heroína de toda esta historia al alzar su mirada para decirme:

-Es Clyde... Y viene vestido de negro...

-No me digas eso...- por supuesto que me lamentaría por ello, casi no habíamos hablado desde que se puso raro e incómodo y verlo ahora sería... No sé... Simplemente no quería verlo porque sabía lo que podría pasar si nos quedamos solos... -aguarda, ¿Por qué es importante su vestuario?

-No sé si sea mi vista la que me engaña pero creo que se parece un poco a la tuya.

-¿Y?

-Ya lo había visto hacer eso antes... Cuando frecuentaba a Lori como loco, tanto que hasta lo ví teñirse el cabello de rubio dos o tres veces.

-Entonces hay que irnos- y como si mi sufrimiento no fuera suficiente ahora no sólo Lucy si no que hasta Lola se dió cuenta de inmediato de mi problema.

-Espera- le dijo Lucy -¿Tú nos escuchaste?

-Estás hablando con la reina de las pasarelas, claro que pude escucharlas, ya se me hacía raro que tu amiga fuera tan cercana a Lincoln como para tener un malentendido con él, es claro, lo quieres usar para saber si le gustas a Clyde. Diría que es algo bajo pero considerando que en su primera y última cita él te engañó con otras cuatro chicas creo que es bastante nivelado, pero eso sí, ten en cuenta que si Lincoln cree que eres su amiga entonces no te queda de otra más que serlo, de lo contrario alguien podría revelar tus sucias intenciones por la internet.

-¡Lola!- Lucy sabía a la perfección que su hermana no mentía.

-No diré nada- me dijo -pero te recomiendo que, a menos que tengas esa intención, no seas más cercana a mi hermano.

-Tranquila, Lola- le respondí -creo que tener una buena amistad con él es suficiente, ya sabes, un saludo por las mañanas, un chiste a su persona por la tarde y tal vez un buen mensaje de feliz cumpleaños. Además, tengo que llevarme bien con él, es muy probable que dentro de poco él sea mi cuñado.

-Es verdad- respondió mientras bebía un jugo -entonces, si estamos de acuerdo, tenemos que irnos, tampoco me gustaría que Clyde arruine la cita solo por sus urgencias de conseguir novia- y las tres nos esfumamos como fantasmas de ese lugar.

Desde ese momento supe que Lola no era tonta, ella pudo darse cuenta de mi treta en menos de un segundo con sólo escucharme hablar. También le pregunté si ella pensaba que algo podría surgir entre su hermano y Rose, Lola respondió que sí y, que incluso tenía planeado hacer una fiesta de pasteles solo para que Rose disfrutara lo buen cocinero que es Lincoln -¿Entonces es cheff incluso?- le pregunté.

-Por supuesto- me dijo -es más, si tú vienes es posible que aprendas algo de cocina, no sé que sea pero creo que Lincoln heredó el buen sazón de papá.

-De todas formas no tengo opción, no dejan salir a Rose a menos que yo vaya con ella, de hecho, mis tíos pensarían lo peor de Lincoln con solo mencionar la palabra "cita".

-¡Podríamos concentrarnos!- cuando Lucy gritaba era señal de peligro. Lola y yo decidimos dejar nuestra plática de lado para seguir a los dos tortolitos que bailaban a lo lejos.

