Capitulo 32

¿Alguna vez han sentido tanta vergüenza que desean desaparecer?

Pues yo nunca la había sentido hasta ahora, pero ¿A quién no le daría vergüenza si de repente apareces en medio de la ciudad desnuda y aún penetraban por una anaconda?

Y eso fue lo que nos pasó. Aparentemente, yo nos teletransporte a la tierra, más específico al centro de la ciudad donde miles de personas caminaban. En realidad el lugar no era malo, sino las condiciones en las que aparecimos: desnudos, enseñando la anaconda y la cueva.

— ¡Qué ven! — bramó Gil mientras cubría mis pechos entre sus manos. Si, lo importante era cubrir mi pechos cuando me encontraba desnuda bajo él mientras aún era invadida por su "gran amigo".

La gente se aglomeró a nuestro alrededor. Con los nervios de punta y la situación tan extrema, Gil dió una estocada más que me hizo perder la cordura. De nuevo una fuerza extraña nos jaló, llevándonos a otro lado.

Está vez terminamos en un antro homosexual, dónde al ver a Gil, inclinando y bien puesto se acercaron a nosotros.

— Ven papito, que te vamos a dejar igual de agujereado que una coladera.

Aún temblando del repentino orgasmo, me reí ante la cara de pánico de mi íncubo por los comentarios de los chicos. Pero yo no les culpo, cualquiera que viera a Gil en esa posición quisiera darle por todos lados.

— Joder... — masculló entre dientes dando otra estocada que me hizo perder la cordura, y por fin volvimos al mundo de los sueños.

Cansada y temblorosa me dejé caer rendida en el colchón, con Gil encima mía.

— Eso fue divertido.

— No lo fue, ¿Por qué de todos los lugares que nos llevaste, ninguno fue un bosque o un lugar sin gente?

Me encogí de hombros, mirándolo, tratando de regular mi respiración.

— ¿Quieres hacerlo en un bosque?

— ¡Ese no es el punto Renata!

Sonreí. Pues a mí lo único que me importa de esta conversación es que quiere hacerlo en un bosque. De repente, mientras seguía burlándome de él, caí en un detalle importante.

— Lo hicimos fuera del sueño...

Fue mi turno de quedar pasmada. Los ojos dorados de mi amante brillaron con reconocimiento.

— ¿Por qué no me dolio?

Cuestioné. En las películas y en los libros dice que tiene que doler. Aunque agradezco que no haya sido así, hay algo que no cuadra.

— El "señor nepe" me ayudó a abrir el camino por mucho tiempo.

— Bendito señora nepe....

Murmuré. Sinceramente estaba más que preparada a recibirlo, sobre todo después de jugar con el vibrador de 25 cm y cuatro niveles de potencia en más de 10 posiciones posibles.

De repente salió de mí, recostandose a mi lado. Gemi ante la sensación de su ida, pero rápidamente me abrazó contra su pecho. Por comodidad imaginé una cobija sobre nosotros, que nos mantuvo abrigados y en silencio.

— Soy patético. — murmuró Gil de repente. Alcé mi vista para ver su rostro.

— Me sorprende que apenas te des cuenta.

Pellizco mi brazo como respuesta.

— ¡Auch!

— Por tu culpa estoy celoso de tu estúpido vibrador. — siseó. Acariciando mi cabello con sus grandes dedos.

— ¿Estás celoso que mi vibrador me haya quitado la virginidad?

— La virginidad no existe, Ren, es algo relativo que inventaron hace años para darles un "valor" a las mujeres. Algo realmente estúpido. Estoy celoso porque ese puto vibrador fuera tu primera experiencia.

¿Qué no es técnicamente lo mismo? Mierda, su nivel de filosofía y sabiduría me rebasaba. ¿Pronto me diría que el océano no es azul sino que es transparente? Sé que no tiene color, lo sé, ¡Pero de ve azul, demonios!

— Bueno, no se comparan de cualquier modo. — me miró sin entender. Sonreí, acercando mi mano a su entrepierna. — Tú anaconda con el señor nepe.

— Tú... — murmuró entre dientes y luego se lanzo sobre mi de nueva cuenta. Entre mis dedos, su miembro cobraba vitalidad de nuevo.

— ¡No espera! Si sigues voy a morir orgasmiada.

Reclamé considerando nuestra sesión recién.

— Esa palabra no existe.

No, pero no era mentira. Mi cuerpo aún se encontraba sensible. Pensé, porque cada caricia que sus labios daban sobre mi piel, me hacían vibrar de placer.

