Epílogo
—¿Hasta ahora lo hemos estado haciendo dentro de mis sueños?
Gil asintió, dibujando trazos imaginarios en mi espalda, concentrándose en la línea de mi columna. Suspiré ante lo relajante que se sentía.
—Entonces... ¿Estamos en mi cama imaginaria o en la real? Digo, porque si es la real tendré que cambiar las sábanas.
Su fuerte pecho vibró al ritmo de sus carcajadas. Fruncí el ceño.
—¿Qué es tan gracioso? Estoy hablando en serio, Gil. No quiero tener que tirar mi colchón por tú culpa.
—¿Por mi culpa? — mofó.
—Claro, ¿Quién me provoca los orgasmos? ¿El espíritu Santo? No ¿Verdad?
Negó, divirtiéndose ante mi sinceridad. Se inclino sobre mi, hizo a un lado las cobijas y como una serpiente acechando a su presa, se deslizó hasta quedar entre mis piernas. Sus ojos feroces me escrudiñaron y me hicieron temblar de deseo. Recargo su mentón en mi vientre y aferró sus manos en mis caderas. No había escapatoria.
—Debes de saber dos cosas. Cuando existe un contrato entre un íncubo y un humano, este último dispone de su mente a nosotros, cada vez que tu cuerpo anhele placer somos capaces de entrar en nuestro humano y deshacer y hacer con el.
—En resumen — interrumpí, confusa.
—Tú mente es tan poderosa que no te das cuenta cuál es la realidad de la ficción, pero técnicamente solo tienes que excitarte y yo entrar en tu mente y jugar con ella. Incluso puedo salir de ella y comenzar el coito en el plano real.
—¿Pero nunca lo has hecho verdad? — me alarme, recordando que ni en los sueños nos hemos protegido. No quiero niños en esta vida y de ser posible ni en las posteriores.
—¿Qué? ¿Follar en el plano real? No lo haría al menos que me entregaras tu corazón. Ese es el punto dos. ¿Acaso sería tan malo hacerlo fuera de sueños? — suspiró. Su aliento cálido erizo mi piel.
—Si, no quiero embarazarme. Los niños no son lo mío ni están en mi proyecto de futura solterona dueña de muchos gatos — explique. Gil se rió ante mi rostro de desagrado.
—Pues puedes estar tranquila ya que los íncubos no pueden procrear con los humanos, de hecho es bastante complicado reproducirnos.
Agarre su mano sobre mi cintura con entusiasmo; —¿Cómo es?
Se elevó la curvatura de sus labios carnosos. Bufó burlon y su lengua recorrió mi pubis provocativamente.
—Eres una chica curiosa...pero podemos hacer cosas mejores que explicar eso...
Su voz se apagó cuando abrió mis piernas y sin aviso su rostro se perdió entre mis labios. Jadee y eche la cabeza hacia atrás. Con la respiración agitada y mi ritmo cardíaco acelerado, mi mente trabajaba a mil por hora.
—E.espera... ¡Oh, si! No, espera. ¿Esto es real o mi imaginación y porqué necesitas mi corazón? — Jadee.
Gil no me contestó de inmediato. Continuó utilizando su lengua con diestra. Mi humedad y la suya se deslizaba entre mis muslos. El sonido obseno de succión cuando sorbía mi esencia y nuestros gemidos nublaron mi mente. Cuando mis músculos se tensaron y mi cuerpo se arqueo ante la ola de energía que se acumulaba en mi centro y estaba a punto de liberarse él se volvió más vehemente.
Me agite violentamente ante la liberación explosiva de placer. Mis oídos zumbaban cuando Gil me contestó. Lo único que escuche fue suficiente para anhelar que fuese mío por siempre.
—Ahora mismo no tengo ataduras más que a tu cuerpo, pero el día que me entregues tu corazón seré tuyo por siempre y nada podrá alejarme de ti ni la muerte misma.
Eso fue lo que me dijo aquella ocasión. Y ante el termino de ese recuerdo, todo se volvió oscuro.
—Rebeca, debes dejar de llorar. Por favor, te hará daño.
Papá... Mamá... ¿Están allí? Respire profundamente, el aire era tan refrescante, pero esto significa que sigo viva. Las múltiples imágenes de lo sucedido llegaron a mi, me llene de agitación.