No sé si fuera porque no era mi cita, pero creo que algo le estaba haciendo falta, claro, se veían lindos de vez en cuando cuando ella trataba de acercarse para hacerle cosquillas o él le daba atención, besaba su mano o le cedía el paso, pero, ¿Por qué sentía algo vacía su atmósfera? Y no quiero que nadie crea en cosas erróneas, en aquel instante Lincoln no me podría gustar más que una roca mascota, pero muy dentro mío creí que las citas tendrían que ser más excitantes, emocionantes o algo por estilo y no tan clichés... Podría jurar que la sola idea de un novio se vió opacada al ver tal cosa, no lo sé, mi corazón no se emocionó ni mucho menos celó la escena. Pero es como siempre digo: no hables antes de tiempo, pues justo cuando creí que todo iba bien sentí una mano tocando mi hombro, cosa que me asustó, jamás me ha gustado que las personas me toquen sin aviso, pero aquel chico lo hizo sin medida. Al ver mi rostro asustadizo supo que había hecho algo malo y trató de disculparse, pero cuando yo lo ví lo único en lo que pude pensar fueron en las cientos de miles de maneras de decirle que no, pero todas se me olvidaron cuando me sonrió y me dijo sobre la dicha de verme en un día tan increíblemente soleado como ese. Y, por si aún no lo adivinan, ningún otro más que Clyde fue quien irrumpió sobre mi fatídica paz con dulces susurros de melancolía en ellos.

-Hola... Clyde- ¿Qué más podía hacer que saludar a mi "amigo"? Sé que sonará hipócrita incluso, pero si ahora se encontraba frente a mí lo menos que podría hacer sería aparentar que desconozco sus sentimientos y seguir como si nada estuviese pasando.

-¡Hola, Haiku!- respondió mi saludo con la sonrisa más linda que me pudo regalar -¿No las molesto si me uno? Veo que es una tarde de chicas y yo sé de eso.

-¿Dices que tus salidas con mi hermano son "cosas de chicas"?- gracias al cielo que ahora Lola estaba de mi lado ¡Amé a esa mocosa en ese instante!

-¡No! Por supuesto que no, es sólo que hace muchos días que no veo a mi querida Haiku y pensaba pasar un momento con ella- Lucy notó mi frío nerviosismo. Me congelé al instante cuando dijo "mi querida Haiku", es más ¡¿Quién le había dado permiso de proclamarme como suya?! Las impertinencias, los bobos nombres, las hilarantes frases de películas de amor ¡Dios, si esto era amor entonces no quería nada que ver con él! Bien podría vivir sin besar a un tonto que sólo me ve como "suya".

-Lo siento mucho, Clyde- por suerte mi mejor amiga estaba ahí para salvarme y, en este caso, ahuyentar a los chicos -pero estamos en medio de algo muy importante. Tal y como dijiste esto es "un día de chicas", así que lo lamento mucho pero sería genial si pudieras dejarnos solas.

-Lo haría pero todavía no sé lo que Haiku opina de esto- ¡Ahhh! ¡Esto no podía ser posible! ¿Desde cuándo Clyde era alguien con carácter? Sabía que me buscaba, ahora ya no tenía dudas, era claro que buscaba algo más que a mí y buscaba conseguirlo con todas sus fuerzas. Sin embargo, creo que el "NO" implícito en mis frases no era suficiente para alejarlo de mí. Sin embargo, ahora sabía que nadie más que yo podía luchar mis batallas, por lo que me armé de valor y mi voz interior gritó con fuerza:

-Escucha, Clyde, sé que hace días que no nos vemos pero realmente quisiera pasar un día con mi amiga, beber un frappé de moras y tal vez charlar sobre muertos para marcar el fin de nuestro día.

-¿Quieres un frappé? ¡Enseguida regreso!- ¡Ahora el muy torpe creyó que sería buena idea complacer una estúpida evasiva! Con cada palabra que soltaba de su distraída boca más ganas de daban de gritarle que se fuera al demonio... Pero no podía hacerle eso a mi amigo, al primero que me mostró que no hace falta abrazar el dolor para extrañar un amor imposible, que los sueños nacen de los momentos más inesperados y que las noches pueden ser transformadas en días nublosos con una simple decisión para salir de la rutina... Y creo que es por eso que desde ese día mis pensamientos giraron en torno a una frase muy interesante:

"El miedo a declararse es más soportable al dolor del rechazo"

Ahora no podía irme, tenía que lidiar con Clyde y sus excesos tan innecesarios. Pregunté a Lucy y a Lola por ayuda pero ninguna sabía cómo decirle eso a un amigo y mandarlo al demonio justo frente a un montón de extraños no era la solución.

