Capítulo 47
De todas las cosas que nunca hubiera imaginado de la tierra de las hadas es que las otras razas pudiesen entrar y salir del castillo cómo les plazca.
¿Qué clase de seguridad tenía este lugar?
Pensé mientras la cálida lengua de Cassandra tentaba mis labios, suplicando que le dejara acceder para acariciar mi interior. Pero a pesar del cosquilleo de expectación y placer que sentía circular por mi cuerpo, la confusión fue más.
Con fuerza la empuje del estómago y con un leve golpe en su pantorrilla la hice caer al colchón.
Sus labios me sonrieron provocativamente;
— Me gusta que me traten así.
Su voz melosa se deslizó por mi piel, hasta llegar a mi entrepierna en forma de un calor abrasador.
— ¿Qué dices? — alarmada aún, agite la cabeza para alejar mis pecaminosos pensamientos — ¿Qué haces aquí?
— Vamos, no seas tímida. Hay que aprovechar que no está Gil aquí y divertirnos.
— ¿Divertirnos?
Asintió. Gateando hasta mí y rozando sus dedos en mis labios entreabiertos.
Sus ojos brillaban envueltos en lujuria.
— Podemos... — susurró contra mi oído - jugar en la cama.
¡Si!
Mi conciencia se tambaleaba entre el placer y la cordura.
¿Qué cosas podría hacer con Cass? Con su linda y suave piel, con su firme y precioso cuerpo...
Agite la cabeza. No, no. Quiero, pero no debo. Algo no era normal aquí.
— Cass, ¿A qué has venido? ¿Cómo has logrado entrar?
Entornó los ojos, rindiéndose. Se sentó en la orilla de la cama.
— Tengo la capacidad de tomar la forma de otra gente, ¿Recuerdas? Una sirvienta se encontraba muy frustrada sexualmente así que la cacé a las afueras del castillo y robe su energía para transformarme en ella. Nadie se dio cuenta. — dio una vuelta, cambiando a la apariencia de una dulce y sencilla chica del castillo. Honestamente, su disfraz era perfecto.
— ¿Y por qué hiciste todo esto? No creo que acosarme haya sido tu propósito.
— Mmm, en parte si y por otro lado estoy preocupada por Gil.
Sus palabras detuvieron mi respiración.
— ¿Algo le sucedió a Gil?
Miles de escenarios cruzaron por mente. Desde lo más creíble hasta lo inimaginable. Ya tenía un tiempo que no lo veía y nunca imaginé que estuviera mal. No él.
— Más o menos. El imbécil está a punto de volverse papilla por sentimental.
Qué linda. Y se va por la redonda. ¿Acaso nunca serían capaces de hablar directamente?
— Explicate, Cass, por favor.
Sonrió, cómo recordando algo emocionante. Me acababa de decir que su hermano se encontraba mal, y logra poner esa expresión. Me gustaba Cass, pero en ocasiones lograba ponerme la piel de gallina. Cómo si sus profundos ojos vieran más allá de lo entendible y disfrutará de ello.
— Gil está muriendo de hambre al esperarte, Ren.
Mi corazón se tambaleó ante la expectativa, logrando que mis dedos temblaran de emoción.
— No me digas qué...
— No ha tocado el sueño de ningún otro ser, porque está seguro que eso no te agradaría — chilló emocionada — ¿Sabes lo difícil que es contener nuestra sed de placer? Nosotros vivimos de ello, pero solo por ti ha suprimido esos instintos. Lo traes de un ala.
Gil... Maldito gilipollas.
¿Por qué lo único que hacía ese maldito demonio era enamorarme más?
— Y también nos tenías con pendiente. Dejaste de soñar de un tiempo para acá. Pensamos que algo muy traumante te había sucedido.
Se habían dado cuenta. Eso quiere decir que habían estado intentando comunicarse conmigo a través de mis sueños. Qué tonta soy, si tan solo hubiera despejado mi mente de esa manera.
Enterarme de la verdad después de tanto tiempo, no debería ser tan traumante como lo estuve manejando. Eso me hacía sentir patética. Todo esto no debería derrumbarme, sino darme cimientos para crecer.
— Algo desconcertante, sí. Pero aún estoy viva, creo que eso ya es ganancia. Intentaré dormir más está noche y trataré de ponerme en contacto con Gil — planeé. Igual, intentar abrir un portal parecía buena opción. Sería más rápido, pero en mi condición actual dudo que sea capaz de hacer esa travesía.
— No. No tenemos tiempo. La energía sexual que absorbí de la chica pronto se terminará y no seré capaz de irme — tocó su pecho, cómo analizando algo. Lo apretó y soltó varias veces — tengo exactamente diez minutos para ayudarte y yo escapar.
Sin malicia, me quedé observando sus pechos. ¿Son capaces de medir la energía sexual? ¿Yo podría hacer eso o es solo cosa se sucubus?
