Capitulo 51
Me quedé pasmada.
Varias ideas se formularon en mi mente. ¿Yo? ¿Su hija?
La pequeña me miraba con emoción. Sus ojos oscuros, casi negros eran muy diferentes a los míos, más grandes y curiosos. Eran como dos canicas de porcelana. Si piel era blanca como la leche y su cabello rubio como el sol. Yo no era igual a ella. No teníamos nada en común.
Todo esto debe de ser una broma.
- ¿Qué significa eso? - Gil me preguntó, desconcertado, yo le indique con la mirada que no sabía lo que sucedía.
Se acercó amenazadoramente hacía Van, me interpuse a tiempo entre ambos, evitando que Gil lo tomara de las solapas.
- No, Gil, está la niña aquí.
- Me importa una mierda la niña. Si ella es Rebeca, debe saber dónde está mi hermano - trató de moverme, pero no lo hice. Era claro que no quería apartarme bruscamente, y yo no me quitaría de su camino.
- No lo sabe. Pero yo sí, y si no te civilizas, no te lo diré.
Gil gruñó, retrocediendo.
Yo apreté los labios. No entiendo.
- ¿Ella es mi mamá? - volví a mirar a la pequeña. Ella me sonrió.
- Tu novio es un imbécil - dijo con su pequeñita voz, mirando con ojos críticos al íncubo. Toda la tensión se rompió de golpe. Me empecé a reír al ver la cara de tonto que puso Gil.
Van se carcajeo con nosotros.
- Lo sé, pequeña, ahora déjame hablar con papá, ¿Si?
- Yo quiero jugar con mi hija - hizo pucheros.
- Iré en cuanto termine de hablar con papá.
- ¿Una promesa? - se bajó de los brazos de Van y me dio su meñique, lo envolví con el mío y sonreí, sintiéndome extraña con la situación.
- Una promesa.
Contenta, se dirigió a Van y le dijo que no se tardará conmigo. Realmente parecía ser una pequeña muy energética.
- Pedófilo - escupió Gil, en cuanto la pequeña despareció del pasillo.
- Me tienes hasta la coronilla - Van se dirigió a Gil, arremangandose su suéter azul. Está vez, no fui capaz de intervenir. Una derechazo impacto directo en el rostro del íncubo, volando hasta la entrada.
Ví como Gil sonrió, escupió sangre y se levantó con un aura oscura.
- No tienes permiso de andar con mi hija - masculló Van, señalandolo con el dedo. Cómo respuesta, Gil se rió sonoramente.
- Si ya le hice el amor. ¿Crees que necesito tu permiso para tener algo que ya es mío?
Me sonroje. Mis manos apretaron con fuerza la sábana que me envolvía y me dolió el vientre, no sé si fue un cólico o un nudo de nervios.
Toda esta situación me estaba quitando al menos la mitad de mi vida. Si no es que muero antes.
- Bastardo.
Van dio pasos grandes para llegar a él y golpearlo. Gil ya se había levantado, dispuesto a consecuentar está disputa.
Tengo que hacer algo. Odio este tipo de situaciones ridículas. Parecían dos perros rabiosos. Quiero detenerlos. Pero, ¿Cómo? Enseñar el busto funciono muy bien la ocasión pasada, está vez...
Ya sé.
Tomé aire y grité;
- ¡Estoy embarazada!
Funciono. Ambos se detuvieron. Ambos palidecieron, quedándose mudos.
- Es mentira, imbéciles. Estoy sangrando como una cascada, y ustedes peleando como dos marmotas. ¿Podrían parar y hablar como dos seres civilizados?
Parpadearon, confundidos. Van deshizo su puño, suspiró y se acercó a mi para besarme la cabeza.
- Está bien, natita, pero creo que es hora de que dejes a este imbécil.
- ¿Y quién lo dice? ¿El padre abandonador falso?
- ¡Callaos de una vez! - patalee -. Nos están buscando las putas hadas para matarnos. Y ¿Ustedes peleando por quién me coje o no? Van, no necesito tu permiso y Gil - guardé silencio. Lo suficiente para ponerlo nervioso - te has quedado sin servicios por gilipollas.
Papá se rió tras de mí, Gil quiso acercarse para impedirlo, pero no lo logro. Estaba castigado y eso no iba a cambiar.
¿Exponer mi vida sexual como si fue algo normal? No tenía nada de malo si hubiese obtenido mi autorización, pero como no, tenía que aprender de una manera u otra.
Aquí empieza la misión; adiestramiento de íncubo.
- Ahora, comienza a explicarte, Van.
Dejó de reír en cuanto me giré a encararlo. Toció y mostró la seriedad justa.
- ¿Van? Llámame papá como siempre.
Entrecerré los ojos y fruncí el ceño. No me encontraba con la suficiente paciencia para soportar a dos hombres, bastante tenía con aguantar los cólicos menstruales y la toalla de tela humedecida.
- Bien. Van es mi nombre, así que es normal que me llames así - alzó las manos en forma de rendición -. Cuándo te negué a ti como soñadora, tu madre estuvo en el centro de mira de nueva cuenta. Normalmente cuando una nueva soñadora nace, es porque la anterior dejó de existir. Si tú no heredaste las habilidades de tu madre, ella seguía siéndolo.
- Eso es una leyenda urbana - mencionó Gil, recostandose en el sillón de cuero negro. Su labio lucía dolorosamente hinchado.