—Gil — intenté levantarme con urgencia, pero mi cuerpo se sentía pesado, dolorosamente cansado. La luz y las paredes blancas me cegaron, el pitido de las que supongo eran máquinas me taladraban los oídos.
Alguien me sujeto cuando intenté pararme. En mis brazos múltiples cables me ataban a los monitores.
—Renata, tranquila, todo está bien. Van, ayudame a sujetarla.
Negué. No, no quiero tranquilizarme. Necesito saber cómo está él.
—Gil... ¿Dónde está?
—Mi niña, no creo que sea momento para que te enteres, descansa.
Mamá acarició mi cabeza con ternura y sin darme tiempo de procesar lo que me dijo, un piquete en mi muñeca me hizo perder fuerza. La situación se fue distendiendo hasta que volvieron a recostarme en la cama.
Cuando comencé a enfocar ya estaba perdieron la conciencia de nuevo. Mamá y papá me miraban con ternura, la primera sujetaba mi mano con fuerza.
—Gil...
—Shh, debes descansar, pequeña. Lo siento, todo es mi culpa.
Sollozo. No pude evitar sentir desolación. Lo último que sentí fueron las manos suaves y tibias de Rebeca secar mis lágrimas.
—Listo, sin suturas y bien sanado, es hora de ir a casa.
El doctor colocó una cinta y vendo el área de mi costado. Mire a la nada por un buen rato. Una herida de 10 CM, que no atravesó afortunadamente ningún órgano pero que dejara una cicatriz horrible en mi costado derecho. Pero venga ya, es lo que menos importa.
—Gracias, Doctor. Nos iremos está misma tarde — mamá le dio la mano al doctor y lo acompaño a la salida ya que la caja quedaba de paso.
Sola en el lugar me acomode la blusa. Había pasado un mes. Un mes aquí encerrada sin saber nada de lo que ocurría a mi alrededor. Las noticias hablaban sobre política, sociedad, cultura y economía, todo era tan normal, sin seremitológicos ni guerras. Yo... Esta no es mi vida, me sentía fuera de lugar.
Mañana asistiré a la universidad a continuar mi vida como si nada hubiese sucedido. Mamá dijo que me trataron de asaltar y ese era el motivo de mi hospitalización porque realmente debí comenzar el nuevo semestre hace una semana.
Y de él no he sabido nada...
—¿Cómo estás?
Sorprendida, alce el rostro. Frente a mi unos risos dorados y unos ojos zafiro me miraban con preocupación.
Apenas dio un paso dentro de mi habitación, me abalancé contra él. Lo tomé de la solapa de su traje negro perfectamente arreglado y lo sacudí levemente.
—¡Tú! ¡¿Qué haces aquí?! — gruñí.
Sin perder la calma, Leo sujetó mi mano y sonrió con una mezcla de tristeza y cariño en su rostro. Las lágrimas no tardaron en asomarse en mis ojos.
—Veo que estás mejor, eres igual de energética que siempre.
Chasqué con la boca. No era necesario que me recordara que me conoce y que era una de las personas que más confiaba pero ahora no sé quién es.
—¡Vete al carajo! — maldije. De repente la imagen de él pelando con Jon y mi herida vino a mi cabeza — . Tú debes saber que paso con Gil, ¡Dímelo!
—¿No te lo han dicho? Él ya no está con nosotros. ¡Renata!
Perdí la fuerza en mis piernas ante la sensación de vértigo. Leo me asió por los hombros y me sentó en la cama.
—¿Q. Qué has dicho? — en ningún momento lo solté. Temiendo que se fuese.
—Él se marchó junto con Jon — dijo con obviedad.
—¡Explicáte, joder! — grité, se hizo un silencio y con miedo a la respuesta pregunté casi en un susurro —. ¿Esta muerto?
Como si hubiese entendido que sus palabras se malinterpretaron, Leo se arrodilló con urgencia ante mí y limpio mis lágrimas que no paraban de caer.
—No, no, perdón mi niña, me refiero a que él escapó junto a su hermano.
—¿Qué? — dejé escapar un suspiro de alivio. Aunque la soledad tomo el lugar de la angustia. Me dejó. Finalmente escogió a su familia.
Sonreí irónicamente. Claro que sí, Renata, los iba a preferir a ellos. Él solo se acercó a ti para recuperar a su hermano. Ya lo consiguió, tú ya no le sirves. Pero irse sin despedirse siquiera...