Al final le dije a Lucy y a Lola que siguieran solas y yo me encargaría de verlas después, por ahora tenía que lidiar con mi propio problema emocional justo como Rose y Lincoln estaban viviendo, sólo que yo lo recibí con pena y ellos con ilusión.

Debo admitir que Clyde siempre se portó como un caballero, juro que pensé en obligarme a amarlo para no perder su tierna amistad, pero simplemente había algo en mi corazón que me decía: "sabes que no sientes nada, no te engañes y escúchame". Siempre creí que el amor era condicional y que sucedería tal y como en mis libros de la biblioteca ¡Qué tonta era! Como sea, después de que Clyde regresó con varios frappés decidí no aceptarle ninguno para no generarle más problemas y, a pesar de sus incesantes ruegos para aceptar la bebida, no lo hice para evitar que el terrible pensamiento en el que estaba sucumbiendo se hiciera más fuerte.

Nuestra pequeña conversación improvisada no iba más allá de preguntar por la escuela, nuestra familia y cosas por el estilo. Pensaba que, sólo tal vez, podríamos tener un lindo día como amigos, disfrutar del momento y olvidar por completo este tonto asunto del "me gustas", pero para Clyde mis sentimientos eran menos interesantes que sus falacias deseosas de una historia para recordar de un romance forzado. Si trató de acercarse a mí unas diez veces fueron pocas, tiernos roces que trataba de darme caían sobre mi mano, mi cabello y mis hombros y, aunque realmente quería que se detuviera no sabía cómo decirlo, era como si me tuviera entre la espada y la pared y disfrutara de hacerlo. Todo seguía igual hasta que el silencio se volvió incómodo e insoportable para ambos.

-Bueno, Clyde- le dije respetuosamente, lo más que podría ser en ese momento -lo siento pero debo irme, Lucy está esperándome y créeme que tenemos que hacer algo importante.

-Si, claro, entiendo perfectamente- su clara decepción denotaba a simple vista que quería seguir hablando conmigo o al menos estar cerca mío. Él dijo que había sido un agasajo vernos por coincidencia en tal lugar y que realmente desearía que nos viéramos de la escuela para regresar juntos a casa como solíamos hacer. Yo me negué diciéndole que recientemente había estado en detención y que así sería hasta una fecha indefinida, decidí omitir la parte de la escuela en las vacaciones pero, ¿Realmente tenía que decirle? Digo, no me sentía obligada a decirle todo sobre mí y creo que eso es suficiente, ¿No? Como sea, también le dije de mi pequeña jugarreta que tuve en los pasillos donde escapé del tumulto enardecido que trataba de lincharnos a mí y a Lucy, ¿Y por qué lo recuerdo? Bueno, porque aquella vez Lincoln me dió una de las más tiernas razones por las que empezó a caer en mi corazón:

-Y así fue la historia...- creí que él ya lo sabía, que Lincoln muy probablemente le habría contado todo lo que sucedió, pero mi sorpresa fue tal al saber que estaba equivocada que no supe cómo reaccionar. Él me dijo que no sabía nada, incluso noté que estaba algo molesto al escuchar que un "amigo misterioso" fue el que me sacó de ahí en primer lugar.

-Entonces, ¿Puedo saber quién fue el que te ayudó?- poco le importó la historia llena de éxtasis y de golpes al caer contra el concreto, lo único que le importaba era aquel que me llevó por toda la escuela en una escurridiza persecución.

-Lo lamento, Clyde, pero su identidad ha de permanecer en silencio para proteger su paz mental, no me gustaría que se supiera quién me ayudó solo para hacerlo sufrir.