- Es una creencia. Y cómo tal, no está comprobada. Por eso, tú tienes habilidades y tú mamá también.
Apreté los labios. Mi mente relaciono su última frase "y tú mamá también" con una mentada. Me autorregañe por mi mente grosera.
- ¿Por qué tiene apariencia de niña?
Pregunté. Me removí cuando un cólico atacó mi vientre. Maldición. Tengo que cambiarme la toalla de tela urgentemente.
- Un hechizo. Tú madre hizo muy bien escondiéndose por más de una década, pero al final la encontraron y casi la capturan. Escapamos y la convertimos en niña con ayuda de una bruja. Tiene breves recuerdos con cada año que pasa, pero sigue siendo el cuerpo y habilidades de una niña.
- ¿No es eso un conjuro prohibido? No sé puede cambiar la materia en tiempo ni de forma - hablo Gil, observando el techo azul.
- Se puede. No sé debe hacer. Nunca se sabe que se pierde a cambio. Las posibilidades de que Rebeca retome su forma original es muy poca. Aunque no me preocuparía por eso, ella es una soñadora, todo lo que se proponga lo va a lograr.
Asentí. Al principio las fecha no coincidían. Mi vida empezó a cambiar a los 5 años. Mamá desapareció. Papá trajo a alguien más, un año después me corrieron de la casa, adornando mi habitación con cosas para bebé.
Aunque la señora se "embarazó" trece años después. En ese entonces supuse que les estorbaba, ahora entiendo que sus planes eran otros.
- Es posible manipular el tiempo. Eso es lo que hacen ustedes, Renata. ¿Cómo es posible atravesar dimensiones sin afectar tu alrededor? - Van me pasó una silla. Me senté en ella agradeciéndole y subí mis piernas para abrazarlas y tratar de calmar el dolor menstrual.
- Vuestro poder es más fuerte de lo creen - concluyó Gil.
Bufé. Soy como una superheroína pero me siento como una superperdedora.
- ¿Y ahora que haremos? - los miré a ambos, con la esperanza de que al menos uno de ellos tuviera un plan Z, pero su respuesta fue un par de ojos desorientados.
Escondí la cabeza en mis piernas. Vamos a morir.
- Natita, mientras estemos juntos nada puede ir mal.
Rodé los ojos. Cuando era pequeña me encantaba ese lado de Van, pero ahora me pareció ridículo. La única manera de que estemos juntos y nada vaya mal es en una orgía, pero eso nunca sucedería.
- Mi hermano Jon...
Levanté la mirada para observar esta conversación. Gil miraba la chimenea crepitar. Van le miró con pena.
- Mentí. No sé nada de él.
Gil de levantó colerizado, yo me levanté para impedir otra pelea pero fue en vano, Van interrumpió nuestros movimientos;
- Pero lo encontraremos - nos miró con determinación -. Necesito recopilar todos los datos que tienes sobre él. Jon es un gran luchador con la astucia de Sherlock Holmes, está vivo, y con un plan. Después de vuestros padres, él creyó en el movimiento. Es uno de los nuestros.
Me relaje en cuanto vi el rostro de Gil cernirse, conmovido. Estoy segura que hasta ahora ah estado acostumbrado a hacer todo solo, atado a las hadas, sin voluntad. Pero ahora ya no estaba solo, me tenía a mi, a mi nueva familia.
- Tenemos que salir de esta - murmuré. Ambos asintieron.
Interrumpiendo el momento de paz, un fuerte golpe resonó fuera de la cabaña. Quejidos y voces alteradas se escucharon desde afuera. Me aferré a la sábana y me levanté dispuesta a abrir, pero Gil me lo impidió.
- Lo haré yo.
Asentí, sintiendo como los nervios me atacaban. No pudimos ser encontrados tan rápido, ¿Verdad? Van se colocó frente a mí en un acto protector. Tras su espalda, ví como algo se abalanzó sobre Gil en el momento que abrió la puerta.
Me quedé sin aire de golpe. Gil...
- ¡Hermano, idiota! No pude deshacerme de él.
Mis pulmones se volvieron a expandir en cuando inhale. Es Cass. Se encontraba bien. Eso es genial. Pero, ¿Quién es él? Me asome, pero no fue necesario para descubrir quién era el intruso.
Unas alas golpearon mi rostro y después, el dueño se colgó del cuello de papá, dándole un fuerte abrazo y aferrándose a su cabello oscuro.
- Van, Van, estás bien...
Mi papá falso asintió, dándole palmadas en la espalda para calmarlo.
- Si, ¿Pero qué haces aquí?
Si eso mismo me pregunto. Van lo separó por los hombros para mirarle, pero a penas estando a una distancia considerable, Lysander estampó sus labios contra los de Van.
Este día no podría ser más sorprendente. ¿Qué más podría esperar?
¡Hola! Tarde mucho con el CAP porque me compré un libro.
Miren!
Normalmente no me gusta leer mientras escribo, pero ya me hacía falta leer un libro. Y pues está bueno. La peli también. Me hicieron llorar. 😭
Espero algún día lograr escribir algo así.
Tengo ideas de otras historias, así que pronto sabrán de algo nuevo. ☺️
Espero el CAP haya sido de vuestros agrado. Cualquier cosa estamos en contacto. Besos y abrazos. Cuídense.
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