—¿Cómo sucedió? — solté a Leo. Respiré profundamente para calmar el leve llanto. Las emociones estaban a flor de piel, pero al menos él estaba vivo.
—No sabemos realmente, pero creemos que escucho una conversación que tuve con tu padre a fuera de la habitación. Los ministros querían eliminar al traidor.
—Jon — interrumpí.
—Si, así es. Me negué por supuesto pero la presión era tanta que no sabía cómo protegerlo, le pedí consejos a Van, pero él debió de escuchar y actuar por su cuenta. Sin embargo los ministros lo siguen considerando un riesgo para el nuevo reinado y ahora no solo es un traidor, es Gil, Cassandra y Brand.
Mordí mi labio. Esos imbéciles. Echarse a la realeza encima era su especialidad, pero están vivos. Eso es un alivio.
—Estoy haciendo todo lo posible para entorpecer su búsqueda, en dado caso su captura. Solo es cuestión de tiempo.
Iba a agradecerle, pero mi voz no salió. Es lo mínimo que puede hacer por ayudarlos después de todo.
—¿Tú qué vas a hacer de ahora en adelante? — preguntó.
Por inercia coloque mi mano sobre mi herida.
—Lo mismo que siempre, sobrevivir nadando contracorriente.
—¡Ren, apúrate o nos vamos sin ti! — Tina gritó e hizo sonar el claxon.
—¡Ya voy! — grité, tomando mi mochila y dando un último sorbo a mi plato de cereal. Eche un leve vistazo a mi casa vacía antes de salir y subirme rápido al convertible de Neytan —. ¡Listo a vencer ese puro examen!
Encendimos la radio y comenzamos a cantar al ritmo de pop romántico. Sentir la brisa en mi cabello era liberador y la risa de felicidad de mi mejor amiga resultaba refrescante.
Han pasado seis meses desde que los demonios tomaron el poder. Tina retomó su vida como si nada hubiese sucedido y el que su novio fuese un licántropo parecía no ser tema. Realmente Neytan se comporta como cualquier otro humano y su transformación es a voluntad así que es relativamente normal.
Él continúa con su bar el cuál creció en clientela cuando se enteraron que participo en la caída del imperio de campanita y siempre se hacía tiempo para venir por Tina y por mi a la universidad.
—Te amo, gracias. Te veo al rato.
Arremede a Tina, haciendo muecas graciosas. Ella se avergonzó, pero sabía que estábamos jugando así que no se quejo, se divirtió junto conmigo y entramos juntas a sacar un 10 en el próximo examen, eso espero o tendré que repetir semestre.
—¿Lista para hacer tragar tierra a ese examen? — mi amiga hizo pose de lucha.
—Lo más seguro es que yo sea la que coma tierra — suspiré —. Casi no estudie por ayudar a mamá con el nuevo orfanato.
Trone mi cuello. Organizar gente, presupuestos, planos y muchas cosas eran estresantes. Mamá se convirtió en primer ministro del reino y era la encargada principal del pueblo. Leo como rey veía cosas más complicadas según mamá, política y esas cosas. Yo la ayudaba los fines de semana, pero a veces dedicaba más tiempo a eso que a la universidad.
—Oí de eso. ¿Fue iniciativa tuya, no?
Asentí. Cómo en todas las guerras, se destruyeron muchas familias y muchos niños, de todas las especies, se vieron perjudicados así que plantié está iniciativa. Rápidamente fue aprobada y nos pusimos manos a la obra.
—Y pensar que te querían mantener fuera de todo lo relacionado a lo mágico.
Tina se detuvo frente a un máquina despensadora y saco dos latas de refresco, me entregó una.
—Gracias — sorbí y sonreí irónicamente —. Lo sé, me intentaron volver una persona normal cuando no lo soy, al final me dieron el tonto título de princesa de la nueva generación.
—Eso estuvo genial. Al final ya eras princesa por tu matrimonio con Lysander.
—No me menciones a ese estúpido. Él dice que mi única función como princesa es dar un hijo que herede el trono, cuando esa labor es de Leo. Debe conseguirse una mujer que le dé un hijo pronto.
La imagen de un posible hijo mío liandose con un reino tóxico no me es agradable.
—Esa mujer puedes ser tú.
Ante la sugerencia de Tina, escupí mi refresco.
—¿Qué? — reclamé escandalizada. Virgen santa de los orgasmo, esto debe ser una obra —. Debes estar bromeando.