-Pero yo pude haberte ayudado si lo hubieses pedido- debo admitir que el nuevo Clyde asertivo era más intrigante, sin embargo aún con todo eso encima suyo no me era posible verlo más que un simple amigo.

-A mí no me gusta pedir ayuda a nadie a menos que en serio lo necesite. No lo tomes personal pero jamás te pediría ayuda para hacer algo malo.

-Pero, Haiku... Yo haría cualquier cosa por ti- él tomó mis manos entre las suyas buscando un momento lleno de amor y magia... Pero lo único que yo pude regalarle fue un frío NO al separarme de él y levantarme de la banca donde estábamos.

-Te lo acabo de decir, no me gusta pedirle nada a nadie... Y... Si no es mucho pedir... Tampoco soy fan del contacto físico... Lo lamento.

-No, no tienes nada porque disculparte... Lo... Lo entiendo- era fácil notar su triste realidad luciéndose a través de sus ojos. Aquella vez supe que sería difícil lo que sea que pudiese venir por delante, me dolió de una manera inmesurable el verlo llorar por mi culpa... Mis palabras se ahogaron antes de siquiera poder decirle algo... ¡Dios, este día no podía empeorar!... Y creo que, bajo aquel claro cielo rosa, Dios me escuchó y decidió darme un destello de realidad, me mostró que la luz no puede salir sin un poco de oscuridad y que el dolor a veces es necesario para salir adelante.

-¡HAIKU!- por detrás de mí escuché una tierna voz lloriqueando al llamarme. Mi salvación llegó a mí a través de las lágrimas de Rose quien llevando de la mano a Lincoln llegó a mí hasta colgarse de mi cuello -¡NO SE VALE! ¡NO ES JUSTO!

-Tranquilízate, Rose- le dije al tratar de despegarla de mí -¿Qué pasa?

-¡Qué lo lindo siempre viene de tristeza! Linky me consiguió una audición en el teatro al que su hermana también asiste ¡Pero las audiciones son hoy!

-¿Y? ¿Qué tiene de malo?

-¡¿No lo entiendes?! ¡Mamá tiene que firmar la inscripción!

-Sigo sin entender, lo lamento- en ese momento escuché un teléfono sonar a lo lejos anunciando aún más malas noticias.

-¡QUE TENGO QUE DEJAR MI CITA A LA MITAD! ¡MAMÁ NO PUEDE ENTERARSE QUE ESTOY CON LINCOLN! ¡YA SABES COMO SE PONE!- cuando Rose terminó de hablar selló sus labios de inmediato, sus tristes mejillas se sonrojaron al declarar la salida de amigos con Lincoln como "una cita". Por supuesto que Lincoln la escuchó boquiabierto. Puedo jurar que, cuando Rose cayó en cuenta de lo que había dicho sus lágrimas comenzaron a escurrir en cámara lenta desde sus lagrimales, sus tiernos ojos negros brillaron con las lágrimas que comenzaron a caer por la vergüenza que estaba pasando -¡AH! ¡NO, NO HAIKU! ¡NO ES JUSTO! ¡¿VISTE LO QUE HICE?! ¡LO ARRUINÉ, ACABO DE ECHAR A PERDER LA OPORTUNIDAD DE INTERESARLE A UN CHICO LINDO! ¡QUIERO MORIR! ¡ME QUIERO MORIR!

-¡NO, ROSE!- afortunadamente ahí estaba Lincoln listo para salvar la situación. Estuvo a Rose con el toque de un dedo -¿Es cierto lo que dijiste?

-No... No sé de qué me hablas- era casi obvio que los dos querían dar el siguiente paso, sin embargo, al haberse conocido recientemente era casi imposible hacerlo, pero una vez más subestimé lo maduro que un chico puede ser.