¿Quería negarme a él? Por supuesto que no, eso sería imposible para mí. Pero este no era el momento de tener sexo desenfrenado. Posiblemente el hada no se haya dado cuenta de mi ausencia, pero si era así, Tina podría estar en peligro.

Suspiré cuándo su húmeda lengua jugó con mi pezón hinchado.

Aunque podría posponerlo un poco más... No, esto no podía esperar. Joder, qué dilema.

— Gil... ¿Cómo llegaste aquí?

Entre besos, me contestó;

— Soy capaz de entrar en los sueños de la gente, vagar entre ellos para satisfacer sus fantasías, te busque en los sueños que derivan de tu cabeza, pero no estabas, así que asumí que tú sueñas con tú corazón, y estamos aquí. — sus dedos trazaron mi pecho, dónde mi corazón latía. — Tú me permitiste entrar a tu corazón, Ren...

Me aferré a su nuca, acariciando su cabello entre mis dedos temblorosos. Eso explicaba muchas cosas, y me daba una idea de lo que podía hacer. Este encuentro, me ha dado muchas nuevas conjeturas que utilizaré pronto. Pero por el momento, el íncubo estaba en primer plano.

— ¿Y no te gustaría quedarte por siempre aquí? — sonreí avergonzada.
De inmediato sus caricias cesaron para mirarme directamente a mi rostro. Sus ojos brillaban más de lo normal, preámbulo de una tormenta — En mi corazón.

Y como había anticipado, gotas tibias cayeron una tras otra sobre mi pecho. ¿Por qué lloraba? No me atreví a preguntarle, pero lo abrace con fuerza. Supongo que a ambos esta situación, estás emociones nos rebasaban.

— Te arrepentirás, porqué por más que quieras, de ahora en adelante, no me iré de ti. — su voz sonaba ronca, pero sincera.

— Estoy preparada.

Gruñó, como siempre cada vez que las cosas se salían de su control, y de manera desenfrenada volvió a su labor; aterciopelando mi cuerpo, mi alma.
Gemí con tristeza. Lástima que estos momentos no duren por siempre.

Aparté su brazo de mi torso y me levanté, mirándolo descansar. Su respiración tenue me hizo extrañamente feliz. Me gustaba verlo tan tranquilo.

En mi mano apareció una carta pequeña. Me sentí como un superhéroe, me encantaba poder hacer lo que deseaba, aunque sea aparecer una carta en mi mano.
La dejé a un lado de la almohada y me encamine lejos de él.

Me vestí, como Cassandra me recomendó. Obviamente no un baby doll, pero si algo revelador como un diminuto short y una blusa escotada. Me gustaba, para ser sincera, pero daba mucho frío.

Lo siguiente fue esconder unas armas en mi vestuario.

Para ser sincera no sé si esto va a funcionar, pero mi plan era ir con las hadas para buscar una forma de detener está locura. ¿Cómo lo lograría? Fácil; abriendo un portal.

Este lugar es de dónde provienen mis sueños, y cuando estoy aquí tengo más habilidad de abrir los portales, o eso me explicaría como fue que lo abrí sin pensarlo. O otra teoría es que se abren cada vez que me encuentro en un estado de relajación o en peligro extremo.

No lo sé. No entiendo nada. Pero tengo la esperanza de que va a funcionar. El hecho de que nos haya teletransportado desnudos, me daba a entender que era capaz de traspasar el portal en el estado que estemos.

¿Tendré suerte? No lo sé. Pero debía intentarlo, por mí y por los que me rodean. Sobre todo por Tina, la única amiga que me soporta.

Cerré los ojos, imaginando el lugar donde supuse vivían las hadas. Deseé con todas mis fuerzas llegar a ese lugar. Y cuando sentí que era jalada por una fuerza aplastante, entendí que realmente lo había logrado. ¿Llegaré con las hadas?

Fin del capítulo 32.

A veces soy una cosa pero bárbara... XD

Lo cursi me gano. El drama me venció.

Trate de subir fragmentos a Instagram del capítulo, pero no logré tomas foto de pantalla. ¿Qué mierda con su aprieta el botón de encendido u el de volumen al mismo tiempo y lo único que pasa es que se cambió el sonido? ¡Odio la tecnología!

Bueno, los dejo, mi gato volvió a escaparse e iré a buscarlo.

¡Hasta pronto!

Síganme en Instagram como pau_trej
Tal vez algún día logré tomar captura de pantalla y subirlas


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top