— ¿Quieres tocar?
— No, no, no... Bueno sí — con curiosidad tomé sus pechos entre mis manos. Pesados pero suaves. Pero parecen normales a pesar de su exagerado tamaño, y aún así los utilizó como medidores. Interesante.
— Sé que son lindos. Pero se agota el tiempo — dijo con una casa de satisfacción, que no parecía querer detenerme en realidad.
— Si, tienes razón. ¿Entonces que sugieres? Realmente se me está dificultando soñar así qué planeaba intentarlo varias veces hasta la noche.
Negó.
— Recuestate en la cama, sin ropa.
Arquee una ceja dudosa. ¿Vamos a hacer el delicioso en diez minutos? ¿Y Gil?
— Rápido.
— Ya, ya — alcé las manos con rendición y comencé a quitarme la ropa. Al terminar, me recosté en las sábanas oscuras.
Miré al techo tomando fuerzas. Haré el sacrificio de la follacion con tal de salvar a Gil.
— Bien — se sentó a mi lado y observo la habitación — ¿Es el cuarto de tu marido?
Asentí. Sus expresiones se volvieron maliciosas.
— Interesante — acomodó su pelo hacía tras y sacó una bolsita azul de entre sus pechos. También sirven para guardar cosas, quiero unos — te daré una droga que nosotros usamos en casos extremos.
— ¿Una droga?
— Sí — me enseñó una pastilla azulada, con puntos rojos. — la utilizamos para íncubo o súcubos jóvenes inexpertos. Esto induce a su víctima en un sueño erótico profundo. Es una combinación de somnífero con drogas sexuales. Por una vez que lo uses no pasa nada. ¿Bien? Te despertarás en el momento justo que estés al borde de tu energía. No te hará daño.
— Pero Gil siempre se detiene cuando es el momento justo.
— Cierto, pero nunca lo has visto tan hambriento. Suerte, Ren — sin permitirme decir nada, me introdujo la pastilla en lo más fondo de mi garganta y me tapó con las colchas negras. Quedando como si fuese a dormir.
Mientras la pastilla se deshacía dentro de mi cuerpo, mi temperatura subía gradualmente hasta sentir que ardía por dentro. El contacto con la cama ardía, mantener los ojos abiertos estaba resultando una verdadera travesía.
Y mientras perdía la consciencia, Cass salía de la habitación, cerrando con llave. Quise llamarla pero ya había perdido el sentido.
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Insertar canción para hacer el delicioso.
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Al despertar, me encontraba en el mismo sitio. En la habitación, en la cama de Lyss, con la diferencia de que mi cuerpo se sentía caliente, mi entrepierna parecía agua. Y me encontraba vestida en la cama. ¿Pero porque? Yo antes de dormir me quite la ropa... Exacto, antes de tomar la droga, eso quiere decir ¿Qué estaba en el mundo de mis sueños?
Apreté las piernas ante el insistente cosquilleo.
Si, eso parecía. Aquí mis emociones afloran como una flor de loto.
Necesito calmar este urgencia de mi cuerpo, pero por más que lo soñaba, no lograba interferir como antes aquí. No tengo el control. Tendré que darme un baño de agua helada.
Me levanté de la cama dirección al baño, pero antes de dar tan solo un paso, unos hermosos ojos azules me paralizaron en el lugar.
Fieros y salvajes. Profundos y tentadores. Mis piernas se hicieron gelatinas.
— Gil...
A penas terminé de suspirar su nombre, cuando un instante después, mi espalda golpeó duramente la pared de la habitación y sus labios reclamaron los míos. Una de sus manos temblorosas de ansia tomaron mis muñecas, colocando mis brazos por encima de mi cabeza, levantandome levemente del suelo, mientras que con otra mano, desgarraba mi fina pijama.
Mi piel se erizo al contacto del frío aire y de su poderosa mirada. Me deseaba, con tan solo ver sus pupilas dilatadas lo sabía. Sus boca volvió a tomar la mía, absorbiendo mis jadeos en su garganta.
Dejó de besarme solo para acariciar la piel de mi cuello con su tibia lengua, evaporando su respiración contra mi piel. Cerré los ojos consumiendome en la intensidad de las sensaciones.
Más... Quiero más...
Embriagada en las caricias de su boca en mi piel, no me percate de que sus pantalones y calzoncillos habían descendido. No, hasta que se introdujo en mi en una estocada impetuosa, que hizo tambalear mi cuerpo en el éxtasis.
Grité. Enterrando las uñas en mis palmas al tiempo que me penetraba vehemente. El sonido húmedo de nuestros cuerpo chocando violentamente al ritmo de nuestras caderas, su respiración entrecortada combinandose contra nuestros gemidos de éxtasis.
— ¡Gil! ¡Gil! — calló mis jadeos con su boca, mientras sacaba su miembro y lo volvía a introducir estoicamente. Una y otra vez, alterando mis terminaciones nerviosas.