-Rose... Esta mañana tenía miedo, temía que pudiera arruinar esta salida, pregunté una y otra vez a mis hermanas cómo podría gustarte, tenía miedo que fueras a darte cuenta que no soy interesante ¡Al contrario! Soy un estúpido nerd que ama los cómics... Algo patético incluso. De hecho, ayer casi me reviento un tendón tratando de hacer una lagartija para impresionarte- y Rose rió un poco -tenía miedo de no ser lo suficientemente hombre para ti... De hecho, tenía un plan exorbitante para tratar de transformar esta salida en... ¡Quería tener una cita contigo! Creí que si te impresionaba lo suficiente podría, no sé, hacer que vieras que una cita conmigo no sería tan mala ¡Mira, incluso mis hermanas estaban espiando a lo lejos!- vaya que Lucy y Lola siempre han sido estúpidas, verán que creyeron que una maceta era un escondite perfecto... Esas bobas.

-Entonces (sniff) ¿No te molesta que...?

-No digas nada- la ternura que ambos hacían nacer de su linda plática era inigualable -Rose, ¿Qué dices si hacemos que esta cuente como nuestra primera cita?

-Pero... No quiero sonar como un ogro pero apenas nos conocemos, ¿No crees que una cita podría arruinar esto que estamos creando? Es lindo, de hecho, si pudiera te besaría... ¡OLVIDA LO QUE DIJE!- ¡Oh, la boba Rose! Siempre diciendo lo obvio. La pobre ya no sabía qué más hacer salvo salir corriendo a la audición que Lincoln le había conseguido... O eso creí hasta que la vi regresando con nosotros -¡Mañana, a las ocho y media de la mañana, en mi casa! ¡No, es decir, en casa de Haiku! ¡Lleva algo lindo para desayunar en el campo! ¡Nos vemos, te quiero!... ¡¡NO, TAMBIÉN OLVIDA ESO!!- y Rose salió casi volando del centro comercial mientras gritaba sin cesar.

-Yo... No...

-Sh, no arruines el momento- mi tonta comprensión del amor era mejor que la de ese bobo, lo único que pude hacer fue cerrarle la boca con uno de mis dedos -sólo te diré que le gustan los yogures naturales y las nueces sin mezclar, odia las pasas y ama la gelatina de piña igual que yo. Más te vale ir con ella mañana en la mañana.

-Lo... Lo haré...- creí que mis planes estaban formándose por sí mismos. Lincoln y Rose estaban a un lado de comenzar a salir y Clyde estaba pronto a recibir un rechazo de mi parte... Y lo habría hecho de no ser porque la vida es una larga letanía de dolor de vez en cuando. Ni siquiera pude terminar de agradecerle a Lincoln cuando Clyde regresó con nosotros con un cambio horrible en su expresión. Sus ojos se apagaron, su teléfono estaba en el suelo, sus manos estaban temblando como si fuera pleno invierno... Todo para desplomarse justo frente a Lincoln.

-¡Clyde!- le dijo a su amigo -¡¿Qué pasó?!

-Oye... Li... Lincoln... ¿Qué puedo hacer?

-¿Qué es lo que pasa? ¡Dime, Clyde! ¡¿Qué pasa?!

-Es... No sé cómo... Ni siquiera sé si tenemos un código para esto- cuando ví que sus lágrimas estaban chorreando a cántaros decidí intervenir. Si, ya sé que es horrible apoyar con abrazos a alguien a quien vas a rechazar, pero fuera de lo que yo sintiera por él, Clyde aún era mi amigo y no fue hasta que lo abracé que comenzó a llorar sobre mi hombro.

-¿Qué pasa, amigo?- pregunté con toda la sinceridad que me fuera posible regalarle, pero lo que estaba a punto de decirme era más de lo que podría comenzar a comprender.

-Era... Yo... Era mi padre... Dice que... Que... Que mi mamá... Vino por mí...

Y ahí nos quedamos Lincoln y yo, observando cómo las nubes negras vinieron por la luz de un chico inocente...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top