—¿Te gustaba antes, no? — Tina dijo con inocencia —. Y me dijiste que se confesó.
—Eso no quiere decir que me siga gustando y nadie quiere ser reina.
Aunque ser reina y crear nuevas leyes como sexo obligatorio diario era una buena idea. A papá, el nuevo comandante no le parecía buena idea que su hija se casará por segunda vez con alguien de la realeza. A mí me da igual si me divorcio después y le saco dinero como a Lysander. Quien ahora es teniente coronel. Espera, ya comencé a divagar.
—No será qué... ¿Lo sigues esperando?
Enrede mi cabello en mi dedo y jugué con el. Seis meses sin saber de él. Creo que es suficiente para que me rinda y aún así... No creo que me haya abandonado. Supongo que aún soy una chica enamorada.
—No puedo estar toda la vida esperando, ¿No? Para él puede ser por o tiempo, pero para los humanos es diferente en paso de los días. Moriré cuando el ya se haya resignado a volver.
Me levanté de la banca donde estábamos y mire la hora.
—Es hora de ir a examen — me sacudí de pies a cabeza para deshacerme de los nervios —. Y si te cuento un secreto, ahora estoy tratando de sacarle a mamá el nombre de mi verdadero padre, puede que sea Henry Cavill y por eso soy tan bella.
—¿Por qué tan bella? — bromeó. Continuamos riéndonos camino al aula.
Al final terminamos un día exitoso. Neytan pasó por Tina para ir al bar, así que decidí teletransportarme a casa.
—¡Ya llegué! — grité, mi voz hizo eco en la casa vacía. Si, sola como siempre, cómo debe ser.
Aventé la mochila al sillón y fui quitándome la ropa en el camino a mi habitación. En ropa interior me acosté en la cama y miré el techo. Prendí la tele y me envolví en las sábanas. Tengo tarea que hacer, pero seguramente repruebo el examen así que no caso hacerla.
En medio de la melancolía, saque del cajón al señor nepe y comencé a hacer su rutina de limpieza.
—Amigo, hoy te toca.
—¿No me prefieres a mi, linda soñadora?
Me paralice con el vibrador en mi mano. No lo creo. No es cierto. Giré sobre mi y lo vi. Allí estaba, envuelto en su típica ropa de cuero y con su cabello azabache ya crecido por debajo del hombro, pero lo que más odiaba; esa maldita sonrisa de confianza.
—¡Gil, estúpido!
Sin más corrí hacia él y el señor nepe salió volando a alguna parte del cuarto.El íncubo se acercó a la cama y me abrazó conla misma afección. Suspire sintiéndome plena, ese vacío por fin se había llenado. Me apretó tan fuerte entre sus brazos que sentí el latir de su acelerado corazón.
Nos separamos, tomé su rostro entre mis manos y entre lágrimas vi su rostro perfecto. En definitiva era él. Acaricié sus mejillas con cariño y anhelo. Él hizo lo mismo, delineando con sus dedos mis labios. Tan irreal este momento.
—Eres tan hermosa... — murmuró, inclinandose para besarme,pero antes de que sus labios tocaron los míos, le di una cachetada que volteó su rostro.
—¿Por qué?— no lo deje terminar de hablar, estaba asombrado pero no más que yo. Lo tomé entre mis brazos y enrede sus labios con los míos. Toda la pasión y lujuria que estuve conteniendo se libero contra su piel. Su deseo también me envolvió. Mi cuerpo quemaba en un deseo desenfrenado, era como si lo reconociera y le diera la bienvenida a su casa, a mí.
Y así el pacto se cumplió; yo le di mi corazón al demonio y ahora él era mío.
Chicas, se ha terminado.
No tengo palabras para agradecer todo el apoyo que me han brindado. Este libro es de mi para ustedes. Pretendo mejorar cada vez más y así poder disfrutar juntas de la literatura. Soy mala para las palabras, pero estoy emocionada. Gracias, gracias ♥️
Habrá habrá más capítulos especiales, algunos muy hot y otros divertidos. Sugerencias, preguntas o cualquier cosa aquí estoy me encuentran aquí, en mi correo y mi instagram
Si la historia les gustó, no olviden comentar, seguirme y votar. Les sugiero pasar a mi perfil donde próximamente encontrarán más historias únicas y divertidas.
Sin más besos y abrazos. Gracias ♥️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top