Capitulo 60

El perfil afilado de Leo y el rostro serio de mi madre eran mi panorama.

El ambiente no era amigable y cada movimiento se sentía pesado. Mi mente trabajaba a mil por hora; algo aquí no cuadraba. Leo siempre protegió a mi madre, la apoyo y buscó la restauración pacífica... Exterminación masiva, no es algo que él diría y mamá... ¿De qué rayos trata esto? ¿Acaso ella no había perdido sus habilidades y por ello las campanitas empezaron a ir tras de mi?

—Ven, cuánto antes empecemos mejor. Aquí no es un lugar seguro — la voz de Leo interrumpió mis pensamientos.

Mamá asintió y caminó tras él. quien se dirigía a la puerta. Gil trató de jalarme para ocultarnos, pero antes de realizar cualquier movimiento, mamá propicio una fuerte patada en la cabeza de Leo, la cuál obviamente esquivo con facilidad.

—Tienes razón, la situación es crítica ¿No es así, Leo? ¿O debería decir Jon?

—¿Te diste cuenta? — el íncubo sonrió con sorna y su cuerpo tomó su forma original, la coleta tras de su cabeza mostraba sus rasgos feroces.

—Eres demasiado impulsivo para tu bien, Jon. Actúas sin pensar, es obvio que Leo nunca diría palabras tan ridículas. ¿Exterminación masiva? Como si yo pudiera hacer algo así.

Mofo. Rebeca se mostraba imponente a pesar de ser una simple humana. Sus ojos eran determinantes, sin dudas. Jon mostraba el mismo brío.

—Supongo que tienes razón, planeaba jugar un poco contigo frente a todos. Ser humillada cómo mis padres, pero seré misericordioso y te daré una muerte rápida.

Jon se acercó paso a paso a Rebeca, ella retrocedía, sin permitir que su espacio se viera amenazado por él. Cautelosamente tomó unas tijeras del tocador sin que él se diera cuenta.

—Recapacita Jon, eres un buen demonio, no dejes que el pasado te marque.

—¡Cállate! Tú no sabes nada. Por tu culpa perdí todo lo valioso que tenía, por culpa de este maldito sistema. Anímate, Rebeca, serás la primera y así no verás morir a todos los que quieres. Esto último sea la clemencia de mis padres.

Fruncí los labios cohibida por el desenfrenado golpe de emociones que emanaba Jon. Sus ojos desorbitados eran impactantes, así como la pureza de sus emociones.

—Jon... — Rebeca y Gil murmuraron al mismo tiempo. Su pesar era obvio, ambos comprendían su dolor o más bien les acongojaba verlo así.

—Salúdame a mis padres y a Nadia de mi parte.

Jon estiró la mano hacia mi madre, la negrura de su mano salió disparada hacia su cabeza, pero ella fue más ágil y lo esquivo. Otro ataque fue directo hacia ella, sin avisar, pero era lo suficientemente hábil para escabullirse.

—¡Jon! ¡Para ya! ¡Lo has conseguido! Tus padres estarán orgullosos de que lograste su cometido, detente.

—¿Orgullosos? No trates de usar la puta psicología motivacional en mí. Sé de sobra que están decepcionados de mí.

—¿Daniel y Casandra estan en esto contigo? — Rebeca esquivo otro golpe y contraataco ganando tiempo.

—¿Ellos? No me hagas reír, son demasiado blandos para su bien y... — habló con malicia —Daniel o Gil, cómo se hace llamar ahora, ha estado ocupado follandose a la mujerzuela de tu hija.

—¿Qué?

—Lo que oyes. Gil se coge a tu hija.

¿Qué? ¿De qué mierda habla? No tiene que contar esas cosas y referirse de mí de esa forma. Soy su cuñadita querida.

—Mierda — Rebeca se quejo. Volví a prestar atención a la batalla, en ella mi mamá estaba en el suelo acorralada entre su verdugo y la pared. Las palabras de Jon la habían sorprendido tanto que perdió protección y terminó sin escapatoria.

—Vete tranquila, Rebeca, nada fue en vano, al fin vencimos a las hadas.

Mamá cerró los ojos justo en el momento en que el ataque se dirigía a ella. Gil y yo actuamos demasiado tarde. No llegaríamos a tiempo.

Cerré los ojos y los abrí, atravese el tiempo, en segundos ya cubría el cuerpo de mi madre pero el ataque era fulminante. Este era el fin. El sonido de los cristales romperse y un viento fuerte removió nuestro cabellos.  El ruido de un escozor lleno nuestros oídos y el aroma a quemado era fuerte.

—Tú... Qué mierda

Jon sonaba sorprendido. Ningún ataque llegó a nosotras. Abrí los ojos lentamente, frente a mí el semblante lleno de dolor de Lysander era mi panorama. Mamá exclamó sorprendida; —Sus alas...

Gil atacó a Jon alejándolo de nosotros, Lys cayó de rodillas y sus alas hermosas estaban rotas y oscuras, se encogieron en un ovillo sobre su espalda como lamentándose. Escupió sangre y maldijo. Tras nosotros los hermanos íncubo peleaban.

—¡Lys! ¿Estás bien? — lo tomé por sus hombros.

—¿Te parece que estoy bien? — contestó con esfuerzo.

