Capítulo 30
El mundo se congeló; me helé en las profundidades de mis huesos. Mi concentración se fijó en la mirada de medianoche de Gil, mirando estupefacta el destello de aceptación en ella. La última pieza del rompecabezas encajo en su lugar.
La bilis subió a mi garganta y tuve una arcada; tragué y reprimí la urgencia de vomitar.
— No —susurré, mis rodillas empezaron a doblarse, las imágenes de todos estos días daban vuelta en mi cabeza. Mi piel se erizo en respuesta, retrocediendo hasta alejarme de él.
— Ven conmigo — ordenó el hada, cansada de mi representación escénica.
— No — dije con voz ahogada, el dolor me aclaró los sentidos. Era una sensación más por canalizar, la cuál explotó en una ira ardiente.
— Tienes que hacerlo por las buenas o podría lastimarte — su cara de acercó a la mía en un abrir de ojos. Su voz era amenazante pero sus ojos suplicantes. — Me ordenaron llevarte con vida — admitió con cinismo. — Pero te voy a dar un minuto para que te despidas de tú amigo.
Señaló a Gil con la cabeza.
Le dirigí una mirada a él torciendo los labios.
— Eres un maldito — mascullé — me arrepiento de haber confiado en ti. Te odio, Gil — hizo un gesto de dolor, pero había dejado de importarme.
Gil dejó escapar un gruñido ahogado, y comenzó a alejarse; al verlo, sentí un dolor agudo a pesar del enojo.
— Parece que debí confiar más en mi corazón después de todo — murmuré.
Su cabeza se irguió como si lo hubieran golpeado, pero antes de decir cualquier otra cosa, el hada me agarró el cabello.
—Suficiente, querida. Vámonos — me jaló arrastrándome por el suelo. El lodo me cubrió el cuerpo y pude probar su sabor. Escupí y forcejee para liberarme, pero la menuda criatura alada era sorprendentemente fuerte.
Enterré mis uñas en la mano que me sujetaba, hizo una mueca y sacudió la cabeza.
— Debes portarte bien o puedo herirte lo suficiente para que desees no vivir.
Sonreí con ironía. Desde hace tiempo no me importaba eso, y no era por su culpa. Doble las rodillas tomando impulso, y con fuerza empuje mis caderas hacia arriba para darle una patada en la cara. El golpe fue certero, pero no tuvo el efecto que esperaba. En lugar de ser liberada, su agarré fue más fuerte. Con el rostro ladeado, el hada sonrió con locura.
— Pensándolo bien, no creo que tengas que estar despierta.
Me retorcí; quería morderle la sonrisa de la cara.
— Estúpida.
Sonrió tétricamente mientras sacaba una daga de una bolsa de cuero colgada en su cintura. Luego, con la empuñadura de esta me dió un golpe en la cara; el dolor se escurrió de un lado de mi cráneo. Tuve una borrosa visión de Gil gritando mi nombre y corriendo hacia nosotros, después me trago la oscuridad y no supe nada más.
Angustia.
En mi mente las imágenes de lo que había sucedido se proyectaban, mi cabeza ardía y mis orejas teñian de dolor. Había un estruendo hueco a la distancia, acompañado por la humedad refrescante en mi frente y mejilla.
— Eres linda — tembló una voz suave frente a mi, diferente al hada que había secuestrado, está vez era una voz masculina.
— Pudrete — dije roncamente. Abrí los ojos de un jalón. Intenté sentarme, pero mis miembros no me respondían. Confundida, miré mi torso, comprendiendo que estaba atada. Mis piernas estaban pegadas con cinta alrededor de los tobillos, muslos y de las rodillas. — ¡Hijo de puta!
Mis brazos estaban atados sin fuerza detrás de mí.
— Shh, una dama no debe decir palabras antisonantes. — me regañó.
Solo puede mirarlo como si hubiera dicho la peor estupidez. Sus ojos claros, tan luminosos y espléndidos eran de un color violeta hechizante, los cuales combinaban muy bien con su tes blanca y cabello largo rubio. Era de buen ver, pero me causaba repulsión el saber, por sus grandes alas tras de él, que era mi enemigo.
— Y un caballero no debería secuestrarla. — contraje los labios.
La verdad, fuera del golpe en mi cabeza y de la incomodidad de estar atada, no me sentía tan mal, pero tampoco me iba a quedar sentada dócilmente. Además, entre más me enojara, menos pensaría en el íncubo.
Le escupí; me cruzó la cara con el revés de su mano y le mostré los dientes. Aquí tienes a tu dama y tu caballero.