Cuando alcancé el climax, Gil se mantuvo quieto, absorbiendo toda la energía que mi cuerpo le brindaba en plenitud.
Su vigor aumento. Mi interior cosquilleo al sentir su erección crecer, endirecerse más.
Sin tregua. Soltó mis muñecas, solo para aferrarse a mis caderas y comenzar de nuevo el vaivén dentro de mí, más profundo, más intenso.
Me aferré a sus hombros y enredé mis piernas en sus delgadas caderas sin querer que se alejara de mí mientras me besaba. Hasta que volví a derretirme en él.
Temblorosa y extasiada, Gil me bajó al suelo, volteando hacia la pared, sólo para volver a penetrarme en esa posición. Tiró de mis caderas, restregandome contra las suyas, acariciando mi interior con vigor.
Jaló de mi cabello con fuerza, levantando mi cuerpo hasta chocar con el suyo. En pie, me penetró. Jalando de mi cabello y enredando mi cuello entre sus dedos. El deleitoso dolor no hizo más que incrementar mi placer.
Mientras era duramente profanada, mi boca pedía más al son de sus hermosos gruñidos cantando mi nombre.
— Renata, Ren...
Por el cabello me obligó a voltear mi cabeza para poder besarme al momento de mi clímax.
Con la mente en blanco y sin saber co reaccionar a la bomba de emociones que se acumulaba en mi organismo, Gil me cargó, y el aire me abrazo para comenzar una nueva ronda, en una nueva posición... Me perdí en él, en las marcas que sus dientes dejaban en mi cuerpo y en las que mis uñas se incrustan en su piel en un intento de no perder la cordura.
Sin embargo, quiero más...
Me aventó a la cama, tomó mis piernas poniéndolas en sus hombros y volvió al ataqué. Una y otra vez, y otra, fuerte, cada vez más fuerte. Sus caderas se movían a un ritmo inhumano.
Me aferré a las sábanas, viéndolo, apreciando su hermosa piel moteada por el sudor y sus venas decorando su cuerpo, su miembro, su pecho. Sus labios entreabiertos. Quiero besarlo...
Estiré mi mano para tocarlo, pero él me volteó, alzó mis caderas y me mantuvo en cuatro. Sometiendome.
Sus palmas aterciopelaron mi figura y besaba mis hombros. Sus movimientos se volvieron tortuosamente lentos, pero certeros, en esta posición las sensaciones se mutiplicaban. Me gusta, pero deseo más.
— Te extrañe, Renata — murmuró contra mi oído. Me extremecí. Comenzaba a actuar como siempre, su hambre se había calmado, pero no la mía.
— Yo también, así que dame más. No te detengas — le ofrecí mi mano, él gruñó entendiendo y tomó mis brazos, dejándome apoyada en mis piernas y volviendo a sus penetradas violentas.
Jadee cuando sujetó mis brazos con una mano y la otra descendió por mi vientre hasta mi botón enrojecido.
— ¡Gil! — grité, me removí plena de placer y toqué de nuevo aquel placer interminable. Me abrazó y con calma me dejó encima de la cama, me besó y penetró de manera lenta y poco a poco aumentaba su ritmo.
Me abrazó y acarició mis labios con los suyos de manera dulce, afectuosa.
Sus ojos me hechizaron, observándome como solo él sabía; cómo mujer, cómo su mujer. Dentro de mí, su miembro aumento de tamaño y sus movimientos erráticos le siguieron al clímax final. Me abrace a él, recibiéndolo. Dejó caer levemente su peso sobre mí, cómo queriendo evitar que me levantara.
— Mujer tonta. ¿Dónde has estado todo esté tiempo?
Sonreí. Su voz agitada me daba cierta satisfacción. Ambos estábamos cansados, ambos disfrutamos.
Decidí a no responder su provocación y yo provocarlo, sincerandome con él.
— Te amo.
Su expresión de sorpresa cambio rápidamente por una de alegría y confianza.
— Lo sé — siseó, deslizándose hacia abajo hasta posarse en mi entrepierna y acercar su boca a mi sexo — yo también.
Y así volvimos a comenzar otra ronda.
Hola!
¿Cómo están?
Espero que bien. Capitulo largo y delicioso. Ojalá sea de su agrado.
No olviden votar, comentar y seguirme.
Si leen este CAP les recomiendo que lo hagan solas. No cometan el error que yo; escribir en el trasporte público y que una seño lea lo que escribías y te mire con cara de " chamaca pervertida" y tengas que mirarla como "¿Tiene alguna otra idea para está escena?" Y qué la señora se cambie de asiento.
Si esa señora quiso seguir leyendo y está aquí. ¡Hola señora!
En fin. Mi gato quiere que lo cargue y me perrita quiere jugar. Iré a hacerme cargo de las bendiciones. ¡Bye! Cuídense.
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