Negué. Las alas de las hadas eran portadoras de honor y miles de terminaciones que la hacían únicas y con una unión estrecha a su portador.  Ahora ambas alas gloriosas estaban atrofiadas.

—Lys, debemos salir de aquí — murmuré cuando los ojos dorados de Jon se cruzaron con los míos — Mamá.

Le ofrecí mi mano y los conduje al sótano. Tina estaba rebuscando en varias cajas, supongo buscando una llave o algo que la dejara salir. Al vernos se detuvo y corrió hacia nosotros;

—¡Ren, estás bien!

—Si. Debo irme, te los encargo — tomé sus manos temblorosas y le pase a Lys. Mi amiga de inmediato entendió al ver las alas sin vida colgando tras su espalda.

Deje a Lys en un rincón y me di la media vuelta para retirarme a la batalla, pero una mano me detuvo.

—Espera, hija.

Giré a verle. El rostro inocente maduro considerablemente. Sus ojos negros candorosos ahora eran más perspicaces. Su cabello rubio llegaba por encima de sus glúteos y complexión era más ágil. Su calor atravesó mi cuerpo con un sentimiento fraternal.

Sus manos cálidas contornearon mis mejillas.

—Estas tan bella y eres tan valiente como te imaginé.

Enmudecí ante su tono dulce y sus ojos humedecidos y repletos de ilusión. La última vez que me vió yo todavía era una niña. Una mezcla de emociones se acumuló en mi pecho, no sé que hacer o que decir. Titube pero al final pude hablar desde el fondo de mi corazón; —Claro, me parezco a mi madre.

—¡Oh, cielo! — me abrazó fuertemente. Unas lágrimas de emoción se escaparon de mis ojos, las limpie rápidamente y me separé dándole un beso en la frente a mamá.

—Debo ir a ayudar a Gil.

—Voy contigo.

Bufé exasperada y un sentimiento de deja vú me inundó. ¿Así se siente Gil cuando quiere protegerme y yo decido ir directo a la trinchera?

—No, mamá. Jon nos quiere matar a todos, pero sobre todo a ti. Ya lo resolveremos entre la generación "patea culos".

—Mi esposa tiene razón. Deberías de obedecerla Rebeloca — Lys dijo con sorna.

Puse los ojos en blanco. Planeaba molestar a mamá y por su reacción supe que lo había conseguido.

—¿Tú esposa? ¿Eso que significa Lysandrito? ¿Qué eres un cuernudo? — Mamá hizo señas de cuernos con sus manos.

Tina carcajeó aliviando el ambiente. Por su manera de relacionarse se notaba el tiempo juntos. Mientras ellos discutían, aproveche para irme, supongo que tienen mucho que ponerse al corriente.

Aparecí en medio de la batalla. Gil y Jon seguían en un forcejeo inútil porque, aunque se atacarán con todo, ninguno tiraba realmente a matar. Por la puerta aparecieron Van, quién me observó y suspiró aliviado aunque su semblante se nublo cuando un trozo de la hermosa ala de Lys se encontraba tirada en el suelo.

—¡Jon! — papá le brinco encima a golpes, al agarrarlo por sorpresa logro propiciar unos buenos derechazos —. Reacciona de una jodida vez, matarnos no va a traer de vuelta a tus padres.

La impotencia era inminente, el íncubo respondió colérico y ,a diferencia de con su hermano, esta vez sus golpes eran más mortiferos.

La pelea se recorrió a toda la habitación. La sangre y el agotamiento eran evidentes en todos los del lugar. Sorprendentemente yo era la única que estaba intacta, eso pensé, hasta que Jon me vió y atacó con furia lanzándome a la pared contraria. Gil corrió a auxiliarme.

—Ren, ¿Estás bien? — su voz sonaba preocupada.

Me levanté adolorida, el golpe me había sacado el aire de mi pecho. Tarde unos segundo en reaccionar y asentir a su pregunta.

—¡Eres un infeliz! — Van continuo peleando con más ímpetu. Sus puñetazos eran mortales.

Esto no está llevándonos a ningún lado. Gil me abrazó protectoramente. Su mirada era titubeante.

—Vamos a salvarlo — tomé su mentón y le sonreí.

No sabía cómo íbamos a lograrlo, pero aún si tenía que vender mi alma al mismísimo diablo, lo haría si dudar. Porque ese fue el trato; traer a su hermano de vuelta y yo no fallaba nunca.

—Lo sé. Necesitamos acabar con esto de una vez para poder hacerte el amor salvajemente hasta que no puedas caminar.

Sonreí contenta ante su promesa. Definitivamente era urgente terminar con esto.

¡Hola, criaturas del señor! ¿Cómo están? Aquí su escritora loca alias la depresiva de los gatos les trae un nuevo capitulo.

Debo confesar que fue el que más me ha costado de la historia y es que es el penúltimo capítulo, así es, el próximo capítulo es el final. ¿Qué creen que pase? ¿Teorías?

¡Todos mueren! Jajajaja, mi risa malvada da miedo, jajaja. No cierto.

No quiero decepcionarlos así que me esforzaré en el final y el epílogo. Muchas gracias por su apoyo. Les juro que sin ustedes no doy nada.

Los amo. Besos y abrazos 😘

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