— Paremos de hablar incoherencias — dijo taladrándome con la mirada — He oído que eres una soñadora y quiero ese poder para mí. Tú madre fue una buena socia pero cometió el mismo error que tú; confiar en los demonios — su voz se hizo más baja y cantarina mientras su boca bajaba hacia la mía. — Únete a mi y nunca estarás sola.
Retrocedí, luego lo pensé mejor y tiré mi cabeza hacia adelante, me prensé a sus labios y los desgarre con satisfacción cuando gritó. M golpeó la cabeza, limpiándose la sangre de su barba, los jirones de su labio le colgaban por la esquina de la boca.
— ¡Perra!
Mi cuerpo se tensó y me retraje sobre mi misma
Vagamente mi conciencia sentía la letanía de blasfemias que me azotaban. Sentí como si estuviera parada a una gran distancia, viéndolo cachetear mi cara gritando algo de que no me le muriera. Sonrió para los adentros. Sus labios estaban salpicados de baba y sangre que se escurrían sobre mi cara.
— Deje...de...sacudirme — gruní.
El hada me soltó.
— Únete a mí — dijo repentinamente —. Eres una soñadora. No tienes que vivir normal entre todos los mortales, puedes tener lo que quieras. Te daré lo que pidas.
Reí vagamente. Mi cuerpo dolía al sacudirse.
— Si ese es el caso, ¿Para qué necesito unirme a tí?
Sentí otro golpe en la cara. Ojalá con tanto golpe consiga arreglarme el rostro, así me ahorraría el cirujano.
— ¿Qué es lo que realmente quieres?
— Llévame hasta tú madre.
— No sé dónde está y no me interesa. Además... — ladee la cabeza y sonreí cinicamente — no sé cómo abrir un portal.
Otro golpe. Está vez la luz frente a mi se perdió momentáneamente y el sabor a hierro comenzó a inundar mi boca.
— ¿Qué sabes de nosotros, Renata?
Oh, campanita gay sabía mí nombre, que honor.
— Qué son una mierda voladora que gobierna sobre todos.
Tiró mi pelo hacia atrás, mi cabeza parecía querer ser arrancada.
—Correcto, incluso sobre el mundo humano y conozco a una linda chica que sería excelente alimento para los perros.
La imagen de Tina paso por mi mente. Mierda. Ellos no se andaban con rodeos, habían estado investigando y dando paso cautelosos para rodearme. Reí.
— No le hagas nada. Su vida debe estar a salvó a cambió de la mía.
Chasquee la lengua, sería excelente poner un letrero en mi mente; llévale, llévale, vida de Renata negociable. Pon precio por su cabeza o intercambiala por otra.
— Excelente decisión. Es sorprendente que tomarás la misma resolución que Daniel.
— ¿Daniel?
— Oh, es cierto querida, tú lo conoces como Gil — su sonrisa bañada en veneno me asqueo. — Nunca me imaginé que sería tan tenaz. Pero hizo lo que tenía que haces...más o menos — su labio superior se curvó — Claramente eras una complicación...y evidentemente, una fácil de remediar.
Palidecí al recordar las palabras de Gil... O Daniel. El odio cobró vida en mi pecho. "Esta es una complicación que no quiero". Avergonzada por mi idiotez volteé la cara. Sabía todo desde el principio y caí.
Cerré los ojos cansada. Si tan solo hubiera seguido sola como hasta ahora, nada de esto me estaría sucediendo.
Frío y aterciopelado. Oscuro. Me siento segura aquí.
— Renata..
Alguien está llamando mi nombre. No sabía quién, pero me sonaba familiar. Abrí los ojos encontrándome en un infinito hueco vacío. ¿Dónde estoy? Me recosté en el suelo en forma de feto. Hacia frío, ojalá hubiera una manta. Inconscientemente me imaginé cubierta por una cobija y al segundo después una suave tela se posaba sobre mí.
Oh... Soy maga.
Repetí la misma acción imaginandome recostada sobre un colchón viendo la tele con un buen chocolate caliente entre mis manos. Todo sucedió tal y como lo pensé.
Yo debo de estar en un sueño. Mi sueño.
— Renata...
De nuevo esa voz insistente. ¿ Quién es? Vamos a ver quién se atreve a vagar en mi sueño.
En el instante que image abrir una entrada, Gil apareció frente mí.
La taza en mis manos se cayó haciéndose añicos. El líquido caliente quemo mi piel, pero no me importó. Frente a mi estaba la persona que menos deseaba ver.
Hola!
Lista con otro cap.
Lo escribí en la noche porque no podía dormir porque mi mishi se escapó y no quería volver. Me quedé despierta para ver si en la noche regresaba, pero nah. En la mañana lo encontré en mi patio y solo vino a comer y dormir y se volvió a ir. Me siento utilizada. XD
Pero gracias al mishi abusador, hay nuevo cap.
Nos leemos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top